Lo siguiente son extractos de una entrevista con Nasser Al-Hajeri, oriundo de Kuwait quien fue liberado de una prisión saudita. El video fue presentado en Internet el 17 de octubre, 2010:
Para ver este segmento de video en MEMRI TV, visite http://www.memritv.org/clip/en/0/0/0/0/0/0/2665.htm .
Nasser Al-Hajeri: «Me gustaría dejar claro que mi propósito en enfatizar mi sufrimiento humano en las prisiones saudíes es para ayudar a poner fin a las violaciones, a la barbarie y la inhumanidad que ocurren allí en general y en contra de los kuwaitíes en particular.
«Como ciudadano kuwaití, he experimentado cosas que nunca pensé me pasarían en ningún país musulmán. Creo que incluso si hubiera estado encarcelado en una prisión israelí, no hubiera experimentado lo que sufrí en la prisión saudita. Lo único que pedimos fueron nuestros derechos humanos básicos. – derechos que son respetados incluso por Israel o en Guantánamo». […]
Entrevistador: «¿Cómo fue que se le arrestó y por qué?»
Nasser Al-Hajeri: «Fui arrestado cuando iba a un hajj en diciembre del 2007. Hasta el día de hoy, no sé por qué me detuvieron. No tuve ningún juicio y no se me permitió nombrar a un abogado… No tengo ni idea de lo que se me acusó».
Entrevistador: «Entonces por qué estuvo preso durante todo este tiempo ¿Usted sólo estuvo detenido?»
Nasser Al-Hajeri: «Sí, era un detenido, al igual que todos los kuwaitíes. No tienen ningún juicio, ni abogado, ni nada. Estos arrojan a la gente en la cárcel simplemente por una mera sospecha y pueden permanecer allí durante años, sin ningún derecho ni nada».
Entrevistador: «Fue usted culpable de algo en Kuwait?»
Nasser Al-Hajeri: «No, Alá sea alabado, nunca he sido condenado por nada. Soy un ciudadano normal y común, sin antecedentes penales».
Entrevistador: «No interfirió la Embajada de Kuwait en su caso ¿Nombró usted algún abogado? Le visitó el cónsul ¿Sucedieron algunas de estas cosas?»
Nasser Al-Hajeri: «No, nada de esto sucedió. Por el contrario, cuando le pedí al interrogador que llamara a la embajada, para que puedan designarme un abogado e interferir en mi caso, comenzó a reírse y a burlarse de mí de una manera insoportable. Luego dijo con insolencia: Incluso los bengalíes reciben visitas de su embajada, pero nadie se preocupa por ti».
Entrevistador: «¿Por qué fue liberado de repente?»
Nasser Al-Hajeri:… «Cuando me arrestaron, sufrí torturas. Me dieron golpes en la cabeza y como resultado, tuve un tumor hasta que el crecimiento se convirtió en un cáncer maligno, al que sólo recibí tratamiento simple para el cáncer. Detectaron el cáncer hace unos dos meses, después de dos años y medio. Le temían a este cáncer y mi padre comenzó a hacer presión. Comenzaron a tener miedo y decidieron ponerme en libertad».
Entrevistador: «¿De cual negligencia sufrió usted? Es lógico que usted no recibiera tratamiento?»
Nasser Al-Hajeri: «Es cierto que todo lo que me dieron fueron analgésicos».
Entrevistador: «¿Le dieron su historia clínica para que pueda continuar el tratamiento en su país?»
Nasser Al-Hajeri: «No, en las cárceles sauditas, los médicos son la cosa más rara que usted encontrará. Usted sólo ve a un médico una vez cada cuatro meses. A veces, incluso cuando es su turno de ver a un médico, este le dirá que su equipo no funciona. Luego el funcionario militar conseguirá que firme de que ha visto al médico y que este le trató».
Entrevistador: «¿Cómo se llevó a cabo la tortura?»
Nasser Al-Hajeri: «Hubo muchos tipos de tortura. Una de ellas fue la falta del sueño. Le privan a una persona del sueño durante cuatro a cinco días o una semana. Esto es lo peor para alguien que está sufriendo de tortura. El prisionero prefiere ser golpeado brutalmente mientras pueda dormir un poco. Además, te mantienen durante mucho tiempo en confinamiento solitario – hasta nueve meses, o incluso un año. También emplean la tortura psicológica. Te ponen en una celda junto a la celda de personas que están siendo torturados y uno puede escuchar sus gritos. Tu celda es de dos por dos metros y se aprovechan de esto en tu interrogatorio. Te amenazan y te asustan, para hacerte confesar cosas que no hiciste. Te amenazan con encerrarte toda la vida, en una celda de dos por dos, con una toalet a tu lado». […]