En adelanto al referéndum sobre la independencia de Sudán del Sur, fijado para el 9 de enero del 2011, los estados árabes y, en particular Egipto, han expresado su profunda preocupación por la posibilidad de partición de Sudán en dos estados soberanos. El Ministro del Exterior egipcio Ahmad Abu Al-Gheit explicó que la principal preocupación de Egipto es que este resultado podría llevar a la partición de otros estados árabes. [1] En otra ocasión, señaló que Egipto había propuesto varias soluciones a la crisis, tal como el establecimiento de una confederación. [2]

La prensa egipcia también expresó su temor por las posibles implicaciones del referéndum. ‘Abd Al-Mun’im Sa’id, presidente de la junta del diario egipcio Al-Ahram, escribió que la situación en Sudán podría tener repercusiones negativas tanto en Sudán como en otras partes de la región. [3]

Lo siguiente son extractos del artículo de Sa’id:

La situación en Sudán es más peligrosa que en Irak

«No es fácil predecir la aparición de una tormenta política y estratégica, porque hay muchos factores que son difíciles de tener en cuenta y pueden aliviar la tensión… Es posible que la partición o unificación de Sudán se llevará a cabo sin problemas, que el referéndum se llevará a cabo en la fecha prevista y que el pueblo sudanés decidirá su destino con toda tranquilidad? [La preocupación] se acrecienta debido a que las ilusiones nunca han [sido suficientes] para convertir las tormentas en suaves brisas.

«Si bien la primera década del siglo 21 en el Medio Oriente le perteneció a Irak, la segunda década le pertenecerá a Sudán. Si [buscamos] en la historia, lo que sucedió en Irak [parece] similar a [la situación actual] en Sudán… Irak nunca volverá a ser como era y su historia permanecerá con nosotros durante las próximas décadas.

«Pero la situación de Sudán es aún más peligrosa. Los primeros signos de una tormenta aparecieron hace mucho tiempo, a mediados del siglo pasado. Pero en la década de 1970, después de que el Sur obtuvo su autonomía, [4] parecía que una ventana hacia la salvación se había abierto. Sin embargo, parece ser que la felicidad es imposible en nuestra región, [porque] de repente [el ex-presidente Sudán] [Ga’afar] Nimeiry sintió la necesidad de aplicar la ley del Sharia… y el resultado fue otra guerra civil».

El experimento democrático en Sudán fracasó

«El experimento democrático en Sudán fracaso… y al final de los años 80 hubo un golpe militar, como es habitual [en nuestra región]. Esta vez, los militares no sólo… confrontaron la anarquía entre el [pueblo] para combatir la corrupción, sino que un estado islámico fue establecido. La Hermandad Musulmana llegó al poder y la partición se hizo inevitable, porque [Sudán] como estado civil, se había perdido para siempre.

«Durante los últimos 20 años, mucha agua ha corrido por el Nilo. Durante este tiempo, Jartum trató de [establecerse] como el centro de la revolución mundial. Este se convirtió en el destino [de elección] para los rebeldes islamistas extremistas como Osama bin Laden, [así como también] para los marxistas, anarquistas, comunistas y terroristas rebeldes tales como Ilich Ramírez [Sánchez, alias] Carlos…

«El que sabe [algo] de la vida y la historia sabe que cada acción tiene su precio… y Sudán ha pagado un alto precio. El movimiento separatista [es decir, el Movimiento de Liberación del Pueblo Sudanés (MLPS)] se hizo más fuerte, hasta el punto que alcanzó un acuerdo [con el gobierno sudanés] que permitió al Sur separarse [del Norte] Sudán fue atacado por aviones en base a una sospecha infundada. [5] La Hermandad [Musulmana] fue expulsada del poder, aunque su ideología se mantuvo, los rebeldes fueron exiliados y extraditados a quienes [lo] quisieran, los movimientos rebeldes en Darfur surgieron y la comunidad internacional intervino [en Sudán], en la medida en que la Corte Penal Internacional emitió una acusación contra el Presidente de [Sudán] Omar [‘Al-Bashir]».

