La palabra árabe jihad ha ganado una amplia importancia en los medios de comunicación mundial. Desde los años noventa, varios países alrededor del mundo han visto numerosos ataques terroristas perpetrados por musulmanes que se auto denominan «combatientes del jihad» – siendo el más mortal de ellos el ataque al Centro de Comercio Mundial en Nueva York el 11 de septiembre del 2001. [1] Pero que es exactamente este concepto de jihad, que tiene tanto impacto sobre la vida en el mundo hoy día?
El significado de la palabra Jihad
Comencemos con el significado de la palabra jihad tal como esta se entiende por el árabe parlante contemporáneo «común» (y también por los musulmanes que no son árabes) – me refiero al significado de la palabra en el «lenguaje común», para usar un término legal británico, o en lo que las sagas judías llamaron «el idioma de la gente común». En el idioma de la gente común, jihad significa guerra contra los enemigos del Islam. Ya que esta interpretación a menudo despierta controversia u objeción entre los expertos académicos, Yo presento aquí una traducción palabra por palabra de lo que se dice sobre el concepto del jihad en un libro de texto básico del 11avo grado de primaria usado en Jordania y en la Autoridad Palestina:
«Jihad es el término islámico equivalente a la palabra ‘guerra’ entre otras naciones. La diferencia es que jihad es [guerra] por la causa de metas nobles y exaltadas, y por la causa de Alá… considerando que las guerras de otras naciones son guerras de maldad por la causa de ocupar la tierra y apoderarse de los recursos naturales, y para otras metas materialistas y aspiraciones básicas. [2]
Debe hacerse notar que el significado literal de la palabra jihad no es «guerra». Jihad es la forma substantiva del verbo jahada, que significa «esforzarse» «esforzarse a sí mismo». El libro de texto del cual la cita es tomada presenta esta información etimológica, pero lo que enfatiza – y lo que es pertinente a esta investigación – es el significado aceptado de la palabra en la cultura e historia del musulmán, y, por supuesto, su significado aceptado hoy día. [3]
El lugar del Jihad en la forma de ver del musulmán
Para entender propiamente el lugar de jihad a la manera de ver del musulmán, es importante tener presente que el Islam ha sido, desde sus comienzos, no sólo una religión sino una comunidad política – la nación del Islam (ummat al-Islam). Muhammad no era meramente un profeta que comunicaba la palabra de Dios, sino un líder político y comandante militar. De ahí, cualquier victoria del ejército de un estado musulmán sobre los no-musulmánes es percibida como una victoria para el Islam mismo. Según el Islam, Alá prometió la victoria de los musulmanes y la superioridad sobre todas las otras religiones a nivel mundial. Alá validó este mensaje con la Batalla de Badr, en Ramadan en el 624 CE, en donde 300 guerreros musulmanes bajo las ordenes de Muhammad vencieron al fuerte ejército de 950 hombres de la tribu Quraysh – un hecho militar que jugó un papel crucial en formar la conciencia islámica. [4]
Esta victoria no fue un evento aislado. Más bien, fue el precursor de una serie impresionante de victorias que condujeron al surgimiento de un imperio musulmán que se extendió desde la India hasta el Océano Atlántico. Así, la noción de superioridad islámica quedo fijada en la conciencia religiosa musulmana. «Islam es superior y no puede ser superado» – este refrán, atribuido al Profeta Muhammad, refleja el sentido musulmán de superioridad, y esta auto-percepción permaneció inamovible durante muchos siglos, incluso cuando la realidad política y militar ya no la apoyó.
Según la perspectiva musulmana tradicional, la humanidad está así dividida en dos grupos: los seguidores del Islam que son llamados «creyentes», y todos los no-musulmánes que son llamados «infieles». Es el deber de los musulmanes propagar la verdadera fe – Islam – a lo largo del mundo. Si los infieles se niegan a abrazar al Islam, el jihad es el medio para vencerlos.
Entre los infieles, el Islam distingue entre dos grupos principales: idólatras o politeístas (que, en árabe, se llaman al-mushrikun – aquéllos que colocan a otros junto a Alá) y el «Pueblo del Libro» (ahl al-kitab), es decir, judíos y cristianos. El Islam reconoce que los judíos y cristianos han recibido revelación divina y las leyes divinas (de ahí «Pueblo del Libro»), pero mantienen que distorsionaron la palabra de Dios y las escrituras santas, y por consiguiente son infieles.
Al Pueblo del Libro se le concede una condición especial en el Islam, y su destino es diferente del de los infieles politeístas. A los musulmanes se les ordena combatirlos hasta que acepten el Islam o acuerden pagar el impuesto (jizya). La base para tratar con ellos es expuesta en el Corán en el «verso del jizya«: «Combate a aquéllos que no creen en Alá ni en el Último Día, ni sostienen lo prohibido qué ha sido prohibido por Alá y Su Mensajero, ni reconocen la religión de la Verdad, del Pueblo del Libro, hasta que paguen el jizya, en un estado de sumisión…» (Corán 9:29). En pagar el jizya, el Pueblo del Libro indica que se somete al mandato musulmán y acepta la condición de pueblo protegido, llamado en árabe ahl al-dhimma. [5]
Así como la humanidad está dividida en dos – en creyentes e infieles – el propio mundo también está dividido en la morada del Islam (dar al-Islam), es decir la región bajo mandato musulmán, y la morada de la guerra (dar al-harb), refiriéndose a todas las tierras no aun bajo mandato musulmán, que deben ser conquistadas por la espada e.d., a través del jihad.
Sin embargo, jihad, aunque importante, no se considerado un compromiso personal (fard ‘ain) obligatorio en todo musulmán. En esto, difiere de los «cinco pilares del Islam» – la declaración de fe (shahada), rezos, ayuno, la peregrinación a la Meca, y el pago del zakat (limosnas) – las cuales son obligaciones personales de todo individuo creyente. Según el shari’a, el jihad es un deber colectivo (fard kifaya) de la nación musulmana, o de la comunidad, en conjunto. Es el gobernante musulmán quien decide cuando y contra quien declarar el jihad. Cuando un gobernante musulmán declara el jihad, este se convierte en una obligación personal para aquéllos a quienes él pide que tomen parte en la guerra.
