Iyad Al-Dulaimi, redactor para el diario de Qatar Al-Arab y corresponsal en Irak para la agencia de noticias Quds Press, escribió un artículo en vísperas del nuevo año en el que llamó a los árabes a hacer balance y examinar el estado de su sociedad. Este argumenta que la nación árabe se está deteriorando, ya que tiene su preocupación en guerras internas y externas y continúan en la zaga detrás de Occidente, y que su única contribución al mundo es el petróleo que exporta. Él hace contrastar a los países árabes con Turquía e Irán, los cuales dice se han convertido en importantes poderes regionales y han alcanzado logros impresionantes.
Lo siguiente son extractos del artículo: [1]
«Cada año los canales de televisión por satélite… presentan lo qué ha llegado a conocerse como ‘La cosecha del año’ – [Pero es] la cosecha de otros, no la nuestra»
«No sé por qué algunas personas insisten en recordarnos que otro año ha pasado y uno nuevo comienza, como si nosotros los [árabes], como nación, tuviésemos alguna presencia en el mapa de este mundo… No se por qué [la gente] insiste en recordarnos, año tras año, todas nuestras decepciones. Cada año los canales de televisión por satélite y los demás medios de comunicación presentan lo que ha llegado a conocerse como «la cosecha del año» – la cosecha de los demás, no la nuestra. Pero a pesar de esto, algunos insisten en contarnos entre las naciones de Alá en el mundo, como si tuviéramos alguna presencia en el mapa, excepto en el sentido geográfico y demográfico, [una zona] en la que les ofrecemos a los otros cierta competencia.
«No soy pesimista, ni estoy fomentando el pesimismo. [Sólo] soy realista… Para llegar a ser criaturas [productivas] como los demás, debemos azotarnos a nosotros mismos sin piedad, exponer lo que esta escondido sin ninguna duda, ponen de manifiesto la vergüenza de nuestros defectos y mirarnos en el espejo para hacerle frente a nuestra atrocidad y derrota. No debemos callar. Debemos exponer los pecados, lidiar con ellos y proponer soluciones, dejando de lado los falsos cuentos de heroísmo que no nos traen nada más que problemas y desastres…»
«Ya no tenemos nada de valor excepto nuestro petróleo»
«Un rápido vistazo a lo que está sucediendo a nuestro alrededor es suficiente para decirnos que nosotros los árabes somos una nación que ha perdido su adherencia, y que ya no tenemos nada de valor, excepto el petróleo, el cual le vendemos a otros a cambio de sus dólares y sus productos, tales [como] automóviles, productos alimenticios, aviones y una larga lista de otras cosas. No sé qué vamos a hacer con nuestro petróleo mañana si estas naciones alcanzan sus objetivos en el desarrollo de [fuentes] de energía alternativa. [Déjenme enfatizar] una vez más: no soy pesimista, pero cada día me retuerzo de dolor en ver la brecha entre nosotros y Occidente, [y entre nosotros mismos] y el mundo civilizado, acrecentándose más y más, y nos vernos aceptando aparentemente esta situación… No [parecemos] preocuparnos de que Occidente nos supera, mientras continuamos en [la zaga] al final de la cola. Nos hemos convertido en adictos a este atraso, al deterioro moral, a la tiranía, la opresión, la laxitud, la corrupción y a una muerte lenta…
«Irán [en cambio]… ha construido cohetes, enriquecido uranio, celebrado elecciones (e ignorado las luchas que le siguieron), puso su mano en los pozos de petróleo iraquíes, y continuó extendiendo [su influencia], donde muchos países árabes tienen ahora elementos que están bajo su control – y esa no es la lista completa [de sus logros]…
«Y luego está Turquía. [El Primer Ministro Recep Tayyip] Erdogan, el Presidente ‘Abdallah Gul y el Ministro de Relaciones Exteriores Ahmet Davutoglu se sentarán en vísperas del año nuevo y harán el inventario: lo [que] [ya] han logrado y lo que [pueden] lograr [en el futuro]. La reputación del gobierno [turco] bajo el Partido Justicia y Desarrollo de [Erdogan] se extiende [a lo largo] del Magreb árabe, y la bandera turca ondea en nuestros cielos árabes. Los otomanos nos han convencido una vez más de que ellos son los más dignos en dirigir a la nación árabe en nombre del Islam, y hay algunos que no dudan en llamar por el regreso del califato otomano».
«Nadie se sienta [a contar nuestros logros], porque lo único que nos queda detrás en el 2009 es sangre»
«En cuanto a nosotros [los árabes], no creo que haya nadie – entre los dirigentes y los dirigidos – que harán un inventario de sus logros al final del año, porque simplemente no hay logros. Por el contrario, hemos retrocedido cada vez más, la pobreza de nuestros pueblos ha crecido, y muchos dentro de la nación árabe han comenzado a odiarse a sí mismos y se sienten enojados consigo mismos sólo por ser árabes.
«Nadie se va a sentar [a contar nuestros logros], porque lo único que dejamos detrás en el 2009 es sangre – nuestra propia sangre, derramada ya sea por compañeros [árabes], o por nuestros enemigos, lo que se ha convertido en el sello distintivo de cada año que pasa. Y lo que es peor, el año entrante también es probable que esté contaminado por la misma sangre…
«Estamos viviendo en una época de negligencia, decepción y derrota, e incluso las ‘victorias’ que algunos publicistas árabes [intentan] vendernos se convierten a su vez después de un tiempo en derrotas y desilusiones, que se unen a la lista cada vez más ensanchada [de nuestros fracasos].
«No queremos [celebrar] el final de un año y el comienzo de otro, como lo hacen las otras naciones de Alá, porque en la práctica no hemos contribuido en nada a la humanidad, [sino sólo] nos hemos convertido en una carga para esta… Debemos ser honestos con nosotros mismos y revelar [nuestra propias] fallas, de lo contrario no sólo permaneceremos al final de la cola… seremos lanzados fuera de esta por completo.
«Aquellos que insisten en conmemorar el final de un año y el comienzo de otro [hágannos] un favor: ellos nos recuerdan de la procesión de la vida, [cuando] muchos en nuestra nación árabe quieren que [la vida] finalice lo antes posible, porque están experimentando una muerte lenta bajo [el mandato] de gobiernos corruptos».
[1] Al-‘Arab (Qatar), 31 de diciembre, 2009.