El 27 de noviembre, 2016 el portal liberal Elaph celebró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, ocurrido dos días antes, con un informe sobre la situación de la mujer en Argelia y la creciente violencia contra ellas[1]. Al día siguiente, Ahlam Akram, periodista palestina, investigadora y activista de los derechos humanos y de la mujer quien reside en Londres, respondió a este informe en un artículo titulado «La Violencia Legalmente Decretada en las Sociedades Árabes». Ella escribió que las conclusiones del informe son válidas para la mujer no sólo en Argelia, sino para la totalidad del mundo árabe.

Akram atribuyó la situación de la mujer en los países árabes al Islam político, a los programas religiosos en los medios de comunicación y a los gobiernos árabes que no hacen lo suficiente para protegerlas de la violencia y el acoso sexual. Las leyes en los países árabes dijo ella, no sólo no protegen a la mujer, sino que incluso alientan a los hombres a cometer crímenes contra ellas bajo el pretexto de defender el honor de la familia. Además, las leyes por sí mismas no serán suficientes; estas deben ir acompañadas de actividades educativas e informativas para cambiar la actitud hacia la mujer en la sociedad y restaurar su dignidad perdida.

Lo siguiente son extractos de su artículo:[2]

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Ahlam Akram (imagen: Alzawraapaper.com)

«No logre escribir sobre la mujer en el Día Internacional a la Eliminación de la Violencia [contra la Mujer, el 25 de noviembre], no porque las olvidé, sino por la frustración que me paraliza cada vez que escribo sobre este tema y [también] porque las respuestas negativas [que recibo cada vez que escribo sobre el tema] me hacen sentir como alguien que [trata de] inflar un globo al que se le ha hecho un agujero. Pero el informe hoy en Elaph sobre un incremento de la violencia contra la mujer en Argelia me molestó, aunque no me sorprendió, ya que esta ha sido la situación en todos los países árabes, especialmente en los últimos 40 años. [Las últimas cuatro décadas] vieron el surgimiento del Islam político y también el advenimiento de los medios de comunicación visuales que dedican muchos de sus informes a aquellos que financian sus canales. Los partidos religiosos son obviamente las [fuerzas políticas] más adineradas alrededor y por lo tanto financian todos aquellos programas [religiosos] cuya única contribución a la sociedad es crear confusión ideológica. [Estos programas] se centran en los textos [islámicos] sacados de su contexto espiritual y en los hadiths de dudosa autenticidad que trasgreden [los valores de] justicia y compasión y establecen un vínculo entre la identidad islámica y el cuerpo de la mujer [a través del concepto del honor a la familia]. Algunas de las discusiones [sobre estos programas] se deterioraron tanto hasta el punto que lamentaba haberlos escuchado esperando que ningún chico o adolescente los hubiera escuchado.

«El informe sobre [la condición de] la mujer en Argelia demuestra que las leyes destinadas a protegerlas de la violencia y del acoso sexual son ineficaces.[3] Ninguna ley será efectiva si no va acompañada por programas en los medios de comunicación, planes de estudio y discusiones y objetivos honestos a fin de restaurar la dignidad perdida de la mujer. Después que los medios de comunicación y los predicadores religiosos establecieron consistentemente la inferioridad de la mujer en la sociedad, el gobierno lo confirmó recientemente mediante leyes injustas que las irrespetan. La dignidad de la mujer no puede ser restaurada sin actuar para asegurar que todas estas fuerzas, responsables de perjudicar severamente su estatus, expresan su aprecio por ellas con el fin de restaurar la fe [de la sociedad] en [la mujer].

