Lo siguiente son extractos de una entrevista con el intelectual bahraini Dhiyaa Al-Musawi que fue presentada en Abu Dhabi Tv el 29 de diciembre del 2006.

PARA VER ESTE SEGMENTO DE VIDEO: http://www.memritv.org/search.asp?ACT=S9&P1=1363 .

Dhiyaa Al-Musawi: «Yo no creo en los patíbulos de la ideología. Nuestro problema en el mundo árabe es que tenemos muchos patíbulos de ideología y acusaciones de traición social, en el que intentamos colgar a un intelectual, a un pensador, o a un poeta todos los días, al igual que en el caso de Naguib Mahfouz y otros. Nosotros, triste decir, estamos en contra de la creatividad y la civilización, y contra cualquier idioma que busca un entendimiento mutuo en la sociedad».

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«Debemos tener el valor de liberarnos del colesterol de ‘atraso’ en la ideología, acumulándose en las arterias del conocimiento árabe y en la mente árabe. Padecemos de atraso. Esto no es masoquismo – del cual los psicólogos hablan – actos de auto-flagelación. Ésta es la verdad. Nosotros ni siquiera nos hemos desarrollado al punto de admitir la derrota. [Tenemos que] admitir nuestra derrota cultural. En el pasado, tuvimos una civilización en Andalucía y en muchos otros lugares, pero hoy vamos en retroceso – exportamos violencia, aterrorizamos a países enteros, amenazamos la seguridad nacional, y muchas otras cosas».

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«Necesitamos reformar y moldear el pensamiento religioso, porque, con toda honestidad, los púlpitos de nuestras mezquitas han comenzado a ‘colocarle trampas’ al pueblo».

Entrevistador: «De qué manera?»

Dhiyaa Al-Musawi: «Los engañan generando odio hacia ‘el otro’. Hemos clamado un monopolio por el Paraíso, y cada uno de nosotros lo ha grabado en el registro de la tierra en su nombre».

Entrevistador: «Pero los púlpitos están bajo vigilancia gubernamental».

Dhiyaa Al-Musawi: «Algunos de ellos están bajo vigilancia gubernamental, pero en algunos países árabes, aunque estén bajo vigilancia gubernamental, el propio gobierno fomenta el engaño. Este problema tiene razones políticas, pero quién paga el precio? El país, la sociedad, la sociedad civil, y el joven, al que se le dice que las vírgenes de ojos negros lo esperan en las puertas del Paraíso, y que todo lo que tiene que hacer es suicidarse, matarse. Él pudiera volar a su familia e hijos para conseguir las vírgenes del Paraíso. Éste es el idioma y la cultura de la muerte. Nosotros no nacimos en este mundo para morir de esta manera. La belleza del hombre yace en su forma de vivir por la causa de su patria, no en morir atrapando a otros».

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«En el mundo árabe, tenemos clérigos religiosos que son lumbreras [del conocimiento], pero yo pienso que el problema es que constantemente intimidamos a la gente. Sólo hablamos del Infierno, y no del Paraíso en lo absoluto. El Corán es equilibrado. Habla sobre el fuego del Infierno y las frutas del Paraíso, pero nosotros constantemente predicamos sobre los horrores del Día del Juicio Final, diciendo que un Satanás calvo, o una serpiente calva, los visitara en la tumba. Es terror constante. Siempre es un cuadro oscuro. ¿Por qué? Ése es el problema. Desgraciadamente, algunos jóvenes – fuera de una interpretación errónea de la religión… Al momento en que se vuelve religioso, deja de sonreír y saludar a otros. Acusa a algunos de herejía y a otros de pecado. Él empieza todo ese discurso. Odia la música, y se niega a vestirse pulcramente. Su mente es raptada en los calabozos de la ideología, triste decirlo».

Entrevistador: «Permítame hacerle una pregunta. Si un chiíta, o incluso un sunni, se convierte en un clérigo religioso, aun así escucha música, puede el pueblo árabe aceptarlo?»

Dhiyaa Al-Musawi: «A mi manera de ver, la disposición árabe padece de muchos problemas. Hemos destruido muchas cosas, incluyendo la belleza de la disposición general. La música es algo muy hermoso…»

Entrevistador: «Escucha usted música?»

Dhiyaa Al-Musawi: «Sí, escucho música. Escucho música clásica, y pienso que las sinfonías de Beethoven son muy hermosas. Están entre las obras maestras del arte humano. Yo creo que la música desarrolla el espíritu del hombre y lo hace más humilde. Que hay de malo en eso?»

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«En cuanto a la política de no-violencia, me gustaría darle el ejemplo de Gandhi, a quien considero un héroe. Si sólo pudiéramos obtener algunos de los genes de Gandhi, y plantarlos en los cerebros de nuestra juventud en el mundo árabe…»

Entrevistador: «En su casa, usted tiene fotos de Martin Luther King y de Jesús colgados en la pared».

Dhiyaa Al-Musawi: «En mi casa, coloqué una foto de Jesús, ya que siempre que miro su foto, se abren mundos de paz y amor ante mí. Fue Jesús quien dijo: ‘Ama a tus enemigos, bendice al que te maldice’. Necesitamos este hermoso idioma en nuestra sociedad. También tengo una foto de Gandhi, a quien considero ser una persona muy refinada, y de cuya [imagen] debemos plantar en las mentes de nuestra juventud».

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«Algunos de nosotros decimos: ‘Pueda Alá maldecir a los judíos y a los cristianos, los descendientes de los monos y los cerdos’. ¿Es este el idioma del progreso? ¿Es este el idioma de la iluminación y la tolerancia? Si usted hubiese nacido en Roma, sería cristiano, si hubiera nacido en Teherán, usted sería chiíta, y si usted hubiese nacido en Arabia Saudita, habría sido sunni, y así sucesivamente. Cuan maravilloso sería si toda esta gente pudieran reunirse en amor alrededor de la mesa de la humanidad».

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«Naciones que leen más son las naciones que son las más respetadas, como las naciones occidentales dónde la gente lee… Cuando usted viaja a Suiza, a todas partes donde va – en el autobús o donde sea – usted ve a gente leyendo libros. Ve usted tales cosas en el mundo árabe?»

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«El problema de la juventud árabe es que no leen. Tal como escribió Gustavo le Bon en La Multitud: Un Estudio de la Mente Popular, el joven árabe a veces sonríe mientras son llevados al matadero. ¿Por qué? Porque les falta consciencia. Sufrimos de analfabetismo. Hoy día, el mundo árabe tiene, según un informe de las Naciones Unidas, cerca de 70 millones de analfabetos adultos – en otros términos, 70 millones de personas a quienes usted puede atrapar en engaño, contra su país y su sociedad, porque no leen».

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