En una crítica al periodo previo al 12 de octubre del 2012, que marcará los primeros 100 días desde que el Presidente egipcio Muhammad Mursi fue electo, ha habido un creciente aumento de críticas a sus políticas. La Coalición Revolución Juventud tiene previsto celebrar una manifestación masiva ese día, en que pedirán disolver la Asamblea Constituyente, el órgano encargado de la redacción de la nueva constitución egipcia, liberar a todos los detenidos de la revolución, procesar a todos los responsables de asesinatos a manifestantes, no eximir de enjuiciamientos a miembros del CFSA; y promover la justicia social [1] Cabe señalar que una manifestación masiva planeada para el 24 de agosto, 2012 contra la toma del país por la Hermandad Musulmana (MB) no se materializó, porque unos días antes Mursi hizo renunciar a la cúpula militar quitándole las riendas del gobierno a los militares, ganando una popularidad considerable.

Tras las promesas de Mursi a instituir muchos cambios en Egipto incluso antes de completar sus primeros 100 días en el cargo, numerosos portales han sido creados para seguir su progreso en el cumplimiento de estas.

El portal «Medidor Mursi»: «92 días [después de la elección de Mursi], cuatro de sus 64 promesas se han materializado» [2]

Un ejemplo de las crecientes críticas contra Mursi es un artículo del reconocido escritor egipcio ‘Alaa Al-Aswany, conocido por su crítica audaz al régimen de Mubarak y, luego, al CFSA. [3] En su artículo, Al-Aswany escribe que el mandato de Mursi no es diferente del de Mubarak y que no ha cumplido sus promesas de campaña, y señala que ha fracasado, entre otras cosas, el purgar los servicios de seguridad de Mubarak, detener su política de opresión y tortura, y liberar a los egipcios encarcelados falsamente acusados durante la revolución u obtener la liberación de los egipcios encarcelados en Arabia Saudita. Además, este señala que muchos de los ministros que Mursi ha nombrado pertenecen al antiguo régimen, que continúa con una política económica de ayudar a los ricos e ignorar a los pobres, y prefiere enfrentar la crisis económica de Egipto rogándole al FMI por un préstamo, de que utiliza los medios del gobierno a su favor y ha procesado a ciudadanos «por faltarle el respeto», y que no ha sustituido a la actual Asamblea Constituyente dominada por la Hermandad Musulmana con una nueva asamblea que represente a todos los sectores de la sociedad. Al-Aswany afirma además que la oficina del Guía General de la HM tiene una gran influencia en el gobierno, e insta a todos los ciudadanos egipcios a unirse a la causa para rescatar a Egipto y la HM no asuma el control del país.

Lo siguiente son extractos de su artículo: [4]

El Ministerio del Interior continúa oprimiendo y violando los derechos de los egipcios

«Yo no voté por el presidente Mursi. Antes de las elecciones, escribí [un artículo] aquí en el que insté a los egipcios a boicotear las elecciones en protesta por la candidatura presidencial del [primer ministro] Ahmad Shafiq [designado por Mubarak durante las manifestaciones exigiendo su renuncia, que fue aprobada] antes de que 35 denuncias pendientes de corrupción en su contra fuesen investigadas. El llamado a boicotear las elecciones no fue escuchado, y millones de egipcios se vieron obligados a votar por el Presidente Mursi, no por creencia en las opiniones de la HM, sino con el fin de hacer que el régimen de Mubarak no regrese a través de la [elección] de Ahmad Shafiq. Cuando se anunciaron los resultados y Mursi ganó la presidencia, llamé a respetar la voluntad del pueblo, pensando que no debería atacarlo antes de darle una oportunidad. [Pero] ahora han pasado tres meses desde que asumió el poder, y su trayectoria política se nos ha vuelto evidente. Lamentablemente, las acciones y decisiones que ha tomado transmiten mensajes preocupantes que se pueden resumir tal como sigue:

