En su columna del 12 de junio, 2016 en el diario de Londres Al-Hayat, Majed Kayali respondió al ataque terrorista en el complejo Mercado Sarona de Tel Aviv, criticando las tácticas de la lucha armada en donde dijo que durante los últimos años ha perjudicado a los palestinos más de lo que la ha ayudado. Este dijo que incluso si el ataque hubiese tenido elementos de heroísmo y sacrificio y si incluso pudiese ser visto como una respuesta natural a la ocupación, no ayudó a los palestinos, sino sólo le dio a Israel la oportunidad de tomar medidas contrarias especiales y también le hizo daño a la legitimidad y a la imagen mundial de la lucha palestina. Según él, la actual manifestación de la lucha armada, es decir, los ataques individuales, revela una clara falta de estrategia palestina y muestra la impotencia del liderazgo palestino, así como también de las facciones de la resistencia palestina. Agregando que bajo las difíciles circunstancias actuales, tanto en los niveles regionales y palestinos, no puede haber liberación de la tierra palestina, este llamó a los palestinos a centrarse en la reconstrucción de su sociedad y de sus entidades políticas, formular una visión política apropiada para el problema palestino y elegir formas de lucha que los beneficien, tal como lo hizo la primera Intifada.
A continuación se presentan extractos de su columna:[1]
Majed Kayali (Imagen: alarab.co.uk)
«La operación de Tel Aviv que apuntó a israelíes en uno de sus restaurantes nos llevó de vuelta a los días de la Segunda Intifada, 2000-2004, que vio una escalada de ataques contra restaurantes, atracciones, autobuses y mercados.
«Es interesante ver que nuestra mente colectiva, la cual tiene como base nuestras emociones, consignas y santifica la lucha armada, se olvida, en esos momentos de entusiasmo y venganza, las lecciones aprendidas del pasado y el alto precio que hemos pagado, sin obtener los beneficios deseados de operaciones como esta y con una desproporción de las víctimas frente a los logros…
«Por cualquier norma, nosotros podemos considerar esta operación como una respuesta natural a la ocupación, los asentamientos y la arrogante y racista política israelí. Pero al mismo tiempo también es un producto de una cultura divisionista y de la incapacidad de las facciones en crear una cultura de resistencia que sea adecuada a las capacidades del pueblo palestino, en referencia a las circunstancias y al tiempo. Por lo tanto, es posible diferenciar entre el espíritu de heroísmo y sacrificio mostrado por aquellos que llevaron a cabo la operación y el hecho de que [esta operación] fue un acto espontáneo de un individuo, al margen de cualquier contexto político o contexto de la lucha en el sentido estratégico.
«En relación al aspecto moral, se puede decir que la imperialista, racista y usurpadora Israel es responsable de todo lo que le sucede a los palestinos – de su frustración y su sentido de opresión y rabia. Pero esta operación, que tuvo como blanco a civiles, daña la credibilidad de su lucha. Esta puede suponer que [los palestinos] se han vuelto más conscientes y sensibles a este tema [de preservar la credibilidad], ante el incremento de simpatía alrededor del mundo por los problemas y derechos de [los palestinos] y el aumento en las llamadas a aislar a Israel y boicotearlo política y culturalmente en Europa, e incluso en los Estados Unidos…
«La idea aquí es que el sacrificio y heroísmo no son suficientes y estas no evitan las severas o desproporcionadas consecuencias que estas pudieran traer, ya que son acciones realizadas por individuos, desconectadas de cualquier programa o facción. El problema, pareciera ser, es que las facciones [palestinas] acogen estas operaciones realizadas [por individuos], en un intento por cubrir su impotencia. [Pero] este tipo de operaciones exponen la falta de una estrategia clara para una lucha palestina luego de medio siglo de existencia del movimiento nacional y revelan que las actividades de la lucha armada de los palestinos son aleatorias y depende del estado de ánimo y del ensayo y error.
