La escritora y periodista de origen saudita Wajeha Al-Huwaider es una de las más personalidades más prominentes del mundo árabe que hacen campaña por los derechos humanos, particularmente los derechos de las mujeres. Posee un Master en Gerencia de Lectura de la Universidad George Washington. [1] En agosto del 2003, el Ministerio del Interior saudita prohibió que escribiera en la prensa; desde ese entonces, ha publicado sus artículos en los portales árabes reformistas, y ha ganado reconocimiento internacional. En noviembre del 2004, Al-Huwaider fue galardonada con el Premio de Libre Expresión PEN/NOVIB 2004 en La Haya por su trabajo sobre la libertad de expresión y el avance de los derechos de las mujeres. [2]

El 4 de agosto del 2006, en ocasión del primero aniversario de la asunción al trono del Rey saudita Abdallah bin Abd Al-Aziz, Al-Huwaider organizó una protesta pública: Estuvo de pie en la calle con un cartel que decía «Denle a las Mujeres Sus Derechos». Ese mismo día, fue arrestada brevemente, y la policía le aclaro que no estaban de acuerdo con su auto expresión. El 20 de septiembre, fue convocada para ser nuevamente interrogada, y estuvo detenida durante seis horas.

Durante el interrogatorio, la policía le exigió que contestara, por escrito, varias preguntas sobre los artículos que había publicado y sobre su activismo en los derechos humanos. A cambio de su libertad, exigieron que firmara su compromiso de que cesaría y desistiría de toda actividad de los derechos humanos – incluyendo el escribir artículos, organizar protestas, y mantener contactos con los diarios y organizaciones extranjeras. El personal de seguridad le dijo que si llegase a violar su promesa, perdería su trabajo con Aramco. Tampoco se le permitió regresar a su casa en Bahrein, y fue obligada a permanecer en Arabia Saudita. Esta prohibición fue removida el 28 de septiembre.

La protesta pública de Al-Huwaider marcó el principio de una nueva etapa en su lucha por los derechos humanos y los derechos de las mujeres. Ella planeó una protesta pública de mujeres para el 23 de septiembre del 2006, el día de alguna festividad nacional saudita, pero las mujeres que se suponían iban a participar cambiaron de parecer, temiendo repercusiones de sus familias o del gobierno. [3]

A pesar de los obstáculos puestos en su camino por el gobierno saudita, Al-Huwaider continúa promoviendo sus ideas, principalmente a través de sus escritos en los portales árabes reformistas. Sus artículos analizan la situación social árabe, critican la condición de los derechos humanos, y protestan vehementemente contra la actitud hacia las mujeres. El problema principal, bajo su punto de vista, es que la ley en los países árabes no hace nada que proteger a las mujeres de la violencia y la discriminación.

Lo siguiente son extractos de los escritos de Wajeha Al-Huwaider:

La elite guía vital árabe es perseguida y no puede avanzar en la sociedad árabe

En un artículo crítico de los gobernantes árabes que persiguen y reprimen a las elites en sus países, Al-Huwaider escribió: «Cualquier distribución natural de clases de criaturas en la tierra incluye el cinco por ciento de aquellos llamados guías, pioneros, o elites. Ellos poseen una mirada penetrante, y la capacidad de llevar hacia adelante a las sociedades. Este rasgo especial no está limitado a las sociedades humanas… también se encuentra entre los animales, los pájaros, e incluso en los insectos diminutos… La existencia de este cinco por ciento es ineludible; juega una parte veraz entre los miembros [del grupo al cual pertenece] en la continuación de la vida de cada especie, y en tratar con los desafíos que estos grupos enfrentan de vez en cuando…

«Los países desarrollados de hoy han tenido éxito en virtud de utilizar a los guías y elites entre sus intelectuales, científicos, investigadores, comentaristas, autores, y educados, para ocuparse de problemas y eventos no anticipados en sus países y presentar soluciones reales y efectivas para ellos… por ejemplo, Japón no necesitó de largas décadas para convertirse en una de las ocho superpotencias económicas – aunque hace 50 años estaba cubierta con las heridas de la Segunda Guerra Mundial. Esto es debido a que su gobierno invirtió todos sus recursos en [su] gente, instruyendo y dirigiendo a las elites. Hoy, vemos países como Corea del Sur, Malasia, India, y China que siguen el mismo camino. Sus gobiernos hacen espacio para las elites, para que puedan conducir el tren del progreso para el bien de sus pueblos…

«Las preguntas concernientes a aquellos que tratan con los asuntos de los países árabes son: ¿Dónde están los guías de los pueblos árabes, y dónde están sus elites? ¿Por qué los pueblos árabes se han convertido en hordas y escoria? ¿Dónde está el que los dirigirá y conducirá el tren del reavivamiento hacia adelante? ¿Qué le sucedió al cinco por ciento? ¿Por qué no juega este un papel en los países árabes? ¿Por qué no sostienen ellos el volante del desarrollo, para sacar a la nación de la oscuridad?

