Introducción

Desde el embargo de petróleo árabe sobre los Estados Unidos en 1973, las campañas políticas en los Estados Unidos en todos los niveles, y particularmente a nivel presidencial, han llamado a una política petrolera nacional que reduciría la dependencia de petróleo del Medio Oriente.

Mientras reducir la dependencia en las importaciones de petróleo en cualquier parte debería ser de alta prioridad nacional, mucha de la retórica sobre la dependencia en las importaciones de petróleo del Medio Oriente por los Estados Unidos aporta poca relación a la realidad.

La realidad de la importación de petróleo por los Estados Unidos

La mayoría de los recientes datos dados a conocer por la Administración de Información de Energía del Departamento de Energía norteamericano muestra que dos países exportaron más de 1.40 millones de barriles de crudo por día (b/d) a los Estados Unidos, mientras otros cuatro países exportaron más de 1 millón de b/d de crudo (véase el Cuadro 1). Los cinco países exportadores más grandes correspondieron al 68% de las importaciones de petróleo por los Estados Unidos en octubre del 2008, mientras las 10 fuentes más importantes correspondieron a aproximadamente el 86% de todas las importaciones de petróleo por los Estados Unidos.

Las principales fuentes de importaciones petroleras por los Estados Unidos para octubre del año 2008 fueron Canadá (2.066 millones de b/d), Arabia Saudita (1.435 millones de b/d), México (1.256 millones de b/d), Venezuela (1.027 millones de b/d), y Nigeria (0.935 millones de b/d). El total de importaciones de petróleo promediaron los 10.111 millones de barriles diarios en octubre, lo cual es un aumento de 1.704 millones de barriles por día desde septiembre del 2008, debido a los huracanes en el Golfo de México, pero de hecho aproximadamente 2 millones de b/d menos del nivel de importación en el 2006.

El análisis de los datos en el Cuadro 1 converge resultados interesantes: La importación total de crudo de los cinco exportadores más grandes hasta octubre del 2008 fue de 6,594 millones de b/d. De éstos, la porción de Arabia Saudita fue de 1,918 millones de b/d o el 23%. La importación total de los 15 mayores exportadores de crudo a los Estados Unidos para el mismo período fue de 9,098 millones de b/d en donde la porción de los cuatro países árabes, Arabia Saudita, Irak, Argelia y Kuwait fue de 2,683 millones de b/d o el 29.29%.

Sin embargo, si observamos en la porción de petróleo árabe a partir de la importación de petróleo total por los Estados Unidos durante el mes de octubre del 2008, las cifras serán más bajas. Durante ese mes, las importaciones de Arabia Saudita de 1,435 millones de b/d correspondieron a 14.2% de la importación total de crudo por los Estados Unidos, y la porción de los cuatro países árabes fue de 2,247 millones de b/d, o el 22.2%, de la importación total de crudo por los Estados Unidos.

Estos números son significativos pero no estarían haciendo cojear a la economía norteamericana si fueran a ser reducidos grandemente por cualquier razón. El ahorro de energía siendo el resultado de la actual recesión económica y el desarrollo de fuentes alternativas de energía, lo cual es un objetivo importante de la nueva administración Obama, disminuirán indudablemente la dependencia de los Estados Unidos a las importaciones de petróleo en general, y en el petróleo del Golfo en particular.

Mientras los Estados Unidos ha sido el mayor importador de petróleo del mundo cuyas importaciones en el 2006 promediaron los 12.3 millones de b/d, esta cifra tiende a la baja mientras el consumo comenzó a declinar en el 2008, cuando el petróleo de los Estados Unidos señala – una medida de demanda – cayendo 6%, con un declive en todos los productos principales hechos a base de petróleo. [1] Los Estados Unidos también siguen siendo el tercer mayor productor de petróleo en el mundo: este promedió 8.3 millones de b/d en el 2006, detrás de Arabia Saudita con 10.66 millones de b/d y Rusia con 9.67 millones de b/d.

