De mayo a septiembre de 2002, el diario árabe con base en Londres, Al-Sharq Al-Awsat , publicó una serie de artículos escritos por un diplomático árabe, quien bajo el nombre de Abu Ahmad Mustafa , se refirió a la crisis de liderazgo en el mundo árabe. Los artículos analizan las raíces de dicha crisis y proporcionan introspecciones históricas y recomendaciones. A continuación se presentan fragmentos de los artículos:

‘La Intifida terminó en un crimen en contra del propio pueblo palestino’

En «¿Cuándo aprenderán los árabes la lección? (When Will the Arabs Learn the Lesson, Just Once? » [1] )publicado a principios del tercer año de la actual Intifada, Abu Ahmad Mustafa escribe: «Los árabes deberían intentar, aunque sea por una vez, entender la lección que se les ha dado, la cual [hasta el momento] no han podido entender; a saber, entrar en una nueva y a la vez, vieja fase histórica. Primeramente, debemos admitir que aquellos quienes empujaron a niños en la segunda ‘Intifada[2] no poseían un objetivo político definido que pudiera beneficiar al pueblo palestino y del cual pudieran obtener mejores resultados».

«Desde mi punto de vista, la Intifida terminó en un crimen en contra del pueblo palestino… y me gustaría hacer algunas preguntas que me han invadido a partir de las manifestaciones en solidaridad con los palestinos, las cuales recorrieron las calles de algunos países árabes y me hicieron recordar las manifestaciones que inundaron las calles en defensa del honor de la nación árabe, que como se creía, estaba personificada por Saddam. ¿Existe acaso un solo país árabe en el cual, estas manifestaciones fueran espontáneas? He oído decir que los gobiernos árabes y los partidos políticos han formado comités de manera conjunta, para organizarlos y que en algunos países árabes, algunos de sus funcionaros de alto rango marcharon en primera fila. Pregunto: ¿Por qué razón estos oficiales no se apresuran a protestar en contra del terrible estado (y de hecho, la falta) de servicios básicos que carecen en sus países en áreas como la salud, la educación y los servicios sociales? Estos países se encuentran por debajo de la línea de pobreza (y más allá de la línea de desgracia). Todos están preocupados con Palestina y con el eslogan de ‘Ninguna voz es más alta que la voz de la guerra ‘…»

«Y nuevamente pregunto: ¿Por qué no estos funcionarios de alto rango emprenden la labor de enseñar al pueblo la importancia de las mejoras en áreas como la educación, la salud o los servicios de bienestar social en sus países? ¿Qué habría pasado si, a partir de 1948, cada país árabe se hubiera dedicado a su propia construcción, en lugar de hacer del problema palestino su mayor preocupación? ¿No habría sido esto más útil, que los gastos para el establecimiento y equipamiento de ejércitos, con el solo fin de disfrutar un desfile militar de vez en cuando? ¿Qué habría pasado si cada país árabe se hubiera enfocado a la educación de sus ciudadanos y a la mejora de sus niveles de vida en áreas como la salud mental y física y la cultura?…»

«Quedo impresionado por nuestros líderes religiosos, quienes nos ensordecen con palabras acerca del Jihad en contra de Israel, y que se preocupan por la guerra y la competencia entre ellos, para emitir lineamientos legales religiosos que justifiquen el suicidio [Fatwas], pero que no impulsan a la gente a practicar el Jihad en contra de sus propias inclinaciones malévolas [3] . ¿No sería esto de mayor utilidad para la nación, la cual hoy enfrenta otra catástrofe en manos de algunos de sus Ulema [i.e. eruditos]? Desde luego, me refiero a los eruditos de la religión y no a los eruditos en física, medicina o ingeniería. Los primeros invitan al miedo y al horror, y son capaces de acusar a alguien de apostasía para confinarlo en un rincón, antes de permitir que una mujer lo toque. ¿No existe un rayo de esperanza por el cual vivir en esta nación árabe?»

