La anfitriona del programa americano de entrevistas Oprah Winfrey realizó recientemente un programa sobre «Mujeres a través del Mundo» en la que tuvo como invitadas a 11 mujeres, cada una representando a un país y cultura diferente. Representando a Arabia Saudita estaba la anfitriona de televisión Rania Al-Baz, quién fue noticia en agosto del 2004 cuando fue golpeada casi a muerte por su marido. [1]
El hecho que Al-Baz fuese escogida como representante de las mujeres saudis provocó críticas en la prensa saudita, particularmente entre las mujeres periodistas. Estas columnistas denunciaron que el programa había estado parcializado representando a la sociedad saudita como opresora de las mujeres; también argumentaron que la aparición de Al-Baz en el programa dañó la reputación de todas las mujeres saudis. Ellas argumentaron que violencia contra las mujeres no es un fenómeno único en Arabia Saudita, sino más bien un problema global – y, además, que la situación de las mujeres sauditas es mejor que el de las mujeres en los Estados Unidos
En contraste con estas voces, una mujer columnista escribió que en lugar de estar a la defensiva y atribuirle segundas intenciones a otros, los saudis deberían entrar en un diálogo con Occidente para descubrir la verdad sobre la sociedad saudita. [2]
En cuanto a la propia Rania Al-Baz, Essam Al-Ghalib, quién exigió que fue él que había facilitado la aparición de Al-Baz en el programa, explicó en dos artículos que Al-Baz estaba equivocada, y que las citas usadas, de una entrevista mucho más larga y detallada con ella, estaban fuera de contexto.
Lo siguiente son extractos de éstos y otros artículos sobre la presentación de Al-Baz en el programa de Oprah Winfrey:
No podíamos encontrar una embajadora más incompetente que Rania Al-Baz
En su columna en el diario de gobierno saudita Al-Riad, Nahed Bastah escribió, bajo el título «Nuestra Embajadora en América», que el fenómeno de la violencia en contra de las mujeres es global y no único a la sociedad saudita: «Si nos hubiéramos puesto de acuerdo en buscar a una embajadora incompetente para las mujeres sauditas, no podríamos encontrar una mejor que la anfitriona de la televisión saudi quien se ofreció a presentar, en el programa americano Oprah, la representación más horrible de las mujeres sauditas.
«La presentadora de televisión aparecío en un breve segmento en un programa dedicado a las mujeres alrededor del mundo que hablaron sobre sus países. Las mujeres belgas, islandesas, españolas, y otras hablaron sobre las mujeres en sus países y sobre las culturas de sus sociedades, pero a todas estas lo único que la joven presentadora [e.d., Al-Baz] pudo decir fue enfatizar la historia de violencia de su marido…
«El segmento de vídeo presentó viejas fotografías de los souk en Riad, y no mostró en absoluto los grandes centros comerciales, las amplias calles, y los rascacielos. La cámara se enfocó exclusivamente en las mujeres en túnicas negras…
«La presentadora de [televisión] [Al-Baz] ya había hecho una buena historia, y no esperaba que su codicia la llevara a dañar la reputación de las mujeres sauditas, tal como lo hizo en el segmento que grabó para el programa… Si pensó que estaba ayudando a su sociedad discutiendo su lucha por obtener sus derechos de su marido, está equivocada, ya que el segmento no mencionó ninguna de las acciones sociales [en apoyo a ella]. [Luego] la víctima [e.d., Al-Baz] no se dirigió al hecho de que nuestra Asociación de Derechos Humanos la había apoyado.
