Introducción

En sus memorias recientemente publicadas, el Ministro del Exterior francés Philippe Douste-Blazy relata la historia de una reunión entre tres ministros del exterior europeos junto a Javier Solana de la Unión Europea y el Presidente de Irán Mahmoud Ahmadinejad. La reunión, que tuvo lugar en las Naciones Unidas el 15 de septiembre del 2005, trató con lo que Douste-Blazy caracterizó como «la generosa oferta europea» a Irán respecto a su programa nuclear. Ahmadinejad fue caracterizado por Douste-Blazy, cirujano y profesor de medicina de profesión, como terco, y la reunión fue descrita como que no conducía a ninguna parte. De repente, Ahmadinejad cambió el curso de la conversación con lo siguiente: «Sabe usted por qué deberíamos desear tener caos a cualquier precio?» preguntó retóricamente. «Porque, después del caos, podemos ver la grandeza de Alá». [1]

La respuesta a este desafío vino del Reino de Arabia Saudita, que recientemente empleó una diplomacia callada pero eficaz apuntada a frenar la inclinación de Ahmadinejad por crear el caos en su patio trasero.

Sanciones de las Naciones Unidas contra Irán

Después de prolongadas negociaciones entre los cinco miembros permanentes del Concejo de Seguridad – los Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, Rusia, y China, además de Alemania, que ocupaba uno de los escaños rotatorios en el concejo – el Concejo de Seguridad pasó, el 23 de diciembre del 2006, la Resolución 1737, imponiendo sanciones sobre Irán por su fracaso en detener su programa de enriquecimiento de uranio. La resolución llama en todos los estados «a prevenir el suministro, venta o transferencia…de todos los artículos, material, equipo, bienes, y tecnología que podrían contribuir a todo lo relacionado con Irán y el enriquecimiento de uranio, la reelaboración o las actividades fuertemente relacionadas al agua pesada o al desarrollo de sistemas de entrega de armas nucleares.

Desde el punto de vista de Ahmadinejad, la resolución era «un papel de paja… por el cual ellos [e.d., principalmente los poderes occidentales] tienen como objetivo asustar a los iraníes…» Inmediatamente después, el Secretario del Concejo Supremo de Seguridad Nacional Ali Larijani, quien está a cargo del expediente nuclear de Irán, le dijo al diario iraní Kayhan, «Nuestra inmediata respuesta a estas sanciones es que mañana por la mañana, 3,000 centrífugas comenzarán a operar en Natanz».

El petróleo como arma saudita

Arabia Saudita, como otros países, está preocupada por ambos el programa nuclear de Irán y por sus actividades en Irak en apoyo al chi’a, en el Líbano y en Palestina. Mientras estaba algo callada sobre el programa nuclear de Irán, la condena de Arabia Saudita a la intromisión de Irán en el Medio Oriente fue vocal. El Ministro del Exterior saudita Saud Al-Faisal no pudo ser más descortés cuando le dijo al diario francés Le Figaro, «Repetimos lo que se le dijo a los iraníes: No interfieran en nuestros asuntos». Él caracterizó el diálogo saudita-iraní como un esfuerzo por explicarles a los iraníes los temores sauditas y árabes «sobre la influencia iraní en el mundo árabe». Por esta razón él rechazó el intento francés de enviar una delegación a Teherán para discutir la última intromisión en el Líbano como algo «que no puede ser aceptado [ya que] ofrece legitimidad a la intervención iraní». [2] La pregunta crítica es si Arabia Saudita está preparada para traducir su advertencia en acciones a través del uso del «petróleo como arma». Si los saudíes están preparados para aplicar el arma del petróleo, el impacto en las fortunas de la economía de Irán podría ser significativo.

Un breve análisis de la situación del crudo saudita y la condición económica iraní demostrará el por qué Irán tiene toda la razón ambas en tomar seriamente las advertencias sauditas sobre la intromisión en el patio trasero saudita y ser temerosos de la potente arma que es el petróleo.

