En un artículo publicado el 7 de diciembre del 2007, en el portal izquierdista www.ahewar.org, [1] ‘Aref ‘Alwan, autor iraquí y dramaturgo que reside en Londres y autor de 12 novelas [2] declara que los judíos tienen derecho histórico de Palestina porque su presencia allí precedió a la conquista árabe y ha continuado hasta el día de hoy.

En el artículo, titulado «Tienen los judíos menos derecho a Palestina que los árabes?»‘Alwan llamó en el mundo árabe a reconocer el derecho de los judíos a Palestina, porque la justicia lo exigió así y también porque el hacerlo acabaría con la violencia y la matanza de árabes, así como la disputa interna-árabe. Él agregó que tal movimiento también abriría nuevos caminos para el mundo árabe que serían más consistente con los valores y necesidades de la sociedad moderna.

‘Alwan escribe que la Liga Árabe tiene culpa por la negativa en reconocer el plan de partición de las Naciones Unidas de 1947, por empezar una guerra para prevenir su aplicación y por los resultados de esa guerra que los árabes llaman Nakba (desastre). Él apunta un dedo acusador a los regímenes árabes, a la Liga Árabe y a los círculos educados en el mundo árabe, diciendo que todos ellos habían usado el término «nakba» para dirigir la conciencia popular hacia una tradición cultural del que ninguno acepta al otro bando ni reconoce sus derechos – promoviendo por consiguiente el fanatismo, la violencia y el extremismo. También exige que han habido intentos por re-escribir la historia palestina, para negar cualquier conexión entre esta y el pueblo judío.

‘Alwan afirma que la «mentalidad Nakba» entre los árabes ha sido contraproducente, dando lugar a gobernantes tiránicos, clérigos extremistas y defensores religiosos de toda descripción. Bajo su punto de vista, el mundo árabe nunca verterá el estigma del terrorismo en Occidente a menos que abandone este concepto y todo lo que trae consigo.

Para dar un empujón a su demanda de que los judíos tienen un derecho histórico con Palestina, ‘Alwan proporciona una apreciación global de la historia judía en la tierra de Israel. Cuestiona la validez de las tradiciones islámicas que apuntalan la demanda árabe con Palestina, Jerusalén y el Templo de la Montaña, y presenta evidencia donde las religiones que precedieron al Islam habían conducido rituales en el Templo de la Montaña.

Como ejemplo de la mentalidad árabe tradicional que no acepta el otro o reconoce sus derechos, ‘Alwan discute el abuso de los árabes en los kurdos de Irak y de los cristianos en Egipto y el Líbano.

Lo siguiente son extractos del artículo:

El Nakba: Una gran mentira

«Cuando las bandas salafi en Gaza ataron las manos y pies de un antiguo funcionario palestino y lo lanzaron, vivo, desde el piso 14 suelo, yo me pregunté: ¿Qué mandatos políticos o religiosos se le deben haber inculcado en las mentes de estos jóvenes para hacerles tratar a una vida humana con tal aterradora crueldad?

«Antes, había visto en la televisión como los cuerpos de dos soldados israelitas fueron arrojados desde el segundo piso [de un edificio] en una ciudad palestina. ¿De si eran o no la misma banda salafi tras el incidente, [uno se pregunta a sí mismo]: Qué idioma, [o más bien,] qué distorsión lingüística histórica podría borrar del corazón humano [toda] sensibilidad moral cuándo trata con un ser humano vivo desvalido?

«Árabes que son contrarios a tal conducta inhumana debe ayudarme a exponer y eliminar la enorme mentira que durante 60 años ha justificado, exaltado y apoyado la brutalidad. [Tal conducta] ya no se limita a la expresión de [impulsos] inconscientes de individuos, sino que constituye un fenómeno cultural amplio, que comenzó en el Líbano [se esparció a] Irak y Palestina, y luego [se esparció] – despacio pero seguro – a otros estados árabes también.

«Esta enorme mentira es lo que los árabes llaman el Nakba – es decir, el establecimiento de dos estados en Palestina: el estado de Israel, que los judíos acordaron aceptar, y el estado de Palestina que los árabes rechazaron.

«En nuestros tiempos, cuando la ciencia, con sus instrumentos precisos, puede predecir cambios climáticos que llevarán a la sequía o el movimiento de placas tectónicas que causan los terremotos, es inconcebible que un hombre moderno pueda, sin hacer de si mismo un hazmerreír, atribuir la destrucción de ciudades antiguas o modernas a la ira de Alá. No obstante, hoy, el 80% de los árabes claman esto como cierto. Ellos ni se avergüenzan ni temen que el resto del mundo se ría de ellos.

«Este alto porcentaje no sólo incluye a los analfabetos que densamente pueblan áreas rurales, pueblos y pequeñas y grandes ciudades, sino también estudiantes, maestros, disertantes, graduados de instituciones de la educación superior, científicos, expertos en tecnología, médicos, graduados en universidades religiosas tales como Al-Azhar e historiadores y políticos que han tenido o tienen actualmente cargos públicos.

«Son esas numerosas elites educadas que han forzado la mentalidad árabe en un molde cultural estrecho, restrictivo y deficiente, el eructar violencia, terrorismo y fanatismo y prohibir el pensamiento innovador… Todo esto fue hecho para inculcar un sentido falso de opresión en los corazones de los árabes, y destruirlos con la enfermedad infecciosa de desesperación y confusión.