«El mensaje de los medios de comunicación enviado por el segmento fue provocativo en cualquier definición. Fuimos representados como una sociedad en retroceso que es violenta hacia las mujeres. Las cosas alcanzaron el punto dónde la presentadora, Oprah, mostró en el segmento un cuadro espantoso que no era apto para ser visto por menores. Ella tiene razón: No hay cuadro más horrible que las fotografías de nuestra anfitriona en el hospital después de haber sido golpeada por su marido. Pero cómo puede Oprah ignorar el hecho de que estas fotos aparecen en todas las sociedades, y que los crímenes contra las mujeres, y similares, existen sin conexión alguna a nacionalidad o religión?» [3]
No todas las mujeres sauditas son Rania, y no todos los hombres sauditas son su marido
Otro redactor de Al-Riad, Hayat Al-‘Abd Al-‘Aziz, clamó que la aparición de Al-Baz en el programa de Oprah dañó la imagen de Arabia Saudita. Ella escribió: «Todos estamos bastante familiarizados con la injusticia sufrida por la presentadora de televisión Rania, y no estamos pidiéndole que se quede callada. Aun así es extraño que ella cuente su historia en los canales de televisión que compiten entre ellos culpando a Arabia Saudita de todo los males y haciendo generalizaciones basadas en casos específicos – como si todas nuestras mujeres fueran Rania y todos nuestros hombres fueran su marido. Dado esto el programa fue hostil a cualquier cosa que tuviera que ver con los musulmanes, La participación de [Al-Baz] no contribuyó de manera alguna, o forma a la sociedad [saudita].
«Nuestros medios de comunicación ya han hecho suficiente servicio con el caso [Al-Baz]. Todos nosotros expresamos solidaridad con ella, y las instituciones gubernamentales la ayudaron, entonces para qué distorsionar la imagen de las mujeres sauditas y representarlas como oprimidas?
«Yo le propongo mil preguntas a Rania. Por qué no uso ella su aparición en el programa para expresar la posición [saudita] de la sociedad sobre el asunto… [Igualmente], por qué el programa no habló sobre una mujer saudi quien es doctora, investigadora, predicadora, o autora – aquéllos que son los [verdaderos] embajadores de su país y su religión…
«Oprah es como un tamiz que le dice a la aguja que tiene un agujero. Habría sido mejor si hubiera gastado el tiempo y dinero para este segmento en hacerle un servicio a su propia sociedad, y en revelar la [verdadera] situación en esa sociedad. [Esto es] debido a que sabemos que cada minuto en América otra mujer es violada y otro niño es vendido a la prostitución…
«Yo llamo en los medios de comunicación saudis y árabes a enfrentar este loco ataque, y mostrar que la situación de la mujer [saudi] es mejor que la suya [e.d., de las mujeres americanas]…» [4]
¿Quién se atrevería a presentar a una víctima de violación como un símbolo de los Estados Unidos?
En su artículo en el diario saudi en idioma inglés Arab News [Noticias Arabes] titulado ‘»Esto no es una novela con Oprah», Lubna Hussein escribió (inglés en original): «fue este periódico que se atrevió a seguir el caso de Rania Al-Baz el verano pasado, y lo trajo a la atención pública. Tal reportaje es absolutamente importante y completamente necesario para una sociedad como la nuestra que está experimentando un período de transformación.
«Soy un firme creyente en hablar la verdad, no importa cuan duro pueda ser tragado o de llegar a condiciones. Hemos recorrido un camino muy largo en un período relativamente corto de tiempo. Materias que fueron consideradas tabú y asuntos de estigma social están siendo dirigidos abierta y públicamente. Esto muestra nuestra determinación y buena gana para confrontar nuestras limitaciones y fracasos.
«Sí, tenemos abuso doméstico. Sí, existen elementos insípidos que también viven en nuestra sociedad. Sí, existen mujeres y niños que han sido sujetos a la tortura física y mental.
«Pero no, esto no nos define como sociedad. Lo que me preocupa es la manera en que el mundo externo nos ve en el proceso evolutivo que estamos experimentando. Es como si estuviésemos condenados si lo hacemos y condenados si no hacemos.
«A lo largo de los años cuando el crimen y la corrupción estaban totalmente ausentes de los titulares, fuimos considerados de ser poco realistas y de escondernos bajo falsas pretensiones. Ahora que finalmente tenemos el valor de convertirnos en más realistas y tratar con la cruda realidad que hemos ocultado por tanto tiempo, estamos siendo clasificados por tales revelaciones.
«Si esto es el caso, entonces por qué el cadáver de alguien que ha sido quemado por sus semejantes como fracaso en pagar sus escogidos dotes para incluir a la quintaesencia mujer indígena? Estadísticamente, Debe haber más de estas almas infelices que habitan las orillas del subcontinente que gatos glamorosos que han ganado concursos internacionales de belleza.
