El 19 de julio del 2010, dos cristianos, el pastor Rashid Emmanuel y su hermano Sajjad, fueron muertos a balazos en las instalaciones de un tribunal en la ciudad paquistaní de Faisalabad. [1] Los dos habían sido acusados de distribuir material blasfemo; un caso ha sido presentado contra ellos bajo la Sección 295-C del Código Penal de Pakistán (CPP) por distribuir panfletos escritos a mano que contenían material blasfemo.
Según el informe, los panfletos indicaban dos números de teléfonos celulares lo que llevó al arresto de los hermanos, a raíz de una denuncia presentada por un Khurram, que se cree es miembro del poco conocido grupo Tehreek-e-Hurmat-e-Rasool (Movimiento para la Dignidad del Profeta). [2]
En otro caso, una mujer de 60 años de edad, Zaibun Nisa o Zainab Bibi, pasó 14 años en una prisión de Pakistán por un presunto acto de blasfemia contra el Santo Corán, aunque no se llevó a cabo un juicio en la corte y el caso no fue presentado en su contra por la policía. [3] El Tribunal Superior de Lahore, el cual ordenó su libertad después de que no se encontraron pruebas en su contra, expresó su consternación por su larga detención «sin ningún tipo de juicio». [4] La mujer también se comprobó era mentalmente inestable.
Los casos citados anteriormente han provocado nuevas preocupaciones sobre las polémicas leyes sobre blasfemia de Pakistán. Una de ellas, la Sección 295-C, conlleva a la pena de muerte.
En la mayoría de los casos de blasfemia, los tribunales de Pakistán en Pakistán no pueden emitir juicios imparciales debido a las amenazas de grupos armados religiosos, e incluso de policías vigilantes, que se encargan de aplicar su propia forma de justicia instantánea en contra del acusado. Las leyes sobre la blasfemia también han atraído la atención internacional, especialmente por su uso indebido contra las comunidades minoritarias en Pakistán, tales como los cristianos, los hindúes y los musulmanes Ahmadi.
Varios defensores de los derechos humanos y miembros de las comunidades minoritarias han exigido cambios a estas leyes. Sin embargo, ningún ministro paquistaní quiere arriesgar su vida introduciendo tal legislación. En un reciente artículo, «Ley Sobre la Blasfemia Revisada«, I.A. Rehman, el internacionalmente conocido defensor de los derechos humanos paquistaní, ha examinado los daños que las leyes sobre la blasfemia están haciendo a la sociedad pakistaní.
Lo siguiente son extractos del artículo de Rehman, en su inglés original: [5]
«[Ha alcanzado la ley pakistaní a la blasfemia] el objetivo declarado de impedir la justicia del vigilante?»
«La primera pregunta es: ¿Ha alcanzado el objetivo declarado la Sección 295-C del Código Penal del Pakistán (CPP) en impedir la justicia del vigilante? Esto se debe a uno de los principales argumentos en apoyo a la ley sobre la blasfemia que impedirá que civiles asesinen a sospechosos de blasfemia.
«En un prefacio de Namoos-i-Risalat [Honor del Profeta], un recuento de la realización de la Sección 295-C por el Defensor Ismail Qureshi (Ediciones Al-Faisal, Lahore, 1994), ex magistrado del Tribunal Supremo y ex presidente de [Pakistán] Rafiq Tarar declaró: «Si esta ley no está ahí, las puertas de los tribunales estarán cerradas a los culpables y a los peticionarios provocados por ellos y luego todos tomaran la ley en sus propias manos y se vengaran de los criminales. Como resultado, la anarquía prevalecerá en el país».
«En 1994, el Tribunal Superior de Lahore declaró que si la Sección 295-C del CPP fuese echada por tierra, el antiguo sistema de matar a un culpable en pleno sitio podría ser revivido.
«¿Puede la afirmación de que la Sección 295-C previene la violencia no estatal contra los blasfemos y sospechosos sobrevivir a un estudio empírico? Nadie ha sido ejecutado por blasfemia bajo órdenes de la corte. Por otro lado, existe una larga lista de sospechosos o acusados/convictos que han sido asesinados precisamente en la forma que la Sección 295-C pretende evitar.
«Naemat Ahmar de Faisalabad fue asesinado por un estudiante. Tahir Iqbal murió en circunstancias misteriosas en prisión. Manzur Masih fue asesinado a tiros fuera de la Corte Superior de Lahore. Buntu Masih fue fatalmente herido mientras estaba en custodia policial. Sajjad Farooq, un Hafiz-i-Quran [uno que se ha aprendido el Corán de memoria], fue asesinado por una turba en Gujranwala. Mohammad Yusuf, ex miembro del Majlis del Zia-i-Shura [el consejo asesor del ex Presidente General Zia-ul-Haq], fue asesinado en prisión.
«Zahid, acusado de profanar el Corán, fue asesinado por un alguacil de la policía. Mushtaq Zafar y Sanaullah, dos acusados de blasfemia en libertad bajo fianza, fueron muertos a tiros. Samuel Masih, acusado bajo la Sección 295-A, fue atacado y herido fatalmente en una clínica para tuberculosos. Ashiq Nabi fue muerto a tiros en Nowshera porque su mujer alegó que había profanado el Corán. Jagdish fue linchado en una fábrica de Karachi y un operador digital de Gujrat fue asesinado por un policía. Y Anees Mallah fue asesinado en una prisión de Sindh porque embistió su motocicleta en la puerta de una estructura instalada para una reunión cuasi-religiosa».
Debería «un delito no intencional bajo la Sección 295-C [la ley sobre la blasfemia]… ser responsable de la [pena de muerte?]»
