Lo siguiente son extractos de una entrevista con el ex decano en ley islámica en la Universidad de Qatar Abd Al-Hamid Al-Ansari. La entrevista fue puesta al aire en Al-Jazeera TV el 9 de diciembre, 2007:
Para ver este clip de video, visite http://www.memritv.org/clip/en/1656.htm.
Para ver más clips de video sobre Abd Al-Hamid Al-Ansari, visite http://www.memritv.org/subject/en/154.htm.
«La ley no castiga a aquéllos que incitan; castiga… al perpetrador»
Abd Al-Hamid Al-Ansari: «En mi opinión, la gente que intenta imponer una sola religión, una sola cultura, o un solo régimen político se opone a la voluntad de Alá. Alá creó a los seres humanos, y el Corán dice: ‘pero ellos no dejarán de discrepar’ hasta el Día del Juicio Final.
[…]
«Por qué creó Alá a los seres humanos diferentes entre si? El desarrollo del mundo, el enriquecimiento de la vida y el progreso de Hombre y la sociedad sólo puede tener lugar cuando existe tal diversidad.
[…]
«Cuando seguimos a aquéllos que predican el odio, la confrontación y el conflicto, somos nosotros los unos que terminamos perdiendo. No tenemos el poder o los medios para una confrontación. Esto significa que nuestros hijos se convertirán en bombas. Si los incitamos contra otros, esto significa que en lugar de construir nuestra sociedad, y establecer una cultura de diálogo dentro de la sociedad, usamos el púlpito religioso y la televisión por satélite para incitar. Por supuesto, la gente que incita se sale con la suya, y nunca son responsables, pero mi hijo es el que pagará el precio. Ése es el problema, y desgraciadamente, la ley no castiga a aquéllos que incitan. Castiga es a mi hijo – el perpetrador.
[…]
«La gente que dice que América y Occidente son el enemigo, y que se enfocan en las teorías de conspiración, quieren crear un enemigo imaginario. Nosotros no nos beneficiaremos de forma alguna de esto».
[…]
«El discurso religioso y cultural prevaleciente en las menciones de los medios de comunicación mencionan sólo los aspectos negativos de Occidente y América»
«No existe tal cosa como la amistad eterna o la hostilidad eterna – sólo intereses eternos. Yo reconozco que existen muchos asuntos en los cuales diferimos con lo Estados Unidos y Occidente. ¿Pero se supone que yo convierta estas diferencias en criterio o norma por el cual yo veo a otros? Pienso que no. Yo puedo tener diferencias de opinión con mis amigos, pero hay también muchas cosas positivas, entonces por qué debería yo enfocarme sólo en lo negativo, e ignorar cosas que son positivas?.
[…]
«El discurso religioso y cultural prevaleciente en los medios de comunicación sólo menciona los aspectos negativos de Occidente y América: Este apoya a nuestro enemigo Israel, le arma, y así sucesivamente. Pero nuestros países son aliados de ese mismo país que criticamos, acusamos y maldecimos día a día. Esto genera un tipo de cisma en las mentes de nuestros niños. Cómo puede el liderazgo, el gobierno y el estado decir que América es nuestro aliado estratégico?».
[…]
«[En la clase] la maestra dijo, durante una lección en monoteísmo… [de] odiar a los «no-musulmanes»
«Cuando hablo sobre ‘la cultura de diálogo’, me refiero a una cultura que trata con sus propios defectos y fallas más que con las fallas de otros. Lo que está sucediendo hoy día, hasta donde concierne la cultura del diálogo, es que estamos ocupados siguiendo y exagerando los defectos de los otros. Si alguien en Occidente desacredita al Profeta o a la religión del Islam, o dice algo abominable, inmediatamente lo desproporcionamos, y esto hace feliz a los predicadores del odio. Ellos nos dicen: ¿No les dijimos que Occidente era hostil, y que siempre conspira en contra de nosotros? Pero la verdad es que hay muchos ‘oeste’, y América no consiste en una sola secta o una sola opinión.
[…]
«Me gustaría decirles algo que leí en el diario saudita Al-Watan, [sobre] una madre que escribió una carta a una periodista saudita Layla Al-Ahdab. En esta, escribió que su hija de ocho años, en el tercer grado, le dijo la maestra, durante una lección sobre monoteísmo que había tres maneras de repudiar a los politeístas: Primero, odiándolos. Esto significa que debemos odiar a los no-musulmánes. Debemos emigrar de sus países. En otras palabras, las comunidades musulmanas en [Occidente] – los ocho millones, o no sé cuántos, en Europa, y los seis millones en América – deben todos retornar a sus países, y si les obligan a quedarse allí, deben albergar odio hacia ellos, porque así es el monoteísmo, es parte de nuestra creencia. No es una opinión personal… En tercer lugar, debemos revelar su falsedad.
[…]
«La madre escribió en su carta: ¿Esperan ellos que odie al científico judío que descubrió la insulina, que uso para tratar a mi madre? ¿Se supone que le enseñe a mi hija que debe odiar a Edison quien inventó el bombillo, que da luz al mundo islámico? ¿Debería odiar al científico que descubrió la cura para la malaria? ¿Debo enseñarle a mi hija a odiar a la gente sólo porque su religión es diferente? ¿Por qué convertimos nosotros nuestra religión en una religión de odio hacia aquéllos que difieren de nosotros?
«Uno de los grandes jeques del Concejo de Estudiosos Islámicos, cuyo nombre no mencionaré para evitar calumniarlo, respondido a la madre: Ese no es su problema. No interfiera en cosas que no le conciernen. Nosotros sabemos mejor que usted lo referente a los planes de estudios de la escuela. Él dijo que la cooperación con los infieles está permitida, pero sólo como recompensa [por los servicios] y no por amor. En otras palabras no debe haber amistad.
«Me gustaría saber cómo puede esto ser posible, cuando Alá me permite casarme con una mujer de entre el Pueblo del Libro. ¿Cómo puedo yo no amar a la madre de mis hijos? ¿Cómo puedo yo albergar odio hacia ella, y al mismo tiempo, dormir con ella? Yo no entiendo cómo es esto posible».