«Si usted observa las cifras, entonces las víctimas de violación son más comunes que las estrellas de cine en Hollywood – y aun así quién se atrevería a nominar a una de estas señoras como el icono simbólico de los Estados Unidos? O una foto instantánea de un estudiante de escuela secundaria de un anuario del liceo Columbine abatido a sangre fría por otro estudiante sea más conocedor del Sueño Americano?
Lo que más me preocupa es cuan irresponsable, discriminatorio y mal informado una respetada e influyente presentadora puede ser y salirse con la suya. Esto es hipocresía charlatana del más alto orden, que sólo puede servir para crear mal entendido y desconfianza entre gente de diferentes culturas y religiones. En un mundo dónde estamos sentados en un barril de pólvora balcánica, cómo tal sensacionalismo rabioso y periodismo distorsionado pueden ser justificados?
«Sin embargo, a pesar de todo esto, como sociedad tenemos fallas muy reales que no necesitan racionalización extensa sino corrección instantánea. Nuestras mujeres talentosas necesitan ser apoyadas en sus respectivos campos. En luz del hecho que 55 por ciento de los graduados saudis son mujeres, el gobierno y el sector privado necesitan repensar sus estrategias de contratación para conseguir lo mejor de esta potencial mina de oro de empleados.
«A las mujeres se le deben otorgar sus derechos según aquéllos declarados claramente en la ley islámica. No aquéllos sujetos a la interpretación y manipulación a través de los planes de dominación y control masculino. Las mujeres son la fuerza motora de cualquier sociedad (sin juego de palabras pensadas!), y si estamos determinamos a avanzar entonces es incumbente en nosotros admitir su invaluable contribución al progreso y reforma.
«No creo que es la imagen de Rania Al-Baz, la presentadora golpeada, o Cap. Hanadi Hindy, la primera mujer piloto saudita, que define a la mujer saudita – sino más bien el creciente contingente de mujeres educadas, emancipadas, y sofisticadas como aquéllas quienes apoyaron la petición en contra de tal conveniente tipo de reparto.
«Según su estereotipo estimado, Señorita Winfrey, no tendremos cara, pero tenemos una voz!» [5]
El Ministerio de Información saudi debería hacer del programa de Oprah un documental saudita sobre las mujeres saudis
En su artículo en Al-Riad, la escritora saudita Hayam Al-Muflih escribió: «El programa de [Oprah] trató con varios países, tales como Bélgica, Islandia, y España, y con sitios, fe, y características del arte culinario de estos países. Hubo segmentos e informes de los reporteros del programa sobre estos países… Cuando el turno de Arabia Saudita llegó, en el contexto de este asunto, yo esperaba que un informe similar se haría sobre el Reino [Saudita], sobre sus sitios especiales y su cocina. Pero para mi gran sorpresa, discutieron sobre el tema de las mujeres saudis como víctimas de la violencia doméstica.
«Por qué fue este informe traído al programa? ¿Es eso lo que hace a Arabia Saudita y a las mujeres sauditas único? No había equilibrio entre [este informe] y los [otros] informes en este programa, a pesar del hecho de que eran todos sobre el mismo tema…
«Debemos tener gran cuidado con respecto a los trabajos de los reporteros extranjeros en nuestro país, y debemos responder rápidamente a las distorsiones y a las calumnias que circulan [sobre nosotros] en sus varios medios de comunicación.
