En un artículo reciente publicado en el diario Al-Ayyam, el miembro de Fatah Ashraf Al-‘Ajrami, ex-ministro de asuntos de los prisioneros en la Autoridad Palestina, critica duramente las políticas de la Autoridad Palestina implementadas en los últimos 20 años y hace un llamado a los palestinos a reconocer sus errores políticos y formular una nueva visión junto a planes políticos razonables. Entre los errores de los palestinos, este cuenta la acción armada en la Segunda Intifada, que continuó incluso después de los sucesos del 11-S, cuando surgió un consenso mundial en contra del terrorismo. Esta violencia, dice, le proporcionó a Israel un pretexto para construir el muro de separación. También les causó a los palestinos grandes pérdidas en vidas y dinero y además sentó las bases para la toma de Gaza impuesta por Hamas.
Al-‘Ajrami agrega que otro error fue el hecho de que los palestinos no refutaran lo que él llama la falsa narrativa israelí que responsabilizaba a los palestinos por la ruptura de las negociaciones de paz. Al-‘Ajrami afirma que fueron los israelíes quienes pusieron un alto a las conversaciones, pero que los palestinos no lograron aclararle esto al mundo. Esto se debió a que ellos estaban más interesados en presentarse como héroes que resistieron las presiones y se opusieron a las insuficientes propuestas hechas por Ehud Barak en julio del año 2000 o por Ehud Olmert en septiembre del año 2008.
Como evidencia de la «mentira y el engaño israelí», Al-‘Ajrami menciona un reciente artículo de Yossi Ben Ari, ex-figura de alto rango en la institución de inteligencia israelí, que acusó a los jefes de inteligencia israelíes de ocultarle información a los líderes políticos y militares en Israel, específicamente información que indica que Yasser Arafat no había iniciado la Segunda Intifada, sino que solo se unió a esta luego de ver que no la pudo reprimir.[1] Al-‘Ajrami escribe además que, con la ayuda de «los medios de comunicación occidentales, algunos de los cuales pertenecen a la fortuna judía», Israel logró convencer a muchos en el mundo de lo correcto de su narrativa, tal como lo hizo cuando inventó una falsa narrativa histórica que lo conecta a Palestina, una narrativa que está totalmente en desacuerdo con los hechos históricos «probados» respecto a la propiedad y verdaderos dueños de la tierra de los palestinos.
Al-‘Ajrami concluye instando a los palestinos a aprender de los errores del pasado y formular «una visión y mirada hacia el futuro» en lugar de repetir consignas políticas sin fundamento alguno.
Ashraf Al-‘Ajrami (Fuente: Snd.ps)
Lo siguiente son extractos traducidos del artículo de Al-‘Ajrami:[2]
«En un artículo publicado en el diario Haaretz anteayer [26 de septiembre, 2020] Yossi Ben Ari, oficial del Mossad; [Ben Ari es un general retirado del ejército y figura de alto rango en el servicio de inteligencia israelí], reveló información que se encontraba disponible a los aparatos de inteligencia israelíes durante la Segunda Intifada, pero que fue ocultada a los diferentes escalafones de seguridad y toma de decisiones. Según esta información, Yasser Arafat no inició el uso de las armas en la Segunda Intifada y en realidad este deseaba que los esfuerzos del entonces presidente de los Estados Unidos Bill Clinton fuesen exitosos y lograsen un acuerdo político.
Esta información fue incluida en un informe que Ben Ari emitió en el año 2000. La misma postura fue adoptada en ese momento por el entonces director del Shin Bet Avi Dichter como por su adjunto Yuval Diskin y por Ephraim Lavie, quien encabezaba la sección palestina de la división de investigación en la Dirección de Inteligencia del ejército. Al contrario, Amos Gilad, jefe de la división de investigación de la Dirección de Inteligencia Militar, adoptó una postura que coincidía con la narrativa oficial israelí y ocultó la postura de su subalterno Ephraim Lavie, jefe de la sección palestina, del liderazgo militar y político.
«El valor de la información revelada por Ben Ari es que informa sobre el falso y engañoso carácter de la narrativa oficial israelí sobre quién fue el culpable de perder oportunidades de lograr la paz y sobre la responsabilidad de Arafat por iniciar la violencia en la Segunda Intifada, aunque fue Israel quien empleó los tipos más extremistas de violencia contra los palestinos desde los primeros momentos de comenzar la intifada, ya sea asesinando a los manifestantes en Jerusalén y especialmente en el complejo Al-Aqsa y en Gaza, o luego asesinando a los manifestantes palestinos en todos los territorios ocupados.
«Esta mentira israelí oficial logró venderle al mundo su mensaje político y mediático sobre la Segunda Intifada – según el cual Arafat y los líderes palestinos fueron los únicos responsables por los enfrentamientos entre Israel y los palestinos y por las acciones palestinas contra militares y objetivos civiles israelíes. Estos incluyen los ataques terroristas en los que unos 1.000 israelíes murieron y miles resultaron heridos, frente a los 4.000 palestinos que murieron y los 32.000 que resultaron heridos, además de los miles que fueron detenidos.
