El alto funcionario de Hamas Ghazi Hamad, quien en el pasado no se ha mostrado reservado en criticar a su movimiento, escribió en un artículo del 1 de julio, 2009 en paltoday.com que los árabes y palestinos deben dejar de representar sus derrotas como victorias – refiriéndose principalmente a la afirmación de que Hamas ganó la guerra de Gaza en diciembre. Hamad también llamó en los árabes a establecer comisiones de investigación, tal como lo hace Israel. [1]

Lo siguiente son extractos de su artículo:

«Actuamos desde una estrategia partidista»

«Siempre es importante llamar a las cosas por su nombre, para que no podamos seguir ciegamente consignas pomposas, caer víctimas de ilusiones y luego consternarnos por la realidad. Queremos verdaderamente la victoria sobre Israel. [Queremos] derrotar a esta odiosa ocupación y verla en retirada, bajo un estado de sitio y borrada – pero queremos que los hechos y cifras hablen por sí mismos.

«No queremos que las emociones y las consignas pomposas nos hagan a un lado y tomen el lugar de los hechos, despojándonos de su poder para [persuadirnos] y cambiar la dolorosa realidad. El entusiasmo y la emoción, las consignas, las voces estridentes y las concentraciones no pueden crear verdaderas victorias – [sólo] una victoria ilusoria.

«[Debemos recordar] que Israel no es un estado débil, sino un estado con medios materiales, aparatos de inteligencia y apoyo internacional y puede maniobrar muchos desafíos. Por lo tanto, tratar con esta exige un esfuerzo inmenso, una planificación precisa y una actividad persistente, en proporción al grado de peligro que [este plantea].

«La necesidad no es la improvisación o una [simple] reacción, ya que este camino le otorga la supremacía a Israel en la mayoría de los escenarios del conflicto militar y político. Es evidente que desde su creación, Israel ha adoptado una estrategia permanente (de que no existe controversia entre los partidos políticos de Israel, a pesar de las diferencias en sus [inclinaciones políticas]). Nosotros, en cambio, actuamos desde una estrategia partidista, donde el punto principal es la contradicción y las amargas disputas, no la reconciliación o la cooperación.

«Durante muchas décadas, los árabes siempre han cometido el error de caer en ilusiones. Se auto-engañaron y siguieron ciegamente consignas nacionalistas, voces estridentes y falsas justificaciones – hasta que toda pretensión de unidad y determinación colapsó y luego todas sus fortalezas y ciudadelas colapsaron [también]».

Llamamos victorias a nuestras derrotas

«… Durante años, hemos estado en una situación de pérdidas, viviendo una vida de victorias ilusorias, hasta que el joven y pequeño estado [Israel] se atrevió a ocupar Palestina, desde el mar hasta el río. Luego, se cogió todo el Sinaí, le robó a Siria los Altos del Golán, le robó al Líbano el sur y se robó parte del territorio de Jordania. Luego, destruyó el reactor nuclear en Irak, e incluso se infiltró en Túnez por vía marítima con el fin de perjudicar a los dirigentes de la OLP. Israel sigue sembrando el caos y llevando a cabo hechos malvados.

«[Durante todo este tiempo], nos hemos jactado de nuestra gloria y escuchado las canciones estridentes y discursos revolucionarios que nos han intoxicado con el éxtasis de la victoria. Incluso cuando nos enseriamos y experimentamos la amargura de la realidad, nos emborrachamos por la canción ‘Dónde Están los Millones’ [sobre el fracaso de los árabes en ayudar a los palestinos].

«Cuando Israel invadió el Líbano en 1982, llegando cerca de la capital Beirut, y luego expulsando a la OLP, hasta el último de sus soldados (mientras el mundo observó a los buques que transportaban a los combatientes al exilio) – lo llamamos victoria y firmeza de [proporciones] mitológicas.

«Cuando [Israel] se atrevió descarada y arrogantemente a invadir al Líbano una vez más, en el 2006, y destruyó infraestructuras y forzó al Hezbolá a firmar un acuerdo comprometiéndose a no lanzar misiles hacia el norte de Israel (lo que también nos ha honrado) – nosotros [de nuevo] llamamos a esto victoria, y entonamos la consigna, ‘La era de la derrota es pasado y la hora de la victoria ha llegado’.

«Cuando [Israel] desafió al mundo entero y arrasó con Gaza, cometiendo graves delitos y luego invadiéndola por tierra y sembrándola en destrucción y ruina (al igual que en la guerra del Líbano del 2006), lo llamamos victoria.

«No quiero entrar en comparaciones numéricas de las bajas en ambos lados (a pesar de que [los números] son importantes), a fin de no comenzar una discusión sobre los criterios para la victoria. La pregunta que debemos abordar es la siguiente: ¿Qué clase de victoria es lo que queremos? ¿Queremos una victoria verdadera, tangible que derrotará a la ocupación con hechos y cifras? ¿O nos conformamos con una victoria que golpee nuestros [egos], apague nuestras almas sedientas, y nos proporcione con el éxtasis salvaje que llene nuestros corazones, [para que] las paredes estén cubiertas de consignas pomposas y nuestras calles estén repletas de manifestaciones escandalosas…[?]»

