En un artículo reciente publicado en el portal liberal árabe Aafaq.org, el periodista liberal y escritor saudita Mansour Al-Hadj escribió que las revoluciones radicales en el mundo árabe no pasarán por Arabia Saudita. Este sostuvo que a pesar de que las recientes protestas en el reino fueron reprimidas por el régimen, la revolución inevitablemente vendrá y será alimentada, dijo, por la rabia y la frustración de los sectores marginados en la sociedad saudita: la minoría chiíta, las mujeres y los residentes extranjeros (hijos de trabajadores extranjeros que han nacido en el país y aún se les niega el derecho a la ciudadanía), así como también los prisioneros que están detenidos sin juicio y los reformistas pidiendo cambios. Este hizo hincapié en que los intentos del régimen por apaciguarlos mediante la mejora de sus condiciones de vida no tendrán éxito, porque la mayoría de los saudíes en realidad no reciben los beneficios y porque la gente privada de derechos fundamentales no puede ser comprada con el dinero y bienes materiales.
Lo siguiente son extractos del artículo: [1]
El gobierno de Arabia Saudita hizo todo lo posible para reprimir las llamadas al cambio
«La familia real saudita lanzó un suspiro de alivio cuando la ‘Revolución Hunain’ [2] estalló sin causarle daño [alguno], después de que [el régimen] hizo todo lo posible para asegurar su fracaso y evitar cualquier futura revolución. [Lo hizo] a través de una masiva presencia de seguridad en las principales ciudades, obteniendo el apoyo de los clérigos quienes emitieron fatuas prohibiendo manifestaciones y llamando abiertamente a asesinar a los manifestantes y colocando en listas a los escritores y al personal de los medios de comunicación que emitieran veredictos de ‘traidor’ contra cualquiera que llame a una reforma. [La familia real] también emitió decretos reales distribuyendo fondos al pueblo, [3] con el fin de mantenerlos distraídos hasta que las nubes de la revolución se hayan levantado de la región. Estos decretos reales, elogiados por los funcionarios y beneficiarios del régimen, ni siquiera tocan los problemas básicos u ofrecer alguna solución a las dificultades de aquellos que son oprimidos y perseguidos – ya sean los chiítas, que son vistos con sospecha y desconfianza, o las mujeres, que sufren de discriminación y se les niegan los derechos humanos de independencia y dignidad, o los residentes extranjeros, que han nacido y han sido criados en Arabia Saudita y no conocen otra patria, sin embargo, son tratados como inmigrantes recién llegados. A estos hay que añadir… los prisioneros que están encarcelados desde hace años sin que se le formulen cargos contra ellos y sin un juicio justo, así como también los verdaderos reformistas, que claman por [la creación] de una monarquía constitucional basada en las instituciones [propias] y la libertad y la justicia. Todas estas [personas] serán el combustible de la próxima revolución en el reino saudita, a menos que las autoridades hagan las paces y ofrezcan soluciones radicales a su sufrimiento continuo que crece día a día y satisfagan su demanda, en la que creen con más fuerza día a día.
«El rey ignoró el sufrimiento de los chiítas, que se estima constituyen el 12% de la población y que viven en las ciudades petroleras que forman la base de la economía saudita. Este no [puso] fin a la discriminación religiosa a la que son objeto por parte de los clérigos extremistas, o los ataques a sus lugares de rezos, los cuales están siendo cerrados, o los arrestos de los clérigos chiítas y activistas de derechos humanos que exigen detener la discriminación. Tampoco se disculpó por la supresión de las manifestaciones pacíficas, o en liberar a los prisioneros chiítas que han sido encarcelados desde 1996 por su presunta participación en los ataques terroristas de Khobar.