«¿No es hora que los sabios ulemas [estudiosos religiosos] reexaminen su tesis de que la ley a la blasfemia puede detener a ciudadanos que pudieran asesinar a sospechosos? Ciertamente, estos no desean que su fe sea difamada.
«Otra cuestión pendiente de resolver es si una ofensa no intencionada bajo la Sección 295-C debería ser responsable de la pena de muerte. El propio abogado Ismail Qureshi, el principal arquitecto de la Sección 295-C, abogó por una enmienda a la disposición para ponerla ‘de acuerdo con el Corán y el Sunnah’. «Si la disposición es mantenida en su forma actual’, este escribió, «existe el peligro de ‘ambigüedad’ y de complicaciones legales».
«Aquí estaba él afirmando la opinión expresada por el Consejo de Ideología Islámica [un órgano consultivo constitucional] en 1984 de que sólo un acto deliberado de blasfemia podría ser castigado con la muerte. No obstante, la carga en probar que un delito haya sido no intencional recaía en el acusado.
«La misma opinión fue expresada por Maulana Riazul Hasan Nuri, asesor de la Corte Federal Shariat [que funciona paralelo al Tribunal Supremo]. El Tribunal Superior de Lahore también lo dijo en el 2007. ¿Acaso esto no convocaría a una enmienda de la Sección 295-C?»
Otro tema es «La aplicación de la ley sobre la blasfemia a los no musulmanes y [la blasfemia contra los profetas de otras religiones]»
«Una tercera cuestión en debate es la controversia sobre la aplicación de la ley blasfemia a los no musulmanes y la no-aplicación de la dirección del veredicto del Tribunal Shariat de 1990, en el sentido de que la blasfemia contra cualquier otro profeta otro que el Santo Profeta del Islam (que la paz esté con él) también debe ser forzado a la pena de muerte. De vez en cuando, algunos miembros de las comunidades minoritarias han planteado esta cuestión.
«En 1994, el Tribunal Superior de Lahore también se refirió a esta cuestión y se negó a socorrer sobre la base de que el Tribunal Federal Shariat ya había otorgado una directriz clara. La ley sobre la blasfemia también ha creado graves problemas para el poder judicial, especialmente a los tribunales inferiores. En casi todos los casos que se les presentan se les coloca bajo fuerte presión de agitadores que temen aplicar sus mentes a los papeles delante de ellos. Esto ha sido nuevamente confirmado por el caso de Zainab Bibi (liberado después de 14 años de encierro injustificado).
«Hace algunos años, el Tribunal Superior de Lahore absolvió a un hombre con problemas mentales que se le había imputado la pena de muerte por el tribunal de primera instancia. El juez Tasadduq Husain Jilani instruyó al tribunal de primera instancia por ignorar un certificado de un hospital que describe la condición del acusado, que estuvo en su historial. A menos que aquellos que se ganan la vida u obtienen un estatus social por iniciar un enjuiciamiento a través de cargos de blasfemia hagan un alto protestando en los tribunales, muchas más personas enfermas pueden tener que compartir el destino de Zainab.
«Entre los otros problemas que enfrentan los tribunales están las cuestiones relacionadas con la conducta del acusado después del presunto delito o su creencia. Por ejemplo, mientras se absolvió a un hombre que le había imputado la condena a muerte por blasfemia, una sección de la Sala del Tribunal Superior de Lahore, en el 2002 observó: ‘Si un musulmán, a través de una declaración jurada, admite que no ha cometido ningún desacato, entonces no hay razón para dudar de su sinceridad y sumisión’. El tribunal también expresó su preocupación por el aumento de casos de blasfemia y sospecha un elemento de travesura.
«El mismo tribunal, al tiempo que permite la libertad bajo fianza a un acusado por profanación del Corán en virtud de la Sección 295-A en el 2006, resolvió que en caso de falta de respeto al Sagrado Corán una denuncia sólo puede ser presentada por un gobierno o un funcionario autorizado, un fallo que pocas veces se cumple. En el 2007, mientras se absolvió a un hombre que le había sido imputada la pena de muerte por el tribunal de primera instancia, el Tribunal Superior de Lahore declaró que si las observaciones de una persona cayeran en la definición de blasfemia por una secta, pero otras sectas pensaban de otro modo, no podía ser condenado por blasfemia. Los tribunales no pueden intervenir en tales controversias sectarias.
«Al mismo tiempo, los tribunales se enfrentan a dilemas cuando se presenten pruebas contra un acusado que no son lo suficientemente fuertes como para justificar la pena capital mientras que este no sea totalmente inocente. Esta dificultad se encuentra a menudo en los casos donde la pena de muerte es el único castigo prescrito por un delito».
«La Sección 295-C se ha convertido en un arma en la guerra sectaria y le está trayendo un mal nombre a Pakistán, a su gente, a su parlamento y a su sistema judicial»
«Está claro que después de dos décadas de experimentación dolorosa, una revisión del capítulo CPP sobre los delitos contra la religión puede ser diferido en riesgo de causar que una persona inocente sea condenada en muchos más casos – sobre todo ahora que la Sección 295-C se ha convertido en un arma en las guerras sectarias y le trae un mal nombre a Pakistán, a su pueblo, a su parlamento y a su sistema judicial…»
[1] Dawn, Pakistán, 20 de julio, 2010.
[2] Dawn, Pakistán, 20 de julio, 2010.
[3] www.dawn.com, Pakistán, 22 de julio, 2010.
[4] www.dawn.com, Pakistán, 22 de julio, 2010.
[5] Dawn (www.dawn.com ), Pakistán, 29 de julio, 2010. El texto de ese artículo ha sido ligeramente editado para mayor claridad. Los subtítulos fueron agregados por MEMRI.





