En un artículo publicado el 14 de agosto de 2003 en el diario cristiano libanés, Al-Nahar, [1] el editor Jubran Tweini, atacó las nuevas actividades de Hizbullah en contra de Israel en el sur de Líbano, así como a la incapacidad del gobierno libanés para imponer su autoridad militar en dicho territorio. A continuación presentamos extractos del artículo:


Con un gobierno sin autoridad, Líbano es una verdadera selva

«¿Quién determina las acciones militares en el sur [de Líbano]? Nosotros, como libaneses, tenemos el derecho de saber la manera en que se toman estas [decisiones] que, de manera directa, afectan a todo el Líbano y a los libaneses.

«Es nuestro derecho saber si Hizbullah es quien toma estas decisiones, así como las bases que posee para hacerlo. Es Siria quien toma las decisiones y da órdenes a Hizbullah? ¿O es Irán? ¿Líbano? ¿Y cuál es la estrategia? Es nuestro derecho saber e incluso, participar en estas decisiones críticas; de lo contrario, Líbano es una selva y carece de una autoridad central para tomar decisiones.

«El país del Líbano, y en particular el gobierno del Líbano, como autoridad ejecutiva responsable del establecimiento de políticas, debe ser el responsable directo de las operaciones de Hizbullah en el sur, ya que aparenta ser un país de leyes e instituciones con completa soberanía en todo el territorio del Líbano. Sin embargo, sabemos que en esencia, no es el país el que determina la perpetración de operaciones militares en el sur, y que Líbano no posee alguna estrategia en esta área…

«Puede decirse que la impotencia del gobierno, así como el hecho de que no se hace responsable de su compromiso nacional, lo convierta, ante los ojos del mundo, en el principal responsable de las violaciones a la paz del sur de Líbano, aunque algunos de sus miembros intenten, a través de comunicados y declaraciones, ocultar a Hizbullah y sus operaciones».

Hizbullah: Un estado dentro de otro estado

«No hemos afirmado que debamos renunciar a nuestro derecho de oponernos al enemigo [Israel] para poder liberar las granjas de Sheb’a. Sin embargo, el principal problema es la entidad que determina los tiempos y la ubicación de las operaciones. Nuestra controversia con Hizbullah se centra en el hecho de que no posee derecho alguno para existir como movimiento armado dentro del estado, en especial, en apego al Acuerdo Taif. Hizbullah no tiene derecho alguno para operar como estado dentro de otro estado, como un hecho consumado y lleve a cabo sus propias políticas como si no existieran instituciones gubernamentales o gente de por medio. No es posible que la iniciativa de utilizar la fuerza en contra de Israel quede en manos de Hizbullah. [Esta iniciativa] debe quedar en manos de todos los libaneses para así poder formular una decisión nacional de carácter general, así como una estrategia clara.

«¿Quién le dijo a Hizbullah y a sus aliados en el gobierno y en el país que todos los libaneses están de acuerdo con sus políticas, que ocasionan a Líbano serias pérdidas de vidas y materiales o, que su estrategia es la correcta para esta situación? ¿Quién les dio el derecho de tomar una decisión a expensas de otros libaneses? ¿No está claro que las decisiones relacionadas con la guerra y la paz se toman a nivel nacional, a través de un gobierno que representa a todo el pueblo?

«Queremos saber, honestamente, quién apoya el derecho exclusivo de Hizbullah de llevar a cabo operaciones desde territorio libanés, en apego a su voluntad y al de sus socios regionales. Deseamos escuchar una posición clara, y no declaraciones ‘diplomáticas’ que no aclaran si en realidad apoyan o no la operación, el proceso de toma de decisiones [que conlleva] y su implantación; a menos de que el fantasma del miedo (¿de quién?) se haya apoderado de los responsables y ejerza su influencia en ellos, así como en su proceso independiente de toma de decisiones».

