En su columna publicada el 27 de octubre, 2019 en el diario Al-Quds, Ziad Abu Zayyad, ex-ministro de asuntos de Jerusalén de la Autoridad Palestina, criticó a la Autoridad Palestina por no establecer un estado consagrado en la democracia y en el estado de derecho que sirva a los ciudadanos y satisfaga sus necesidades. La Autoridad Palestina, este afirmó, hasta ahora ha edificado el estado «de arriba hacia abajo», es decir, se ha centrado en sus características externas, tales como la bandera, el himno e instituciones estatales, en lugar de construirlo «de abajo hacia arriba», es decir, preocuparse ante todo por los ciudadanos otorgándoles seguridad, prosperidad y un sentido de pertenencia. Destacando que los símbolos externos, por importantes que estos sean, no compensan la ausencia de fundamentos esenciales tales como el estado de derecho, la manera de gobernar adecuadamente, democracia y ciudadanía, este llamó a reconstruir el estado palestino sobre estos principios, para que no se convierta en otro régimen árabe corrupto, fracasado y tribal.

Ziyad Abu Zayyad (Fuente: Al-Quds, Jerusalén)

Lo siguiente son extractos traducidos de su columna:[1]

«Las preguntas que pasan por nuestras mentes en estos días son: ¿Qué significado tiene un estado? ¿En qué consiste? ¿Qué hace que un estado sea digno de ese nombre o no lo sea? ¿Cómo podemos establecer un estado y fortalecer sus cimientos? ¿Es cierto, declaramos la creación del estado [palestino] y cantamos su himno y agitamos su bandera? Eso es algo bueno y alentador, porque los símbolos son importantes en una lucha por la liberación nacional. Sin embargo, no debemos estar contentos solo con los símbolos. Estos deben servir como base para avanzar y otorgarle a [los símbolos] de contenido verdadero y una existencia tangible…

«En muchas partes de la Autoridad Palestina existe un fenómeno recurrente arraigándose en nuestra sociedad: la anarquía y las armas ilegales se están convirtiendo en la norma, el crimen se está esparciendo y [la lealtad a] la tribu y al clan se ha vuelto una situación dominante. Esto es debido a la ausencia del imperio de la ley, siendo este el principio más importante de un estado. Esta situación no nació en un día. Es el resultado de un método y un proceso de deterioro que aún amenaza con llevarnos hacia un abismo, a menos que hagamos un esfuerzo enorme y continuo para detener tal situación… y finalmente erradicarlo. Este es el desafío [al cual nos enfrentamos]… Todavía estamos bajo ocupación y esto en sí mismo debería ser un factor poderoso que nos una y nos coloca en la misma trinchera y nos obliga en primer lugar a mantener un compromiso máximo con [nuestros] valores nacionales y de moral, ya que son la base de nuestra existencia. Este compromiso moral y nacional no debe caracterizar solamente a los débiles entre nosotros. Debe [también] ser de suma preocupación para los poderosos, quienes, por razones conocidas por todos, se han distanciado de las necesidades y la angustia de los débiles entre su pueblo.

«Nosotros declaramos primero nuestro estado en el año de 1988[2] y desde ese entonces hemos repetido esta declaración más de una vez, pero aún no hemos logrado consolidar [el estado] y establecer su existencia en el terreno. [Esto es] debido a que nosotros adoptamos un plan para construir el estado de arriba hacia abajo, en lugar de hacerlo al revés… [El enfoque de arriba hacia abajo] queda varado en el medio, sin llegar a la base, que vendría a ser el pueblo y nos quedamos con una estructura colgada en el aire… Construir el estado de arriba hacia abajo significa que existe un presidente y [otros] titulares, tales como ministros, generales y jefes de consejos e instituciones, [así como vehículos diplomáticos] con placas rojas, edificios gubernamentales con banderas ondeando sobre estos, caravanas que cruzan las calles con autos de los cuerpos policiales al frente y detrás, [junto] a guardaespaldas y sirenas a todo volumen, pero todo esto está desconectado del ciudadano simple y común, para quien el estado se ha convertido en una carga más que en un refugio. Este estado de arriba hacia abajo no ha logrado calar dentro del ciudadano común y satisfacer sus necesidades y demandas básicas, la primera de las cuales debe contar con seguridad y medios de subsistencia.

«Necesitamos un estado que se construya de abajo hacia arriba y no al revés. Un estado que, primeramente, garantice el estado de derecho, el trato honesto y la igualdad de oportunidades y le provea con protección y seguridad al ciudadano común, que no posee [círculos] políticos o tribus que lo protejan y no tiene nada más que fe en solidaridad social y en el papel civil y cultural del estado… El estado debe ser reconstruido desde el piso hacia arriba, sobre bases claras y sólidas, que consiste en aplicar el estado de derecho, una separación de poderes y que dependa de la democracia, establecida como método de operación y forma de vida. Advierto y llamo la atención a cada uno de los funcionarios del gobierno en el llamado estado de Palestina que el pueblo no apoyará la reproducción [en Palestina] de ningún régimen árabe, ya que todos los regímenes árabes son corruptos y estados fallidos. Lo que el pueblo está viendo hoy es un proceso de reproducción de estos regímenes, lo cual debe ser detenido de inmediato.

«Permítanme agregar que construir el estado de abajo hacia arriba significa darle al pueblo un papel central en este, para que puedan compartir la responsabilidad del éxito junto al fracaso… Es hora de que el estado salga a la calle y comience a purgarlo de todos los fenómenos negativos y de focos de corrupción. Si este no comienza a hacerlo ahora, llegará el día en que ya no podrá hacer nada más que formar parte [de la corrupción]. Queremos un estado en el que el ciudadano pueda sentir pertenencia y no un estado que lo haga sentir como su víctima».


[1] Al-Quds (Jerusalén), 27 de octubre, 2019.

[2] La referencia hecha es a la declaración de independencia palestina promulgada por Yasser Arafat en la reunión del Consejo Nacional Palestino del 15 de noviembre, 1988 en Argelia. La declaración no tenía importancia práctica, pero si era parte de la campaña diplomática de la OLP, que más tarde llevó al reconocimiento de Palestina como un estado observador no-miembro en la ONU.