En un artículo reciente, ‘Abd Al-Rahman Al-Rashed, director general de Al-‘Arabiya TV y ex editor en jefe del diario Al-Sharq Al-Awsat, atacó a ambos Irán y a los Estados Unidos por su apoyo a los manifestantes egipcios y sus demandas a una renuncia inmediata del Presidente Hosni Mubarak. Al-Rashed explicó que el apoyo abierto de Estados Unidos a los manifestantes iba en realidad, en detrimento de su causa, ya que este les impedía llegar a un acuerdo con el régimen egipcio sobre las reformas.

Lo siguiente son extractos del artículo: [1]

«Entrometiéndose en la crisis, Washington… [sólo] debilitara al régimen, hará las cosas difíciles para la oposición y profundizará la brecha entre las dos partes»

«Creo que esta es la primera vez que el Presidente norteamericano Barack Obama y el líder espiritual de Irán, el Ayatolá Ali Jamenei, han estado de acuerdo alguna vez. Ambos han apoyado a los manifestantes en contra del régimen egipcio y anunciaron su apoyo entusiasta por el derrocamiento del Presidente Hosni Mubarak. Cada uno de ellos respaldado por sus [respectivos] funcionarios: el vicepresidente estadounidense reiteró el apoyo [estadounidense] a los manifestantes y el jefe del Consejo del Shura de Irán compitió con él [haciéndolo]. Todo lo que queda es que las manifestaciones masivas sean celebradas en Teherán y Washington exigiendo la expulsión de Mubarak. ¿Estamos presenciando una competencia estadounidense-iraní sobre [quien coronará] al próximo presidente [egipcio]?

«Comprendo perfectamente la postura de Irán, que está sumamente alegre por la caída del régimen del Cairo, ya que Egipto es uno de los pilares centrales de la región. Derrocando al régimen, debilitándolo o manteniéndolo ocupado [preocupado por su propia supervivencia], se amolda a los intereses de los expansionistas de Irán. Desde hace años, este ha estado librando una guerra no declarada contra Egipto. Sin embargo, estoy totalmente desconcertado por la agudeza de la Casa Blanca y el Departamento de Estado estadounidense en exigir abiertamente el derrocamiento de Mubarak. Más allá del hecho de que los egipcios rechazan [estos] dictados externos y [esta] injerencia en un asunto de suma importancia para ellos, estos no consideran la postura actual de Estados Unidos útil a [su causa]…

«Las llamadas de Washington debilitan la [voluntad] de cada bando a negociar con el otro y envían señales falsas que profundizan la crisis. La disputa entre el palacio [presidencial] y [los manifestantes en] la Plaza Tahrir en el Cairo gira en torno a reemplazar al presidente o al régimen. Parece ser que existe un acuerdo sobre la salida de Mubarak, de hecho, él mismo se ha comprometido a dimitir y esto puede suceder pronto, pero en cuanto a las llamadas de la oposición para un cambio de régimen y sus demandas en establecer un gobierno interino y entregar el poder a [la oposición] – estas [demandas] han sido rechazadas [por el régimen]. Entrometiéndose en la crisis, Washington no va a ganar el respeto de [haber tenido] alguna influencia, ni alguna gratitud por la realización de cambios. Al contrario, [sólo] debilitara al régimen, hará las cosas difíciles para la oposición y profundizara la brecha entre los dos bandos».

«[Esta] competencia por la caída del régimen es un grave error de ambas partes, los iraníes y los estadounidenses»

«Esto ha llevado a muchos a tratar de explicar la postura de Washington. ¿Fue una venganza por la negativa de Mubarak en aceptar el consejo de la administración estadounidense, que pidió reiteradamente aplicar reformas y por [su decisión] de permitirse [a si mismo] excluir completamente a la oposición [del Parlamento] en las últimas elecciones? ¿Desea Washington enmendar sus lazos con los nuevos poderes en Egipto, tales como la juventud y la oposición, mediante la adopción de una postura en su apoyo? ¿O es un concurso internacional para influir en eventos y sus resultados?

«Creo que [esta] competencia por la caída del régimen es un grave error por parte de ambas partes, los iraníes y los estadounidenses. Incluso si las nuevas caras de la oposición se [unen] al gobierno, los principios de la política [exterior] de Egipto se mantendrán sin cambios, en especial la oposición al expansionismo iraní. Washington siempre ha declarado su apoyo a los gobiernos [legítimos] – hasta que caen. Y cuando caen, [los Estados Unidos] legítima al nuevo vencedor, sirviendo así a sus propios intereses. Pero. Ahora, este está tomando un gran riesgo al interferir abiertamente y exigiendo la renuncia inmediata del presidente – ya que esto provoca a numerosos sectores en Egipto, despierta preocupación en toda la región y alienta a Irán de intervenir [también].

«En cuanto a Jamenei, este le dio a la oposición egipcia el beso de la muerte cuando le dedicó 20 minutos de su sermón del viernes a un discurso en árabe en el que expresó su apoyo a los manifestantes, alegando que estaban marchando en el camino de la Revolución [Islámica] y llamando al establecimiento de un régimen religioso [en Egipto], similar al de Irán. [Esto hará que] los enemigos de Irán y aquellos que le temen retiren su apoyo al movimiento de oposición [egipcio], que comenzó como un [movimiento] espontáneo y juvenil. El resto sabe que el régimen iraní es un modelo enfermo y notorio, [el cual está en sí mismo] enfrentando una contrarrevolución a partir de [sus propios] jóvenes, a los que ha brutalmente reprimido.

«Dejen Egipto a los egipcios, para que puedan resolver sus asuntos de forma rápida e independiente…»


[1] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 5 de febrero, 2011.