«Existen algunos factores interconectados que contestan estas preguntas, y el más importante de ellos es que muchos de los pioneros árabes, hombres y mujeres por igual, son perseguidos en sus países, han emigrado de ellos, o están ocultos en la oscuridad de las prisiones. Igualmente, [la actividad de] algunas de las elites que residen en sus países ha estado totalmente congelada.

«Consecuentemente, nuestros problemas [que han continuado] durante largo tiempo permanecen no resueltos, y todavía son planteados con fatiga en los comités árabes y diálogos nacionales. Estos asuntos y dificultades son todavía el tema del día – aunque hace décadas se encontraron soluciones, y uno pensaría que pudieran haber sido establecidas hace mucho tiempo – tal como el implementar los derechos humanos; luchar contra la discriminación de las mujeres; apegarse a los derechos de los niños; combatir el desempleo, el analfabetismo, y la corrupción administrativa y financiera; desarrollar la educación… separar a las autoridades religiosas de las autoridades políticas; y otros asuntos que parecieran como un sueño inalcanzable para cada ciudadano árabe…

«La primera razón de este atraso, ignorancia, y atrofia en los países árabes es que las mentes importantes entre las elites luminosas y los sabios guías todavía están luchando en todos los niveles y en todas las clases. Lo que los gobernantes árabes deben entender antes de que pierdan la oportunidad, y antes de que un diluvio de gente enfurecida los alcance, es que están excavando sus tumbas con sus propias manos. El día llegará cuando estas tumbas se los tragarán a ellos y a sus tronos, sin misericordia, si persisten en reprimir y eliminar a los guías y a las elites nacionales.

«Los hechos de Nelson Mandela… quién pasó 28 años de su vida en prisión del régimen opresivo surafricano, es la mejor prueba de que el tiempo de la opresión y la tiranía… aun si su violencia aumenta y su maldad se extiende – es breve en la historia de las naciones y los pueblos…» [4]

Mejor ser una solterona que casarse con un árabe

En una discusión sobre un fenómeno social perturbador en el mundo árabe – el número grande de mujeres solteronas cuyas oportunidades de encontrar a un hombre conveniente para casarse son pocas – Al-Huwaider explicó varios complejos psicológicos que, a su manera de ver, afligen a los hombres en los países árabes. Ella concluyó que era «mil veces mejor» ser una «solterona» que casarse con uno de ellos:

«Muchas mujeres árabes llevan, la vergüenza, el ropaje de la solterona, y se mantienen humilladas… en estaciones a través del cual el tren del matrimonio no transita. Muchas de ellas permiten que el dolor les erosione su frescura y vitalidad. Pero algunas de ellas comprenden que los hombres en Oriente no tienen nada que ofrecerles para que realicen sus sueños…

«Señoras, no esperen por el tren. No importa de donde el hombre provenga, o de cual vagón [del tren] – porque está desesperado, desde la cabeza hasta los dedos del pie, mientras la sangre árabe corra por sus venas…

«Observemos a los hombres árabes juntos, comenzando con su país de origen – la Península Arábiga. Uno de los rasgos más prominentes de los hombres en esta región es que tienen un complejo de inferioridad… y por consiguiente, la penosa enfermedad de la impotencia está esparcida entre ellos. [Los hombres sauditas] son los que gastan más en el mundo en afrodisíacos, para lograr un sentido de potencia que está en crisis…

«Con respecto a los hijos de los países del Golfo, y particularmente los hombres de los países del petróleo: Ellos fueron criados para pensar que son los mejores, y que no existe nada delante o detrás de ellos. Lo qué ellos más aspiran que cualquier cosa, luego de sentarse en una silla etiquetada ‘gerente’, es [la línea más fina del vestir]… Son narcisistas, y padecen un tumor crónico y maligno – es decir, [piensan que] mantener la custodia [de las mujeres] es ser varonil…

