A mediados de octubre de 2010, Shmuel Eliyahu, rabino jefe de la ciudad de Safed, Israel, celebró una conferencia titulada «La Guerra Silenciosa – Combatiendo la Asimilación [Entre Judíos y Árabes] en la Ciudad Santa de Safed», en el que hizo un llamado a los judíos a no alquilar o vender apartamentos a los no judíos. [1] Tras el llamamiento del rabino, se produjeron enfrentamientos entre los estudiantes árabes y residentes religiosos ortodoxos de la ciudad. [2] Un mes más tarde, el rabino Eliyahu explicó su postura extremista, diciendo: «Tan pronto como haya más de tres árabes en un barrio, desde la perspectiva de la ley judía, significa que los judíos están concediendo [la posición dominante] a [los árabes]. Un judío no debe huir de los árabes. Este debería hacer que los árabes huyan…

«Los árabes traen sus normas [con ellos]. Un estudio realizado por un profesor de la Universidad de Haifa ha demostrado que los árabes son fuente de la mayor parte de la violencia en la sociedad israelí. Con mis propios ojos he visto a los estudiantes árabes que llegaron a Safed y después de dos días ya estaban atacando a las muchachas [judías] en el seminario de [muchachas]. Chicas modestas que habían venido a estudiar en un ambiente religioso se vieron obligadas a dar la espalda y huir… no tengo nada en contra de los árabes. Estoy en favor de fortalecer a nuestras hijas y a la familia religiosa…» [3]

El 7 de diciembre del 2010, cincuenta principales rabinos de las ciudades de Israel se unieron a la campaña de Shmuel Eliyahu y emitieron una petición llamando en los judíos a no alquilar o venderle casas a los no-judíos, sobre la base de que esto conlleva a matrimonios mixtos, hace que los precios de los apartamento se devalúen, e incluso podría poner en peligro la vida de los judíos: «La Torah [nos] prohíbe vender una casa o un terreno en la Tierra de Israel a un no-judío. La Torah nos advierte en varias ocasiones que aquel que causa daño y hace que el público peque el pecado de los matrimonios mixtos… aquel que alquile o venda un apartamento a ellos en una zona habitada por judíos inflige un gran daño a sus vecinos, ya que el estilo de vida de [los árabes] difiere de la de los judíos y algunos de ellos son hostiles a nosotros y nos persiguen hasta el punto de poner en peligro [nuestras] vidas… Y es [también] un [hecho] bien conocido que si un apartamento es vendido o alquilado a [los árabes], el valor de todos los apartamentos de los vecinos cae de precio, incluso si los compradores [árabes] o inquilinos son agradables al principio». [4]

La petición fue firmada pronto por 300 rabinos. [5]

El documento generó críticas en Israel entre los judíos y árabes por igual, manifestado en protestas y en llamadas a despedir a los rabinos que habían firmado la petición. Condenas fueron expresadas también por el Primer Ministro israelí Benjamín Netanyahu y el Presidente Shimon Peres [6] El ex vocero del Knesset Avraham Burg dijo en una manifestación en Jerusalén: «No digan que estas son [sólo algunas] ‘malezas silvestres’. Se trata de rabinos… son malévolos y son los jardineros [que siembran las malezas]. Enseñan la Torah y sus estudiantes siguen celosamente su ejemplo… Hemos venido hoy aquí para expresar la verdad dura y dolorosa, la desgarradora y vergonzosa verdad: los racistas están entre ustedes, Israel. Israel está gravemente enferma y el cáncer del racismo está amenazando la vida de [nuestra] sociedad». [7]

La petición también fue condenada por prominentes rabinos, entre ellos el rabino Ovadia Yosef, líder espiritual del movimiento Shas y el rabino Aharon Leib Steinman, prominente líder de la comunidad ortodoxa ashkenazi, que llevó a algunos de los firmantes a retirar sus nombres de la petición. [8]

La comunidad árabe de Israel respondió a la petición con indignación. El Alto Comité de Seguimiento para los ciudadanos árabes de Israel instó al Ministerio Público a que investigue a los rabinos que habían firmado, los enjuicie y destituya de sus cargos. [9] La prensa árabe-israelí llamó a una campaña contra el creciente racismo en la sociedad israelí y en los establecimientos políticos y religiosos de Israel.

Lo siguiente son extractos de dos de los artículos:

Semanario árabe-israelí: La petición de los rabinos – un preludio a la expulsión de los árabes israelíes:

El semanario Kul Al-Arab, que se imprime en Nazaret, declaró en un editorial de que se trataba de las políticas oficiales de Israel contra los árabes que habían alentado a los rabinos a emitir esta resolución racista y que las leyes racistas de Israel era muy similares a «la de los más oscuros regímenes que la historia humana haya conocido». El diario llamó a lanzar una campaña mundial contra las medidas anti-árabes de Israel, que tenían como objetivo, dijo, la expulsión de los ciudadanos árabes de Israel, e instó a los lectores a unirse a la lucha local e internacional contra el «apartheid» israelí.