El excedente del presupuesto saudita

Después de déficit de $10.4 billones y $8 billones en el 2003 y 2004 respectivamente, Arabia Saudita acumuló un excedente de ingresos fiscales sobre gastos de $58.2 billones y $70.6 billones en el 2005 y 2006 respectivamente. El excedente para el 2007 se estima conservadoramente en $5.3 billones debido a que las ganancias fiscales estimadas de $106 billones están calculadas en base a la exportación de crudo de 7.2 millones de b/d en un precio promedio de $37/b, asumiendo un costo de producción de $2.50/b. [3] Ya que el precio del petróleo en las primeras seis semanas del 2007 se ha mantenido alrededor de los 50 dólares por barril, y si no hay ninguna súbita y fuerte inversión en el precio del barril o en el número de barriles exportados, es claro que Arabia Saudita acumulará un excedente mucho más grande de lo estimado.

Al mismo tiempo, Arabia Saudita ha anunciado su intención de expandir la capacidad de producción a 12 millones de b/d para el 2009 a través de una inversión de $80 billones. A este nivel de producción serán puestos de lado de 1.5 a 2 millones de b/d para el consumo local, dejando al menos 10 millones de b/d para la exportación lo que es aproximadamente 3 millones de b/d por encima del nivel actual de exportación.

A raíz de esta información, el Ministro de Hidrocarburos saudita Ali Al-Nuai’mi dijo en una conferencia de Petrotec en Nueva Delhi que su país podría invertir aun más para generar niveles más altos de producción en asegurar la estabilidad en los mercados de crudo. [4] No es cierto que existe una capacidad de refinamiento para tal suministro adicional de petróleo disponible en el mercado, pero podría no obstante servir como capacidad disponible que podría ser usado por el Reino para nivelar el suministro de petróleo y los precios de una manera compatible con sus intereses nacionales, que no son necesariamente compatibles con aquéllos de Irán; de hecho, los intereses de las dos naciones pueden ser muy diferentes.

Si Arabia Saudita fuera a aumentar su exportación entre uno a dos millones de barriles por día, podría hacer colapsar el precio del crudo lo bastante cerca al estimado del presupuesto del 2007 de $37 por barril. Si esto fuese a pasar, Arabia Saudita podría absorber la sacudida, pero la economía de Irán podría entrar en una seria crisis.

La economía de Irán a primera vista

Mientras Irán está buscando desarrollar su arma nuclear y por consiguiente se declara a si misma «un gran potencia», su salud económica contradice sus ambiciones.

Datos tomados del Banco Central de Irán [5] muestran un gasto deficitario acumulado en los últimos cuatro años [solares] 1381-1384 y el segundo trimestre de 1385, tal como sigue:

Año

Billones de Riyals (Equivalente en $ americanos al tipo de cambio de 9.17 riyal por dólar en paréntesis)

1381 (2003)

85.6 (9.3)

1382 (2004)

99.4 (10.8)

1383 (2005)

128.5 (14.0)

1384 (2006)

130.5 (14.2)

1385 (2007) (2do Trimestre.)

49.0 (5.3)

Para tratar con los déficit del presupuesto y, al mismo tiempo, continuar las libertinas políticas populistas del presidente, Irán ha estado utilizando la cuenta especial de intercambio extranjera que tenía como objetivo servir de colchón al país en caso de un rápido déficit en los ingresos del petróleo Según el diario Etemad-i-Melli, el Majlis iraní (Parlamento) votó el 24 de enero para permitirle al gobierno retirar de la cuenta el equivalente a $700 millones para financiar los déficit en la salud y los sectores de salud-educación, incluyendo el pago de sueldos atrasados. Durante un debate contencioso en el Majlis sobre la demanda del gobierno, un miembro del Comité Económico parlamentario, Elías Naderan, denunció que «la cuenta de reserva extranjera de intercambio no tiene nada de efectivo. Otro miembro del parlamento, Ahmad Tavakkli, denunció que el fondo tenía un balance de sólo $400 millones y se preguntó de donde vendrán exactamente el resto de los $300 millones.

