Introducción

El ex primer ministro libanés Sa’ad Al-Hariri y la corriente Mustaqbal, que este dirige, han sido considerados elementos moderados y los representantes tradicionales de la mayoría de los sunitas en el Líbano. Recientemente, sin embargo, han aparecido grietas en este apoyo entre los diversos elementos suníes – políticos y religiosos, extremistas y moderados – que con tiempo podría dañar el estatus de Al-Mustaqbal como representante de los sunitas en el país. Este cambio en el apoyo a Al-Hariri y su flujo se refleja en el aumento de extremistas suníes salafistas y líderes, sobre todo en los bastiones sunitas libaneses de Sidón y Trípoli.

La radicalización entre los sunitas en el Líbano está conectada a varios eventos cruciales de la historia del país, entre ellos:

– El asesinato en febrero, 2005 del ex primer ministro sunita libanés Rafiq Al- Hariri y el juicio a sus presuntos asesinos – cinco funcionarios en la organización chiita Hezbolá.

– La toma armada por Hezbolá en Beirut durante los acontecimientos del 7 de mayo, 2008.

– El establecimiento del gobierno de Sa’ad Al-Hariri a finales del 2009, después que acordó concederle a las Fuerzas 8 de Marzo del Hezbolá el derecho a veto en su gobierno y después de absolver a Siria, durante una visita a este país y una reunión con El Presidente de Siria Bashar Al-Assad, de la responsabilidad por el asesinato de su padre – a pesar de que había culpado previamente a Assad por ello[1].

– El derrocamiento de Hezbolá del gobierno de Al-Hariri a principios del 2011, que este logró mediante la utilización de su poder de veto.

– La creación por Hezbolá del gobierno de Najib Mikati a mediados del 2011, que marginó a Al-Mustaqbal.

– Las reiteradas amenazas contra Al-Mustaqbal por Hezbolá y los medios de apoyo de la misma.

– Los asesinatos de numerosos funcionarios suníes.

– La detonación de coches bomba cerca de dos mezquitas sunitas en Trípoli el 23 de agosto, 2013.

Las tensiones entre sunitas y chiitas en el Líbano empeoraron después de que el Secretario General del Hezbolá Hassan Nasrallah reconoció en mayo del 2013, que los miembros de Hezbolá estaban combatiendo en Siria con el régimen de Assad, y afirmó que los rebeldes no eran más que extremistas terroristas sunitas.

La radicalización de los sunitas del Líbano también vinculada a las tensiones entre sunitas y chiitas en el mundo árabe y musulmán, que han ido aumentando constantemente en los últimos años, y específicamente entre Irán y Arabia Saudita. Estas tensiones se intensificaron en gran medida después del comienzo de la crisis en Siria, lo que provocó el surgimiento de elementos extremistas sunitas en el Líbano que apoyan a los rebeldes sirios.

Estos eventos internos y regionales han hecho que muchos sunitas en el Líbano se sientan marginados e injustamente tratados por los chiitas y por su principal representante en el país, Hezbolá, y también sentir que su representante tradicional, la corriente de Al-Mustaqbal, es demasiado moderada e ineficaz y no protege suficientemente sus intereses. Además, dado que su gobierno fue derrocado, y a lo largo de muchos de los acontecimientos que siguieron, Sa’ad Al-Hariri ha estado fuera del país debido a las amenazas de muerte contra él. Como resultado de la disminución del apoyo a él, una serie de extremistas e incluso líderes jihadistas y elementos suníes y salafistas han surgido, particularmente en Sidón y Trípoli, considerados los bastiones de los suníes de Líbano.