«Procedamos un poquito más allá. Nosotras venimos a las tierras de Al-Sham – de la tierra de Siria que está oprimida hasta la médula, a través de Jordania, dónde prevalece el tribalismo podrido, al Líbano… todos los países con gente que esta corroída económicamente. Los centavos son agarrados por los ricos… pero la pobreza no es el problema, señoras. El problema es la falta de consciencia de su grave ignorancia, debido a su trato despreciable por la otra persona, y debido a la conexión que ellos arrastran entre el honor de la nación y la sangre de sus mujeres [tal como es manifestado por las «matanzas de honor»]…

«Permítanos movernos ahora a ‘la madre del mundo’ [Egipto]… El estatus corroe los corazones de sus hombres, y ellos se suman cada uno por las cosas materiales; todo lo que les interesa son los títulos tales como ‘Bey’, ‘Pasha’, y ‘Su Señoría’.

«Y ahora a los países de África del Norte… a la tierra del comandante del hermano [Al-Qaddhafi]. Los hombres allá no tienen lengua. Se tragaron las lenguas hace décadas… y se están masticando la estupidez del Libro Verde [de Al-Qaddhafi]…

«Permítanos también observar el país dónde la cultura de la muerte prevalece [Argelia]. [Este es] un país de masacres que continuaron durante 10 años, dónde los hombres disfrutan el derramar la sangre de los inocentes… Las armas frías son sus medios sagrados y de su camino tortuoso, que creen los llevará al Paraíso y los pondrán entre las vírgenes de ojos negros y hombres que permanecen jóvenes para siempre [tal como es mencionado en el Corán 56:17, 76:19, y quiénes, según la tradición, sirven a aquéllos que moran en el Paraíso]…

«Qué más hay para hablar, señoras?… Nada puede hacerles sentir vergüenza en ser una mujer soltera, o de sentirse apenada por los años que anduvo sola… No!… Es mil veces mejor ser una solterona que casarse con un hombre en este miserable Oriente…» [5]

La discriminación contra las mujeres árabes comienza en el útero

En otro artículo, Al-Huwaider discutió el inacabable ciclo de discriminación a la que las mujeres están sujetas durante las diferentes fases de sus vidas: «Entre los árabes, el ciclo de discriminación contra la mujer empieza normalmente en el hogar. Desde una edad joven, el hijo recibe la parte del león (la parte de dos mujeres), en el amor, en los gastos, en el estatus, e incluso en la educación. Muchas familias envían a sus hijos a escuelas privadas mientras sus hijas asisten a las escuelas del estado, para que el hijo tenga una mejor educación. El muchacho crece para ser ingeniero, doctor, funcionario, o cualquier cosa que él quiera – mientras la hija crece para ser una esposa, madre, y luego abuela. El joven tiene oportunidades, mientras la joven muchacha tiene obligaciones…

«La segunda parada en el ciclo de discriminación contra la mujer es en la escuela. En la inmensa mayoría de las escuelas árabes, los muchachos y muchachas están separados. Normalmente, las escuelas árabes, y particularmente las escuelas estatales, tienen el trabajo, para ambos sexos, de rediseñar a los aprendices, y de trabajar para cambiar [su forma de pensar] para que se conviertan en ciudadanos sumisos. Pero la parte de sumisión y pensamiento-prevención para las muchachas es el doble y el triple [de la de los muchachos]…

«La última parada en el ciclo de discriminación es en el trabajo. Obviamente, la mujer que trabaja en el mundo árabe no es nada más que una ‘criada’ quién labora continuamente fuera de su casa y cocina y cría a los hijos dentro de esta – salvo las mujeres del Golfo, que tienen mucamas. Pero la discriminación que las controla, particularmente las mujeres sauditas, en todas las áreas de la vida es más severa y más cruel. La mayoría de las leyes obreras no tratan a la mujer árabe justamente… además del tratamiento racista que ella sufre en el sector del clero…

