En un artículo que este publicó en ocasión de la visita del Papa Francisco a Jordania el 24-25 de mayo del 2014, y ante el respeto comandado por el Papa a través del mundo cristiano, el columnista jordano Hussein Al-Ruwashdeh se preguntó el por qué los musulmanes no tenían una fuente espiritual de autoridad similar, y el por qué no tenían figuras influyentes y aceptadas dignos de emulación, con capacidad de elevar el prestigio del mundo musulmán a nivel mundial.
A continuación se presentan extractos traducidos del artículo:[1]
Hussein Al-Ruwashdeh
«¿Poseen los musulmanes un liderazgo que los represente, o una fuente de autoridad que hable en su nombre? Esta questionis no es nueva, y todas las llamadas que se han hecho para el acercamiento o la unidad de los musulmanes han buscado una respuesta práctica y clara a esta pregunta. Aunque los musulmanes, a diferencia de otros, coinciden en un sólo libro [santo] y un profeta, y están de acuerdo con [sus] principios religiosos – a pesar de que no están de acuerdo en algunas cláusulas y detalles – esto no ayuda a crear una fuente de autoridad que obtendrá un reconocimiento y respeto mundial, influencia en eventos [globales] y encarará [al mundo a reconocer] los derechos de sus seguidores.
«Cierto, poseemos jurisprudencia religiosa y académica, consejos de [clérigos] e instituciones religiosas, pero el término ‘fuente de autoridad’, ya sea de una institución o de un liderazgo religioso… significa estar de acuerdo con una fuente de autoridad espiritual que trasciende las escuelas, métodos y enfoques ideológicos. [Esta debe ser una fuente de autoridad en la que] los estudiosos religiosos, intelectuales y hombres de estado pueden participar, y que se elevará por encima de los desacuerdos y las disputas políticas y se dedicará a unir a los musulmanes, estimulándolos y defendiendo sus intereses, sin expropiar sus libertades o imponiendo su ley religiosa sobre ellos, y sin convertirse en una teocracia, tal como ocurrió con los demás.[2] La primera misión [de esta fuente de autoridad] será la de difundir una cultura de unidad. Abordará las cuestiones más importantes [en la agenda], y su objetivo será el de formular un concepto unificado y colocar a la nación [musulmana] en condiciones de igualdad en sus relaciones con los demás.
«Puedo decir que los musulmanes necesitan un Papa o un líder espiritual que disfrute el honor y respeto en todo el mundo? ¿Puedo preguntarme acerca de la ausencia de un modelo islámico contemporáneo a seguir? Dos cosas me impulsan a [decir] esto: en primer lugar, la cálida acogida al Papa por la mayoría de los cristianos, por Occidente en general, y por el mundo entero. El Papa tiene un poder mágico que ninguna otra figura posee, y aunque la iglesia ha sido marginada durante más de 200 años, el hombre todavía ejerce el poder, al menos un [poder] moral. Su opinión es escuchada y sus declaraciones en defensa de la comunidad cristiana y a su religión son respetadas – algo que los musulmanes no pueden reclamar.
«La segundo [que me impulsa a hablar] es la amargura que siento cuando veo que los musulmanes se han convertido en huérfanos… y cuando leí sobre la Madre Teresa, [Mahatma] Gandhi, [Nelson] Mandela y otras figuras contemporáneas, y recuerdo que [una vez] tuvimos tantas figuras que representaban a la naturaleza humana, justa, firme y tolerante del Islam, pero hoy día parecen estar ausentes. Siento amargura en conocimiento de que el Islam es inmensamente humano, hasta el punto en que el discurso coránico yuxtapone el concepto del hombre y el concepto de Alá, viendo al hombre como delegado y portador de la confianza [de Alá] quien está a cargo de la construcción de Su mundo, en base a la percepción de que todo en el universo debe trabajar [al servicio del hombre].
«Las dos cosas están relacionadas entre sí, para una nación incapaz de crear un discurso humano, defender su presencia global y difundir su renacimiento y cultura seguramente no podrá establecer una fuente de autoridad para unirse a esta, un liderazgo para hablar en su nombre y una idea que se distinguirá de otros y motivará fuertemente a unirse al mundo y reclamar su condición legítima en esta…
«Por favor, no interpreten mis palabras como una llamada a un «papado» islámico. Nadie en el Islam tiene derecho a reclamar la santidad o [la pretensión de ser] el representante de Alá. Pero al ver el honor y la solidaridad global que el Papa Católico disfruta dondequiera que vaya, tal como se expresa en todos los medios de comunicación, me lleva a especular amargamente en la ausencia de tal humano religioso modelo a seguir en nuestro mundo, que cuenta con más de 1,5 billones de musulmanes…
«Es lamentable que nosotros los musulmanes, de todas las escuelas, estamos de acuerdo en la necesidad de un ‘Mesías’ o redentor para abrirnos la puerta al otro mundo, pero no le damos importancia a un acuerdo sobre un Mesías como aquí y ahora y convocarlo a reconstruir este mundo, saturado de destrucción y confusión que nos hace sufrir ¿Por qué no apresuramos a establecer [una figura], si es necesaria, mientras que otros – a pesar de todos los conflictos y desacuerdos entre ellos – se enfrentan al mundo con la ayuda de una autoridad moral de este tipo, [es decir, el Papa,] cuyo estado [es decir, el Vaticano] es más pequeño que un solo barrio en una de nuestras pequeñas ciudades?…
«Los musulmanes están en extrema necesidad de un liderazgo moral de estima… en un momento en que otros escudriñan cada palabra posible [los musulmanes dicen, buscando una excusa] para incluirlos en la lista de organizaciones terroristas, y aunque lo único que le queda al mundo islámico por hacer es llamar a la tolerancia y la justicia, y persuadir a los demás de que somos iguales y que nuestra religión no se basa en la espada y no cree en la violencia y la sangre».
[1] Al-Dustour (Jordania) 22 de mayo, 2014.
[2] Esto es aparentemente dirigido a Irán, en la que un líder religioso, Jomeini, tomó el poder y estableció una teocracia.