Existe sólo una situación en el que el jihad se convierte en una obligación personal de todos y cada uno de los musulmanes incluso sin una orden del liderazgo musulmán – es decir cuando los no-musulmanes atacan a musulmanes o invaden un país musulmán. Bin Laden y los seguidores del Islam extremista claman que ésta es la situación hoy día: Islam está bajo ataque, ambos física e ideológicamente. Los infieles – cristianos y judíos – están invadiendo las tierras del Islam: Arabia Saudita, Palestina, Chechenia, Irak y Afganistán. Por consiguiente, mantienen que emprender el jihad se ha convertido en una obligación personal de deber en todos los musulmanes, dondequiera que ellos se encuentren.
Incluso en la era moderna, cuando el equilibrio de poder se inclinó decididamente en contra de los musulmanes y a favor de los estados europeos, el jihad no retrocedió de la conciencia musulmana. La noción de que cualquier confrontación entre musulmanes y no-musulmanes constituye jihad estaba tan profundamente inculcada en el pensamiento musulmán que los gobernantes musulmanes de África del Norte a comienzos del siglo 19 siglo se referían inclusive a las acciones de los piratas musulmanes – quiénes solían atacar a las naves «infieles» desde puertos en la costa de África del Norte – como «jihad».
Permítanme enumerar varios conflictos militares entre las fuerzas musulmanas y europeas durante el siglo 19 que fueron definidas por el bando musulmán como jihad: En 1830, el líder argelino ‘Abd Al-Qadr bin Muhyi Al-Din declaró el jihad sobre los invasores franceses; a mediados del siglo 19, el líder Dagestani Shamil lanzó una guerra jihad (parcialmente exitosa) contra las fuerzas de la Rusia zarista; en 1881, el Mahdi sudanés le declaró el jihad a los británicos; en 1912, el Jeque Sayyed Ahmad Al-Sanusi declaró el jihad contra los italianos en Libia; y en 1914, cuando el Imperio otomano se unió a la guerra junto a Alemania y Austria, el Sultán Muhammad V declaró el jihad a los Poderes Entente, aunque esto obviamente no causó que los musulmanes de todo el mundo se unieran al Imperio Otomano en su guerra contra Inglaterra, Francia y Rusia.
Auto-sacrificio por la causa de Alá
El jihad está obviamente unido estrechamente al concepto de auto-sacrificio en batalla por la causa de Alá (shahada). Shahada quiere decir «martirio», [6] y cualquier musulmán que es muerto en el curso de la guerra con los no-musulmanes es un shahid (mártir), así haya estado comprometido en la lucha activa o no. Todo musulmán hombre, mujer, o niño cuya muerte sobrevino, directa o indirectamente, a través de acciones de los enemigos del Islam son shahid. Activamente perseguir el jihad y buscar la muerte de un mártir (istishhad) es especialmente plausible.
La buena voluntad para auto-sacrificarse en batalla no es un asunto sin importancia, y los versos del Corán que tratan con la guerra por la causa de Alá (al-jihad fi sabil Allah) reflejan el hecho que los guerreros de Muhammad en los comienzos del Islam eran a menudo renuentes a arriesgar sus vidas, ya que Alá les reprende: «Ustedes que creen! Qué (excusa) tienen cuando se les dice: ‘Vayan al frente [en la batalla] por la causa de Alá’, ustedes deberían aferrarse a la tierra; están ustedes contentos con la vida de este mundo en lugar del mundo por venir?… Pero los bienes de la vida de este mundo comparados con el mundo por venir son solo pequeños» (Corán 9:38). La recompensa prometida a aquéllos que se sacrifican por Alá es uno de los medios para superar el temor natural a la muerte: «Alá ha comprado de los creyentes sus vidas y su propiedad; por la de ellos [a cambio] está el jardín [del Paraíso]… » (Corán 9:111). Más aun, el Corán enfatiza que aquéllos que sacrificaron sus vidas por la causa de Alá no están muertos en realidad: «No considerando a aquéllos que son muertos por la causa de Alá como muertos; no, ellos viven [y] son proporcionados con el sustento de su Señor» (Corán 3:169).
El Corán no le promete meramente una recompensa al mártir en el mundo por venir; varios Suras en el Corán contienen descripciones de los placeres del Paraíso – comida, bebidas y mujeres bonitas. Los tradicionalistas y comentaristas musulmanes elaboraron grandemente sobre estas descripciones, proporcionando, por ejemplo, detalles sobre las características físicas y espirituales de las vírgenes de ojos negros del Paraíso. [7] cada hombre que entra en el Paraíso es premiado con 72 de las tales novias.
La distinción de mártires, comparada a otros musulmanes, yace principalmente en el hecho de que tienen garantizado el privilegio del Paraíso: El acto de caer en batalla por la causa de Alá lava toda violación o pecado que ellos hayan cometido durante sus vidas. Es más, el shahid entra en el Paraíso de inmediato, sin soportar los «tormentos de la tumba» (‘adhab al-qabr), considerando que un musulmán común quien no tiene el privilegio de morir como un mártir debe esperar por el Día del Juicio Final, y sólo entonces – con el fin de que sea lo suficientemente poderoso – se abren las puertas del Paraíso ante él.