«En los países árabes, y particularmente en los países del Golfo, el ciclo de discriminación contra la mujer empieza cuando es un feto en el útero de su madre; [continúa] cuando emerge y respira aire del mundo, y continua hasta su muerte. Según la interpretación de los hombres, la mujer es siempre ‘lascivia’ y a veces ‘impura’… La mujer es [imperfecta en mente y en religión] – aun así fueron las madres musulmanas [e.d. las esposas del Profeta Muhammad] quiénes le enseñaron mucho al pueblo sobre los mandamientos de la religión y sus bases. La mujer es ‘débil y sus emociones la gobiernan’ – y aun así al mismo tiempo ella tiene la responsabilidad de educar a la generación más joven, la base del orgullo de la patria… La mujer es ‘tentación’ – aun así fue creada para llevarle al hombre confianza, y traerle serenidad. Los ‘trucos de las mujeres son mayores que los trucos de Satanás’ – aun así los hombres se casan con dos, tres, o cuatro esposas. La mujer es un ‘jarrón [delicado]’ que debe ser tratada gentilmente, para que no se le raye – aun así [si es desobediente, su marido] la mantiene fuera de la cama [matrimonial] y la golpea hasta hacerla gritar. Desde la cuna hasta la tumba, la mujer no puede ser su propio guardián – porque está ‘limitada y es incapaz de responsabilizarse por sus asuntos – aun así la más estimada y más querida esposa del Profeta [‘Aisha] encabezó la primera oposición en el Islam, llevó a un ejército entero, y emprendió una batalla histórica y crítica [la Batalla del Camello]…

«Este detestable ciclo de discriminación en el que la mujer árabe vive comenzó hace cientos de años – pero todavía existe, se envuelve a si mismo alrededor de su cuello, y restringe sus movimientos como si fuera un bebé recién nacido. Es un ciclo estrangulante que desperdicia las habilidades de la mitad de la sociedad…» [6]

Las mujeres árabes son tratadas peor que los prisioneros en Guantánamo

En un artículo del 25 de mayo del 2006 publicado en el portal reformista www.rezgar.com, [7] qué Al-Huwaider firmó «La Segunda Rosa Parks», dedujo una comparación entre las vidas de los prisioneros en la «terrible prisión inhumana» de Guantánamo y las vidas de las mujeres árabes: «… Cualquiera que examine y analiza la vida de los prisioneros en Guantánamo, y las compara a la vida de las mujeres árabes – particularmente en los estados del Golfo, y sobre todo en Yemen, Omán y Arabia Saudita – descubrirá que existen muchas similitudes… Primero, en algunos países árabes la mujer es prisionera en su [propio] hogar, y sólo puede moverse con el permiso de su guardián, o, con más precisión, su carcelero. Su situación es similar a la de un prisionero en Guantánamo.

«Segundo, en algunos países árabes, el guardián de la mujer es su dueño, y el que tiene el derecho legal de usarla. Él controla todos sus asuntos, grandes y pequeños. Su papel es muy similar a la de un carcelero en Guantánamo.

«Tercero, un prisionero en Guantánamo, como muchas mujeres árabes, no es el amo de su propio cuerpo. No tiene ningún poder para controlar su propio destino, y su libertad personal se le ha quitado, junto con su derecho para protestar su situación.

«Cuarto, los prisioneros [en Guantánamo] no están protegidos por la ley, y sus vidas son propiedad de sus carceleros, al igual que las vidas de las mujeres árabes están en las manos de sus guardianes. Cuando el guardián siente que su esposa ha cruzado una línea roja, es condenada a una muerte terrible.

«Quinto, muchas mujeres árabes han tratado de escapar o de matarse como una forma de escape [de su condición], pero no tuvieron éxito al igual que no tuvieron éxito los prisioneros de Guantánamo [que intentaron escapar].

«Sexto, algunas mujeres árabes están obligadas a llevar ropa impráctica y sofocante en colores de que no satisfacen el clima abrasador de nuestra [región]. [En este aspecto] los prisioneros en Guantánamo están mejor [que las mujeres árabes], ya que llevan puesto ropa de colores claros y práctica para el clima [en el que viven].

«Séptimo, un prisionero en Guantánamo [puede] ver el sol, sentir sus rayos y disfrutar la caricia del aire fresco en su cara, incluso cuando está físicamente encadenado, mientras las mujeres en algunos estados árabes tienen puesto los grilletes [ambos] física y espiritualmente. Ellas cargan con estas cadenas toda su vida, empezando en la niñez… Tan pronto la niña entra en sus años adolescentes, ya no ve la luz de día, y no puede respirar el aire fresco excepto a través de un velo, ya que ella es cubierta de la cabeza hasta los dedos del pie en su vestimenta negra.