«En la actualidad, después de lo que pasó en ese programa, yo pienso que el propio Ministerio de Información [saudi] debería realizar la producción de un documental local, a ser ofrecido sin costo alguno al programa de Oprah Winfrey, y debería exigirle al programa a que lo transmita. [El documental] hablará sobre las mujeres en nuestro país y sobre sus logros impresionantes en la investigación y sobre el lugar de trabajo, a ambos niveles internacional y local, para que Oprah y sus espectadores sepan que aunque esta prohibido a las mujeres sauditas de conducir, ellas han dejado una huella especial en el mapa de las mujeres alrededor del mundo». [6]
En vez de ir a la defensiva y hacer acusaciones, deberíamos entrar en un diálogo con Occidente para llegar a la verdad
En su artículo «Gracias a Oprah», la Dra. Haya ‘Abd Al-‘Aziz Al-Muni’ hizo hincapié en la contribución del programa en traer a las mujeres sauditas para que hablen sobre el asunto: «Deberíamos agradecerle [e.d., a Oprah], no porque presentó las cosas con precisión, o dijo cosas que no sabíamos, o [nos] ayudo a ver la verdad, sino porque lo que ella mostró – de acuerdo con lo que ella leyó y vio – demuestra que intentó asir la sociedad saudita en el contexto de su visión del mundo y su cultura…
«Claro, su lectura de la realidad social [en Arabia Saudita] incluyó muchas acusaciones falsas. Pero debemos agradecerle que haya llevado a las mujeres sauditas a que se alcen en protesta contra este programa… La participación de mujeres en las protestas contra este programa demuestra que tocó un nervio sensible entre nuestras mujeres.
«No discutiré el programa, ya que ni lo vi, pero quiero preguntar por qué aun ahora no hemos podido librarnos de [esta] sensibilidad saudita – a pesar del hecho que nuestra sociedad ha sufrido muchos cambios que probablemente nos hagan ven las cosas de una manera más racional…
«Necesitamos superar nuestra sensibilidad y entrar en [un diálogo] sobre la realidad social [en Arabia Saudita], especialmente en todas las cosas que conciernen a las mujeres. No nos haría daño el discutir el hecho que las mujeres sauditas no conducen automóviles, que no entran en la política, y que no existen ‘club de deportes [para mujeres].
«Sin embargo, nos haría mucho daño pensar que todos están en contra de nosotros y lo que otros dicen proviene de motivos malvados. Necesitamos escuchar al otro, en primer lugar, y después responderle. Necesitamos definitivamente despojarnos de nuestras muchas sensibilidades, las cuales no tienen ningún lugar en el contexto de nuestra lucha cultural con otros, y especialmente con Occidente, que continuará discutiendo nuestros asuntos internos, y continuará incluso discutiéndolos desde su propio punto de vista.
«Si nosotros no somos capaces de involucrarnos en el asunto con pleno conocimiento y con un acercamiento proactivo, y de convertirnos en socios en un diálogo y hablar confiadamente como reveladores de la verdad, y con la confianza en uno mismo, y no como defensores de la realidad [actual], entonces permaneceremos tal como somos, y no progresaremos a [la fase del] diálogo con el otro…
«Debemos entender que en Occidente, existen individuos privados que están interesados en la verdad y quiénes no poseen rencor o prejuicios contra nosotros, y que hay otro grupo, con posiciones hostiles, que nos quieren hacer daño. También, no debemos confundir la posición política de los gobiernos occidentales con lo que los medios de comunicación muestran allí. Debemos librarnos ya de la sensibilidad saudi, para que podamos conocer las verdaderas opiniones de los otros, y poder diferenciar entre una opinión que se esfuerza por conocer la verdad y otra opinión que busca dañarnos». [7]
Redactor Al-Ghalib: Rania y yo fuimos engañados por los productores del programa
El redactor Essam Al-Ghalib, quién facilito la aparición de Rania Al-Baz en el programa, publicó un artículo en el diario saudi en idioma inglés Arab News titulado «Oprah, Por Favor no me Vuelva a Llamar.» En este, clamó que el equipo de producción del programa lo engañó e él y a Rania Al-Baz.
Al-Ghalib escribió que el equipo de producción del programa les dijo que la entrevista con Al-Baz sería transmitida como parte de un programa que trata con la violencia en contra de las mujeres alrededor del mundo – pero tal como resultó, fue mostrado como parte de un programa general sobre las mujeres a través del globo, para mostrar a la sociedad saudi en una perspectiva negativa.
Al-Ghalib declaró que el programa había incluido sólo tres minutos de una entrevista de 64 minutos de duración con Al-Baz, en la que ella describió los aspectos positivos de Arabia Saudita:
«Cuando el programa de Oprah Winfrey me llamó hace 10 meses para que ayudara en producir un segmento sobre Rania Al-Baz, yo sabía que Rania vacilaría. Había dejado de dar entrevistas después de que fue criticada en la prensa local por dar pública a la paliza fatal que sufriera a manos de su marido, Muhammad Bakr Yunis Al-Falatta.