Los siguientes extractos muestran cuan penetrante es la creencia en los placeres que le esperan al mártir en el mundo por venir:
Al-Risala, el portavoz de Hamas, publicó la última declaración de Sa’id Al-Hutari, el terrorista que llevó a cabo el atentado suicida el 1 de junio, 2001 cerca del Acuario de Delfines en Tel Aviv. Al-Hutari dice: «Convertiré mi cuerpo en pedazos y bombas que perseguirán a los hijos de sión, los volaré, y quemaré los restos [de sus cuerpos]». Dirigiéndose a sus padres, él les dice que no lloren por su muerte, diciendo, «no hay nada más grande que dar el alma por la causa de Alá en la tierra palestina. Madre, llora de alegría; Padre y hermanos, regalen dulces. Su hijo está esperando su casamiento con las vírgenes del Paraíso». [8] De hecho, siguiente a la muerte de un shahid, la familia no erige una «tienda de los que llevan luto», sino celebra algo similar a una boda: se sirven dulces y la madre del «novio» profiere lamentos de alegría.
Informes en la prensa palestina reflejan igualmente la aceptación de estas creencias como una realidad familiar y establecida. Por ejemplo, el periodista Nufuz Al-Bakri informó de la muerte del shahid Wael ‘Awwad tal como sigue: «La madre de Wael ‘Awwad, de Dir Al-Balah, nunca planeó celebrar una segunda boda para su hijo mayor, después de que se casó con su novia Miyada el 10 de agosto del 2001 en una ceremonia simple asistida sólo por la familia. Pero el día de la verdadera boda de Wael llegó ayer, cuando los ángeles de [Alá] el Misericordioso le casaron, junto con los [otros] mártires, a las [vírgenes] de ojos negros, mientras alrededor aumentaban los lamentos de alegría que su madre había soñado en el día de su boda [con su novia]». [9]
El funcionario de Hamas Ashraf Sawaftah contó en una ceremonia que honra a ‘Izz Al-Din Al-Masri, quién llevó a cabo el atentado suicida en la tienda Sbarro pizza en el centro de Jerusalén en agosto del 2001: «Sus parientes repartieron dulces. [Ellos] recibieron a su hijo como un novio que se estaba casando con [las vírgenes] de ojos negros, no como uno que había sido muerto y estaba siendo enterrado». [10]
El tío de Nassim Abu ‘Asi, quien murió en un intento de ataque terrorista, dijo que cuando Nassim fue preguntado del por qué no estaba casado, siempre respondía, «Por qué abandonaría yo a las [vírgenes] de ojos negros para casarse con una mujer de arcilla [e.d. de carne y hueso]?» [11]
El líder de Hamas ‘Isma’il Abu Shanab le explicó una vez a un reportero del exterior: «Esto es parte de la creencia islámica. Uno que muere como mártir es recompensado [en el Paraíso]. Si un shahid que murió por la causa de Alá sueña con la virgen de ojos negros, la recibe». [12]
Se les enseña a los niños en el sistema de educación del Hamas, comenzando en el jardín de infancia, que los mártires son premiados con 72 vírgenes en el Paraíso. Después de recorrer las escuelas del Hamas en Gaza, Jack Kelley del diario americano USA Today escribió que, en una de las clases que visitó, un muchacho de 11 años de edad estaba hablando ante la clase, diciendo,: «Convertiré mi cuerpo en una bomba que rasgará la carne de los sionistas, los hijos de los monos y los cerdos… Rasgaré sus cuerpos en pequeños pedazos y les causare más dolor de los que ellos pudieran imaginar alguna vez». El maestro respondido diciendo, «Puedan las vírgenes darte placer!» Un joven de 16 años le dijo a Kelley que la «mayoría de los muchachos no puede dejar de pensar en las vírgenes del Paraíso». [13]
Los terroristas que también perpetraron los ataques del 11 de Septiembre creyeron que las vírgenes de ojos negros estaban entre las recompensas que les esperaban en el Paraíso. Una carta de instrucciones encontrada en el vehículo de Nawaf al-Hazmi contenía dos menciones de las vírgenes de ojos amplios: «… No muestren señales de incomodidad y ansiedad, estén relajados y felices. Estén seguros que ustedes están llevando a cabo una operación que Alá desea y que Él aprueba. Cuando el momento llegue, Alá que lega, disfrutarán de las vírgenes del Paraíso… Sepan que el Paraíso ha sido engalanado con las más finas decoraciones en anticipación a su llegada, y que las [vírgenes] de ojos negros los están llamando…» [14]
El mufti principal de la policía en la Autoridad Palestina, Jeque ‘Abd Al-Salam Abu Shukheydem, también mencionó a las vírgenes como una de las recompensas del mártir: «Desde el momento en que él vierte la primera gota de sangre, no siente el dolor de sus heridas, y se le es perdonado todos sus pecados; él ve su silla en el Paraíso; se emiten sus tormentos de la tumba y los mayores horrores del Día del Juicio Final; se casa con las [vírgenes] de ojos negros; le otorga garantías a 70 de sus familiares; recibe una corona de honor incrustada con una piedra preciosa que es más valiosa que todo este mundo y todo lo incluido en este». [15] La frase «él le otorga garantías a 70 de sus familiares» se refiere a otra recompensa del mártir, menos conocida que las vírgenes de ojos negros pero no obstante muy significativos: a un shahid se le permite traer 70 de sus parientes al Paraíso, de su propia escogencia y recomendación. Este privilegio excepcional le confiere prestigio sobre el shahid y una condición especial a su familia.
La última declaración de Hanadi Jaradat, quien llevó a cabo el atentado suicida de octubre del 2003 en el restaurante Maxim en Haifa, vierte luz sobre la percepción del martirio en general, pero sobre todo en este aspecto de la recompensa del mártir. Este documento, publicado en el portal del Jihad Islámico Palestino, lee tal como sigue:
«El Exaltado [e.d, Alá] dijo [en el Corán]: ‘No cuenten con aquéllos que mueren por la causa de Alá como muertos; no, ellos viven [y] se les provee el sustento de su Señor’ [Corán 3:169]. De la misma forma, las palabras de Alá son ciertas.