‘Líderes árabes impiden que sus sociedades luchen en contra de Israel’

En «¿Por qué nos hemos vuelto retrógradas?» [4] Mustafa escribe: «En un artículo que publiqué hace un mes, me enfoqué en el hecho de que, la nación árabe, o con mayor precisión, sus líderes, han hecho de la causa palestina su principal preocupación. Han olvidado que las victorias militares en contra del enemigo no se pueden lograr exclusivamente a través de las armas; en primer lugar, deberían contar con una infraestructura científica, social y económica para ser capaces de soportar la carga que representa la guerra…»

«Quedé impresionado por la oleada de críticas que recibí, las cuales afirmaban que mi punto de vista coincidía con la política que los Estados Unidos habían elegido, al igual que Occidente en general, para así poder detener ‘el avance árabe en contra de Israel’ y erradicarlo del mapa de Medio Oriente, y que semejantes pensamientos diabólicos estaban diseñados para destruir las esperanzas y sueños árabes, ‘que están fuera de su alcance'».

«Es muy difícil sostener una discusión racional con gente que tiene convicciones semejantes, en especial, cuando se mueven las emociones de gente que se encuentra frustrada por las condiciones de su país y por la imposibilidad de cambiarlas, razón por la cual, dirigen sus emociones hacia su enemigo».

«Es increíble que los intelectuales, o aquellos a quienes el mundo árabe considera la élite, compitan por la admiración de las masas a través de gritos, sin detenerse a pensar y analizar las causas de su situación actual de retraso, colapso educativo y deterioro de los servicios públicos fundamentales».

«Los intelectuales suspiran ante el espejismo del poder o autoridad política que algunos de ellos han perdido. Han relegado la tarea de analizar y estudiar las condiciones a otros partidos que no aceptan los métodos científicos como un instrumento de investigación y planeamiento».

«¿Alguna vez, la Liga Árabe ha convocadoa una cumbre árabe para discutir el estado en que se encuentra la educación en el mundo árabe? Japón se queja de la disminución en su estándar educativo; los Estados Unidos han hecho de la educación uno de los aspectos más importantes durante sus campañas para elecciones; y los líderes europeos se han reunido en innumerables ocasiones para discutir lo que consideran un desastre educativo en su continente…»

«Esta nación árabe necesita un diálogo calmado y racional, lejos de los reflectores, en el cual los participantes no estén preocupados en redactar cartas de gratitud y apoyo al líder del país anfitrión; un diálogo que contenga una sola pregunta en su agenda: ¿Por qué nos encontramos en un retraso semejante?»

«La pregunta ciertamente requiere que los verdaderos intelectuales dejen a un lado las emociones y hablen con absoluta franqueza acerca de los obstáculos al desarrollo, sin el cual, no puede existir posibilidad alguna para una guerra. La nación árabe experimentó una etapa de ‘no existe llamado alguno que esté por encima del llamado a la guerra.’ La nación vivió con este llamado durante un tiempo, hasta que el eslogan cambió por otro ‘Unidad, libertad y socialismo Pan-Árabe’, eslogan que otros cambiaron por el de ‘La respuesta es el Islam ‘ para finalmente llegar a ‘La Madre de todas las Guerras ‘…»

«Lo que necesitamos es dejar a un lado nuestras fantasías, y ver nuestra historia con el único propósito de aprender las lecciones del pasado y beneficiarnos de las experiencias, y no para narcotizar las mentes de las generaciones futuras con cuentos de hechos y conquistas históricas».

‘Los intelectuales árabes deben hacerse responsables de la sociedad árabe’

En, «¿Podrán los intelectuales recuperar el terreno de los hombres de turbantes?» [5] Mustafa escribe: «Cuando Saddam Hussein invadió Kuwait, los llamados expertos nos proporcionaron una teoría de conspiración; a saber, que Irak había caído en una trampa puesta por el embajador estadounidense, April Gillespie. Esto en razón de que Gillespie había dicho a Saddam que el gobierno estadounidense consideró el conflicto Irak-Kuwait como un asunto interno para los árabes. Es gracioso que los expertos absuelvan al presidente iraquí de cualquier intento de perjudicar a Kuwait y a sus vecinos…»