En cuanto al presupuesto del 2007 que comienza el 1 de marzo, existen informes contradictorios en el precio estimado de crudo calculado para la columna de ingresos. Un informe presume un precio por barril de $33.70 mientras Nedaran, citado antes, mantiene que el gasto del gobierno está basado en el supuesto precio del crudo de $45 por barril.

Al mismo tiempo, el porcentaje de inflación en Irán ha sido estimado en 15.8 por ciento, mientras que el desempleo estuvo en un exceso del 10 por ciento. En un raro reconocimiento al impacto de las sanciones sobre Irán, el ministro de hidrocarburos iraní Kazem Waziri Hamaneh le dijo a Shana, la agencia de noticias del ministerio de hidrocarburos, que Teherán estaba teniendo problemas financiando proyectos de crudo sobre el cual la economía depende. Los bancos extranjeros no le están prestando a Irán debido a la presión de los Estados Unidos o porque los bancos también están «sacando sus propias conclusiones». [6] Sobre este tema, las amenazas de Irán en usar el arma del petróleo si es atacada son vacías, porque el país no puede financiar los programas más básicos por demasiado tiempo sin el flujo firme de ingresos del petróleo.

Estas preocupaciones han generado llamadas del Presidente del Concejo de Conveniencia Ali Akbar Hashemi-Rafsanjani y el jefe de la Magistratura Ayatola Mahmud Hashemi-Shahrudi a acelerar los planes de privatización y el apoyar las actividades del sector privado ambos como un medio de reducir los subsidios a las fracasadas empresas públicas y ayudar a integrar la economía iraní en el sistema global. [7]

Ahmadinejad ha seguido un programa populista para beneficiar a la clase baja en Irán. Sin embargo, el populismo sin fondos se volverá una consigna vacía. Esto, a su vez, podría debilitar grandemente su autoridad y minar la estabilidad de su régimen. Existe ya gran presión de los clérigos para aminorar el tono de su demagogia, y un aumento del descontento entre los pobres podría colocarlo rápidamente en riesgo político. La opción del petróleo de Arabia Saudita, más que nada, incluyendo el segundo portaaviones norteamericano que va en dirección al Golfo, podría apresurar el proceso de su caída, o como mínimo, hacerlo cojear por el resto de su periodo en el cargo.

La apelación de Irán hacia Arabia Saudita para reducir la exportación de petróleo

No es nada sorprendente que el Diputado Presidente del Comité Parlamentario de Irán para la Seguridad Nacional y Política Extranjera Mohammad Nabi Roudaki haya hecho esta declaración:

«Varios países árabes en la región y el gobierno saudita se inclinan a ayudar a los Estados Unidos y quieren presionar a Irán… Nosotros le recomendamos a Arabia Saudita que confíe [sólo] en si misma, y que haga prevalecer la estabilidad regional con el acompañamiento de las fuerzas en la región. Es mejor que Arabia Saudita no haga nada [contra Irán], ya que [por otra parte] enfrentarán rápidamente la protesta de su pueblo. Arabia Saudita debe reducir sus exportaciones de crudo para que el precio del petróleo se equilibre. Por otra parte, mañana América atacará a Arabia Saudita, bajo el pretexto de que no tiene democracia ni libertad».

* El Dr. Nimrod Raphaeli es Analista Senior del Programa de Estudios Económicos del Medio Oriente de MEMRI


[1] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 4 de febrero, 2007.

[2] Al-Sharq Al-Awsat (Londres). 1 de febrero, 2007.

[3] El Estudio Económico del Medio Oriente. Enero del 2007.

[4] Al-Hayat (Londres), 19 de enero, 2007.

[5] Banco Merkazi de Irán, Segundo Trimestre 2006-2007, No. 45. Principales Indicadores Económicos.

[6] El Financial Times (Londres), 21 de diciembre, 2006.

[7] Radio Libertad de Europa/Radio Libertad, http://www.rferl.org/, 2 de febrero, 2007.