«Mi querida familia, a quien el Amo del Mundo premiará tal como Él nos prometió a todos en Su Libro Santo… Alá le prometió el Paraíso a aquéllos que perseveran en todo lo que Él les ha traído – y que morada tan buena es el Paraíso.
«Por consiguiente, cuenten con mi sacrificio en anticipación a la recompensa que Alá, pueda Él ser alabado y exaltado, quiera [concederte] en el más allá. [Mi vida] no vale mucho un sacrificio por la causa de la religión de Alá. Yo siempre he creído en lo que se dice en el Santo Corán, y he estado anhelando por los ríos del Paraíso, y he estado anhelando ver la luz gloriosa del rostro de Alá. He estado anhelando por todo esto desde que Alá puso su guía sobre mí…» [16]
La expresión «cuenta con mi sacrificio en anticipación de la recompensa que Alá… te [concederá] en el más allá» se repite cuatro veces en la carta de Jaradat – dirigiéndose a su familia, sus seres queridos, su padre, y su madre. Esta expresión – refiriéndose a los privilegios especiales conferidos sobre la familia de un shahid – es familiar y bien clara a cualquier musulmán.
La cultura de muerte
El 16 de febrero del 2003, un portal islamista publicó el contenido de una cinta de audio de un sermón de Osama bin Laden. El sermón creó naturalmente una conmoción en los medios de comunicación. Se prestó particular atención a la última frase, que era especialmente curiosa y algo alarmante. En esta frase, bin Laden citó unas cuantas líneas de un poema:
«O Señor, cuando la muerte llegue, permítele no venir en un féretro cubierto con mantas verdes,
Más bien, permite que mi tumba sea en el vientre de un águila, tranquilo en el cielo, entre águilas que vuelan».
Varios comentarios aparecieron en los medios de comunicación por expertos en varios campos – tales como especialistas del Medio Oriente, expertos en inteligencia, expertos en contra-terrorismo y así sucesivamente – que propusieron diferentes interpretaciones. Algunos sugirieron que estas palabras indican un inminente ataque aéreo, a lo largo de las líneas del 11 de Septiembre, con el águila simbolizando el avión secuestrado que sobrevolaron los terroristas suicidas. Otros mantuvieron que el águila no simbolizó el ataque sino el blanco del ataque – no el avión, sino los Estados Unidos, cuyo emblema es un águila. Algunos denominaron este sermón «la declaración de bin Laden» basado en una aparente referencia al deseo expresado por el entierro en «el vientre de un águila».
Estas interpretaciones, sin embargo, están muy fuera de la marca. Cuando nosotros en MEMRI tradujimos el sermón en su totalidad, estuvo claro que bin Laden ni se estaba refiriendo a un águila americana ni a un avión secuestrado. El poeta citado por bin Laden anhela morir la muerte de un héroe al igual que un shahid (mártir) en el campo de batalla y ser consumido por un águila, que lo llevará luego al cielo, dónde alcanzara el trono de Alá. El árabe del siglo octavo que fue el autor del poema era miembro de una secta militante fanática del Islam. [17]
He mencionado el sermón de bin Laden para resaltar dos características centrales del moderno jihadista del Islam. La primera es la identificación con las generaciones tempranas del Islam, los primeros cientos años de su historia islámica. Es imposible entender al Islam extremista contemporáneo si uno no lo considera como un movimiento religioso cuyos miembros se esfuerzan por seguir la tradición del Profeta Muhammad y sus compañeros en este período temprano del Islam. Creen que si ellos actúan por fe y prontitud por el auto-sacrificio, al igual que los guerreros islámicos de la era del Profeta, prevalecerán sobre ejércitos superiores a ellos en ambos números y equipos. Los comienzos del Islam – la era de las conquistas de largo alcance del Islam – es la era ejemplar del Islam y la fuente de su inspiración.
Otro motivo que corre por esta parte del sermón de bin Laden es la muerte por la causa de Alá. Éste también es un motivo prominente en el Islam jihadista, que es manifestado, en el lema del movimiento de Hamas: “Alá es nuestra meta, el Mensajero nuestro modelo, el Corán nuestra constitución, jihad nuestro camino, y el martirio por la causa de Alá nuestra aspiración». En una ceremonia de fin de curso en un jardín de infantes de Hamas en Gaza, los niños, vestidos en uniforme de camuflaje, cantaron esta consigna con entusiasmo. [18]
Los fanáticos islámicos se jactan de su “amor por la muerte”, contrastándose a si mismos con sus enemigos (en particular los judíos), quiénes aman la vida. En este contexto, ellos citan frecuentemente las palabras habladas por el comandante militar musulmán Khaled bin Al-Walid a un comandante persa en vísperas de la batalla entre los musulmanes y los ejércitos persas: “Estoy trayendo conmigo a guerreros que aman la muerte, mientras tu amas la vida». [19]
Reacciones a la caída del poder musulmán
La creencia engranada en la superioridad musulmana fue seriamente sacudida durante el siglo 19, cuando el Imperio Otomano sufrió una serie de derrotas a manos de los rusos, y cuando varias tierras gobernadas por musulmanes cayeron bajo mandato de los no-musulmanes: Argelia y Túnez fueron conquistadas por los franceses, Egipto y Sudán por los británicos, y la mayoría de los países balcánicos lograron su independencia de los Otomanos. En la Primera Guerra Mundial, el Imperio Otomano fue totalmente derrotado por los poderes cristianos, y como consecuencia, en 1924, el líder secular reformista de Turquía Kemal Ataturk abolió el Califato. A los ojos del musulmán, aparentaba que la historia se había desviado de su curso predestinado. [20]
Fue el reconocimiento perturbador de que el poder musulmán era inferior al de Europa, al de Occidente, o al de la cristiandad (sin embargo el «otro lado» es percibido) como el que formó la perspectiva de los intelectuales musulmanes modernos, ambos extremistas y moderados. La pregunta que enfrentaron, y que continúan enfrentando, los intelectuales árabes y los líderes políticos fue cómo los pueblos árabes que constituyen el corazón del Islam ambos histórica e ideológicamente, pudieran recobrar su justo lugar en la historia.