«Hoy, Israel debería estar agradecido con los líderes de Hamas y del Jihad islámico, puesto que le dieron la oportunidad de humillar con toda libertad a su gente [i.e. el pueblo palestino] en frente de las cámaras de televisión de una manera más denigrante que la forma en que estuvo expuesta durante los últimos 50 años. Los líderes de Hamas y el Jihad islámico cometieron la decepción más grande en perjuicio de su pueblo y sus jóvenes, al decirles que sus operaciones en contra de Israel traerían consigo la liberación de la tierra que les fue robada. ¡Cómo me intriga esta gente, que afirma que lo que está pasando al pueblo palestino es consecuencia inevitable de Oslo! ¿Los llevará a algo mejor todo lo que están haciendo en este momento? «

«La falsedad e hipocresía de estos intelectuales y clérigos, así como sus declaraciones vacías y lógica retorcida son los elementos que han empujado a esta nación hacia un abismo al que no le vemos fin… Cómo me gustaría que tanto los intelectuales como los clérigos enfocaran sus esfuerzos y sus palabras en las verdaderas faltas y defectos, dejando a un lado los mitos sobre nuestros ancestros y las leyendas de su heroísmo…»

«Déjenlos en paz, ustedes, los líderes religiosos, dejen a un lado los Fatwas que ya no van acorde con nuestro tiempo y no le sirven a nadie. Deberían diseminar conciencias realistas y no falsas fantasías; deberían darse cuenta que los problemas que hoy afectan a la nación son resultado de una historia fabricada por ustedes, y que han sembrado en las mentes de los pueblos árabes. ¿Alguno de ustedes es capaz de señalar en nuestra historia periodos de iluminación, o cualquier logro que hayamos alcanzado en nombre de la humanidad, en el milenio pasado?»

«Esta gente, oprimida desde tiempos ancestrales, no conoce y no entiende en dónde yacen sus intereses. Tampoco conoce la manera de conducirse para llevar a cabo sus quehaceres, y camina a tientas en la oscuridad, sin alguna luz al final del túnel . No he escuchado a ningún hombre de turbante discutir el informe árabe sobre desarrollo humano [i.e. el informe UNDP], informe que resulta alarmante para cualquier persona inteligente, ya que estos hombres de turbantes se ganan la vida con propaganda en favor del Jihad y con la lucha sin cuartel para vencer al enemigo».

«Se trata de una farsa que debe terminar, y los verdaderos intelectuales deberían poner fin a su hipocresía y retomar el escenario en manos de los hombres de turbante, quienes conducen a los pueblos a un nuevo desastre, cuyas características no son difíciles de imaginar…»

‘Obsesión por el pasado’

En un artículo titulado «L os árabes y la historia « [6] Abu Ahmad Mustafa escribe: «El árabe se encuentra encaprichado con el pasado y con el placer de sus historias y leyendas, y teme desviar su atención al presente, además de que el futuro le resulta aterrador. Un caso semejante debería estudiarse y analizarse por expertos en ciencias sociales y políticas».

«No es inusual que en situaciones de desesperación, fracaso y vacío ideológico, el individuo se refugie en lo que pudiera inspirarle un sentimiento de gloria y orgullo en su afiliación, así como la creencia de que es el mejor del mundo; incluso si esta afiliación y esta creencia son defectuosos e imaginarios. La cultura inflexible del pasado ha reinado y conducido la mente árabe durante más de diez siglos. No existe probabilidad de que la cultura del pasado sea capaz de superar el retraso acumulativo que ha corrompido la mente y la conducta del árabe».

«Cualquiera que siga el estado presente del mundo árabe no podrá dejar de atestiguar el alarmante retraso que prevalece en todos los aspectos de la vida: social, político e ideológico… quedará asombrado por la enorme cantidad de libros y discusiones en canales satélite, que empujan a la sociedad a reflejarse más en las vidas de los virtuosos ancestros, y ponerles más atención, no con la finalidad de aprender alguna lección, sino para imitarlos en completo desapego a nuestras circunstancias de nuestro tiempo y espacio».