La disminuyente riqueza de los exportadores de petróleo árabes

La cuestión de dependencia de los Estados Unidos sobre el petróleo el Medio Oriente también debe ser considerada en luz de la riqueza rápidamente disminuyente de los productores de petróleo. Después de estar en un máximo de $147 por barril en julio del 2008, los precios mundiales del petróleo han caído a su nivel más bajo desde el año 2004. Comentando sobre el impacto del descenso en los precios del petróleo en las naciones productoras, Didier Houssin – un antiguo funcionario de la Agencia de Energía Internacional (qué representa los intereses de los consumidores occidentales de crudo) – denotó: «La brutalidad y velocidad del descenso del precio es una conmoción económica y política mayor para algunos de estos países». [2]

Mientras los precios del petróleo seguían escalando y los petrodólares acumulándose hasta julio del 2008, las especulaciones fueron desenfrenadas sobre el tamaño de la riqueza de los seis miembros del Concejo de Cooperación del Golfo (Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Bahrein, Kuwait y Omán.) Mientras el precio del petróleo aumentó de $27.69 por barril average en el 2003 a tanto como $100 por barril en el 2008, los Estados Unidos y los países occidentales se preocuparon por lo que estaban viendo para el momento como una amenaza a las «Alturas Imponentes» del capitalismo occidental. Según el diario económico saudita Al-Iqtisadiya, los recursos manejados por los miembros del CCG eran iguales a un quinto de los recursos totales de los bancos centrales de países con fondos de riqueza soberana (FRS), una cantidad estimada en $5.3 trillones. [3] El total global de fondos soberanos fue previsto elevarse a $12 trillones para el 2015 como resultado de las ganancias adicionales del petróleo y la apreciación del capital. [4] Como resultado la influencia política de estos países también se incrementó.

Sin embargo, debido a la crisis financiera global, los países del CCG vieron sus acciones encogerse de $826 billones a $1.2 trillones en el 2008, y la tendencia pudiera continuar mientras el precio del crudo continúa descendiendo. En el 2008, los países del CCG atrajeron unos $300 billones en ganancias del petróleo, $70 billones más que en el 2007. El desplome de los precios del petróleo ha significado déficits presupuestarios y ha limitado una fuente crítica de inversiones extranjeras en otros países árabes. Hasta al año pasado, los bienes y raíces manejados por el gobierno y las compañías IT del Golfo habían surgido como los poderes más importantes en energizar las economías de Egipto, Jordania, Siria, Marruecos y otros estados árabes periféricos [ej. Marruecos y Túnez]. [5] Sólo en Egipto, la inversión extranjera directa está fijada para declinar a la mitad de $7 billones de $1.2 billones en el 2008. Es más, el descenso de los recursos diferirá indefinidamente o cancelará las adquisiciones más importantes por los fondos de riqueza soberana (FRS) de los mayores recursos norteamericanos y europeos.

Déficits presupuestarios

El descenso de las ganancias obtenidas del petróleo ha significado déficits fiscales presupuestarios en los países exportadores de petróleo. Las cifras disponibles sugieren que Arabia Saudita, el mayor exportador de petróleo del mundo, anunciara un déficit en el 2009 de $17 billones, el primero desde el 2002; Omán, $2.1 billones; y Dubai, el segundo mayor emirato de los Emiratos Árabes Unidos, $1.1 billones.

Conclusión

Este breve análisis buscó subrayar dos temas críticos de importancia mayor para las políticas estratégicas y económicas de los Estados Unidos: Primero, la supuesta dependencia del petróleo del Medio Oriente es grandemente exagerada. Con la ayuda de sus reservas estratégicas de crudo, su producción nacional de petróleo y la disponibilidad de este de dos países vecinos amistosos, Canadá y México, acoplado con el empuje para desarrollar fuentes de energía alternativas, los Estados Unidos podrían lograr reducir la dependencia del petróleo del Medio Oriente durante un periodo largo. Segundo, el marcado descenso en las ganancias del petróleo disminuirá las amenazas de aplicar presiones sobre la política exterior norteamericana por los países ricos o incluso la amenaza de adquirir los recursos vitales de los Estados Unidos por los fondos de riqueza soberana.

Por supuesto, especular sobre el precio del petróleo a largo plazo es temerario. El mercado de un comprador hoy día podría convertirse rápidamente en un mercado de venta mañana y los aplastantes precios del petróleo podrían convertirse en precios de crudo en ascenso al mismo instante. Para evitar conmociones futuras, los Estados Unidos deben conservar simultáneamente fuentes existentes de energía y desarrollar fuentes alternativas. La cuestión de reducir la dependencia en las importaciones de petróleo debería dejar de ser una retórica política y convertirse en un plan nacional de acción.

*El Dr. Nimrod Raphaeli es Analista Senior (eméritas) en MEMRI.


[1] Associated Press, 15 de enero del 2009, Datos derivados de un informe del Instituto de Petróleo Norteamericano.

[2] Global Business, 13 de enero, 2009.

[3] Al-Iqtisadiya, Jeddah, 28 de agosto, 2007.

[4] The Economist, Londres, 26 de mayo, 2007.

[5] BusinessIntelligence Medio Oriente, 16 de enero, 2009.