Ante el contexto de las altas tensiones entre Arabia Saudita y Turquía, el diario saudita ‘Okaz publicó un artículo inusualmente duro escrito por Sattam bin Hadbaa burlándose del Presidente turco Recep Tayyip Erdogan. El artículo cuenta una historia sobre un mono llamado Qirdowan (un juego de palabras combinando el nombre de Erdogan y «qird», la palabra mono en árabe) siendo este adorado por un grupo de gatos tontos y que sueña convertirse en el rey de la selva. El mono intenta enfrentarse al verdadero rey, el león, solo para recibir bofetada tras bofetada una y otra vez. Eventualmente, este ve una ardilla en un sueño que le dice, dado que es un cobarde deshonesto y codicioso, debería intentar convertirse en un líder de pandillas en lugar de un rey y vivir a expensas de los gatos tontos que le admiran. A través de esta historia, el escritor implica que Erdogan también sueña con liderar el mundo y renovar la gloria del imperio otomano, pero en realidad este no es más que un líder de pandillas que se aprovecha de los tontos que lo admiran.

Lo siguiente son extractos traducidos del artículo.[1]

Sattam bin Hadbaa (Fuente: ‘Okaz, Arabia Saudita, 12 de mayo, 2020)

«Ayer, Turki de cinco años de edad (el nombre quiere decir «turco») vino a mí y me dijo: ‘Tío, déjame contarte la historia del mono codicioso’. Yo sonreí y le dije: ‘Me encantaría escucharlo «Él dijo:» Dos gatos discutían por un trozo de queso y le pidieron al mono que resolviera su disputa. El mono cortó el queso en dos trozos desiguales y los colocó en las balanzas. El trozo más grande inclinó la balanza [hacia un lado], así que el mono mordió un trozo y lo volvió a poner en su lugar. Ahora el otro trozo inclinó la balanza [hacia el otro lado], así que mordió un trozo de ese pedazo y así sucesivamente, hasta que ambos pedazos se redujeron y no quedaba nada para los dos gatos, que se fueron decepcionados. ¡Final del cuento!

«Entonces el chico me hizo algunas preguntas. La primera fue: ‘¿Sobre qué discutían los gatos?’ Le respondí: «El queso». Luego preguntó: «¿Por qué acudieron ir donde al mono?». Le dije: «Para que juzgara entre ellos». Pensó por un momento y luego hizo su última pregunta: «Entonces, ¿qué les quedó a ellos?”Respondí:» Nada del queso».

«Ahora era mi turno de contarle una historia llamada ‘Qirdowan’, que de alguna manera puede ser similar a la que él me contó, porque Qirdowan también se aprovechó de toda disputa para obtener [para sí mismo] un mordisco y de cada problema para ganarse unos centavos. [Este mono] solía contarles a los gatos sobre sus sueños y ambiciones de ser el rey de la jungla, ya que sus antepasados ​​eran leones y tigres y quería renovar su antigua gloria.

«Los gatos lo saludaron, lo aplaudieron y gritaron su nombre [con admiración] y, como eran gatos débiles y muy tontos, le colocaron sobre él muchas esperanzas. Cuando [Qirdowan] bloqueó el camino del león, el león lo abofeteó en el rostro y Qirdowan se escabulliría decepcionado, pero cuando este volvía con los gatos, lo alabarían e inventarían cuentos de hadas imaginarios en los que este [logró] bloquear al león y el león se distrajo de [su trabajo de] reinar sobre la jungla. Qirdowan pensaría mucho en [sus ambiciones] y en los sueños que se repetían en su pequeño cerebro, imaginándose [a sí mismo] gobernando sobre los gatos tontos y robándoles su comida. Luego regresaría al león, borracho de adoración, de aplausos y consignas de los gatos tontos, solo para recibir su habitual bofetada al rostro y alejarse decepcionado.

«Qirdowan permaneció en este estado hasta que [un día] se encontró con una ardilla en el árbol donde dormía, quien le dijo: ‘Déjame darte un consejo, ya que yo sé mucho sobre tu persona. Te he visto con los gatos y con el león. «¡Habla!», respondió Qirdowan. La ardilla dijo: «No posees la aptitud para ser el rey de la jungla, porque el que gobierne la jungla debe ser alguien fuerte y confiable, que no rompa sus promesas y compromisos. ¿Por qué [en cambio] no te conviertes en un líder de pandillas? Eres oportunista, deshonesto, cobarde y codicioso. Los gatos pueden ser miembros de tu pandilla, porque te creen y te alaban y este árbol puede ser tu reino, donde puedes gobernar como quieras y robarle la comida a los gatos, para que nunca [tengas] que irte a la cama sin cenar». Entonces Qirdowan lanzó un chillido y despertó de su sueño. Entendió que estaba mintiendo y engañándose a sí mismo. Su cuerpo [rígido] con frío y sus ojos temblorosos, cayó inconsciente para no despertarse [nunca más].

«En este punto, el chico inocente cayó dormido también, sin preguntar quién era el mono y quiénes eran los gatos».


[1] ‘Okaz (Arabia Saudita), 12 de mayo, 2020.