«Estoy segura de que el informe [en Elaph sobre la condición de la mujer en Argelia] no refleja las verdaderas [estadísticas] de las mujeres maltratadas, ya que muchos casos nunca son reportados, basados ​​en el principio de ocultar o evitar lidiar con la vergüenza. Muchas mujeres son enterradas vivas en nombre de este principio, especialmente aquellas que fueron abusadas ​​sexualmente por algún miembro de la familia. Cuando una mujer no logra quejarse [sobre el acto abusivo], no es por tener tendencias conservativas o ignorancia respecto a sus derechos, sino porque ella sigue este principio de ocultamiento y temor. Ella le teme también a las consecuencias de presentar cargos, porque cuántos refugios poseemos para las mujeres maltratadas en los países árabes? E [incluso si encuentra lugar en un refugio], ¿qué sucederá con ella? Si el padre o el hermano firmarán un papel prometiendo venir y recogerla como una oveja y no herirla o asesinarla, pero al minuto que este se aleje [del refugio con ella] la asesinará en público y la gente realmente lo aplaudirá, ¿no es eso así? De acuerdo con las leyes relativas al honor de la [familia], este no será castigado y aunque lo sea, será un castigo leve. [Este pasará] unos meses [en prisión] y muy pronto se emitirá un decreto de perdón – porque la sociedad [árabe] es descaradamente chauvinista…

«El principio del honor [familiar], que ha sido vinculado al cuerpo de la mujer, controla totalmente su destino. Diferentes países [árabes] pueden tener [algunas] actitudes diferentes hacia este principio, pero siempre cuelga sobre la mujer [exponiéndola a] la amenaza de ser asesinada u obligada a casarse con el hombre que la violó y en ambos casos se han promulgado leyes que protegen al asesino o al violador. Lo más triste es que [incluso] si el perpetrador de un asesinato por honor es encarcelado, Los prisioneros y los carceleros lo tratan con respeto y cuando este es liberado, la sociedad lo celebra, porque elimina la vergüenza [de la familia] y el hecho vergonzoso es que, según el último informe del Índice de Desarrollo Humano, no son pocas las mujeres en los países árabes creen que los hombres tienen derecho a ser violentos con ellas o que las golpeen. En Argelia el porcentaje de mujeres [que lo cree] es del 68%.

«Lo que llamó mi atención en el informe [en Elaph sobre la condición de la mujer en Argelia] es que la encabezada de la Unión Nacional de Mujeres Argelinas [Nouria Hafsi] atribuyó [las conclusiones del informe] a la pérdida de ciertos aspectos de la sociedad [árabe], tales como [su] ‘cultura y moral’, sin preguntar quién es el que genera esta moral. ¿Cómo puede una mujer que se enfrenta a la violencia desde todas direcciones criar una generación normal y crear una sociedad sana que produzca [gente joven] con valores morales? El sufrimiento de esta mujer, que representa a la mayoría de las mujeres [en la sociedad árabe], me rompe el corazón porque es causado por la gente que ella más ama, por gente dentro de su propia familia y por la sociedad y el estado que se supone debe protegerla.

 

«Fue hace años que escuché esta frase de una pariente, pero esta hace eco en mi mente hasta el día de hoy: ‘Tu sustento depende del servicio que proveas’. Me tomó años entender el significado profundo de esta declaración. Sí, esta frase no me deja dormir y me recuerda que ando con mis derechos despojados. Como mujer, estoy privada del derecho al trabajo y obligada a permanecer en el hogar porque cada vez que salgo de mi casa estoy provocando al diablo? ¿Me convierte mi perfume en una prostituta? [¿Por qué?] Se me niega el derecho de heredar la misma parte que mi hermano de las propiedades pertenecientes a nuestros padres? Si me opongo [a todo esto] ¿Significa esto que estoy desafiando a Alá? [Como mujer], cuando mi marido fallece, se me priva de mis derechos financieros… Mi familia y la sociedad me esclavizan, diciendo que esta es la voluntad de Alá, cuando [en realidad] es lo más lejano [a la voluntad de Alá]».

 

 

[1] Elaph.com, 27 de noviembre, 2016.

[2] Elaph.com, 28 de noviembre, 2016.

[3] Refiriéndose a una ley destinada a proteger a la mujer contra la violencia y el acoso sexual que entró en vigor en Argelia en febrero, 2016. Skynewsarabia.com, 2 de febrero, 2016.