«[Esta actitud] está arraigada en la resolución de la Liga Árabe de 1947 declarando que Palestina es suelo ‘robado’ y que nadie sino un árabe musulmán tiene el derecho de beneficiarse de esta como una [entidad política] autónoma, aun cuando otras raíces históricas allí predatan aquéllas de los musulmanes o los árabes».

El bumerang Nakba

«[El resultado] de esta confusión en la mentalidad [árabe] es que la mentira ha tenido el efecto boomerang para los árabes.

«Hoy día, debido a las distorsiones ideológicas que han afligido la conciencia popular árabe desde el así llamado Nakba, y [también debido] a las mentiras que han aumentado alrededor de esta noción, [la etiqueta de] ‘terrorismo’ ha sido atada a los árabes, dondequiera que estén.

«A pesar de los grandes esfuerzos políticos y culturales de los grandes e importantes estados árabes como Egipto, Arabia Saudita, Jordania y algunos estados del Golfo para restaurar lazos árabes con el resto del mundo, y refrenar la cultura del terrorismo en las sociedades árabes, todos han fracasado. Esto es debido a los esfuerzos por rectificar [la situación], desde ambos dentro y fuera de [los países árabes], ambos provenientes y considerados una extensión lógica del concepto de Nakba.

«Esto demuestra que los árabes no tienen ninguna esperanza de desembarazarse del desafío cultural y político del terrorismo a menos que encuentren unas [nuevas] y diferentes premisas [fundamentales], y con una perspectiva completamente libre de las trabas del ritual religioso que ellos han inventado en los tiempos modernos y han llamado Nakba.

El Nakba está arraigado en una cultura que no reconoce el derecho del otro

«Por qué la resolución de partición, que dio un estado en Palestina a los judíos y uno a los árabes junto a este, se convirtió en Nakba – [la estrella] que se eleva diariamente sobre las tierras árabes sin emitir siquiera el rayo más diminuto de luz en iluminar el camino para sus pueblos?

«Tenían los judíos menos derecho a Palestina que los árabes? ¿Qué criterio histórico puede usarse para determinar la anterioridad del derecho de una [nación] sobre esa de la otra?

«Negarse a reconocer el derecho del otro para usurpar sus derechos fue un principio gobernante de las conquistas islámicas del tiempo de ‘Omar bin Al-Khattab; durante ese período histórico era la norma. [Pero] a finales del siglo [20], este principio fue abandonado y prohibido, porque dio paso a guerras y a [violentos] conflictos. La comunidad internacional pasó leyes que restringen el principio de no-aceptación del otro, bajo los principios fundadores de la Liga de Naciones en 1919. Como consecuencia, con el establecimiento de las Naciones Unidas, estas leyes fueron desarrolladas [más allá], con apéndices y comentarios, para adaptarlas a la era histórica actual y expresar los valores normalmente aceptados de soberanía nacional y el derecho de los pueblos a la libre determinación.

«Pero debido a su anhelo sentimental por la adhesión pasada y celosa a los [viejos] criterios, los árabes purgaron sus corazones de cualquier inclinación para ajustarse al espíritu de la era. Ellos de esta forma se volvieron cautivos del principio de no-aceptación del otro y de negar [el derecho] del otro a la vida, [entre] otros derechos.

«Como resultado, el daño fue hecho a los derechos e intereses de las naciones no-árabes y a los grupos étnicos en suelo árabe – entre ellos los kurdos, los coptos y los judíos. [Así,] los árabes todavía tratan a las numerosas minorías que estuvieron bajo su dominio hace 1,400 años de acuerdo con las leyes de la era de conquista árabe.

Los árabes deben reconocer el derecho de los judíos a Palestina

«Para prevenir más derramamiento de sangre entre la [población] inocente… y para impedir que la deteriorante situación en el Líbano, Irak, Gaza y la Ribera Oriental haga de [estas regiones] un cenagal que se extenderá para erguirse a todos los estados y sociedades árabes, los árabes debe reimponer la cuestión del Nakba y proponer una nueva y valerosa visión para la región y para el futuro de sus residentes.

«[Esta visión] debe involucrar el reconocimiento público del derecho legítimo de los judíos a su estado – qué está basado en hechos históricos – en lugar del [reconocimiento] de escritos llenos del enojo y demagogia producidos y formados en una ideología por el confusa conciencia [árabe] – una conciencia construida sobre mentiras, mitos y distorsiones que provienen del principio de la no-aceptación al otro.

«El factor más importante en fortalecer tal nueva visión es [la adopción de] un principio que [requiere] la condena oficial de todos los individuos, grupos, compañías, partidos políticos y religiosos y los regímenes totalitarios que construyeron su gloria y liderazgos sin sustancia sobre la noción del Nakba, y qué siempre están listos para absorber otras denuncias y fabricaciones falsas.

«Esto debe hacerse, para que un rostro árabe moderno sea dado al mundo – [un rostro que refleje] los valores éticos que no permitirán a ningún árabe, bajo ningún pretexto, que oprima a su hijo o su hermano que difieren de este en religión, etnicidad o ideología».


[1] www.ahewar.org (anteriormente www.rezgar.com ), 7 de diciembre, 2007.

[2] ‘Aref ‘Alwan es el primer autor árabe en publicar sus novelas en Internet. El hacerlo fue el tema de su entrevista del 20 de enero, 2005 en el diario de Londres Al-Sharq Al-Awsat.