«Octavo, todas [las organizaciones] de derechos humanos, e incluso las Naciones Unidas, han condenado lo que está sucediendo a los prisioneros en Guantánamo, y han exigido que el Pentágono los libere. Pero nadie ha alzado un dedo por las mujeres árabes que han sido mantenidas prisioneras por centenares de años. Ninguna organización, local o internacional, oficial o extraoficial, se ha molestado en exponer lo que les esta sucediendo en los calabozos que incorrectamente se refieren a ‘sus hogares’.

«Noveno, la condición de los prisioneros de Guantánamo es temporal. Ellos podrían ser liberados en cualquier momento, y luego regresarán a sus vidas normales como hombres árabes, y hasta pueden recibir una medalla al valor. Las mujeres árabes, por otro lado, seguirán siendo prisioneras hasta el día en que mueran, y su tragedia también puede continuar en los próximos siglos, hasta que las mujeres… [Finalmente] puedan lograr sus derechos, lograr [igual] condición y restaurar la dignidad que se les ha quitado.

«Finalmente, las prisioneras árabes de Guantánamo [e.d. las mujeres] nunca han sido guerreras o [atacantes] suicidas. Nunca se unieron a ninguna organización terrorista y nunca le han hecho daño a nadie, pero no obstante viven como prisioneras toda su vida, y su situación es, en alguno de los aspectos expresados arriba, mucho peor que la situación de los prisioneros en esa isla. No existe nadie en las Naciones Unidas, o en ninguna otra [organización], que se interese por su [condición]; nadie las protege o presenta sus agravios a los cuerpos judiciales del mundo. Esto sucede aunque haya millones de ellas, tal como se oponen a los 500 prisioneros en Guantánamo, que sabían [cuando partieron en sus operaciones], que podrían ser muertos o arrestados.

«Ojala supiera por qué la situación de las mujeres en ciertos estados árabes no es condenada por los países del mundo, y no enardece a sus ciudadanos. ¿Por qué ignoran los activistas humanos su sufrimiento como si no existieran? ¿Por qué no se escucha el lamento de estas millones de mujeres, y por qué no es respondido por nadie, en ninguna parte [del mundo]? Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Es porque son mujeres, mientras nuestro mundo patriarcal es gobernado por hombres sin una onza de compasión en sus corazones? Quizá eso sea [de hecho el caso]».

Las mujeres sauditas deben actuar ahora – El momento «perfecto» para exigir sus derechos nunca llegará

En un reciente artículo, Al-Huwaider intentó fomentar la protesta pública de mujeres en Arabia Saudita llamando en las mujeres sauditas a tomar la iniciativa y exigir sus derechos, y no esperar en vano por «el momento correcto»: «Las elevadas esperanzas y las promesas que les han dado, mujeres sauditas, son muchas – pero su situación todavía es tan infeliz y miserable como lo ha sido durante décadas. Muchas de ustedes disfrutan una vida callada, buena, pero muchas otras… deben lidiar con la violencia y la alienación, de varias clases. Ustedes no deben desperdiciar la posibilidad de que aquéllas de ustedes que disfrutan [una buena vida] hoy puedan estar mañana en una situación miserable si pierden al hombre que se ocupa de sus asuntos – porque no existe ninguna ley para protegerlas y ningún refugio seguro al que ustedes pueden recurrir cuando el tiempo las traicione. Esto es porque ustedes no exigen sus derechos de una manera persistente y seria.

«Algunas de ustedes están posponiendo el exigir sus derechos, y explicando [el aplazamiento] debido al tiempo. Ustedes dicen, ‘El momento no es el correcto para levantar nuestra voz y exigir nuestros plenos derechos civiles, porque nuestro pueblo en el Líbano está en un estado de guerra salvaje, y la nación [musulmana] entera está en crisis’. Mi pregunta para ustedes, mujeres sauditas, es: ¿Cuándo será el momento preciso para abrir el tema de las mujeres en cualquier país árabe? ¿Cuándo cesarán las guerras árabes? ¿Y cuándo dejará de estar en crisis nuestra nación?