El Acuerdo Naivasha otorgó a Sudán la partición como la única opción

«La medida en que todo esto fue justo o moral no viene al caso. Lo importante es que la primera década del siglo actual fue, para Sudán, una década de preparación, de levantar el telón en el acto de apertura del final del estado de Sudán, al menos tal como la conocemos. Sudán fue establecido como un estado que unió a numerosas razas bajo la bandera de una sola ciudadanía. Pero con la costumbre, la tradición y el liderazgo político [dejado] en manos de un grupo, [Sudán] como un país [unido] no paso la prueba. Lo mismo sucedió en Irak…

«En ambos casos, el país colapsó cuando [el principio de igualdad entre los] ciudadanos fracaso. Mientras los iraquíes, después de mucho derramamiento de sangre, encontraron una manera de dividir al liderazgo [entre los diversos grupos étnicos, aunque uno que] enormemente debilitó al [gobierno] central, los sudaneses llegaron a un acuerdo en Naivasha [6] que decidió que la única opción era la partición, especialmente en vista de la devoción del Norte de [Sudán] a su carácter religioso y racial.

«Ahora que el telón se ha levantado en el primer acto [de la disolución de Sudán como estado], la cuestión será planteada respecto a la legitimidad de los dos estados – [Sudán] del Norte y [Sudán] del Sur – cada uno con un gobierno carente de tradición democrática… Más importante que esto es la [cuestión de] la identidad de Sudán: Que [significará] ser sudanés? Que [significará] vivir en Sudán del Sur?…»

La partición conducirá tanto a conflictos internos como externos

«Al igual que en varios casos similares en la historia, la situación cambiará cuando un grupo de personas tengan éxito en establecer una nueva legitimidad e identidad y se aprovechen del miedo a la anarquía con el fin de consolidar su mandato y establecer un estado – o cuando no sea así. Y [este último] es una opción totalmente plausible, [una que sin duda puede] producirse en una tormenta [y] que se manifiesta a si mismo tanto en los conflictos internos como externos. [Sudán del Norte] irá en contra de [su estado] por perder el Sur y [Sudán del Sur] irá en contra del] [estado sudanés sureño, tanto por [su] corrupción y porque su situación se deteriorará aún más [como resultado de su libre determinación]…

«[Pero] la lógica dicta que el conflicto externo entrará en principio en erupción, con los hermanos en el antiguo país unido. En Abyei [7] solo, hay suficientes [razones] para tomar las armas… No es casual que el gobierno sudanés de repente, en medio de la tragedia está [ahora] experimentando, planteó la cuestión de la región egipcia Hala’ib-Shalateen. [8] No es casual que el sur de Sudán ha comenzado a quejarse del comportamiento de Uganda y de Eritrea… Este es el comienzo del segundo capítulo de la historia de [Sudán], que ya no es sudanés. Este será seguida por capítulos adicionales que no son desconocidos a nosotros en lo más mínimo». [9]


[1] Al-Usbu’ (Egipto), 31 de octubre, 2010.

[2] Al-Gumhouriyya (Egipto), 4 de noviembre, 2010.

[3] Además, un editorial de Al-Ahram expresó su preocupación por la futura política del Sur de Sudán sobre la asignación de las aguas del Nilo, en caso de convertirse en un estado independiente (Al-Ahram, Egipto, 10 de diciembre, 2010).

[4] El Acuerdo Addis Abeba, también conocido como el Acuerdo Addis Abeba, firmado en 1972 tras la primera guerra civil de Sudán, le concedió autonomía parcial a los rebeldes en el sur y fue celebrado en una década de relativa calma.

[5] Esta es una referencia aparentemente a la Operación Alcance Infinito (agosto de 1998), en que los Estados Unidos lanzó misiles de crucero contra objetivos en Sudán, en represalia por el bombardeo de las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania. Uno de los objetivos fue una planta farmacéutica sospechosa de estar involucrada en la fabricación de armas químicas.

[6] El Acuerdo General de Paz, también conocido como el Acuerdo de Naivasha, fue firmado en Jartum en el 2005 entre el SPLM y el gobierno sudanés.

[7] Una región rica en petróleo impugnada entre el norte y el sur de Sudán; sus fronteras aún no han sido demarcadas.

[8] Una región a lo largo de la frontera entre Egipto y Sudán, que ha sido objeto de controversia entre los dos países desde la independencia de Sudán en 1956.

[9] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 27 de octubre, 2010.