La amargura en la calle sunita, y el sentir que la corriente de Al-Mustaqbal haya renunciado a la protección de los intereses sunitas, se remonta a finales del 2009, cuando Sa’ad Al-Hariri facilitó el establecimiento de su gobierno mediante la adopción de varias medidas que flagrantemente violaron sus principios. En concreto, este concedió a las Fuerzas 8 de Marzo, encabezadas por Hezbolá, el derecho a veto, y accedió a visitar Siria y se reunirá con el Presidente Assad a pesar de que previamente le había acusado del asesinato de su padre. Esta amargura se volvió más poderosa en los últimos meses, causando una mayor erosión en el apoyo sunita de Al-Mustaqbal, entre otras cosas, porque Al-Mustaqbal aceptó actuar en un gobierno con Hezbolá, lo que lleva a ser percibido como el abandono de sus principios en materia de la participación de Hezbolá en la guerra de Siria y otros temas. Incluso se ha llegado a un punto donde elementos suníes radicales al norte del Líbano han acusado a Sa’ad Al-Hariri de traicionar a los sunitas, y, según informes, incluso se han proferido amenazas de muerte contra dirigentes de Al-Mustaqbal.

Este informe analizará la erosión del estatus de Al-Mustaqbal como representante de los sunitas en el Líbano, sobre todo en los últimos meses.

El ascenso de extremistas suníes en Sidón y Trípoli – y su desafío a Al-Mustaqbal

El lento pero constante cambio de la comunidad sunita hacia las corrientes extremistas que siguieron al aumento de tensiones entre sunitas y chiitas, y la erosión del estatus de la corriente moderada de Al-Mustaqbal, se puede ver claramente en Sidón, considerada la cuna del movimiento de Al-Mustaqbal y uno de sus bastiones en el Líbano; en los últimos dos años, el clérigo extremista sunita salafista y amargo rival del Hezbolá Ahmad Al-Asir ha ido creciendo cada vez más fuerte a costa de Al-Mustaqbal.[2] A diferencia de Al-Mustaqbal, que siempre ha evitado un conflicto directo con Hezbolá y ha preferido durante años el compromiso y acuerdos preferentes, Al-Asir no duda en hacerle frente a Hezbolá, incluso militarmente, e incluso ha acusado a Al- Hariri y Al-Mustaqbal de colaborar con Hezbolá en su contra. Según Al-Asir, esta colaboración condujo a la toma de control de su mezquita y su complejo de Sidón en junio, 2013, en el que varias docenas de sus hombres fueron asesinados y este se vio obligado a huir de la ciudad. En un video dado a conocer en marzo del 2014, Al-Asir afirma, entre otras cosas, que estos hechos habían ocurrido porque Sa’ad Al-Hariri había decidido eliminarlo de la arena política debido a su miedo a la creciente influencia de Al-Asir.[3]

Otra manifestación del erosionando apoyo hacia Al-Mustaqbal puede verse en Trípoli, también plaza fuerte para el movimiento y los sunitas, donde, en los últimos dos años, las corrientes extremistas suníes salafistas han fortalecido su base de apoyo entre los sunitas, a expensas de la ayuda de Al-Mustaqbal. Sus ganancias están conectadas en gran parte a la guerra civil en Siria – estos apoyan a los rebeldes en una serie de formas: ayuda logística, esfuerzos de reclutamiento, el contrabando de armas, albergar a rebeldes, y más – así como para su propia lucha armada contra elementos Alawi en Trípoli,[4] y, más recientemente, a la lucha entre algunos de ellos y el ejército libanés.

Para ver el despacho en su totalidad en inglés por favor copie el siguiente enlace en su ordenador:http://www.memri.org/report/en/0/0/0/0/0/0/7992.htm

*E. B. Picali es compañero investigador en MEMRI.


[1] Véase MEMRI Investigación y Análisis No. 565, Las Fuerzas 14 de Marzo después de la formación del nuevo gobierno libanés: Desde la victoria electoral a la derrota política y la desintegración en un plazo de cinco meses, 22 de noviembre, 2009.

[2] Véase MEMRI Investigación y Análisis No. 861, Declive en el estatus de Hezbolá en el Líbano, 25 de julio del 2012; y MEMRI Investigación y Análisis Nº 988, Salafista libanés Jeque Al-Asir lanza lucha armada contra ejército «chiita» del Líbano, 26 de junio, 2013.

[3] Youtube/xdcG5YdDm1c, el23 de marzo, 2014.

[4] Véase MEMRI Investigación y Análisis Nº 916, Lucha entre fuerzas dentro del Líbano se refleja en su participación en Siria, 3 de enero, 2013.