En su columna publicada el 20 de enero, 2022 en el diario en Londres Al-Sharq Al-Awsat, el periodista y analista político libanés Hazem Saghieh aborda el fenómeno problemático de las fuerzas militantes y no-democráticas que participan en el proceso democrático. Estas fuerzas, señala, participan del juego democrático cuando este les sirve, pero no tienen ningún respeto por los principios que lo sustentan. Por lo tanto, si participan en las elecciones y pierden, a menudo utilizan la fuerza y ??la violencia para luchar contra el resultado. Y si triunfan en las elecciones, inmediatamente toman medidas para abolir a las mismas instituciones democráticas que las llevaron al poder.

Un buen ejemplo de ello, dice Saghieh, lo proporcionaron las Unidades de Movilización Popular (UMP), las milicias respaldadas por Irán en Irak, en las elecciones celebradas en octubre del año 2021 al parlamento iraquí. Luego que las facciones políticas afiliadas a estas milicias perdieran las elecciones, las milicias comenzaron a atacar con granadas y bombas a algunas de las facciones parlamentarias victoriosas. Otro ejemplo es Hezbolá en el Líbano, que ha asesinado a muchos políticos de facciones rivales desde el año 2005, incluyendo al primer ministro Rafiq Al-Hariri, con el propósito de debilitar sus facciones en el parlamento. La inspiración inmediata para ambos movimientos, agrega Saghieh, es el régimen iraní y otros ejemplos son el régimen nazi en Alemania y el régimen fascista en Italia, todos los cuales llegaron al poder por medios democráticos pero luego convirtieron a sus países en dictaduras.

Saghieh señala que es importante recordar la verdadera naturaleza de estas fuerzas beligerantes y no creerles cuando pretenden acoger los valores democráticos.

Hazem Saghieh (Fuente: hafryat.com)
Hazem Saghieh (Fuente: hafryat.com)

Lo siguiente son extractos del artículo publicado en la edición en inglés de Al-Shar Al-Awsat y ligeramente editado para agilizar su comprensión.[1]

«Una pregunta que muy a menudo preocupó al pensamiento político: ¿debería permitirse que los no-demócratas participen en el proceso democrático? Una pregunta más evidente confronta hoy día a países tales como Irak y el Líbano: ¿debería permitírseles participar en el proceso democrático a las organizaciones armadas que pueden imponer su voluntad por la fuerza?

“Para empezar, digamos que el término ‘debería’ significa muy poco aquí, ya que la presencia de armas determina lo que ‘debe ser’ y lo que ‘no debe ser’. Quienes se preocupan por el proceso democrático y cumplen sus reglamentos no pueden hacer nada al respecto.

“Las elecciones se celebraron en Irak en octubre pasado y los resultados, tal como todos sabemos, fueron en contra de las facciones armadas leales a Irán. Los disturbios se extendieron junto a los desfiles armados en protesta por los resultados electorales que las facciones perdedoras afirmaron habían sido manipulados. Luego, la Alta Comisión Electoral Independiente anunció los resultados después de analizar lo impugnado presentado en su contra, lo cual logro muy poco cambio.

«Por lo tanto, las facciones perdedoras cambiaron su estrategia, apuntando a algunos de los bloques parlamentarios victoriosos, es decir, Taqadom, ‘Azm y el Partido Democrático del Kurdistán: una granada de mano fue arrojada contra la sede de este último y dos bancos de propiedad kurda en Bagdad fueron destruidos. Otras bombas han tenido como objetivo la sede de Taqadom y ‘Azm en la capital y un artefacto explosivo alcanzó el hogar y oficina del parlamentario de Taqadom Abdul Karim Abtan.

“Eso es lo que ha sucedido hasta ahora. Lo que sigue pudiera ser peor.

«Los libaneses pudieran (?) celebrar sus elecciones en mayo. Ellos han tenido sus propias experiencias que les recuerdan dichos acontecimientos en Irak: los asesinatos de diputados de la alianza 14 de Marzo, que tenían como objetivo reducir su mayoría parlamentaria tras el asesinato de Rafiq Hariri en el año 2005.

«Darles a nuestros ‘hermanos en nacionalidad’ en el Líbano e Irak el beneficio de la duda no nos impedirá decir que tienen muy poco respeto por la democracia en la que participan y los parlamentos en los que estos están representados. Su punto de vista aquí, es muy simple: cuando perdemos las elecciones, no nos comportamos de acuerdo a los resultados, sino que los desafiamos con todas nuestras fuerzas, socavando su legitimidad. Cuando ganamos, en cambio, rendimos de absoluto nuestro mandato electoral, nada puede socavarlo.

