Por: Alberto M. Fernández*

En los últimos días y semanas, la prensa internacional ha informado sobre nuevas y horribles formas que el Estado Islámico (EIIS) ha ingeniado para asesinar gente y una serie de ataques audaces y brutales – Kobane, Kuwait, Túnez, Francia, Sinaí – que representan al grupo terrorista arrasándolo todo a su paso en pie de guerra. Comunicadores anti-EIIS, deseando hablar sobre los reveses del EIIS en Tel Abyad y Baiji, se ven obligados a cambiar de tema. Y el propio EIIS se ve como una extraña criatura: parte pez globo y parte tiburón. Este debe tratar de moverse, para avanzar, para vivir y ha perfeccionado la habilidad de hacerse ver mucho más grande, más importante y más amenazante de lo que realmente es.

Pero mientras la atención se centra en aquellos dramáticos acontecimientos – espantosas matanzas y ataques terroristas impactantes – el EIIS envía otros mensajes a su audiencia principal. Un vídeo en árabe de casi 18 minutos de duración, dado a conocer el 30 de junio por la prolífica oficina de medios del EIIS Al-Khayr (Deir ez-Zour), muestra un lado diferente. Titulado «Y Este Seguramente les Proporcionara Seguridad por su Temor» (tomado del Corán Sura al-Nur, versículo 55), el video comienza con las noticias sobre el aumento de la delincuencia en varios países árabes, entre ellos Marruecos, Egipto, Jordania y Libia y luego presenta una serie de testimonios en primera persona por residentes (todos hablando con un fuerte acento beduino sirio local y algunos junto a rebaños de camellos y ovejas) convincentemente relacionando en detalle cómo el «Estado Islámico» ha puesto un alto a los robos y al hurto. «Uno no se podía mover sobre esta carretera sin ser robado o por el régimen de (Assad) o por las FSA» dice uno, «ahora la gente puede moverse con seguridad y ni siquiera necesita andar armada. Cualquiera que diga que el EIIS roba o lastima a inocentes no saben lo que están diciendo». La gente hará sobornos en los puntos de control del régimen y se les permite pasar, pero «eso ya no sucede más».

El vídeo muestra luego la llegada de la policía del Estado Islámico, haciendo sus rondas en su nuevo aspecto negro (por supuesto) en autos Toyota Land Cruiser. Como nuevo nasheeddel EIIS «Nuestro Sharia» que suena al fondo, otro hombre de la localidad explica cómo es que no podía dejar a sus mujeres solas en casa por mucho tiempo antiguamente, pero ahora hay seguridad. Un niño en una tienda de ropa describe la pesadilla del robo arbitrario, puestos de control y la violencia que existía antes del mandato del EIIS. La bulliciosa vida callejera de gente comprando frutas y verduras, un chico en una bicicleta, incluso una niña con trenzas en el asiento trasero de una moto, refuerzan el mensaje de seguridad y normalidad para todos.

El vídeo continúa con el tema de la ley y el orden, de cómo la ley de Dios castiga al malhechor, incluyendo la crucifixión, muerte y el cortarle las manos. Un joven y entusiasta orador explica las razones de estos castigos. El anuncio de tales sanciones, basadas en «el Libro, Sunnah, y Consenso» y los preparativos para la ejecución son mostrados pero el video no incluye el extraer sangre. La espada es colocada sobre el cuello del villano pero nunca la vemos caer. «El mandato le pertenece sólo a Dios», un portavoz del EIIS dice, «no a los Estados Unidos o a Bashar [Al-Assad] o a los nusayris ni nadie más».

Otro vídeo del EIIS en árabe, «Y Ellos Dieron Caridad», dado a conocer el 17 de junio al comienzo de Ramadán por el principal medio de comunicación del EIIS Al-Furqan, abrió con su material de guerra patentado de alta definición (sobre la caída de Ramadi), pero pasó la mayor parte de sus casi 35 minutos exhortando y explicando la caridad (zakat) en minucioso detalle. Además de explicar cómo el diezmo con oro, plata, granos y ganado, el video mostró la imagen de un estado amonestando a sus ciudadanos, asegurándose de que paguen sus impuestos, protegiendo ese dinero y asegurándose de que sea distribuido a los verdaderamente necesitados. Probablemente ningún gobierno occidental – cuyos ciudadanos no les gusta pagar impuestos – ningún ciudadano del Medio Oriente ha sido tan solicitado en explicar el por qué uno debería pagar sus impuestos y lo que puede suceder – la muerte como apóstata – si no lo hace.

Tales videos son al menos tan frecuentes como los que muestran una violencia extrema. El «Estado» promueve activamente un discurso de «edificación» y no sólo el destruir; este recoge impuestos, provee seguridad, administra justicia, presta servicios y vivienda a sus ciudadanos y a los inmigrantes extranjeros, en contraste con la anarquía, la violencia sectaria y la corrupción que caracteriza gran parte de Siria e Irak en los últimos años. Incluso está construyendo nuevas mezquitas (mientras vuela por los aires otras más antiguas, supuestamente comprometidas), aunque el ejemplo hasta la fecha es un ejemplo verdaderamente horripilante de arquitectura moderna.

El hecho de que el EIIS presenta este tipo de imágenes a diario a su propia población y a un público más amplio en idioma árabe es un desafío contra-mensajería de primer orden. La edificación y el orden del modelo del EIIS es sin duda exagerada, pero todos los gobiernos hacen eso. Existe una gran frase en árabe – Haibat al-Dawlah– que significa el respeto y el prestigio del Estado, algo que los regímenes autoritarios en la región han tratado de preservar a toda costa. El EIIS sin duda es una comunidad imaginada, para usar la famosa construcción de Benedict Anderson, pero también es una que sus dirigentes están tratando de implementar a través del miedo y el poder – y la ley y el orden – de un estado, Haibat al-Dawlah, con tremendo recelo singular.

La representación gráfica de este aparentemente ordenado y riguroso Estado, modelado explícitamente tras el ejemplo del Profeta Mahoma y la edad de oro de los Correctamente Guiados Califas (632-661 d.C.), posee verdadero poder y atracción a millones, incluso para algunos que pueden dudar acerca de la violencia grotesca. Ignorando o minimizando la manipulación por el EIIS de las profundas raíces históricas a comienzos de la experiencia islámica es tentadora en nuestro celo comprensible de no ofender o enajenar, pero ignora la fuente que le dará el atractivo duradero como modelo, incluso si un día es destruido como una entidad viable.

*Alberto M. Fernández es Vicepresidente de MEMRI.