A diferencia de Israel, no tenemos el coraje de crear una comisión investigadora

«Extrañamente, nos alegramos mucho cuando vemos a Israel establecer comisiones de investigación después de cada una de sus guerras con el fin de aprender de sus errores. Las comisiones convocaron al primer ministro, al ministro de defensa y al jefe de personal y funcionarios, para interrogarlos y responsabilizarlos. Además, Israel reconoce públicamente sus errores y sus fracasos – mientras nosotros nos alegramos de [nuestros] ‘fracasos’…

«Nosotros [por el contrario], no tenemos el coraje de crear tal comisión – ni una sola – para extraer la verdad desnuda de la niebla de las emociones y consignas, o hablar sobre ello abiertamente con el público. No tenemos el valor verdadero de reconocer nuestros errores, los cubrimos con un [espectáculo] de luz y sonido. ¿Dónde está la credibilidad, si la verdad está oculta o envuelta en papel celofán?!

«¿Cuándo vamos a tener la valentía de ser honestos con este pueblo atormentado que anhela por esto – en particular cuando su historia está llena de dolor, sufrimiento y cismas partidistas y tribales?

«La cuestión importante es cómo derrotar a Israel. Todos deseamos, y con todos nuestros corazones, ver a Israel abatida, destruida y humillada. Todos queremos eliminar la pesadilla – pero la pregunta importante (que nos ha acosado durante 60 años) es – ¿cómo? No tiene sentido para nosotros seguir entreteniéndonos a nosotros mismos con la esperanza de innumerables victorias futuristas…»

No podemos ganar cuando estamos divididos

«Es cierto que hemos sido firmes y no hemos ondeado una bandera blanca, no nos hemos fracturado ante el poder de Israel. Pero es importante llamar a las cosas por su nombre, y no flotar en el reino de la imaginación.

«Diferenciemos entre la victoria y la constancia o la fuerza de la resistencia. Las tantas preguntas que nos agitan siempre, nos mantienen despiertos durante la noche y rasgan nuestra cortina de silencio son: ¿Puede la victoria ser obtenida en una situación de división de odio y de divisiones profundas? Cualquiera que piense así se está engañando a sí mismo. Cualquiera que piense que la victoria es posible cuando las disputas partidistas superan el espíritu nacional esperará otros 100 años. Cualquiera que piense que la victoria puede ser alcanzada acusando a otros de traición, herejía y de [servir] una agenda extranjera es como alguien que trate de quitar las telarañas de su hogar entretejiéndolas…

«La victoria sobre Israel será ganada en primer lugar por medio de una férrea unidad nacional que sea coherente y sincera (y no artificial), y por medio de una visión nacional de liberación y de un plan claro (que combine la resistencia y la actividad política), en el que todos participen. Será ganada mediante la construcción y edificación de los ciudadanos y la sociedad basada en la coexistencia y la tolerancia, y el rechazo a la violencia, el odio, el fanatismo partidista y la incitación en los medios de comunicación – o de lo contrario estaremos girando nuestras ruedas. Pasaremos el resto de nuestras vidas en la ilusión…

«Todos sabemos que nuestra firmeza, nuestra fuerza y nuestro apego a nuestra tierra son un golpe demoledor a la empresa sionista que busca erradicar nuestra identidad y destruir nuestra causa. Todos sabemos que la larga y gloriosa historia de la resistencia palestina ha contribuido en gran medida al debilitamiento y ha limitado la ocupación -, pero debemos utilizar expresiones que aumentarán nuestra fuerza y nuestra firmeza, y nos llevará a vivir en la realidad, y no [en el reino de] la exageración».

Nosotros, palestinos no podemos obtener la victoria por nosotros mismos – necesitamos de la ayuda de los pueblos árabes

«No queremos que los pueblos árabes vivan en la ilusión tampoco. No queremos que dejen que los palestinos luchen y su sangre sea derramada [para que puedan], entonces inundarnos con discursos, marchas, concentraciones y ayuda humanitaria. Tampoco queremos engañarlos de que todo está bien con nosotros en Palestina y que podemos combatir en su nombre (tal como afirman algunos ignorantes)… [Los árabes] deben apoyarnos con más fuerza y valentía, más allá de las marchas, mítines y financiamientos.

«Desafortunadamente, algunos discursos estridentes e inaceptables han engañado a los árabes, exagerando la victoria que nosotros en [Hamas] obtuvimos y los arrullamos hasta dormir con pensamientos de que para [resolver] el problema en Gaza se requiere sólo de dinero, ayuda, concentraciones y conferencias. Esto es un grave error… porque nos ha mantenido en el mismo ciclo de ahora durante 60 años».


[1] www.paltoday.com, 1 de julio, 2009.