El regalo más grande para Israel: Justificación para un ataque

«¿El gobierno [de Líbano] no sabe que ya tenemos suficientes problemas sociales y económicos, y que no hay necesidad de añadir otro que tenga probabilidades de conducir a una respuesta israelí durante la temporada turística, una respuesta que pueda dañar, por ejemplo, la infraestructura y la electricidad? O, quizás las autoridades ‘esperan’ que Israel ataque las instalaciones eléctricas para justificar la penosa racionalización de electricidad y pueda culpar entonces a Israel.

«¿Qué justificación puede existir para llevar a cabo operaciones militares y adjudicarse la carga que representa dicha responsabilidad, para más tarde, quejarse ante el Consejo de Seguridad, mientras que el grupo que lleva a cabo la operación, Hizbullah, no reconoce la autoridad que representa la ONU y de manera personal, ataca a su Secretario General, Kofi Annan? ¿Cuál es la razón de recurrir al Consejo de Seguridad, en un momento en que [Líbano] se niega a poner en práctica las recomendaciones del Consejo de Seguridad y las del Secretario General con relación a la utilización de las fuerzas armadas en la frontera, en momentos en los que Hizbullah no reconoce autoridad internacional alguna y rechaza la ‘línea morada?’

«¿No es el rechazo por parte de Hizbullah a ‘la línea morada ‘, una rebelión y una revolución en contra de la posición del gobierno libanés, quien reconoce esta frontera, y no es un signo de que [Hizbullah] es un estado dentro de otro estado? ¿Cuál sería la posición del país si el Consejo de Seguridad actuara en respuesta a las quejas hechas por Líbano e Israel, y decidiera, no solamente como propuesta, desplegar su ejército en el sur para poner fin así a la presencia armada ilegal?

«¿Sería Líbano capaz de tomar la decisión, u oponerse a ella, y rebelarse en contra de una resolución internacional legítima, con lo que daría a Israel el regalo más grande y la mejor justificación para atacar a Líbano y a Siria, con el apoyo internacional? ¿O Hizbullah se opondría a la fuerza militar en el sur, tal y como sucedió con la resistencia palestina en 1977? Es bien sabido lo que sucedió más tarde y lo que le costó a Líbano».

Líbano: ¿Destinado a ser un factor de negociación?

«¿Radica en el interés actual de Líbano, renunciar a la sociedad internacional, el mundo entero, y a su credibilidad debido a esta política, que no satisface a Líbano, sino a Hizbullah y a aquellos que se encuentran detrás de ella, por no mencionar los intereses de Israel? ¿Acaso Líbano cree que no necesitamos el apoyo internacional para poder soportar el terremoto que afecta a la región y amenaza con derrocar régimen tras régimen? ¿Estamos destinados a implementar para siempre la política del ‘otro’ en nuestra propia tierra y dar a Israel una justificación para descarrilar el mapa carretero, tal y como sucedió como resultado de las operaciones de resistencia palestina en el territorio ocupado?

«¿Es mera coincidencia el hecho de que las operaciones suicidas regresen a Israel en momentos en los que el frente del sur se estaba calentado? ¿Durante cuánto tiempo más seremos un factor de negociación entre Siria y EEUU, Irán y EEUU y EEUU e Israel?

«Hacemos énfasis nuevamente en el hecho de que la resistencia al enemigo es un derecho legal. Sin embargo, el asunto de las granjas de Sheb’a deberá primeramente aclararse con Siria para poder obtener apoyo internacional para su liberación y retorno. El derecho de [resistencia] no pertenece exclusivamente a Hizbullah. Nos oponemos a partidos políticos y facciones que poseen armas de liberación, ya que la liberación de la tierra a través de medios diplomáticos y militares es un asunto nacional que se extiende a las instituciones militares y políticas del país. Nos oponemos a las declaraciones de Hizbullah en cuanto a que de manera individual, determinará el tiempo de las operaciones, puesto que no es el único propietario de estos territorios».


[1] Al-Nahar (Líbano), agosto14, 2003.

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