Después de varios meses en prisión, el autor sirio y activista de los derechos humanos Ali Al-Abdallah fue perdonado y liberado por el Presidente sirio Bashar Al-Assad, en ocasión de la festividad musulmana de Id Al-Fitr, a principios de noviembre del 2005.

Ali Al-Abdallah fue arrestado en mayo del 2005 seguido a una conferencia del Foro para el Diálogo Nacional Jamal Al-Atasi, una organización siria que trabaja para avanzar las reformas políticas en Siria. Diez días después, los otros miembros de la junta directiva de la organización también fueron arrestados.

Durante su encarcelamiento, Al-Abdallah se reunió con varios activistas de «Damascus Spring» (Primavera de Damasco) quienes habían sido arrestados en el 2001 por promover reformas políticas y civiles y por promover los derechos humanos en Siria, y habían sido sentenciados a cinco años de prisión. [1]

En un artículo en el diario libanés Al-Mustaqbal, Al-Abdallah describió las conversaciones en la prisión entre el activista de derechos humanos y reformista sirio y los fundamentalistas islámicos. En el artículo, él intenta advertir contra el pensamiento (islamista) salafi, el cual permite el asesinato y la violencia por razones de creencia y política. [2]

Lo siguiente son extractos de su artículo:

Prisionero salafi: «Aceptando un diálogo con el régimen y a una actividad política pacífica, Las fronteras en el politeísmo de la [Hermandad Musulmana]»

«Durante el período en el cual fui detenido, las circunstancias me llevaron a enfrentarme con varios individuos que pertenecen al movimiento Salafiyya Jihadiyya. Estábamos en dos celdas adyacentes (cuatro salafis fueron reunidos en una celda que medía dos por dos y medio metros), y esto permitió conversaciones intermitentes y acentuadas. Ellos notaron que yo estaba cerca de ellos porque discutí el Corán con mi amigo Riyadh Hamoud Al-Durar, quién fue encarcelado en una celda cercana…

«Uno de ellos me preguntó si yo era musulmán. Yo contesté, ‘De alguna clase’. Me preguntó si yo pertenecía a la Hermandad Musulmana. Cuando contesté no, y agregué que yo veía al arabismo y al Islam como bases de la identidad árabe dentro de un régimen democrático y un gobierno apropiado, él detuvo la conversación, diciendo, ‘Hablaremos en el futuro’. Pero este ‘futuro’ nunca llegó.

«Pasó un largo tiempo hasta que escuché de nuevo la voz del hombre joven que me había hablado, y eso fue cuando un nuevo [prisionero], quién había sido deportado de G. Bretaña, llegó a una celda cercana. Después de que hablamos con el nuevo prisionero y nos enteramos que su padre había pertenecido a la Hermandad Musulmana, el joven le dijo algo a él sobre ‘los amigos de su padre’, refiriéndose a la Hermandad Musulmana. Según él, ‘en acordar dirigir un diálogo con el régimen y adoptar la actividad política de manera pacífica, los amigos de su padre están limitando el politeísmo [shirk]’. Hasta donde a él le concierne, el criterio para la fe es sincerar el jihad y combatir a los infieles y politeístas».

Activista de los derechos humanos: «El Corán no llama a boicotear a otros o al auto-aislamiento de la sociedad»

«Después, él le advirtió al nuevo prisionero que no hablara con nosotros o que participara en las discusiones llevadas a cabo por la noche entre los residentes de las celdas cercanas (Walid Al-Bunni, Habib ‘Issa, y Fawaz Tilo, quienes estaban entre los detenidos de Damascus Spring arrojados en una celda hace varios años, después de haber sido sentenciados por la Corte Suprema de Seguridad Estatal que estaba actuando de acuerdo con las leyes de emergencia que han estado activas [en Siria] durante más de 40 años)…

«Él basó la prohibición sobre el hablar con nosotros en el verso del Corán [4:140] ‘… Cuando ustedes pueblo no creen y se burlan de las señales de Alá, no se sienten junto a ellas’… Pero no completó el verso, que acaba con las palabras: ‘hasta que cambien el tema de su conversación’. En otras palabras, el Corán no llama a boicotear a la gente o a auto-aislarse a sí misma de la sociedad, tal como se exige en las llamadas de takfir [acusaciones de apostasía].

Para demostrar su punto de vista, [el prisionero] se refirió a las relaciones mencionadas en el Corán entre el Profeta Abraham y su pueblo, como prueba de que el régimen, y aquéllos con opiniones diferentes, deberían ser boicoteados. En el Corán [60:4] dice: ‘De hecho, hay para ustedes un buen ejemplo en Abraham y aquéllos que estaban con él, cuando le dijeron a su pueblo: Ciertamente nosotros no estamos comprometidos con ustedes y con [los ídolos] que ustedes adoran además de Alá; no queremos nada con ustedes, y la enemistad y el odio nos separarán a nosotros y a ustedes para siempre, a menos que ustedes crean sólo en Alá’.