«No estamos nosotros en guerra cada década, por cualquier razón?… [Luego] nuestras sociedades no se conforman con estos desastres, y durante las continuas guerras existen conflictos, batallas y derramamiento de sangre en el Sudán, Somalia, Mauritania, y por supuesto Palestina. Además, cada país árabe tiene conflictos internos, con el objetivo de agitar a los regímenes – y todos han terminado trágicamente, como el Septiembre Negro en Jordania, el Hamat en Siria, el Halabja en Kurdistán, la intifada al sur de Irak, y en la lucha contra el terrorismo en Egipto, Argelia, Marruecos, y Arabia Saudita… Es decir, el Medio Oriente siempre está hirviendo, y sus hombres, mujeres, y niños están sujetos todos los días a las catástrofes de la guerra.

«La pregunta a ser hecha es si las mujeres vulnerables en los países árabes esperarán hasta que las nubes de la violencia y los humos de los cañones se disipen para mejorar su situación. Claramente éste no es el caso. Por ejemplo, permítanos tomar a la mujer palestina… la más valiente de todas las mujeres árabes que están sujetadas a la violencia y muerte más que cualquiera de ustedes. Ella ha podido obtener muchos de derechos que las mujeres en Arabia Saudita y el Golfo solo pueden soñar. La mujer palestina dijo, ‘No, yo no exigiré mis derechos [ahora] porque mi país está bajo ocupación y en guerra?’ Claro que no…

«Con respecto a la mujer libanesa… Sin su papel activo en su sociedad, y si no hubiese obtenido muchos de sus derechos, el Líbano no se habría mantenido durante un solo día enfrentando al ejército israelí, con su reserva de armas mortales, [tal como lo ha hecho] durante más de 20 años. La mujer Libanesa está de pie junto al hombre libanés, en cada declive de la situación del país, y en todas sus catástrofes. Ella ayuda a las emigrantes; cuida a los heridos; proporciona suministros; cuida a familias; y ayuda a la patria con todo su poder. Éstas son las mujeres que deben servir como ejemplo, y cuyos caminos deben seguirse.

«Y ustedes, mujeres sauditas: Qué están ustedes esperando?… Ustedes no dudan en lo absoluto en ayudar y apoyar a otros – y la prueba de esto es lo qué le hicieron al Líbano. Pero ustedes dudaron grandemente en ayudarse a si mismas… Me gustaría entender el por qué ustedes dudan en comenzar a exigir de sus derechos. ¿Es porque no existen estadísticas que revelan la miserable situación de muchas mujeres sauditas? Toquen las puertas de los palacios de justicia, y conocerán la magnitud de esta catástrofe. ¿Es porque la sangre de la mujer saudita que es víctima de la violencia fluye en completo silencio, para que nadie preste atención? O es porque las vidas de las mujeres sauditas son sumamente baratas, y así ellas respiran su último aliento sin que nadie lo note?… No sé por qué ustedes esperan, o cuánto tiempo esperarán». [8]

El corazón del problema: Las mujeres no están protegidas por la ley

Otro artículo incluye declaraciones recolectadas que Al-Huwaider escuchó de mujeres sauditas «que saben que sus derechos son robados, pero no tienen el coraje de exigir que se los devuelvan»: «‘Temo por la reacción del régimen y sus leyes opresivas; ‘Le temo a la violencia de los fanáticos e ignorantes en mi país’; ‘Temo que mi marido se divorcie de mi y me encontraré indefensa’; ‘Temo que mi marido me castigue y tome a otra esposa… ‘; ‘Le temo a la ira y violencia de mi padre; ‘Le temo al dominio de mis hermanos [sobre mí], y su control [de mí]; ‘Temo que mi guardián me arrebate todo el significado de la vida de mí’; ‘Temo que mis hijos estén enojados conmigo y se amargarán contra mí persona…’; ‘Temo perder mi buen nombre, y luego el no poder encontrar a alguien que quiera casarse conmigo… ‘; ‘Temo por mi futuro y el futuro de mis hijas e hijos’; ‘Temo herir a mis padres; ‘Temo que si hago esto, mi familia y tribu lo verán como vergonzoso y estarán enojados conmigo’; ‘Temo perder todo lo que tengo, lo que he construido durante los años… ‘Le temo a todo alrededor mío…'»

Al-Huwaider escribe que las «mujeres sauditas son débiles, no importa cuan alto sea su estatus, incluso las tratadas con ‘excesiva indulgencia’ entre ellas – porque no tienen ninguna ley para protegerlas de algún ataque por cualquiera. La opresión de las mujeres y el confinamiento de su individualidad es una falla que afecta a la mayoría de los hogares en Arabia Saudita. La mayoría de las mujeres sauditas, ya sean educadas o analfabetas, comprenden demasiado bien que toda su vida está en las manos de los hombres. Si una mujer saudita disfruta ‘una vida de simpatía y bienestar’… esta depende totalmente de la buena naturaleza y las buenas intenciones del hombre con quien ella vive».