«Yo le dije a Rania: ‘Oprah es el nombre más respetado en la televisión americana. Ella es conocida en el mundo entero por su manera abierta, justa y equilibrada en ver diferentes asuntos. Juzgando por lo que he visto en su programa, me siento seguro que si uno puede confiar en alguien en la televisión americana, esta es Oprah’.
«Convenciendo a [Rania] para que cuente su historia al mundo no fue fácil, ya que tuvo miedo que la historia sería usada para lanzar una imagen negativa en Arabia Saudita. Cuando discutí las preocupaciones de Rania con el productor de Oprah a cargo del segmento, [el productor] me aseguró en términos no seguros que el segmento era sobre Rania y otras mujeres abusadas alrededor del mundo, no sobre Arabia Saudita. El productor me aseguró que la historia de Rania estaba siendo usada como parte de un programa sobre mujeres abusadas alrededor del mundo y el objetivo era animarlas a que dieran un paso al frente y buscaran ayuda.
«Yo le dije a Rania, ‘Se te está dando la oportunidad de dirigirte al mundo entero. Puedes hablar sobre lo que te pasó y de cómo tanta gente se reunió alrededor de ti y te apoyaron. Puedes hablar directamente con otras mujeres del mundo que han sido golpeadas y decirles que no tienen que soportar esto.
«Yo agregué, ‘Además, como te debes haber dado cuenta, existe una percepción en Occidente de que ésta es la conducta normal en Arabia Saudita. Su historia refleja una imagen diferente».
«Para el momento, Muhammad Al-Falatta estaba en la cárcel esperando sentencia y cierto azotamiento; los procedimientos de divorcio ya estaban en marcha y Rania tenía custodia de sus hijos.
«Después de que Rania finalmente acordara, y cuando era tiempo de filmar la entrevista, lo hizo en forma dolorosa para comunicar muy claramente en cada oportunidad que el golpear a la esposa no era de verdad socialmente aceptable en Arabia Saudita y definitivamente no representaba al país o a nuestra religión. Tiempo después, una y otra vez, ella realzó el punto de hablar sobre lo bueno en nuestro país.
«Después de que las cintas fueron enviadas a Chicago, recibí una llamada del productor de allá informándome que las cintas habían llegado y que estaba muy contenta con los resultados. Ella dijo, ‘Desafortunadamente no pudimos editarlas a tiempo para la grabación de estudio con Oprah y el público, así que no usaremos la parte de Rania por ahora’.
«En febrero, recibí un mensaje del mismo productor, diciendo que la parte de Rania sería usada después de todo – en una continuación al primer segmento que fue originalmente pensado en que aparecería ella. ‘Estaremos grabando en el estudio alrededor de finales de marzo’, dijo el productor.
La semana pasada, alguien mencionó que habían visto a Rania Al-Baz en Oprah. Después de verificar de inmediato la programación local para el reestreno, yo llamé a algunos de mis primos y amigos para decirles que lo miraran. Después de mirar los primeros 25 minutos sobre mujeres felices en países diferentes, estaba convencido que había leído mal el horario de la transmisión, y que el episodio que estábamos viendo no era el que aparecía Rania.
«Este episodio empezó con Aishwarya Rai, y luego continuó a Islandia, [con] sus glaciares y primaveras calientes. La anfitriona del programa de opinión islandesa Svanhilder Valsdottir discutió las costumbres sociales, mientras le ofrecía delicadezas islandesas a Oprah tales como carne de tiburón podrida y testículos de cordero agrios. Cuando Oprah comenzó a hablar sobre los famosos chocolates y las deliciosas patatas fritas de Bélgica con otra mujer, yo llamé a mi madre y le dije que estaba seguro que esto no era ‘mi’ episodio de Oprah.
«Yo le dije, ‘Éste no es el tipo de programa que el productor de Oprah me dijo. Además, Oprah nos está llevando alrededor del mundo a países diferentes que nos muestran cuan satisfechas están las mujeres en esos países. Sería totalmente desequilibrado e injusto cambiar a Arabia Saudita para enfocarse en Rania. Sería como si lo que le sucedío a ella es lo que la mayoría de nuestras mujeres disfruta sobre Arabia Saudita. Su historia no es una feliz, y no fluiría con las otras en este programa’.
