A medida que la guerra en Siria llega a su noveno año, la atmósfera entre los círculos identificados con la oposición es sombría, debido principalmente a la disminución de su poderío e influencia, ya que la mayor parte de Siria se encuentra tomada por las fuerzas del régimen y sus aliados rusos junto a los iraníes. Además, la oposición ha perdido recientemente el control de decenas de ciudades y pueblos en sus fortalezas restantes ubicadas en las provincias de Alepo e Idlib al noroeste del país, luego de intensos ataques durante varias semanas por parte del ejército del régimen con asistencia de Rusia, Hezbolá y otras milicias pro-iraníes, que continuaron hasta el alto el fuego pactado entre Rusia y Turquía el 5 de marzo, 2020.[1] Además, durante muchos años, la oposición siria, que comprende a muchas organizaciones e instituciones, se ha dividido profusamente, lo que hace que sea mucho más difícil presentar y lograr objetivos y planes unificados en los niveles político y militar.
En este contexto y para conmemorar el noveno aniversario del estallido de la revolución siria que ocurrió el 15 de marzo, escritores sirios identificados con la oposición han estado publicando artículos criticando al liderazgo de la oposición y su total fracaso para lograr los objetivos de la revolución, primero y principalmente derrocar al régimen del Presidente sirio Bashar Al-Assad y establecer un estado democrático. Varios escritores acusaron al liderazgo de someterse a elementos extranjeros y lamentaron la falta de un liderazgo unido e independiente, mientras que otros expresaron desesperación y dudas sobre la sabiduría de continuar con la confrontación militar contra el régimen.
El noveno aniversario de la revolución siria (Fuente: Al-Arab, Qatar, 17 de marzo, 2020)
Lo siguiente son extractos de estos artículos:
Una de las razones de nuestro fracaso es la proliferación de organizaciones opositoras que representan a varios países y no a los sirios.
Muchos de los artículos atribuyeron el fracaso de la revolución siria a la participación de demasiados países árabes y extranjeros en librarla, hecho posible por las divisiones entre las fuerzas de oposición y la ausencia de una institución central e independiente para dirigirla. Estos criticaron a la oposición política por no representar los intereses del pueblo sirio.
Por ejemplo, el periodista y autor sirio Maher Sharaf Al-Din escribió: «La revolución en Siria fue perjudicada por el improvisado ‘liderazgo’ de acuerdo a los intereses de los países que interfirieron [en la crisis] y no de acuerdo a los intereses del pueblo rebelde, a fin de recuperar sus derechos [y hacer] que su voz [se escuche]. Cada consejo, coalición o autoridad establecida fue simplemente un reflejo de la influencia de los países [que interfirieron], al punto en que se pudiera denominar a las instituciones de oposición un ‘parlamento con los intereses de los países [que interfieren] en Siria’…
«Todo país posee un representante en las instituciones de oposición y la paradoja es que la parte más pequeña de esta representación venía del pueblo sirio a quien estas instituciones presumieron representar. Esta parte [que representa al pueblo sirio] se redujo a diario, cada vez que esto sucedía [una nueva organización opositora] se formaba, hasta que, recientemente, llegó a cero.
«Bajo el lema de ‘realidad política’, el camaleón [es decir, la oposición] cambió su color 100 veces para adaptarse a los intereses del país bajo cuyas órdenes esta operaba y que pagaba sus salarios y proveía donaciones… Las actividades políticas de la oposición fueron dañadas por estos funcionarios cuyos bolsillos se llenaron de dinero a fin de comprar sus conciencias. Esta corrupción sistemática se extendió hacia todos los sectores de los rebeldes – ejércitos, medios de comunicación, equipos de rescate y más.
«El gran error, al comienzo de la revolución, fue que la élite que representa la oposición siria no tomó las riendas de la iniciativa para coordinarse entre las diversas ramas. Los estrechos contactos entre la élite política de la oposición y su élite económica pudieran muy bien haber asegurado la consolidación de una anhelada institución nacional [de oposición] que sería inclusiva y libre de la agenda de los países [que interfieren en la crisis]. Desde que estalló la revolución, hubo un grupo sustancial de empresarios que podían haber asegurado la independencia de las actividades políticas de la oposición financiando sus conferencias y reuniones políticas y pagándoles los salarios a sus líderes para asegurar su independencia y su plena dedicación a las actividades revolucionarias. Esta oportunidad perdida no duró por siempre. Si la oposición hubiese aprovechado [esta oportunidad] Al comienzo de la revolución, los [países que interfieren] no hubiesen podido realizar estas manipulaciones del proceso de la revolución en cualquier asamblea de las diferentes ‘oposiciones’ que no fueron ni nacionales ni revolucionarias…»[2]
La formación desorganizada del sector militar por parte de la oposición le abrió la puerta a una mayor intervención extranjera
Otros artículos centraron sus críticas en la oposición militar. El miembro de la oposición siria ‘Oqab Yahya argumentó que la forma desorganizada en que la oposición militar se formó aumentó el alcance de la intervención extranjera en la revolución siria. Este escribió: «A medida que [la revolución siria] se militarizó cada vez más, en respuesta natural al asesinato desenfrenado de activistas y de manifestantes por parte del régimen y después de la deserción de soldados y oficiales del [ejército] [sirio] nacional, así como también a miles de administradores [del régimen] de mayor edad que decidieron unirse a la revolución y apoyar la sublevación, las facciones militares [comenzaron a] emerger de manera desorganizada, lo que creó una oportunidad para aumentar la intervención de elementos en la región y más allá, especialmente ante la inmensa necesidad de armas y equipo, que llevó a [las facciones] a pedirle ayuda a los países amigos, [haciendo que estos últimos] entraran en escena, cada uno con sus propios planes.
«Esto creó una situación caótica que impidió cualquier coordinación o unidad. La mayoría de los oficiales que desertaron [del ejército sirio] fueron marginados o excluidos de las posiciones de liderazgo y de la toma de decisiones [en la oposición] y estos cargos sensibles fueron ocupados por ciudadanos civiles no-profesionales y sin mucha experiencia, que no pudieron hacerle frente a un enemigo unificado.
«Más tarde surgieron muchos fenómenos negativos, que fueron más allá de menospreciar y descuidar el aspecto político y alcanzaron el punto de adoptar ideas que contravenían rotundamente la esencia de la revolución… Esto contribuyó a la continua serie de derrotas [de la oposición] y al éxito del régimen, que, confiando en la ocupación rusa y el apoyo iraní, logró recuperar la mayoría de las áreas capturadas por las facciones.
«Esta [situación] requiere de un valiente auto-examen, para identificar nuestros errores y debilidades y enfrentar los factores que condujeron a la ya situación actual. El error inicial de confiar en las fuerzas extranjeras llevó a descuidar las fuerzas revolucionarias en el terreno y alejarse de la base de apoyo natural [de la revolución]. Esto creó una grieta que se amplió y profundizó con los años, debido a los difíciles términos impuestos por todas las fuerzas extranjeras y que contribuyó en gran medida a la pérdida de [nuestro] rol nacional de tomar decisiones y excluir a los [actores] políticos de la ecuación a la solución política, que a la larga también impidió una victoria militar».[3]
Para ver el resto del despacho en inglés junto a las imágenes copie por favor el siguiente enlace en su ordenador: https://www.memri.org/reports/syrian-opposition-despair-and-self-blame-after-nine-years-war-syria
[1] Alarabiya.net, marzo, 2020.
[2] Zamanalwsl.net, 18 de marzo, 2020.
[3] -Quds Al-Arabi (Londres), 23 de marzo, 2020.