Existe tan sólo un peldaño en la parte superior de la escala política de Irak, pero ninguno de los dos principales contendientes está dispuesto a ceder esa posición al otro. El resultado es un estancamiento en la formación del nuevo gobierno y las perspectivas de un avance son cada vez más tenues.

El estancamiento no es impulsado por el desacuerdo sobre los principios o por la filosofía política. Es dirigida básicamente por dos individuos – el actual Primer Ministro Nouri Al-Maliki, y el ex primer ministro Ayad Allawi, quien surgió de las últimas elecciones parlamentarias con una ligera ventaja sobre Al-Maliki, en cuanto al número de escaños que cada uno de ellos controlará en el próximo parlamento – 91 y 89, respectivamente. [1]

Nada dramatiza más la situación de estancamiento que la incapacidad de estos dos líderes, cuya colaboración en el próximo gobierno es esencial para lograr un grado de estabilidad en el país, de llegar a un acuerdo sobre el tiempo o el lugar de celebración de una reunión para limar las cuestiones sobre la formación de un nuevo gobierno. Varios intermediarios han estado involucrados en los esfuerzos por reducir la brecha entre los dos, pero sin ningún éxito. Al-Maliki insiste en que una reunión con Allawi depende de que Allawi renuncie a su demanda de ser el próximo primer ministro, Allawi en cambio, insiste en que como líder del grupo parlamentario con el mayor número de escaños, debería ser el que lidere el gobierno.

El punto muerto entre Allawi y al-Maliki no es la única mosca en el ungüento; otros factores también contribuyen a la prolongación del proceso de formar un nuevo gobierno – irónicamente ante la estela de lo que se considera han sido unas elecciones relativamente transparentes y competitivas. Éstos son algunos de los factores:

  • A pesar de la realización de un recuento de votos y un recuento parcial de votos, debido a la espera de las apelaciones por las listas de Al-Maliki y Allawi relativas al conteo, el Tribunal Constitucional Supremo ha sido incapaz hasta el momento de ratificar el resultado de las elecciones, tal como lo exige la constitución. [2] En ausencia de esta acción judicial significativa, el parlamento no puede reunirse para elegir a un presidente y es el presidente quien debe designar a un miembro del parlamento para servir como primer ministro y formar un nuevo gobierno.
  • Al-Maliki, el líder del Estado de Derecho, ha entrado en algún tipo de entendimiento con la Alianza Nacional Iraquí bajo el liderazgo de Ammar Al-Hakim, para unir fuerzas en el parlamento con el fin de garantizar la elección del primer ministro de entre ellos. Los dos grupos comandan 159 escaños. En el parlamento de 325 escaños se requiere de una mayoría de 163 escaños para formar un gobierno. Al-Maliki y Al-Hakim cuentan con el apoyo de la alianza kurda, con sus 45 plazas con el fin de hacerles llegar a lo más alto.
  • De forma inesperada, aunque casi nada es inesperado en el entorno cargado políticamente que reina actualmente en Irak, el líder kurdo más significativo Masoud Barazani, presidente del Gobierno Regional de Kurdistán, dio un paso adelante para subrayar la importancia de seguir estrictamente a la constitución. Este dijo que debido a la lista de Ayad Allawi este fue votado con el mayor número de escaños, a Allawi se le debería bajo los términos de la constitución, dar la oportunidad de formar el nuevo gobierno. Si bien se reconoce que es poco probable que Allawi sea capaz de reunir los votos necesarios para formar un gobierno, Barazani pensó que sin embargo es importante que Allawi trate a fin de eliminar de la ecuación política la afirmación de que Allawi le había negado un cargo el cual este tiene «derecho» a ejercer. [3]
  • Molesto por el cambio sentimental kurdo, el portavoz de Al-Maliki, Ali Al-Dabbagh dijo, en respuesta a la afirmación de Barazani de que Allawi debería darle la oportunidad de ejercer su derecho bajo la constitución, que el Estado de Derecho se opone al intento «de someter al país a la experimentación no es compatible con las distintas partes». Este añadió que si cualquier grupo objeta a Al-Maliki en asumir el cargo de primer ministro, pueden unirse a la oposición en el parlamento. Apenas una refutación de conciliación. [4]
  • El presidente iraquí, Jalal Talabani, sostiene que fue el marja’iya, la más alta autoridad religiosa chiíta en ambos Najaf (Irak) y Qom (Irán), que está presionando a los dos principales grupos chiítas, es decir, bajo el liderazgo de Al-Maliki y Al-Hakim a unirse. Este afirma que ni Irán ni Arabia Saudita han estado tratando de influir en el proceso de formar el nuevo gobierno. La declaración de Talabani de no injerencia por parte de Irán y de Arabia Saudita puede ser fácilmente cuestionada. [5]
  • Un almuerzo político ofrecido por el presidente Talabani el pasado jueves con la participación de todos los grupos políticos más importantes no condujo a un avance, porque el propio Allawi ha estado ausente y no hubo acuerdo sobre ninguna cuestión de fondo. De hecho, el almuerzo parece haber sido principalmente un intento por parte de Talabani de fortalecer su posición de permanecer siendo el presidente de Irak para un segundo periodo. En términos de este propósito, el almuerzo parece haber tenido éxito.

En resumen, el estancamiento político que rodea un nuevo gobierno en Irak prevalece y la luz proverbial al final del túnel aún no es visible.

* El Dr. Nimrod Rafaeli es Analista Senior en MEMRI.


[1] Al-Mada, Irak, 22 de mayo, 2010.

[2] http://al-iraqnews.net/new/political-news/10030.html, 3 de mayo, 2010.

[3] Al-Rafidayn, 23 de mayo, 2010.

[4] Al-Rafidayn, 23 de mayo, 2010.

[5] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 23 de mayo, 2010.