«En cuanto a las mujeres, que constituyen más del 49% de la población, el rey no ha emitido una sola resolución dándoles la más mínima esperanza. Por el contrario, fue [recientemente] anunciado de que serían excluidas de participar en las elecciones municipales – una decisión que enfureció a una serie de destacadas escritoras, tales como Halima Muzaffar, quien expresó su asombro por esto y Badriyya Al Bishr, quien describió la exclusión de las mujeres sauditas de participar en la vida pública como una ‘amenaza a la sociedad’. El asunto no se limita al derecho al voto de la mujer, porque la ley saudita trata a la mujer como a una menor de edad [en otros aspectos]. Ella no puede conducir un coche o practicar deportes, ni puede trabajar, estudiar, o [incluso] visitar una oficina de gobierno sin el permiso de su tutor. Las leyes de estatus personal privan a las mujeres de sus derechos en materia de matrimonio, divorcio y pensión alimenticia. Los problemas de los matrimonios por placer, las novias menores de edad, obligadas a divorciarse por razones de condición social desigual y mujeres a quienes se les niega el [derecho] a casarse – todo esto son sólo la punta del iceberg en términos de lo que sufren las mujeres en esta sociedad patriarcal, que las asocia con la impureza, la tentación y la vergüenza. De hecho, la revolución de la mujer saudita ha comenzado, [tan evidente como] la página de Facebook titulada ‘La Revolución de la Mujer Saudita’, que cuenta con más de 2.000 fans.
«En cuanto a los residentes extranjeros, el predicador Salman Al-‘Odeh los ha descrito como una ‘bomba de tiempo’, ya que su número no es inferior a 2 millones. Estos son hombres y mujeres jóvenes que nacieron en Arabia Saudita y tienen profundas raíces allí, sin embargo, se le niega el derecho a la ciudadanía, a pesar de que muchos de ellos tienen madres y familiares sauditas. Tratados como inmigrantes recién llegados, se les priva del derecho a estudiar, trabajar y recibir atención médica. Estoy bien familiarizado con su sentido de opresión y angustia mental, ya que yo mismo fui uno de ellos…
Luego están los prisioneros [detenidos sin juicio], que sufren humillación, degradación y opresión, porque no saben de que se les acusa y de por qué están en la cárcel, ni saben cuándo serán liberados… Un día después de la Revolución Hunain, sus familias protestaron en demanda de su liberación, pero las autoridades suprimieron [la protesta], tal como fue informado por la hija del abogado de 76 años en [prisión] Suleiman Al-Rashoudi en una carta que fue publicada en muchos foros. La hermana de otro preso publicó un video en YouTube en el que llamó al rey a liberar a su hermano e investigar a los responsables por el sufrimiento de los familiares de [los presos]. Una página de Facebook titulada «Un Prisionero Hasta Cuando?’, hizo campaña por la liberación de los prisioneros, cuenta con cerca de 2.000 seguidores, incluyendo a prominentes clérigos y escritores».
Para ver el despacho en su totalidad en inglés por favor haga clic en el siguiente enlace:
http://www.memri.org/report/en/0/0/0/0/0/0/5278.htm
[1] Aafaq.org, 16 de abril, 2011
[2] Este fue el nombre de una campaña en Facebook llamando a un «día de ira» en Arabia Saudita el 11 de marzo, 2011. Eventualmente, sólo algunas protestas a pequeña escala se llevaron a cabo, que fueron dispersadas por las autoridades. Para conocer más sobre los preparativos del día de ira, véase MEMRI Investigación y Análisis No. 674, «En anticipación al Día de Ira saudita viernes 11 de marzo, 2011», 12 de marzo del 2011, http://www2.memri.org/bin/espanol/articulos.cgi?Page=archives&Area=ia&ID=IA67411.
[3] El 23 de febrero del 2011, el rey saudita publicó una serie de decretos reales con el fin de mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos sauditas. Los decretos fueron destinados a aumentar los salarios a los funcionarios del gobierno, militares y el sector privado; luchar contra el desempleo, hacer avanzar la ciencia, la cultura y el deporte, fomentar a inversionistas en las empresas del gobierno y la asistencia a estudiantes en una mayor demanda de profesiones en el extranjero. Además, se les concedió el indulto a los presos políticos. (Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 24 de febrero, 2011).