La Dra. Elham Mane’a, reformista de origen yemení quien vive en Suiza, publicó recientemente una serie de artículos en el portal liberal Metransparent.com en la que llamó a la secularización del estado musulmán. Esta llamó al Sharia, el cual es implementado por diversos estados musulmanes injusto y obsoleto y dijo que incide sobre los derechos del individuo, de la mujer y de los no musulmanes.
Lo siguiente son extractos de tres artículos en la serie:
«El Sharia es incompatible con la realidad del siglo 21″
«… El Sharia, tal como es visto e implementado por todos los regímenes teocráticos islámicos de nuestra era, es injusto. Permítanme reiterar: El Sharia es injusto. Digo esto sin equívocos, en convicción de que hablar directamente [es la mejor manera] para transmitir una idea. Lo digo de forma inequívoca, porque es la manera indirecta en la que nos inclinamos a hablar y [nuestra tendencia a] andar con rodeos, que nos ha llevado a nuestra situación actual – un frenesí religioso que no trata con la fe en Alá, sino sobre [la promulgación rígida de] rituales. Digo esto de manera inequívoca porque el tiempo ha llegado para llamar a las cosas por su nombre: una teocracia que aplica los preceptos del Sharia a [su] sociedad hoy [es una que] viola los derechos individuales, discrimina entre sus ciudadanos y oprime a sus mujeres y a sus minorías religiosas.
«[Tal] estado es injusto y sus prácticas son injustas. El Sharia es injusto porque propone un enfoque religioso a la ley, un planteamiento que refleja la realidad social en la que creció – [la realidad que prevaleció durante] los primeros 300 años de historia del estado islámico, a lo sumo. El Sharia es incompatible con la realidad del siglo 21″.
Cortarle la mano al ladrón es un castigo atroz
«Es injusto cortarle la mano a un ladrón y dejarlo y lisiarlo de por vida. Tal [castigo] puede haber beneficiado la sociedad del siglo VII. Hoy en día, sin lugar a dudas, es una pena atroz.
«Así como hemos dejado de usar camellos para viajar entre las capitales del mundo y nos hemos cambiado a aviones y al transporte moderno, sin ver esto como un inconveniente, debemos estar convencidos de que la prisión es la pena [justa] para un ladrón – y que es aún más justo prepararlo para la vida en la sociedad, por lo que será capaz de unirse como un [ciudadano] productivo.
«Cortarle la mano a un [ladrón] lo deshabilita de por vida y crea una carga para la sociedad, ya que este no puede trabajar. Por lo tanto, [déjenme] decir explícitamente que no es lógico predicar por la aplicación de esos castigos físicos. Los castigos de este tipo están obsoletos, y abolirlos, no significa dejar de creer en Alá. No existe conexión entre los dos.
«¿No hemos dejado de hablar de la adquisición de concubinas [y la compra] de esclavos, aunque esto se menciona en el Corán? Hoy día, nadie se atrevería a defender la esclavitud, a excepción de los salafistas lunáticos que viven en la Edad Media. No puedo encontrar nada que nos impida la adopción de leyes civiles y principios que regulan nuestras vidas de una manera que reflejen los enfoques contemporáneos de los derechos y las libertades… les pido que no se apresuren a acusarme de herejía». [1]
«La ley debe ser justa y si no es justa, debe ser modificada. Eso es todo lo que pido… Hemos reemplazado nuestra fe [en Alá] con la fe en dioses de nuestra propia creación… El nombre del dios creado por el Islam político es Sharia… «
El temor de mencionar la injusticia en el Sharia
«Ya que la legitimidad de los estados árabes está siendo desafiada, estos cabalgan la ola del Islam político y la [tendencia] popular islamista, inclinando sus cabezas y luego dando la espalda y callar. Nosotros, Los hijos e hijas de estas sociedades, tememos abrir la boca. Tememos señalar las contradicciones que vemos, la injusticia, [la falta] de respeto a los estándares de los derechos humanos y la igualdad en el Sharia y la necesidad de reemplazarlos con leyes civiles, laicas, justas y, humanas. Tenemos miedo de abrir la boca, porque cualquiera que pronuncie una palabra de verdad es desacreditado y acusado de herejía. Por lo tanto, hemos decidido que es más seguro guardar silencio y sobre esto se basa el Islam político…»
El Sharia incide sobre los derechos legítimos de las mujeres
«El mejor ejemplo de [la injusticia en el Sharia] son sus leyes relativas a la mujer… Estoy convencida de que la cuestión de los derechos de las mujeres es una cuestión de [derechos] humanos y que existe violación de estos derechos en todas los culturas, religiones y sociedades. El problema en la cultura árabe islámica es nuestra insistencia en aferrarnos a los principios que violan los derechos humanos y el uso de la religión para justificarla…