«Resulta triste que muchos intenten afirmar que la brecha que nos separa de Occidente en el aspecto científico, social y político, o incluso de Asia del Este, se debe al colonialismo, tanto nuevo como antiguo. Intentan convencer a la gente común que la razón por la que la nación árabe haya alcanzado un nivel tan bajo, se debe a la falla en el apego a los principios religiosos. Incluso los desastres naturales que nos han afectado son, a su parecer, castigos por no haber seguido las enseñanzas religiosas al pie de la letra. Nadie se atrevería a debatir estas afirmaciones, o a discutirlas. Si se atrevieran, se les acusaría de apostasía y herejía, o de secularismo, como mínimo, a pesar de que los acusadores ignoren por completo el significado de dicho término».

«La pregunta a por qué Occidente ha hecho avances y por qué nosotros continuamos soportando el retraso, nos llevaría a estudiar la diferencia entre las dos mentalidades: la árabe y la occidental. Debe destacarse que el árabe se concentra en el pasado, vive en él, añora volver a él, y permanece asido a todo lo relacionado con él: rituales, costumbres y fantasías. Por otro lado, la mentalidad occidental ya no se ocupa de estos asuntos y no los considera importantes para alcanzar lo que aspiran sus sociedades y la gente común. En cambio, ha relegado estos asuntos a un número reducido de personas que se especializan en el pasado y se benefician de esto. Sin embargo, ellos no afirman ni niegan la santidad. Sabemos de casos de juicios en los que instituciones religiosas en Occidente someten a juicio a muchos de los que están a cargo de estas instituciones, y no va en contra de ellas [las instituciones]…»

«El occidental cree que el espíritu de la religión es más importante que sus escritos, y que la religión es una obligación personal que no se puede integrar por un grupo reducido de personas que afirmen poseer la verdad, por el hecho de que nadie les ha otorgado el derecho de hostigar a los otros con sus interpretaciones de sus escritos inmutables».

«Las sociedades occidentales no han alcanzado progreso científico ni desarrollo institucional a través de pensamientos sobre el pasado, sino a través de un esfuerzo en dar prioridad a las circunstancias del presente y a través de aprendizajes obtenidos de las crisis del pasado… es decir, una actitud que empuja a la sociedad a un estado de constante movimiento, lo que evita un apego inflexible a los escritos religiosos».

«Cuando vemos a la sociedad árabe como una unidad en cuanto a la lengua, historia y retraso, vemos que no ha experimentado una acumulación gradual de conocimiento o desarrollo institucional, sino más bien, episodios recurrentes de conflictos y competencia negativa, así como rechazo a los demás, a la vez que afirma poseer autoridad divina».

«Es inconcebible que la fuente de dicho retraso sea resultado de una breve fase histórica, y es también inconcebible que sea consecuencia del poder colonial, que terminó hace más de medio siglo. Debemos admitir que el retraso actual es resultado de la falta de pensamiento y de la incapacidad para interpretar correctamente los acontecimientos del pasado y sus consecuencias».

«El miedo a abrir archivos del pasado para su discusión, y de llegar a conocer las causas de las olas que provocaron fisuras difíciles de resanar contribuye, de manera inevitable, a fomentar más complejos, tumores y heridas. Una sociedad que vive en un estado de miedo interno evita la investigación de causas y evita también el conocimiento y apertura hacia las culturas de los otros. Una sociedad semejante nunca puede hacer las paces con ella misma y nunca podrá realizar logros positivos en beneficio de las generaciones futuras».

«Una sociedad que vive en estado de reservación y aislamiento, la cual se apresura a culpar a los demás de sus catástrofes no puede evitar encerrarse en sí misma, alejarse de la telaraña que ha tejido para ella misma a través de su pasividad, falsas afirmaciones y fantasías. Las sociedades que nos han superado en todos los ámbitos no sienten vergüenza en demostrar su desnudez a los demás, ni les hace daño. Por el contrario, al hacerlo cada vez más borran sus complejos y residuos del pasado…»


[1] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), mayo 8, 2002.

[2] Las comillas aparecen en el original.

[3] Jihad al-nafs , significa una lucha interna para superar las propias inclinaciones malignas. Se trata de un concepto que se desarrolló en el pensamiento Sufi.

[4] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), junio 9, 2002.

[5] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), septiembre 26, 2002. Por «Los hombres de turbante » el autor se refiere a Ulema, o clérigos islámicos.

[6] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), octubre27, 2002.

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