Las respuestas ideológicas y políticas a esta pregunta son de dos tipos. Primero, existen las respuestas propuestas por la escuela islamista de pensamiento. Los islamistas argumentan que el declive en el poder musulmán no provino de ninguna falla en el Islam, sino del hecho que los musulmanes habían abandonado el Islam. Su máxima fue: No hay ninguna falta en el Islam; la falla yace en los musulmanes». Según ellos, cuando los musulmanes regresen al Islam de originen y puro, todos los males de la sociedad musulmana desaparecerán, y la nación musulmana, liderada por los árabes bajo el estandarte del Islam, estará en una posición de cumplir su misión histórica. Ellos llaman al regreso al Islam de las generaciones tempranas, conocidos en árabe como al-salaf. Esta corriente es por consiguiente llamada «Salafi Islam». La corriente salafi es representada en el mundo árabe por dos movimientos: El primer movimiento es el wahhabismo, fundado por Muhammad ibn ‘Abd al-Wahhab (1703-1792) a mediados del siglo 18, el cual es la escuela dominante del Islam en Arabia Saudita; el segundo movimiento es la Hermandad Musulmana, establecida en 1928 en Alejandría, Egipto que también tiene hoy día ramas en otros países árabes.
Respuestas de diferentes tipos fueron propuestas por la escuela nacionalista de pensamiento. [21] El concepto de nacionalismo tomó raíz en el mundo árabe en general, y en Egipto en particular, en dos formas diferentes: el nacionalismo local, definido por el país, y el nacionalismo pan-árabe, basado en la unidad del idioma y la cultura a lo largo del mundo árabe. En la contienda entre el nacionalismo local, nacionalismo de un solo estado y el nacionalismo pan-árabe, el último tuvo una mucho más fuerte atracción, debido a la conexión cercana entre la identidad árabe y el Islam. Los defensores del pan-arabismo creyeron que la unificación de todos los árabes les permitiría a los países árabes recobrar su lugar justo en la historia. La influencia del pan-arabismo creció después de la Segunda Guerra Mundial y llegó a su pico en los años cincuenta. El socialismo árabe de Gamal ‘Abd Al-Nasser y el movimiento Ba’th estaban ambos basados en el concepto de nacionalismo pan-árabe al igual que la fundación de la identidad colectiva de los árabes. Las diferencias ideológicas y políticas entre los nacionalistas por una parte y el salafistas por la otra (ambos wahhabis y la Hermandad Musulmana) eran inmensas.
Salafismo – ambos el de los wahhabis y el de la Hermandad Musulmana – derivan su inspiración de los trabajos del estudioso del siglo 14 Ibn Taymiyya, quien llamó a purgar al Islam de todas las impurezas, enfatizando la centralidad del jihad como una obligación personal de todos y cada uno y de los musulmanes en tiempos cuando el Islam esté bajo amenaza. Según Ibn Taymiyya, un gobernante musulmán que comete graves pecados o aplica leyes extranjeras (e.d., leyes no-islámicas) no es nada mejor que un apóstata (murtadd) y debe dársele muerte. Ahora, la guerra contra tales gobernantes es un deber religioso, es decir el jihad. [22]
La Guerra de los Seis Días en 1967, trayendo consigo el colapso de la visión nasserista, fue un evento cataclismico para los árabes: una derrota absoluta, que naturalmente tuvo importancia religiosa. Hasta donde les concernía a la Hermandad Musulmana y a otros islamistas, el colapso de los ejércitos árabes, aunque penoso, fue entendible e incluso justificado. A sus ojos, fue el castigo de los árabes por haber abandonado el Islam, y ofreció una oportunidad para el arrepentimiento y la rectificación. Para la Hermandad Musulmana y los otros islamistas, el desastre militar de 1967 – más aun que la derrota de 1948 – demostró la inutilidad del nacionalismo árabe secular, Nasseristas y Ba’athistas por igual. La consigna «Islam es la solución» estaba ahora siendo proclamada con mayor fuerza. Pero la manera hacia el implementar esta consigna en la práctica no había sido encontrada todavía. Los islamistas tenían gran dificultad en mantener sus propios ideales cuando se referían al jihad contra los infieles dentro y fuera del mundo musulmán. Este tomó circunstancias históricas únicas para provocar el retorno del jihad.
El retorno del jihad
La toma de la misión diplomática americana en Teherán y la toma de rehenes americanos por estudiantes iraníes el 4 de noviembre de 1979 fueron acogidos a lo largo del mundo musulmán como una victoria del Islam sobre los infieles. Los estudiantes iraníes habían podido humillar a la gran superpotencia americana – y habían confirmado la creencia islamista que, actuando intrépidamente en nombre del Islam, los musulmanes podrían derrotar a los infieles. El hecho de que ésta fue una victoria de los chi’itas, un grupo minoritario en el mundo islámico, no disminuyó el sentido de logro entre los musulmanes en general. En la gran división del mundo en dos bandos – los creyentes y los infieles – había una solidaridad musulmana cercana universal con el Irán de Khomeini.
Para el régimen saudita, sin embargo, el prestigio obtenido por la Revolución Islámica en Irán propuso un problema. Después de todo, es la Casa de Saud, el Defensor de los Dos Lugares Santos (e.d., La Meca y Medina), que debería ser legítimamente el guardián del verdadero Islam – es decir, Sunni Islam de acuerdo con la doctrina wahhabi. En su punto de vista, fueron ellos quiénes merecieron liderar el despertar islámico – no el hereje chi’ita Ayatola Khomeini, quienes ellos consideraron no mejor que un infiel. El aura religiosa de la Casa de Saud fue un recurso político en la arena pan-árabe e internacional, e incluso más aun dentro de su propio reino. Para conservar su estado religioso, este tuvo que ganar la lucha por la primacía como los campeones del Islam a lo largo del mundo. Por consiguiente, en respuesta al desafío propuesto por la Revolución iraní, los saudis tomaron un curso dual de acción: Se embarcaron en el jihad contra la invasión soviética de Afganistán de 1979, y lanzaron una operación de largo alcance para la propagación del Islam.