«Lo que estoy diciendo es que las leyes del Sharia violan los derechos de la mujer. Sé que estas palabras son alarmantes para muchos y algunos de ustedes incluso gritaran que soy una criminal y una agente de los intereses extranjeros, parte del complot para destruir a las sociedades árabes islámicas. Todo esto [ya] me lo ha dicho en los mensajes electrónicos que he estado recibiendo constantemente, desde que comencé a publicar esta serie de artículos sobre el Islam humano. Los leo sin enojarme, a pesar de mi dolor…
«Los pasajes coránicos relativos a la mujer las refiere a dos niveles [diferentes]: de acuerdo con una, el hombre y la mujer son iguales ante Alá… De acuerdo con la segunda, los derechos legales y obligaciones de la mujer no son iguales a las de un hombre. Esta desigualdad se manifiesta en [las leyes de] divorcio, en el [derecho] de un hombre a la satisfacción sexual de una mujer cuando este quiera [e independientemente de su voluntad], en [las leyes de] la poligamia – [permitiéndole a los hombres tener] hasta cuatro esposas, además de las concubinas… en [las leyes sobre la herencia], testimonio, en el golpear a una mujer de ‘mal carácter’ para disciplinarla y otros. Esto refleja la realidad en la Península Arábiga del siglo VII DC, especialmente la de las regiones donde estos versos del Corán [se originaron]… [la ley islámica] elevó el estatus del hombre y rebajó a la mujer a un nivel social inferior.
«La tendencia general de los estudiosos de la ley islámica en los últimos 1.400 años, con la excepción de unos pocos [casos] inusuales, ha sido fortalecer el segundo nivel, [el de] la desigualdad entre el hombre y la mujer. Ellos ignoraron la existencia del primer nivel, incluso ampliando la brecha entre este y el segundo nivel. Tal como es bien sabido, los jurisprudentes islámicos hablan el lenguaje de la sociedad en que viven, una sociedad tribal donde las tradiciones y costumbres patriarcales reinan y donde la mujer no tiene casi ningún papel, que no sea el [considerarla primero] un vehiculo de placer y sólo después una mujer. El resultado es [un sistema de principios] y leyes que tratan a la mujer como a una menor de edad que necesita protección, desde su nacimiento hasta el día de su muerte…»
La institución del matrimonio de acuerdo con el Sharia es un acuerdo de compra y venta
«La ley islámica se refiere al matrimonio como un acuerdo entre un hombre y el custodio de una mujer… que le otorga derecho al hombre a tener relaciones sexuales con la mujer. Este enfoque convierte al matrimonio, lo cual es una relación de amor, compasión y sociedad, en un acuerdo comprador-vendedor, a través de los cuales el hombre [tiene derecho] a disfrutar de la mujer [sexualmente]. Nunca he escuchado hablar de una definición del contrato de matrimonio en el que la mujer [tiene derecho] de disfrutar del hombre [sexualmente]. Elevar tal demanda generaría posiblemente muchos gritos de alarma, ira y condena, ya que es [lo contrario a las enseñanzas islámicas] y de la opinión prevaleciente…
«La ley islámica estipula que el consentimiento del custodio de una [mujer] es una condición necesaria para el matrimonio de la mujer. [Según] este enfoque, una mujer no es [considerada] una adulta que pueda elegir a su pareja de por vida sin su custodio… ¿Es esto justicia?
«De acuerdo al Sharia, el silencio de una muchacha o de una mujer implica el consentimiento para el matrimonio… a excepción de las viudas y las divorciadas, cuyo consentimiento debe ser [expresado]. [2] Pero en la práctica, el consentimiento de una muchacha o mujer no tiene sentido si [su] custodio no da su consentimiento a su matrimonio. Si el custodio desea casar a la muchacha en contra de su voluntad, tiene derecho a hacerlo. En realidad esto es una tragedia. Cuando la mayoría de las escuelas de ley islámica, con a excepción de la Hanafi, tradujeron estos principios en la práctica, especialmente en la Península Arábiga, dejaron el campo libre para que los custodios casaran a una muchacha sin su conocimiento. Así, por ejemplo, la Ley para la Familia kuwaití no requiere de la presencia de la muchacha durante la redacción del contrato matrimonial. Todo lo que es necesario es la presencia del novio y del custodio. Es como si la muchacha no tuviese nada que ver con eso y equivale a una mercancía cuya propiedad es transferida del padre al novio. ¿No constituye esto opresión?