«Cientos de rabinos están circulando una petición en estos días exigiendo prohibir el alquiler o la venta de casas y apartamentos a los árabes. Esta despreciable y vergonzosa campaña ha sido enfrentada con cierta oposición en muchos círculos judíos, pero [la oposición] no fue lo suficientemente fuerte como para mantener que continúe. Esta propaganda abiertamente racista y antisemita contra los árabes iguala la persecución por motivos religiosos y [étnicos] y está prohibida por la ley del [estado] israelí. [La petición] es parte [de los esfuerzos] para deslegitimar la presencia de los árabes en el país y parte de la incitación a [continuar] su expulsión forzada, que se inició en 1948.

«El [carácter] racista de los gobiernos de Israel no es nada nuevo, ni tampoco lo es la complicidad de [los elementos no gubernamentales en este racismo]. Sin embargo, [hoy día] está ganando impulso y en la forma de leyes verdaderas del Knesset. Los rabinos nunca hubiesen firmado una petición si el Knesset no se hubiese apresurado a llevar a cabo acciones que [incluso] son peores. Estas leyes y peticiones significan [que van] a toda velocidad por una carretera en un solo sentido – el mismo camino tomado por el más oscuro de los regímenes que la historia de la humanidad haya conocido.

«Hoy día, Israel es el último estado de ocupación del mundo y también el último estado apartheid que queda – después del [régimen] apartheid de Sudáfrica que se derrumbó gracias a la lucha del pueblo sudafricano y gracias al aislamiento [de este régimen] por la comunidad internacional, que finalmente condujo a su caída. Cabe mencionar que los aliados de [este régimen] fueron los Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel.

«Lo extraño es que [Israel] lleva a cabo estas políticas ante la mirada total del mundo, mientras que los países árabes que tienen relaciones [diplomáticas] con esta guardar silencio, al igual que los países europeos y [todos los aliados y rivales de Israel]. Es como si este comportamiento es natural y todo es permisible. Nos hemos acostumbrado a escuchar condenas frecuentes de voces judías racionales, pero estas voces rápidamente se opacan o silencian. Sus condenas no son más que un servicio para encubrir su vergüenza y [dar la impresión de] que no existe [unanimidad en Israel sobre estos asuntos] – hasta que el peor crimen racista se presenta [y expone la verdad], el gobierno de Israel, sus instituciones y sus rabinos que no pertenecen a este [círculo] fascista y racista deben salir en contra de esta petición y enjuiciar a los firmantes por incitar al racismo que conduce a liderar la violencia. Aquel que no quiere que un árabe viva en su ciudad o camine en sus calles acorta el camino a [una realidad en la que los árabes] son físicamente agredidos o linchados.

«Esta explosión abierta, franca y fascista de racismo nos obliga a aprovechar todos los medios y canales de comunicación con el fin de informarle al mundo sobre lo que está sucediendo. [Esta evolución] está allanando el camino para algo mucho más peligroso que una [mera prohibición en] alquilar apartamentos y vender casas. Constituye un gran paso hacia la expulsión de cuantos ciudadanos árabes [sea posible de Israel]. Junto a esta incitación, [Israel] sigue limitando la expansión de los pueblos árabes y diligentemente al mismo tiempo lleva a cabo una política de demolición de [casas árabes]. Es un [hecho] bien conocido que, desde su creación, [Israel] no ha construido ni una sola [nueva] aldea árabe o ciudad. Esto no es menos racista que la [conducta] de los rabinos fascistas y racistas.

«Es hora de declarar al régimen de Israel un [régimen] apartheid, y todo el mundo debe unirse a la lucha contra esta, por todos los medios legales, en el ámbito local y global». [10]

Para ver el despacho en su totalidad en inglés por favor haga clic en el siguiente enlace:
http://www.memri.org/report/en/0/0/0/0/0/0/4894.htm


[1] Haaretz.com, 20 de octubre, 2010.

[2] Nrg.co.il, 24 de octubre, 2010.

[3] Nrg.co.il, 19 de noviembre, 2010.

[4] Kipa.co.il, 7 de diciembre, 2010.

[5] Inn.co.il, 9 de diciembre, 2010.

[6] Ynet.co.il, 8 de diciembre, 2010.

[7] Ynet.co.il. 8 de diciembre, 2010.

[8] News.nana10.co.il, 16 de diciembre, 2010.

[9] Kul Al-Arab, 17 de diciembre, 2010.

[10] Kul Al-Arab (Israel), 10 de diciembre, 2010. El editorial del 17 de diciembre, 2010 del semanario trató con los mismos temas. Condenó la persecución de las figuras públicas árabes, incluyendo las llamadas a asesinar a ‘Azmi Bishara (que fueron expresadas por algunos diputados durante un debate sobre la revocación de su pensión), la política de demolición de casas en las zonas árabes y la petición de los rabinos, diciendo: «Será una tragedia de los líderes de este estado, quienes lo están arrastrando hacia el abismo, no despiertan… No permitiremos que esta actividad frenética [contra los árabes] conduzca a un nuevo Nakba. No nos vamos a ninguna parte y este demonio del extremismo terminará devorándose la cabeza del que lo creó».