«1. La cruel supresión al pueblo egipcio por el Ministerio del Interior fue una de las principales razones de la revolución, que exigió desde el principio disolver el Servicio de Investigaciones de Seguridad del Estado con el objeto de purgar al Ministerio del Interior de los oficiales corruptos de Mubarak, y enjuiciar a aquellos que había participado en torturas. Pero el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA) firmemente se negó a hacer cambios en el Ministerio del Interior durante la etapa de transición. Luego vino el Presidente Mursi, y nos sorprendió al negarse [también] a purgar el ministerio, buscando asistencia en los mismos altos mandos y escogiendo al ministro del Interior Ahmad Gamal Al-Din, de entre ellos. Parecía que un acuerdo había sido alcanzado entre la HM y el Ministerio del Interior, según la cual los generales mantendrían sus puestos y privilegios, y no tendrían que rendir cuentas por los crímenes cometidos, a cambio de restaurar la seguridad [en Egipto], y proteger los intereses de la HM.

«La seguridad fue en parte restaurada, pero también lo fue la opresión, y [ahora] una vez más estamos viendo a egipcios humillados en las comisarías. La semana pasada, un ingeniero llamado Muhamad Fahim conducía a través de Al-Mansoura cuando un policía lo detuvo y le pidió ver su licencia. Descubriendo que la había olvidado en casa, Fahim le preguntó si podía alguien acompañarlo a su casa y buscarla. El oficial respondió: ‘Dile eso a tu madre’, y cuando Fahim protestó, este golpeó a Fahim y ordenó a sus hombres a que lo arrastraran por el suelo. Luego lo llevaron a la comisaría, lo torturaron, y finalmente lo acusaron falsamente, lo que llevó a la fiscalía a otorgarle prisión preventiva para investigaciones adicionales. Numerosos casos como este del último período indican que Mursi, al igual que el presidente Mubarak, no se preocupa demasiado por los ciudadanos torturados ni por sus derechos humanos violados.

«La situación de los egipcios en el extranjero [por ejemplo en Arabia Saudita] no es mucho mejor que en casa… Cientos de egipcios se encuentran recluidos en las cárceles saudíes sin juicio o tras algún juicio injusto. Entre ellos esta Nagla Wafa, quien es azotado cada semana por insultar a una princesa [saudita], y [también] el abogado Ahmad Al-Gizawi, quien fue condenado por cargos falsos después de atreverse a presentar una demanda contra el rey saudita en un intento por defender los derechos de los egipcios. [Sin embargo, a pesar de esto,] la primera [visita oficial] de Mursi fue a Arabia Saudita. Este abrazó a los funcionarios [sauditas] y posó para las cámaras con ellos, sin hacer nada por rescatar a los ciudadanos egipcios encarcelados allí. A esto puedo añadir los miles de detenidos en Egipto en prisiones militares, la mayoría de ellos [arrestados] bajo falsos cargos durante las protestas, al igual que los ‘Oficiales del 8 de Abril’ quienes se unieron a las protestas en la Plaza Al-Tahrir, y fueron arrestados y torturados brutalmente, y todavía están bajo custodia. Durante la [campaña] electoral, Mursi prometió que liberaría a toda esta gente inmediatamente al asumir el poder, pero no ha cumplido su promesa».

Para ver el despacho en su totalidad en inglés por favor haga clic en el siguiente enlace:

http://www.memri.org/report/en/0/0/0/0/0/0/6721.htm


[1] Al-Ahram (Egipto), 27 de septiembre, 2012.

[2] Morsimeter.com, 30 de septiembre, 2012.

[3] Una de las más conocidas novelas de Al-Aswany es El Edificio Yacoubian, que critica el gobierno de Mubarak. En su crítica al SCAF, véase MEMRI Despacho Especial No. 3740, Escritor egipcio Alaa Al-Aswany critica a los militares por socavar los logros de la revolución en Egipto, 5 de abril, 2011.

[4] Al-Masri Al-Yawm (Egipto), 24 de septiembre, 2012.