«Esta mentira y engaño por parte de los israelíes no es nada nuevo. Comenzó con una falsa narrativa sobre la historia de Palestina, basada en una notoria fabricación que Israel logró en gran parte difundir y venderle a muchos en el mundo – ante la medida de que muchos elementos internacionales adoptan tal narrativa, a pesar de que esta se encuentra fundamentalmente en desacuerdo con las resoluciones de la ONU y con la narrativa histórica probada de Palestina y del pueblo palestino en el suelo de su tierra natal. Al repetir su constante y persistente narrativa, Israel logró pintarles la faceta a los palestinos como si fuesen ellos los que rechazan toda iniciativa y todo ofrecimiento que se les presenta. Como parte de todo esto, los israelíes y otros nos dicen constantemente, en toda oportunidad que se les presenta, de que fuimos nosotros los que rechazamos el generoso ofrecimiento del entonces primer ministro israelí Ehud Barak en la cumbre de Camp David, así como también el ofrecimiento de Ehud Olmert. Sin embargo, la verdad es muy diferente, ya que después del fracaso de la cumbre de Camp David, el Presidente de Estados Unidos Bill Clinton intervino y las negociaciones, que continuaron en Taba, estuvieron muy cerca de un avance genuino. Pero luego Barak las detuvo y celebró elecciones parlamentarias anticipadas. En cuanto a Olmert, este también detuvo las negociaciones en un punto crucial, a pesar de los avances, porque fue acusado de corrupción.
«Pero la profesional falsificación israelí y el uso de su poderosa y bien desarrollada maquinaria mediática, respaldada por los medios de comunicación occidentales, algunos de los cuales pertenecen a las fortunas judías que apoyan a Israel, sin importar qué, no nos exime de reconocer nuestros errores en la Segunda Intifada, el vigésimo aniversario de cuyo estallido celebramos el 28 de septiembre. El primero y más importante de estos errores de nuestra parte que debemos reconocer fue en la cumbre de Camp David, cuando no presentamos de manera asertiva y clara nuestra versión de quién fue el responsable del fracaso por la cumbre, con el propósito de refutar la falsa y deshonesta versión israelí de quién tuvo la culpa. Lo que le intereso a los líderes palestinos en ese momento era fingir ser héroes que se oponían a la propuesta de Barak y resistían con firmeza a las presiones.
«Otro grave error fue continuar las actividades armadas luego de los atentados del 11-S. En ese momento, deberíamos haber dejado de inmediato el uso de las armas, luego del cambio radical en la postura internacional respecto al terrorismo y la aparición de algún tipo de consenso en su contra Debimos habernos apartado del terrorismo global y no haber facilitado a nuestros enemigos el que confundan las cosas y nos incluyan junto a las organizaciones terroristas internacionales. Esto se suma a las grandes pérdidas, en vidas y dinero, que a nosotros debido a estas operaciones terroristas perjudicaron la infraestructura de la Autoridad Palestina, nos retrasaron muchos años y le concedieron al entonces primer ministro israelí Ariel Sharon una excusa para construir el muro de separación racista e invadir las ciudades palestinas. Estos ataques sentaron las bases para el golpe de estado perpetrado por Hamas y la toma de Gaza, le permitió a la derecha israelí llegar al poder y erradicó a la izquierda israelí junto a la idea de un arreglo político dentro de la opinión pública israelí… Se debieron haber tomado posturas decisivas en estos fatídicos momentos que requerían de decisiones firmes, como parte de la responsabilidad histórica del liderazgo palestino.
«Estos y otros temas se han venido debatiendo extensamente durante los últimos 20 años. Pero la pregunta esencial sigue siendo: ¿Hemos aprendido algo de nuestra amarga experiencia y de las grandes pérdidas que estas nos causaron? La primera respuesta que me viene a la mente es que no, no hemos aprendido y seguimos improvisando. Lo más preocupante es la voluntad de renovar el caos. Incluso el consenso alcanzado por todas las facciones palestinas, de contar con la resistencia popular[3], no fue traducida en acciones sobre el terreno, debido al gran abismo existente entre los líderes de las facciones y la calle y porque el pueblo no estaba convencido de la capacidad que poseen los líderes para actualizar sus anhelados objetivos. Carecemos de visión y de observar el futuro, ante las complejidades que vivimos en muchos niveles, por lo que nuestras opciones aún no son claras y no se han cristalizado en su totalidad, a pesar de las infundadas consignas que pronunciamos día y noche.
«Si tan sólo pudiéramos, 20 años después del estallido de la Segunda Intifada, actuar razonablemente, aprenderíamos de nuestra experiencia y juntos reconoceríamos nuestra realidad y [reconoceríamos también] la manera de librarnos de los desastres en serie que nos afligen hoy día».
[1] El artículo fue publicado en el diario israelí Haaretz el 26 de septiembre, 2020.
[2] Al-Ayyam (Autoridad Palestina), 30 de septiembre, 2020.
[3] Este se refiere a la conferencia en la red celebrada el 3 de septiembre por las facciones palestinas, simultáneamente en Ramala y Beirut, en la que los líderes coincidieron en la necesidad de luchar juntos para frustrar la iniciativa de paz Estados Unidos-Israel utilizando la «resistencia popular»