De lo que las mujeres sauditas dicen, Al-Huwaider concluye que toda mujer saudita tiene dos tipos de miedo: el miedo interno, que se origina primero y por encima de todo en el control de su familia o tribu, y del miedo externo, del control de las instituciones políticas, religiosas, y sociales que normalmente trabajan juntos en contra de ella.

Al-Huwaider escribe: «La razón por la que la mayoría de las mujeres están deprimidas, sumisas, y sujetas a los varios tipos de injusticia aceptan su infeliz situación es su creciente miedo. El miedo corroe su sentido de ser entidades independientes, y daña su auto confianza todos los días. Así ellas nunca tienen éxito en remover la opresión. La verdadera razón de este miedo entre las mujeres sauditas es que no existe ninguna ley para protegerlas de la violencia y la discriminación.

«En un mundo de tecnología, rápida globalización, y continuos desafíos internacionales, mejorar la parte de las mujeres sauditas y movilizarlas no es ya más un asunto de escogencia y lujo; es una necesidad. El gobierno saudita debe incrementar sus esfuerzos para remover el miedo de los corazones de las mujeres, que son la mitad de sociedad, para que puedan participar en construir [la sociedad]…

«Debemos abrir nuestros ojos a la verdad… y eso significa que todos los hombres, la revolución del petróleo, la fuerza militar, y la liquidez financiera [en Arabia Saudita] no pueden construir una patria fuerte cuando el papel de la mujer es ignorado…» [9]

En otro artículo, analizando la situación de las mujeres en los países árabes, Al-Huwaider va más allá en elaborar su conclusión de que la fuente de los problemas de las mujeres árabes no está en la religión, sino en la legislación discriminatoria en el mundo árabe: «Todos los regímenes árabes son miembros de las Naciones Unidas, y han ratificado la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, la cual declara muy claramente la justicia, los derechos igualitarios, y obligaciones por igual para todos los ciudadanos. No obstante, en nuestro país chauvinista, la mujer todavía es considerada la propiedad de su familia…

«La legislación en los países árabes diferencia públicamente contra las mujeres, oprime públicamente sus derechos, y les hace daño como seres humanos. Ellas todavía son tratadas como si contaminaran la pureza, y despiertan la tentación y la inmoralidad. Lo que es asombroso es que la mayoría de los árabes, en todos los niveles y en todas las clases – así sea el gobierno, las instituciones, o los individuos – todavía ven el problema de la mujer como un problema religioso. De hecho, piensan que sus preocupaciones deben ser tratadas usando anticuadas interpretaciones chauvinistas…

«Mejorar la situación de la mujer no será a través de soluciones que son anticuadas y han probado su ineficiencia. Las leyes que otorgan solo la mitad de la voz a los ciudadanos [es decir, ignorar las voces de las mujeres] se detractan de los derechos de las mujeres; ellos clasifican a [las mujeres] de tener un menor sentido común, se detractan de su importancia, lanzan dudan sobre sus habilidades, les permiten ser golpeadas y divorciadas, las encarcelan dentro de cuatro paredes, les permiten ser tratadas como a sus maridos les convenga, les permiten ser compradas y vendidas dentro de un acuerdo legal, y, cuando [las mujeres] fracasan [y violan la ley religiosa] dan la bienvenida a su salvaje matanza. Estas leyes no son las más ciertamente correctas para una era en donde los perros y los gatos en el mundo desarrollado tienen más derechos que las mujeres árabes – o incluso que los hombres árabes…

«Los problemas no resueltos de las mujeres no son religiosos, sino puramente legales. Las mujeres deben ser tratadas de acuerdo con las convenciones internacionales que garantizan los derechos humanos, las libertades, y la dignidad… La legislación que le quita los derechos de la mujer como ciudadana debe ser reemplazada por la legislación que garantiza sus plenos derechos [como ser humano]… El tiempo ha llegado para anular las interpretaciones chauvinistas que incitan a la violencia, e incitan a la discriminación en contra y la persecución de mujeres, y a la remoción de sus derechos…» [10]

* A. Dankowitz es la Directora del Proyecto de Reforma en MEMRI.