«Yo estaba equivocado. Rania, hinchada, ensangrentada y con aporreos, paso a través de la pantalla momentos después, cuando Oprah explicó lo que le había sucedido a ella y lo siguió con la diatriba injusta e ignorante usual que la audiencia americana ama escuchar sobre cual miserables las mujeres sauditas son y de cuan libres y felices son las mujeres americanas.
«La entrevista original completa con Rania (una copia que todavía tengo aquí en Jeddah) duró 64 minutos. Oprah usó tres de esos 64. En los 61 minutos que no fueron mostrados, Rania habló sobre cuan maravilloso nuestra religión y nuestro país es, y ella discute los derechos de las mujeres y sus vidas en Arabia Saudita de una manera realista y justa.
«Rania y yo fuimos usamos por el programa de Oprah Winfrey para representar a Arabia Saudita de una manera injusta y negativa.
«Cuando llamé al productor había tratado con Chicago para una explicación, los calurosos saludos y entusiasmos en hablar conmigo que existían antes de la grabación habían sido reemplazados por una actitud apresurada e impaciente que claramente significó, ‘No tengo tiempo para usted ahora que he conseguido lo que quería de usted’. Fui referido al departamento de relaciones de medios de comunicación en los Estudios Harpo y de ellos, recibí la siguiente declaración oficial:
«‘La historia de Rania Al-Baz fue siempre pensada para ser incluida en un programa que examinara las diferentes vidas de las mujeres de varios países. Sentimos que su historia fue presentada con precisión y esperamos que su valor en compartirlo con una audiencia internacional ayudará millones de otras mujeres alrededor del mundo’. …» [8]
En otro artículo, «Una Carta Abierta a Oprah», anunciada en el portal en idioma inglés de Al-Sharq Al-Awsat, Al-Ghalib continuó expresando su descontento con el equipo de producción y con la declaración que recibió del departamento de relaciones de medios de comunicación: «Estimada Señorita Winfrey… Me dijeron que usted no estaba disponible para realmente contestarse a usted misma, lo que me deja preguntándome si usted esta personalmente consciente de la injusticia que se ha cometido… Es justo decir que ella [Rania] ha sido víctimizada de nuevo, y el catalizador fue su programa….
«¿Yo todavía tengo una copia de la entrevista completa que le envié, aquí en [Arabia]. Saudita. Puedo obtener su permiso para dárselo a un canal de la televisión árabe que puede quizás ayudar a deshacer algo del daño que ustedes le hicieron a la reputación de Rania? ¿O le gustaría usted misma hacer algo realista, justo, e imparcial [que sea] digno de su nombre?
«Algo tiene que hacerse – si no por Arabia Saudita, si no para sus entusiastas árabes, si no para su propia reputación, entonces por lo menos para Rania que ha sufrido bastante – de verdad». [9]
[1] http://www2.oprah.com/tows/slide/200504/20050425/slide_20050425_109.jhtml.
[2] En reacción al programa, una petición en idioma inglés – titulada «Gracias Oprah, pero estoy ORGULLOSA de ser saudi!» hecha por mujeres estudiantes en la Universidad King Saud, fue circulada en Internet. La petición de protesta en contra de lo que se llamó la representación uniformemente negativa de la situación de las mujeres sauditas, y su descuido a los aspectos positivos de la sociedad saudita. Véase http://www.petitiononline.com/4oprah/petition.html.
[3] Al-Riad (Arabia Saudita), 27 de junio, 2005.
[4] Al-Riad (Arabia Saudita), 2 de julio, 2005.
[5] Arab News (Arabia Saudita), 1 de julio, 2005.
[6] Al-Riad (Arabia Saudita), 1 de julio, 2005.
[7] Al-Riad (Arabia Saudita), 2 de julio, 2005.
[8] Arab News (Arabia Saudita), 7 de julio, 2005.
[9] http://aawsat.com/english/news.asp?section=5&id=765 11 de julio, 2005.