«Aparte del aspecto moral, el inconveniente de esta operación y otras similares es que son ajenas a cualquier solución política [mientras que al mismo tiempo] no emanan de ninguna capacidad de continuar con esta forma de lucha – particularmente ante los levantamientos en el mundo árabe y la devastación del estado y la sociedad en Siria e Irak. Israel, que lanzó tres guerras devastadoras en Gaza en el 2008, 2012 y 2014 sin que nadie la detuviera, puede tal vez aprovechar la oportunidad en estas circunstancias para lanzar una nueva guerra en Gaza e incluso tomar medidas para desarraigar a miles o decenas de miles de palestinos y expulsarlos de, por ejemplo, Jerusalén o Hebrón. Ya hemos visto la indulgencia del mundo hacia el régimen de Bashar Al-Assad, quien asesinó a cientos de miles de su propio pueblo, destruyó sus casas y expulsó a millones de personas. ¿Cómo actuara este mundo en contra de Israel, si sólo le hiciera a los palestinos una cuarta parte de lo que [Assad lo hizo a su pueblo]?
«Adicionalmente, el problema de los palestinos es que no examinan críticamente su experiencia histórica. Donde estuvo la lucha armada palestina cuando comenzó a mediados de la década de 1960 y dónde está ahora? La Segunda Intifada, 2000-2004, produjo el mayor conflicto entre los palestinos e Israel, en donde este último sufrió grandes pérdidas de vidas… pero [Israel en última instancia] logró neutralizar la resistencia al negociar con el movimiento nacional palestino, re-ocupando Cisjordania y abusando de los palestinos. Además, impidió a los palestinos entrar en Jerusalén sin permiso; levantó el muro de separación, construyó decenas de asentamientos y estableció puestos de control entre las ciudades y pueblos de Cisjordania.
«No quiero decir que los palestinos deberían renunciar a la lucha y rendirse. Pero deben saber qué forma de lucha es la más eficaz – como la primera Intifada, por ejemplo – y deben equilibrar costos y beneficios y desgastar a sus enemigos, en lugar de desgastarse a sí mismos. La resistencia debe considerar la firmeza, permanencia y la capacidad del pueblo para desarrollar a la sociedad palestina y fortalecer sus entidades políticas – porque de lo contrario esta forma de resistencia no le hará ningún daño a Israel, sino que hará más fácil dividir a la sociedad palestina y desgastar y someter a los palestinos.
«Naturalmente, algunos se preguntarán cuál es la alternativa [a la lucha armada]; esta es la oportunidad de enfatizar que el autor de estas líneas no ve las negociaciones o los Acuerdos de Oslo como la ruta de acceso a los derechos palestinos. Es decir, el experimento palestino ha fracasado, tanto en las negociaciones y en la resistencia, debido a la falta de visión política estratégica, así como también la debilidad, calcificación y el letargo de la infraestructura política palestina (OLP, AP y las organizaciones). En cuanto al tema de la alternativa que parece imposible – la respuesta es simple: No sirve de nada recorre un camino que es un fracaso probado y ha causado muchísimos daños…
«Por lo tanto, en las difíciles circunstancias actuales, tanto dentro como fuera, lo mejor para los palestinos es concentrar sus fuerzas y no permitirle a Israel tomar ventaja de lo que está sucediendo en la región para que les golpeen y desmantelen su sociedad – porque bajo estas circunstancias, es imposible liberar siquiera una pulgada de Palestina y debilitar a Israel, ante los acontecimientos que suceden en el mundo árabe.
«Bajo estas circunstancias, sería mejor para los palestinos reevaluar [su curso de acción], con un enfoque crítico y responsable, reconstruir su sociedad dentro [de la AP] y fuera [en la diáspora]; restaurar el consenso; y reconstruir sus entidades políticas sobre nuevas bases y de acuerdo con una visión política que sea adecuada al problema palestino, el pueblo palestino y para la tierra de Palestina. Lo mejor para los palestinos es que se comprometan en tomar formas de lucha que sean apropiadas a las capacidades del pueblo y no permitan que Israel utilice su fuerza sin restricciones con el fin de desgastar y desmantelar a la sociedad palestina».
[1] Al-Hayat (Londres), 12 de junio, 2016.