Para lograr la última meta, invirtieron billones de dólares a través de la caridad islámica para construir mezquitas y seminarios religiosos (madrasas) a lo largo del mundo. Obviamente, estos madrasas y mezquitas fueron sitios para el wahhabismo, diseminando la doctrina de Ibn Taymiyya. La propagación del Islam wahhabi a nivel mundial sirvió un propósito interino también, oponiéndose a los cargos de laxidad moral dirigidos contra el régimen saudita. No sería una exageración decir que, empezando en 1979, ha habido un proceso de «wahhabización» a lo largo del mundo. Aunque este proceso no puede ser cuantificado, sus efectos son evidentes en las extensas comunidades musulmanas, de Manchester a San Diego, desde Shanghai a Oslo.
La debacle soviética de 1989 en Afganistán fue una gran victoria para el Islamismo. Una década después de la revolución islámica de Khomeini en Irán, el Islam sunni triunfó sobre el poder comunista infiel. Los Estados Unidos creyeron en el momento que habían manipulado el Islam eficazmente para darle un golpe a los soviéticos, pero para los islamistas ésta fue sólo una batalla en el drama global que se desplegaría hasta la victoria final del Islam, que incluiría la derrota de los Estados Unidos.
Una serie de operaciones terroristas durante los años 90s señaló la dirección y metas de los islamistas: jihad contra el «poder infiel» – los Estados Unidos [23]
El 23 de febrero de 1998, Osama bin Laden y cuatro de sus ayudantes, incluyendo a Ayman al-Zawahiri, emitieron su «Declaración de Jihad contra los Cruzados y los Judíos» la cual fue una declaración de guerra santa extrema contra los Estados Unidos y sus aliados. La importancia única de esta declaración ponía sobre el hecho que Osama bin Laden y sus socios habían pronunciado este jihad de ser la obligación personal de todos y cada uno de los musulmanes a lo largo del mundo. Ellos basaron su decisión en las enseñanzas de las autoridades musulmanas medievales, principalmente Ibn Taymiyya, manteniendo que las circunstancias de la declaración describen y garantizan esta decisión poco usual. La declaración dejo en claro: «»Matar a los americanos y a sus aliados – ambos civiles y personal militar – es un deber religioso de cada individuo musulmán que puede hacer esto, en cualquier país en el que pueda hacer esto».
El jihad islamista tiene dos metas, ambas globales. Una de éstas es emprender la guerra contra el poder infiel principal, los Estados Unidos, y todos sus aliados. Israel y los judíos son singularizados en la declaración de jihad de bin Laden como los aliados de América. Esta luego presenta la Guerra del Golfo de 1991 como una operación de la «alianza cruzado-sionista». Este luego declara que una de las metas de los Estados Unidos en sus campañas en el Medio Oriente es «ayudar al diminuto estado judío y distraer la atención del hecho que está ocupando Jerusalén y asesinando a musulmanes».
La otra meta es derrocar a los regímenes malvados en los países musulmanes, porque sus líderes sólo son musulmanes en lo externo. Es entonces una obligación religiosa el combatirlos, deponerlos y establecer un régimen verdaderamente islámico en su lugar. La meta final del jihad es imponer el Islam en todo el mundo como la única verdadera religión. Esta postura fundamental del Islam es manifestada en la llamada de bin Laden al pueblo americano a abrazar el Islam, por consiguiente acabar con la guerra en Irak. [24] Bin Laden le recuerda a los americanos que «el error más grande e irreversible que uno puede cometer en este mundo es morir sin rendirse a sí mismo a Alá, es decir, morirse sin abrazar el Islam».
La declaración de jihad de Osama bin Laden no es un documento aislado. Llamadas similares – y aun más fuertes – son hechas regularmente en sermones del Viernes que son transmitidos en vivo en la televisión árabe a través del mundo árabe y musulmán, e inclusive en Occidente. Estos sermones incluyen exhortaciones a matar a judíos y americanos porque «Alá ha ordenado la matanza de los infieles». [25] Desde la perspectiva islamista, los musulmanes están en una guerra abierta y no sostenida de jihad.
El fenómeno del jihad, y la idea del auto-sacrificio en la batalla por la causa de Alá (shahada), la cual esta estrechamente unida a este, no son fáciles de comprender. En algunos círculos liberales en Occidente, se dice a menudo que el terrorismo islámico en Europa es la consecuencia de factores económicos y sociales, tales como la frustración, el desempleo y las penalidades económicas sufridas por segundas y terceras generaciones de inmigrantes musulmanes en Europa.
Esta explicación, basado en los conceptos familiares del occidental secular, parece tener sentido y es por consiguiente prontamente aceptado. De hecho, muchos investigadores liberales y comentaristas, que ven ‘a Occidente’ como históricamente culpable vis-à-vis con el Tercer Mundo, no están preparados para aceptar una explicación que una las actividades terroristas con el jihad y el extremismo religioso, que ellos traducen como descrédito del Islam. Por consiguiente, prefieren explicaciones que niegan o por lo menos nublan la conexión entre los ataques terroristas suicidas y la identidad musulmana de sus perpetradores. El problema de tal acercamiento es que, cuando miramos los perfiles de los terroristas islámicos en Europa, los Estados Unidos, y en otros lugares, vemos que estos no pertenecen a la población evocada por esta explicación, es decir aquellos que padecen del desempleo y de la paralización económica. Ni los perpetradores de los atentados de Madrid del 11 de marzo, 2004 ni los 19 miembros de Al-Qaeda responsables por los ataques del 11 de Septiembre fueron jóvenes incultos, desempleados. Sin reconocer que el sistema de creencias islamista está en la raíz de todos estos actos terroristas, no podemos entender la naturaleza de estos actos o los posibles motivos de sus perpetradores.