«[El prisionero] no tuvo en cuenta la clara diferencia entre los dos casos: El pueblo de Abraham era politeísta, mientras que los miembros de la Hermandad Musulmana son creyentes [en un Dios]. Igualmente, él no tuvo en cuenta que los desacuerdos entre Abraham, su padre y su pueblo eran sobre monoteísmo, mientras que los desacuerdos entre el movimiento Salafiyya y el movimiento de la Hermandad Musulmana son políticos, y no provienen de asuntos de fe.

«Al comienzo del mes de Ramadan, felicité a los amigos y prisioneros en las celdas cercanas en ocasión del mes bendito [del ayuno]. [También] quise felicitar a los salafis y por consiguiente me volví hacia ellos y hablé, pero no respondieron a mis felicitaciones, y actuaron como si no estuvieran allí. Pero su líder (Omar) escuchó mis conversaciones con mi amigo Riyadh Hamoud Al-Durar, que tuvieron lugar casi todos los días después de la comida rápida y trataron con los versos del Corán y su significado. [Él] vio conveniente en hablar con nosotros, quizás porque pensó que [nuestros caminos] podrían ser remendados. Él se volteó hacia Riyadh y dijo: ‘Yo no hablé con ustedes [dos] en el pasado, pero cuando los escuche discutir el Corán, pensé que es necesario hacerlo'».

Prisionero salafi: Los activistas de los derechos humanos son «incrédulos debido a que creen en la democracia y rechazan los castigos del Corán»

«Él comenzó a hablar con nosotros sobre monoteísmo… y luego le dijo a Riyadh: ‘Veo que has caído en una trampa en tus conversaciones con la gente en celdas adyacentes’. Él describió a estas personas como infieles, debido a su creencia en la democracia y su rechazo de los castigos de Alá tal como es mencionado en el Corán (amputarle la mano a un ladrón y apedrear al adúltero). Como prueba, citó el Corán [5:44]: ‘Aquellos que te juzgan no por lo que Alá ha revelado son infieles’.

«Riyadh respondió que estaba confundiendo lo judicial con la esfera política, ya que el Corán [usa verbos de diferentes raíces] para asuntos en la esfera personal y social… y para los asuntos políticos…

«El Salafi estaba callado, pero eso no significó que él haya aceptado las palabras de Riyadh o estaba convencido de ellas… [porque] su reacción a las noticias de las operaciones Salafiyya Jihadiyya en Irak contra las fuerzas americanas e iraquíes y contra los chi’itas y kurdos fue una reacción de alegría. Él estallaría en canciones salafi en alabanza al Jihad y al martirio.

«Cuando protestamos contra los bárbaros asesinatos [en Irak] eso no distingue entre el ocupante y el civil o entre el personal militar y el civil, y [nosotros] protestamos contra el acusar a chi’itas de incredulidad y asesinarlos… él [trató pero] fracasó en defender estos hechos bárbaros y no pudo demostrar que ellos eran incrédulos. Él no condenó los [asesinatos], y los unió a la conducta política de las víctimas, [denunciando que] eran traidores. [Él también denuncio] que los salafis discuten cada caso seriamente antes de llevar a cabo cualquier operación de ‘martirio’ [istishhad], y que ellos solo dan muerte a aquéllos cuya incredulidad, politeísmo, o alevosía haya sido probada – qué justifique su muerte.

«Cuando intentamos señalarles que los [salafis] dan muerte a gente a quienes estas opiniones jurisprudentes no se refieren, él resolvió el problema refiriéndose a estas víctimas como se hubieran caído por accidente, y les llamaron ‘shahids‘…»


[1] «Damascus Sring» (Primavera de Damasco) es una denominación por el despertar político que tuvo lugar en Siria con la nominación de Bashar Al-Assad como presidente, en junio del 2000. En el curso de un año, muchos cuerpos públicos que promueven la democracia y la sociedad civil fueron establecidos a través de Siria, incluyendo el Foro Jamal Al-Atasi, el cual en enero del 2001 se declaró a si mismo un NGO para el discurso democrático. En septiembre del 2000, un comunicado oficial por 99 intelectuales sirios llamó a la abolición del estado de emergencia en Siria, a la liberación de prisioneros políticos, y al avance de las reformas políticas y civiles. En julio del 2001, se declaró el establecimiento de la Asociación Siria de Derechos Humanos, y el abogado Haithem Al-Maleh fue elegido presidente. Las expectativas para la reforma, sin embargo, empezaron a diluirse cuando en agosto del 2001 las autoridades sirias lanzaron una serie de arrestos a activistas reformistas, y los sentenciaron a años en prisión.

[2] Al-Mustaqbal (Líbano), 20 de noviembre, 2005. El artículo también apareció en el portal reformista kuwaití Tanweer, en http://www.kwtanweer.com/articles/readarticle.php?articleID=580.