“Por supuesto, el Hezbolá libanés y las Unidades de Movilización Popular en Irak no fueron quienes iniciaron esta escuela, aunque se convirtieron en algunos de sus graduados más distinguidos. Tal como es bien sabido, el régimen iraní, siendo este la inspiración inmediata a ambos, posee un extraño sistema para engañar a la democracia. El gobernante jurisprudente (es decir, el líder supremo), quien no es elegido, es la figura más poderosa dentro del régimen: es el comandante del ejército y de las fuerzas de seguridad y es el que nombra al jefe del poder judicial, la mitad de los miembros del Consejo Guardián (también conocido como Consejo Constitucional), a los predicadores en las mezquitas y jefes de los medios de comunicación y redes; también, sus instituciones de caridad, que poseen un presupuesto multibillonario en dólares, constituyen parte significativa de la economía iraní.

«Sin embargo, el presidente de la república y el portavoz del parlamento son ambos elegidos. En cuanto a la manera en cómo son electos, esa es otra historia: en el año 2009, los ganadores de las elecciones según la oposición iraní, Mir Hossein Mousavi y Mehdi Karroubi, quienes eran parte integral de este mismo régimen – a pesar de ser ligeramente diferentes de sus otros miembros – fueron arrestados. En el año 2020, más de 7.000 candidatos reformistas y moderados no pudieron postularse. Los conservadores, por lo tanto, inevitablemente registraron victorias impresionantes.

«Pero cabe mencionar que fue el totalitarismo europeo, con sus líderes e intelectuales, según sus diversos sistemas de creencias, que sentó las bases con el propósito de menospreciar la democracia y el parlamento: Hitler, quien, aplicando su principio de ‘destruir la democracia con el arma de la democracia’, llegó al poder en el año de 1933 a través de elecciones, consideró a la democracia como un ‘camino estúpido y sucio hacia el bolchevismo’.

“Por su parte, el líder fascista italiano Mussolini halló que ‘el pueblo no sabe lo que desea. No sabe lo que es mejor para este (…) La democracia es muy bella en teoría, en la práctica es una falacia’. Mientras tanto, la lucha entre el fascismo y la democracia ‘no admite compromisos, somos ellos o nosotros’.

«En 1924, el Partido Fascista Italiano y sus aliados obtuvieron la mayoría en unas elecciones repletas de tácticas intimidatorias y violaciones. Sin embargo, estas elecciones que lo llevaron al poder fueron las últimas que se celebraron hasta el año de 1946, cuando Italia fue liberada. El medio que Mussolini prefirió fue la de un putsch, que los fascistas llevaron a cabo en 1922, llamándolo la ‘Marcha sobre Roma’. Un año después, el intento de golpe de estado de Hitler en Múnich, a diferencia de su antecesor italiano, tenía destinado fracasar, Hitler terminó en prisión luego de dicha aventura…

«Las elecciones, en lo que respecta a los totalitarios, pudieran ser una oportunidad muy útil para movilizar a los partidarios, incitar a los opositores, acceder a las plataformas más amplias que estos ofrecen y lograr una serie de otros objetivos, pero no son un medio para lograr cambios. Las elecciones son un proceso cívico, político, mientras que la mentalidad de los totalitarios es militar y ven la violencia como su medio para alcanzar el poder. Y mientras las elecciones nos permiten revelar lo que es correcto en el sentido relativo de lo correcto, los totalitarios ya saben lo que es correcto, independientemente de la opinión de la población. Además, si bien la democracia, por definición, reconoce al otro y a aquellos diferentes como socios en un juego, estos están empeñados en tomar el poder y enemistarse con el otro bando. Además, la democracia asume que de ella brota la política y consideran que una política verdadera – más bien, la guerra – yace en otro lugar.

«En el Líbano e Irak, se llevaron a cabo elecciones y es muy posible que se celebren otras con la participación de fuerzas beligerantes similares. Ellos dicen ser democráticos pero no desprecian nada tal como desprecian la democracia. Pretendiendo creerles puede ser comprensible. Lo importante es no creerles».


[1] English.aawsat.com, 20 de enero, 2022.