La protesta del musulmán contra el Islam jihadista
En las secciones precedentes he descrito el fenómeno del jihad moderno y sus raíces islámicas tempranas. Es ahora necesario presentar los límites de su poder e influencia.
El terrorismo islamista ha ganado simpatía en el mundo musulmán, pero la llamada de los islamistas por un jihad universal tuvo sólo un limitado éxito. Las organizaciones islámicas extremistas son todas clandestinas, y los regímenes árabes, en el interés de la auto-preservación, los combaten de varias maneras – incluyendo algunos intentos por ilegitimizarlos desde el punto de vista religioso islámico. Los medios de comunicación árabe egipcios y sauditas publican abundante información sobre la lucha de los clérigos oficialmente ordenados contra los grupos islámicos extremistas. La llamada de bin Laden para un jihad que abarque todo ha claramente fracasado en mover al mundo musulmán en su totalidad. De hecho, incluso algunos de los movimientos extremistas tales como la Hermandad Musulmana en Egipto no subscriben la idea de un jihad global emprendido aquí y ahora, y contra todos los infieles, dentro y fuera. [26] El 1 de octubre del 2007, el Mufti saudita Jeque Abd Al-‘Aziz bin Abdallah Aal Al-Sheikh emitió un fatwa que prohíbe a la juventud saudita comprometerse en un jihad en el extranjero. El fatwa declaró que prepararse para emprender el jihad sin la autorización del gobernante es una seria trasgresión, y que los jóvenes saudíes que lo hace están siendo mal encaminados por elementos dudosos de Oriente y Occidente que se están aprovechando de ellos para lograr sus propios objetivos, y quiénes están causando verdaderamente un serio daño a Arabia Saudita, al Islam y a los musulmanes. [27] Este fatwa es un claro ejemplo de la lucha ideológica llevada a cabo por las autoridades sauditas y un grupo de estudiosos religiosos wahhabi contra la propaganda jihadista.
Además de la lucha de las autoridades contra esta propaganda, existe una continua lucha ideológica por los círculos educados contra el extremismo en el Islam en general, y contra el jihad con su cultura de muerte en particular. Los pensadores musulmanes y escritores que se esfuerzan por una reforma social y cultural en sus países están llamando a abandonar la ideología del jihad y desistir de fomentar el odio hacia otras religiones y culturas. Algunos de estos escritores reformistas tienen un punto de vista del mundo claramente secular, tales como el filósofo sirio Sadiq Al-‘Azam, o la psiquiatra y escritora árabe-americana Wafa Sultan. La mayoría de los pensadores reformistas activos, sin embargo, no siguen una doctrina abiertamente secular pero llaman por los ajustes del Islam para que se adapte a la vida moderna de hoy día.
El historiador de origen jordano Dr. Shaker Al-Nabulsi, quién reside en los Estados Unidos; el director-general saudita de Al-Arabiya Tv y el ex jefe de redacción de Al-Sharq Al-Awsat ‘Abd Al-Rahman Al-Rashed; el intelectual egipcio Sayyed Al-Qimni; el Profesor de Psicología en la Universidad Al-Zaytouna en Túnez Iqbal Al-Gharbi; el poeta tunecino y activista de derechos civiles Basit bin Hassan; Ahmad Al-Baghdadi, Profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Kuwait; el periodista sirio Nidhal Na’isa; el ex decano de Leyes Islámicas en la Universidad de Qatar Dr. ‘Abd Al-Hamid Al-Ansari; y el dramaturgo egipcio ‘Ali Salem son sólo algunas de las figuras prominentes en la lucha ideológica contra la cultura jihadista. [28]
Esta lucha ideológica – así sea combatida por los clérigos oficiales o por escritores y otros círculos independientes – no es un asunto simple, porque el jihad es un deber religioso, y la reverencia para los mártires del jihad (el shuhada de la primera generación del Islam – al-salaf al-salih) es compartido por todos los musulmanes. Esto hace que la lucha ideológica contra los islamistas que evoca la autoridad de «los antepasados piadosos» sea más difícil. Los regímenes árabes enfrentan una contradicción ideológica inherente: Por una parte, sus fuerzas de seguridad batallan a las organizaciones jihadistas, mientras por la otra, las escuelas financiadas por el estado y las mezquitas continúan diseminando la idea del jihad por la causa de Alá. El conflicto dentro del Islam sobre el tema del jihad es esencialmente un conflicto sobre el camino que las sociedades musulmanas deben seguir – o el aislamiento hostil y una guerra vis-à-vis con todo lo no-musulmán, o la integración al mundo moderno.
* Menahem Milson es profesor eméritus de Literatura Árabe en la Universidad Hebrea de Jerusalén y consejero académico de MEMRI.
[1] Algunos de los otros ataques fueron el atentado del 26 de febrero, 1993 al Centro de Comercio Mundial; el asesinato de marzo de 1995 de los diplomáticos americanos en Pakistán; el atentado a la base militar saudita en Riad en noviembre de 1995; el atentado de junio de 1996 a los cuarteles americanos en el pueblo saudita de Dahran; el doble atentado de las embajadas americanas en Nairobi y Dar Al-Salam en agosto de 1998; el ataque al U.S.S. Cole cerca de Aden en octubre del año 2000; los atentados de marzo 2004 en Madrid; los atentados de julio 2005 en Londres; y los mortales atentados en Bali a los centros turísticos en el 2002 y 2005.
[2] Al-Thaqafa Al-Islamiyya (Educación Islámica), Ministerio de Educación, Autoridad Palestina, Ramallah, 2003, pág. 208.
