En un artículo publicado del 21 de junio, 2018 Mursi ‘Atallah, ex-presidente de la junta directiva del diario del gobierno egipcio Al-Ahram, discutió el problema de la fuga de cerebros en el mundo árabe. El principal activo de los países árabes, este escribió, no son sus recursos naturales sino su capital humano. Sin embargo, su incapacidad para cultivar la excelencia lleva a aquellos con talento a emigrar a otros lugares donde pueden realizar su potencial. Este hizo un llamado a estos países para que construyesen infraestructuras académicas e investigativas para evitar así que emigren talentos nativos y también para que mantengan contactos con personas que ya se han ido a través de empresas conjuntas, ya que estos cerebros constituyen la verdadera «fuerza blanda» de los árabes.

Mursi ‘Atallah (Imagen: Al-Yawm Al-Sabi’, Egipto, 10 de abril, 2009)

Lo siguiente son extractos traducidos de su artículo:[1]

«Estamos muy equivocados al pensar de que la fuerza de la nación árabe reside únicamente en sus grandes reservas de petróleo y gas o en la ubicación geográfica muy singular [de los países árabes] en el nexo entre los continentes del mundo. Según informes recientes de la ONU, La nación árabe posee un gran número de talentos en todos los campos (ciencia, tecnología, economía, filosofía y deportes) [que viven] en varios países del mundo. Cada uno de estos valores atípicos constituye un ‘lobby’ de un solo hombre en la lucha contra las fuerzas que le son hostiles a los árabes.

«La verdad es que los logros de los árabes en el extranjero son críticas a la mayoría de los países árabes, [exponiendo] la vergonzosa insuficiencia de sus sistemas, lo que lleva a esta gente con talento a emigrar en busca de oportunidades adecuadas para demostrar su capacidad de servirle a la humanidad en conjunto y a los estados árabes en particular. La partida de estas mentes creativas demuestra que el atraso de la mayoría de los países árabes se debe principalmente a la insuficiencia de sus sistemas administrativos, que a menudo permiten que pequeños talentos lideren en las esferas públicas, a expensas de los grandes talentos. Esto se debe principalmente a que el amiguismo, el parasitismo, el servilismo y la hipocresía son armas mortales que pueden matar talentos y evitar ser descubiertos.

«Los talentos que emigran son víctimas de la ignorancia de la sociedad respecto a la importancia y la misión de las investigaciones científicas. Prueba de ello es el hecho de que la suma invertida por todos los países árabes juntos en la construcción de fábricas modernas y suministrarles con el equipo y los cerebros necesarios para las investigaciones científicas es más pequeña que la suma invertida [separadamente] por Israel, Corea o Japón. Si no hemos podido lograr la unidad política o una integración económica, o incluso abrir nuestras fronteras al libre comercio, como para realizar la visión de una identidad árabe unificada, entonces [quizás] deberíamos buscar la unidad esperada a través de nuestra gente talentosa en el extranjero, ya sea apoyándolos allí o trabajando para recuperarlos mediante iniciativas de investigación [árabes] conjuntas que puedan restaurar parte del honor perdido de esta nación. Todo esto, para que no perdamos la oportunidad dorada de invertir en nuestra fuerza blanda que está siendo desplegada alrededor del mundo…»


[1] Al-Ahram (Egipto), 21 de junio, 2018.