Dos semanas después de las elecciones, parece ser que el régimen iraní ha podido suprimir el movimiento de protesta. Este informe examina las razones del apaciguamiento de este movimiento.
1. Violencia del régimen
En el esfuerzo por sofocar las protestas que fueron principalmente pacíficas, el régimen iraní ha empleado una violencia brutal. El CGRII y unidades del Basij, algunos de ellos en ropa de civil, usaron ambos armas frías (garrotes y cuchillos) y fuego contra los que protestaban. Además de emplear violencia contra los manifestantes en las calles, las fuerzas de seguridad incursionaron también dormitorios estudiantiles, especialmente en Teherán; arrestaron a manifestantes, activistas políticos, periodistas e intelectuales; y persiguieron a los dueños de casas desde donde se escuchó el «Alá Akbar» por las noches. Los jefes del régimen amenazaron a cualquiera que hubiese participado en las protestas, bloquearon portales y medios de comunicación a favor del movimiento de protesta y emprendieron una campaña mediática contra este movimiento describiendo a los manifestantes y sus líderes como elementos hostiles que colaboran con los enemigos de Irán. Los permisos para actividades políticas y partidistas fueron derogados y una corte especial fue establecida para enjuiciar legalmente a los manifestantes.
2. Al contrario de algunos manifestantes, los líderes del movimiento de protesta nunca defendieron un cambio de régimen en Irán; su campaña es parte de una lucha entre dos corrientes dentro del régimen
Los líderes del movimiento de protesta, Mir Hossein Mousavi, Mehdi Karroubi y Mohammad Khatami, llamaron en los manifestantes a mantener sus protestas pacíficas y declararon que negociarían con el régimen para lograr sus metas, las cuales son celebrar unas nuevas elecciones o el establecimiento de un comité de ayatolaes aceptable a todos los bandos y examinar los resultados de las elecciones. Al contrario de algunos de los manifestantes, estos líderes no están interesados en un cambio de régimen en Irán, y nunca ha llamado a derrocar al Líder Supremo Ali Khamenei. [1]
Debe hacerse notar que Khatami y Rafsanjani, quienes se mantuvieron entre bastidores del movimiento de protesta, no han podido reclutar el apoyo de ningún antiguo ayatolá contra Khamenei. Hashemi Rafsanjani, quien es la segunda figura más poderosa en el régimen y encabeza dos de sus cuerpos más importantes (la Asamblea de Expertos y el Concejo de Conveniencia), nunca ha pretendido liderar un movimiento que presente una alternativa al régimen. A pesar de sus fuertes discordancias con el Líder Supremo, no ha desafiado abiertamente la decisión del último en aceptar los resultados electorales, sin embargo, según informes, él ha buscado reclutar a los antiguos ayatolaes a que se unan a su bando dentro del régimen.
3. La ausencia de apoyo internacional
La política de Occidente durante esta crisis ha sido la de no-intervención en los eventos en Irán.
Conclusión:
Los eventos en Irán seguidos a las elecciones fueron un estallido público de rabia que abarcó a muchos sectores de sociedad iraní. Este estallido fue hecho posible por el surgimiento de un comprensivo común denominador, es decir la rabia por unas elecciones arregladas. Los manifestantes buscaban a un líder, pero no lo encontraron.
El poder del régimen y la supresión brutal de las protestas, la ausencia de un liderazgo religioso, y el silencio del mundo significó que el movimiento de protesta no pudo mantener su momento, y comenzó a sucumbir después de dos semanas. Sin embargo, es seguro asumir que otro y más eficaz movimiento de protesta surgirá cuando los «ingredientes» necesarios estén presentes, es decir – un público de manifestantes, una agenda ideológica en vigor que presente una alternativa al régimen, un liderazgo religioso que encabezará al movimiento y que tenga la voluntad de pagar el precio y el apoyo internacional.
También puede asumirse que el presente movimiento de protesta iraní impacte a las sociedades árabes sunni en los países vecinos de Irán, que también no son extraños al fraude electoral.
Ahora que el régimen ha podido sofocar las protestas, sus varias élites están ocupadas intentando mediar entre sus dos corrientes rivales, ambos conservadores y aceptan la autoridad de Khamenei. [2] El deseo de reconciliación es claramente evidente en las recientes declaraciones públicas de Rafsanjani – su primera en las últimas dos semanas – en el cual declaró su lealtad a Khamenei (quién posee su «afecto infinito»), y adoptó la línea de Khamenei y Ahmadinejad de que elementos extranjeros estaban detrás del movimiento de protesta. [3]
* A. Savyon es Director del Proyecto de Medios de Comunicación Iraní.
[1] La posición de los líderes fue expresada, por ejemplo, por el partidario de Mousavi miembro del Majlis Ghodratollah Alikhani, quien clamó emocionalmente durante una reciente sesión del Majlis «Todos somos hijos de la Revolución!»
[2] Véase Investigación y Análisis de MEMRI No. 522, «Elecciones en Irán – Parte II», 9 de junio del 2009, http://www2.memri.org/bin/espanol/articulos.cgi?Page=countries&Area=iran&ID=IA52209.
Desde que Khamenei enfatizó, en su sermón del Viernes del 19 de junio, 2009, la importancia de todos los líderes al régimen, las varias élites y mecanismos del régimen han estado trabajando para aplacar a los enfadados candidatos presidenciales y ofrecer una solución a la crisis. Entre las figuras que emprenden este esfuerzo están los Ayatolaes de Qom, tales como Mousavi Ardabili, Sobhani y Javadi-Amoli, así como también el Portavoz del Majlis Larijani quien ha establecido su propio comité para resolver el conflicto, miembros del Concejo de Guardianes y otros.
En el sermón del 18 de junio de Khamenei, véase MEMRI Despacho Especial No. 2413, «Líder Supremo de Irán Ali Khamenei en Sermón del Viernes en Teherán: En Toda Elección Hay Ganadores y Hay Perdedores», 21 de junio, 2009
http://www2.memri.org/bin/espanol/articulos.cgi?Page=countries&Area=iran&ID=SP241309.
[3] ILNA (Irán), 28 de junio del 2009, Mehr (Irán), 27 de junio del 2009,
http://www.youtube.com/watch?v=DFiv361ycpQ.