Introducción
A casi dos meses después de la celebración de las elecciones parlamentarias en Irak, todavía no existe un nuevo gobierno y las perspectivas de romper el estancamiento que ha impedido hasta ahora la creación de un gobierno no están a la vista. De hecho, parece ser que mientras más prevalece el estancamiento, mayor es el número de complejidades que surgen de enturbiar las aguas. Un factor que contribuye a esta complejidad es el Caballo de Troya iraní en Irak.
El Caballo de Troya de Irán – La Comisión de Responsabilidad y Justicia (CRJ)
Según la mitología griega, los griegos le presentaron a los ciudadanos de Troya un gran caballo de madera, en donde ocultaron en secreto a sus guerreros. Durante la noche, los guerreros salieron del caballo de madera y arrasaron con la ciudad.
El papel desempeñado por la Comisión de Responsabilidad y Justicia (CRJ), bajo la presidencia de Ahmad Chalabi, uno de los políticos más a favor de Irán en la escena iraquí y su director ejecutivo Ali Al Lami, es lo más cercano a un caballo de Troya iraní en Irak. Esta afirmación está respaldada por una declaración en febrero del 2010 del comandante de las fuerzas de los Estados Unidos en Irak General Ray Odierno, quien señaló que, basado en los servicios de inteligencia, tanto Chalabi y Al-Lami estaban actuando bajo la influencia de Irán. De hecho, los Estados Unidos consideran a Al-Lami de ser agente del servicio de inteligencia iraní. [1]
La CRJ, anteriormente conocida como la «Comisión De-Bathificación», dormitó durante años, pero de repente e inesperadamente vino a la vida unos días antes de las elecciones parlamentarias, fijadas para el 7 de marzo del 2010, cuando prohibió participar a más de 500 candidatos, la mayoría de ellos de la lista de candidatos de Ayad Allawi, Al-Iraqiya, por supuestamente tener simpatías hacia los Ba’thistas. Entre los excluidos estaba el político sunita de más alto rango, Saleh Al-Mutlak.
La mayoría de los iraquíes detestan el partido Ba´th, que gobernó Irak durante 35 años, incluyendo 30 años bajo el régimen de Saddam Hussein. El principal objetivo de las críticas contra la decisión de la CRJ de prohibir que los supuestos candidatos pro-Bathistas de participar en las elecciones generales se centró en la ausencia de un proceso creíble, debido a que hubiese permitido a los acusados presentar pruebas de lo contrario y más significativamente, al momento del anuncio, lo cual fue visto como un intento de socavar las perspectivas de Ayad Allawi, quien fue visto por Irán como demasiado secular y muy cercano al régimen saudita.
La CRJ resurgió de nuevo y esta vez con mayor fuerza destructiva, tras el anuncio de los resultados electorales, lo que le dio una ventaja a Allawi de dos escaños sobre su más cercano rival, el Estado de Derecho del Primer Ministro Nouri Al-Maliki – 91 escaños frente a 89 escaños. El CRJ declaró que 52 candidatos que participaron en las elecciones, incluyendo al menos dos que fueron debidamente electos al parlamento como miembros de Al-Iraqiya, deben ser descalificados por una presunta afiliación Ba’thista. El CRJ fue un paso más allá al pedir a la Comisión Electoral que descartara los votos emitidos a favor de estos 52 candidatos y recalculara la asignación de escaños entre las listas ganadoras basadas en un recuento de votos nuevos. El resultado significaría que Al-Iraqiya podría perder al menos dos escaños y situarlo por debajo del grupo con el mayor número de escaños en el parlamento a la segunda lista clasificatoria y por lo tanto negarle la oportunidad a Ayad Allawi de formar un gobierno como el de su líder.
Al-Lami acusa a Washington de intentar asesinarlo
Para agravar la incertidumbre que ha inyectado en el proceso político con una aparente bendición total de Irán, el director ejecutivo del CRJ Ali Al-Lami acusó ayer a los Estados Unidos de planificar asesinarlo y colocar la culpa de esto sobre Al-Qaeda. Este dijo que los Estados Unidos era «vengativa» en su esfuerzo por evitar que el plan estadounidense de restaurar en el poder al Partido Ba´th. El presunto complot para liquidarlo fue transmitido a él por el Servicio de Inteligencia iraquí (mukhabarat) basados en información filtrada por una «fuente de alto nivel» en la Embajada de los Estados Unidos en Bagdad. [2] Un líder de Al-Iraqiya caracterizó la denuncia de [Al-Lami] como producto de su imaginación, apoyado por «frentes regionales conocidos» vinculados a Irán. Anteriormente, Al-Lami pasó 18 meses en una prisión estadounidense bajo sospecha de realizar actividades terroristas. [3]
Portavoz del gobierno crítico del CRJ
Ali Al-Dabbagh, portavoz del gobierno iraquí (quien fue electo al parlamento en la lista de Al-Maliki, Estado de Derecho) expresó su «crítica sin precedentes» a la decisión del CRJ de excluir a algunos candidatos del proceso político. Dijo que la decisión del CRJ crearía tensión entre los grupos políticos y de hecho, «la situación política en Irak no puede soportar las crisis marginales que no sirven a los intereses del país». [4]
En una entrevista con el portal liberal Elaph, Al Dabbagh, confirmó que se han realizado esfuerzos para reestructurar al CRJ para que el país no «caiga bajo los caprichos de un número limitado de individuos que crean crisis consecutivas dentro de la coyuntura política». [5]
Preferencia de Irán para el cargo de primer ministro
Irán buscó unificar durante meses antes de las elecciones a los dos principales grupos chiítas – el Estado de Derecho de Al-Maliki y el Consejo Supremo Islámico, que es el elemento clave en la Alianza Nacional Iraquí. Habiendo fracasado en su esfuerzo, Irán ha participado en actividades subversivas – principalmente, aunque no exclusivamente, a través del CRJ – para excluir a Alawi, un líder chiíta liberal-secular, como primer ministro. El director de Al-Arabiya TV Abd Al-Rahman Al-Rashed fue muy preciso cuando calificó la acción del CRJ como una «conspiración» para derrocar a Allawi como el primer ministro potencial. [6]
Conclusión
La decisión del CRJ de excluir a posteriori, los votos emitidos a favor de los candidatos acusados de simpatizar con los Ba’thistas, y la demanda de Al-Maliki, respaldada por la corte, para el recuento manual de los votos emitidos en la provincia de Bagdad, han interrumpido el debate serio sobre la formación del nuevo gobierno. Mientras tanto, todos – Irán, los países árabes, Turquía y otros – se mantienen inmiscuidos en los asuntos políticos iraquíes, haciendo del compromiso político algo más difícil de alcanzar.
* El Dr. Nimrod Rafaeli es analista senior en MEMRI.
[1] Al-Rafidayn, 2 de mayo, 2010.
[2] Al-Rafidayn, 2 de mayo, 2010.
[3] Al-Rafidayn, 2 de mayo, 2010.
[4] Al-Zaman, Irak, 29 de abril, 2010.
[5] www.ekaog,cin/Web/news/2010/557715html (3 de mayo, 2010).
[6] Al-Sharq Al-Awsat, Londres, 29 de abril, 2010.