Luego de años de protestas de que no se pudo hacer, YouTube promete eliminar totalmente los videos que contienen odio y atrocidades, a pesar de que al hacerlo reducirá su flujo de tráfico y de ganancias.
El Director Ejecutivo de Facebook Mark Zuckerberg, ahora está de parte de los ángeles, luego de la Apelación Christchurch.[1] El presidente de la República Soberana de Facebook le dijo a su colega, el presidente de la Republica francesa Emmanuel Macron, que se sentía encantado de que Francia regule a su compañía y que sería muy feliz de poder cobrar $5 billones por año más de impuesto sobre los ingresos corporativos globales y permitir que los reguladores franceses ingresen libremente en las redes internas corporativas de Facebook en Dublín y en Silicon Valley para llevar a cabo su función supervisadora.
Google, que colocó con mucha avidez anuncios junto a videos neonazis y yihadistas, asegurando así un flujo de efectivo para los creadores de los videos, también anunció pasos para fomentar una mayor responsabilidad y brindar protección a los usuarios de la red.
Incluso la esquiva Inteligencia Artificial IA que impulsará los algoritmos a fin de eliminar el discurso del odio e incitación es Big Data nos informa felizmente, ahora a punto de ser descubierta.
En 1997, los jueces de la Corte Suprema en los Estados Unidos, tanto conservadores como liberales, produjeron el mayor desastre en la historia de Internet y seguridad pública cuando le otorgaron a las empresas de Internet un estatus muy por encima a las leyes de las democracias y sus sistemas de justicia, otorgándoles licencia para publicar contenido criminal con inmunidad. Este estatus, establecido en la Sección 230 de la Ley de Decencia en las Comunicaciones de 1996, leyó: «Ningún proveedor o usuario de un servicio informático interactivo será tratado como el editor o el locutor de cualquier información proporcionada por otro proveedor con información de contenido». Esto privilegió a las empresas sobre los medios impresos y de difusión. Los jueces no se dieron cuenta de que, al igual que la energía nuclear, Internet abrigaba peligros para la vida y por lo tanto, requería de regulación. Así liberadas de responsabilidad, las compañías ahora podrán enriquecerse de una poderosa corriente de contenido criminal: pedofilia, pornografía, yihadismo, antisemitismo, negación del Holocausto, racismo, supremacismo blanco y del nazismo.
Sólo el año pasado se rectificó parcialmente esta abominación legal, en la forma de una Ley para Combatir el Tráfico Sexual en La Red (CTSR). Esta ley levantó la protección de la Sección 230 para contenido pornográfico y pedófilo en la red. Pero todo el contenido criminal que quedaba para que las compañías de Internet se beneficien con impunidad.[2] Las compañías no lucharon por el derecho a beneficiarse de la pornografía y la pedofilia; sentían que ya no eran los favoritos de los políticos y el público. Ahora están tratando de pacificar a sus perseguidores con concesiones que no tendrán ningún impacto serio en sus resultados.
Ante la cumbre de junio, 2019 entre Macron y la Primera Ministra de Nueva Zelanda Jacinda Ardern, Zuckerberg elogió el enfoque de Macron y dio la bienvenida a los reguladores franceses: «Si más países pueden seguir el ejemplo de lo que su gobierno ha hecho aquí, eso probablemente terminará siendo un resultado mucho más positivo para el mundo desde mi punto de vista que algunas de las alternativas».[3] A Zuckerberg le preocupa una posibilidad específica: Facebook, junto a otros, puede perder su valiosa e injustificada inmunidad bajo la Sección 230, poniéndolo en igualdad de condiciones con otros medios de comunicación.
Durante años, Facebook y otros se han escondido detrás de la ACLU y de otros tontos útiles, que se creyeron los cuentos de que la inmunidad de Big Data fue diseñada para proteger a los disidentes y no a los dividendos corporativos. Zuckerberg y sus colegas barones de las redes sociales han permitido a los supremacistas blancos, racistas, yihadistas, antisemitas y hostigadores profesionales a ayudarles a obtener una bonanza proveniente de los ingresos por permitir publicar publicidad en páginas de negación del Holocausto, páginas que defienden a Hitler, decapitaciones, incitación racial y reclutamiento de yihadistas. Vergüenza debería darles y vergüenza debería darles a los gobiernos preparados para hacer tratos que preservarán su inmunidad.
Presidente Macron, usted puede darle la bienvenida a $5 billones en dinero mafioso para el déficit presupuestario de Francia y para la creación de nuevas agencias reguladoras que provean empleos a los chicos. Pero esto solo le hará cómplice de Facebook.
La única política efectiva es eliminar el escudo de inmunidad de las compañías en Internet – otorgándoles así un reembolso, en ambos sentidos de la palabra, a las víctimas de su política rapaz. Nivelar el campo de juego de los medios de comunicación. No se vendan por $5 billones; simplemente despojen a las compañías de su inmunidad ilícita.
*Yigal Carmon es Presidente de MEMRI.
[1] La iniciativa de la Primera Ministra de Nueva Zelanda Jacinda Ardern, tenía como objetivo prevenir la instigación en la red, la cual ha sido reconocida como factor contribuyente en los ataques a la mezquita en Christchurch, hecho ocurrido el 15 de marzo, 2019.
[2] Las compañías suspendieron a sus lobistas porque se dieron cuenta de que el sentimiento público y legislativo se volcó contra ellos y por lo tanto, estaban dispuestos a sacrificar esta área tan lucrativa que habían trabajado durante tantos años
[3] Newshub.co.nz, 11 de mayo, 2019.