[3] El jihad no sólo puede referirse a la guerra actual, sino también a la lucha entre el bien y el mal dentro del alma de un individuo. Esta comprensión metafórica del jihad fue desarrollada por los sufis, los místicos musulmanes, en el siglo noveno CE, basados en un hadith (tradición oral) del Profeta Muhammad. Sobre la base de este hadith, el jihad espiritual fue denominado «el Jihad Mayor» (al-jihad al-akbar), mientras el jihad en el frente fue denominado «el Jihad» Menor (al-jihad al-asghar). Sin embargo, esta comprensión del jihad no reemplazó el entendimiento histórico de origen, del término para referirse a la guerra contra los infieles como un deber obligatorio en cada musulmán.
[4] En la tradición musulmana, Ramadan no es sólo un mes de ayuno sino un mes de victoria. En la guerra de octubre de 1973, el nombre código de la ofensiva egipcio-siria, que empezó el décimo día de Ramadan en el año musulmán de 1393 fue «Operación Badr», después de la batalla victoriosa de Badr. La propia guerra fue llamada la Guerra Ramadan (harb ramadhan) en árabe.
[5] Debería hacerse notar que existe una diferencia significativa entre la ley musulmana y lo que la mayoría de los líderes musulmanes hicieron en la práctica. Las conquistas musulmanas lejanas trajeron grandes poblaciones de diferentes religiones – no sólo judíos y cristianos – bajo mandato musulmán, y a todos se les concedió la condición de dhimmi. Los estudiosos musulmanes encontraron pretextos para permitir esto, concediendo así justificación religiosa por lo que fue esencialmente una necesidad práctica.
[6] Por motivos de exactitud, debería hacerse notar que la palabra shahada tiene tres significados: a) «testimonio» o «testigo presente»; b) la declaración islámica de fe; c) auto-sacrificio en la batalla por la causa de Alá, es decir, martirio, también conocido como «el shahada mayor».
[7] En el Corán, ellos son llamados hur ‘ayn. Los estudiosos y comentaristas islámicos han discutido esta expresión a plenitud, y es generalmente acordado que las vírgenes tienen amplios ojos negros.
[8] Al-Risala (AP), 7 de julio, 2001.
[9] Al-Hayat Al-Jadida (AP), 4 de octubre, 2001.
[10] Al-Risala (AP), 16 de agosto, 2001.
[11] Al-Hayat Al-Jadida (AP), 11 de septiembre, 2001.
[12] Al-Hayat Al-Jadida (AP), 17 de septiembre, 2001.
[13] USA Today, 26 de junio, 2001.
[14] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 30 de septiembre, 2007.
[15] Al-Hayat Al-Jadida (AP), 17 de septiembre, 1999.
[16] http://www.qudsway.com/Links/Jehad/7/Html_Jehad7/hinadi/hinadi2/hinadi_qudsnet_003.htm
[17] Véase MEMRI Despacho Especial No. 476, 5 de marzo del 2003, http://www2.memri.org/bin/espanol/articulos.cgi?Page=archives&Area=sd&ID=SP47603, «Sermón de bin Laden por la Fiesta del Sacrificio». El poeta citado es Al-Tirimmah ibn Al-Hakim Al-Ta’i (660-743 CE).
[18] Véase MEMRI Tv Segmento de Video No. 1468, «Ceremonia de Graduación en la Asociación Islámica en Gaza en Hamas Tv», 31 de mayo del 2007, http://www.memritv.org/clip/en/1468.htm .
[19] Este incidente histórico aparece en numerosas fuentes medievales musulmanas. La versión dada aquí es tomada de la crónica de Jarir Al-Tabari (d. 923), del capítulo que describe los eventos del 12avo año siguientes al hijra.
[20] La decadencia del Imperio Otomano fue un proceso prolongado, que comenzó mucho tiempo antes de que alcanzara la consciencia de las elites otomanas. Reconocidamente, ya a principios del siglo 18, como resultado del acuerdo Karlovitz de 1699, los otomanos no podían evitar la realización que el equilibrio de poder entre los musulmanes y el mundo cristiano habían cambiado contra ellos y que una reforma en el sistema era por consiguiente necesaria. Sin embargo, el sentido de la crisis no se extendió entre las elites musulmanas hasta la vuelta del siglo 19.
[21] Es significativo que el concepto de nacionalismo como una fundación para la identidad colectiva llegara al Islam desde la cultura occidental.
[22] Aunque todos los salafis consideran a ibn Taymiyya como una autoridad religiosa y fuente de inspiración, no todos ellos interpretan el deber del jihad de la misma manera. Las grandes diferencias conciernen su percepción de jihad intra-musulmán, e.d. jihad contra los líderes musulmanes.
[23] Véase Nota al final 1.
[24] Véase MEMRI Despacho Especial No. 1709, «Mensaje en Video de Osama bin Laden al Pueblo Norteamericano, 11 de septiembre del 2007, http://www2.memri.org/bin/espanol/articulos.cgi?Page=archives&Area=sd&ID=SP170907.
[25] Véase MEMRI Informe Especial No. 25, ‘Ideología Islamista Contemporánea que Autoriza la Matanza Genocida», 27 de enero del 2004, http://www2.memri.org/bin/espanol/articulos.cgi?Page=archives&Area=sr&ID=SR2504
[26] La presión por parte de las autoridades egipcias ha causado que la mayoría de los miembros del movimiento Al-Gama’a Al-Islamiyya abandone su demanda de que es la obligación de cada musulmán combatir cualquier gobierno que sea musulmán en lo externo pero eso no aplica a la ley religiosa musulmana.
[27] El discurso del mufti fue publicado en Al-Sharq Al-Awsat (Londres), en Al-Watan (Arabia Saudita), y en Al-Riad (Arabia Saudita) el 2 de octubre de 2007.
[28] Amplio material sobre los oponentes reformistas al jihad puede ser encontrado en los portales de MEMRI www2.memri.org y www.memritv.org.