«A causa de esto que tan a menudo escuchamos de casos trágicos donde jóvenes muchachas se casan en Yemen, Arabia Saudita y Kuwait sin su conocimiento y después de unos años descubren que están casadas… No voy a exponer sobre el tema de la estipulación según el cual una mujer musulmana está obligada a casarse con un hombre musulmán y está prohibido casarse con un hombre de entre el «Pueblo del Libro [es decir, cristianos o judíos]. [Me limitaré a decir] que este estipulado, que no aparece en el Corán, fue acordado por unanimidad por todos los estudiosos islámicos, ya que este consenso refleja su aspiración de acabar con las minorías religiosas entre ellas…
«Del mismo modo, no voy a discutir el principio de ‘compatibilidad’, utilizada por los estudiosos religiosos en contra de nosotras [las mujeres], con el fin de poder pronunciarse sobre el derecho de la mujer a elegir a su compañero de por vida. Si este socio es [considerado] incompatible sobre una base sectaria, tribal o social, un custodio puede pedir la anulación del contrato de matrimonio. Tampoco estoy hablando de la obligación de la mujer en obedecer a su marido. Los estudiosos religiosos musulmanes estipularon que esta obediencia fuese [condicionada a la mujer que recibía] la pensión de su marido, como si la mujer fuera una trabajadora que percibe un salario y como tal, debe cumplir con sus obligaciones y, entre otras cosas, obedecer, en particular las cuestiones de sexo… Nunca he oído de una mujer pidiendo que su marido desempleado la obedezca a ella sexualmente…
«No voy a discutir también la edad [del matrimonio], que los estudiosos religiosos consideran vinculada [sólo] a la madurez sexual, ignorando la tiranía que [esta implica]. Aun cuando la pobre muchacha alcance la madurez sexual a la edad de [sólo] nueve años, ella estará casada. ¿Cómo podemos nosotros casar bebés sin ver el error en esto? La mayoría de nosotros se opone a esto y sin embargo mantenemos la lengua cerrada.
«[Todo esto viene a demostrar] que el enfoque del Sharia no considera que la mujer es un ser humano sensible, adulta, madura, independiente, decidida y responsable…»
El sexismo contra la mujer en materia de divorcio
«Y qué hay acerca del divorcio? Una vez más, vemos el perjuicio del Sharia en favor de los hombres y su opresión flagrante a la mujer. Un hombre puede divorciarse de su esposa con tres palabras: ‘Divorciado, divorciado, divorciado’. Tres palabras es la expresión que destruye la célula familiar. Un hombre tiene derecho a divorciarse de su esposa sin dar ninguna explicación. Si siente que se quiere divorciar, se divorcia… El Sharia le dice: ‘Es tu derecho’. Cuando este derecho es absoluto, se convierte en opresión y tiranía…
«Una mujer, en cambio, tiene tres opciones en términos de conseguir un divorcio: si [su marido] es un ser humano [decente] – este [podrá] acordar divorciarse de ella… [Si no] ella debe demostrar ante un qadi [es decir, un juez de una corte musulmana] que su marido le está haciendo daño y el qadi bien puede demostrar su simpatía o no, así como el destino lo determina… La tercera opción es khula’, [lo cual es decir], la mujer tiene derecho a exigir el divorcio sin dar una razón, pero ella debe devolver el mahr [es decir, el precio de la novia], renunciar a sus derechos económicos, es decir, su derecho al segundo mahr [y a la pensión alimenticia de tres meses]. En general, una mujer ejerce este derecho después de que [ya] ha intentado las otras dos opciones. Cuando lo hace, tiene que ceder la única fianza garantizada por el Sharia. ¿Es esto justicia?…
«Los derechos financieros de una mujer después del divorcio son los [pagos] de la pensión alimenticia por tres meses… y un mahr final convenidos en el contrato de matrimonio. No existe distinción entre un matrimonio que duró tres meses y uno que duró 30 años. La cantidad es la misma – tres meses de [valor] de la pensión alimenticia… ¿Es esto justicia?
«Si la mujer tiene hijos corre con suerte, porque el hombre tiene que pagar la manutención de los hijos si sus hijos viven con ella. Pero incluso si viven con ella, al hombre se le concede su custodia permanente… como si la madre no existiera… «
La explotación de la mujer en los derechos de la herencia
«El derecho de la mujer a la herencia, de acuerdo con el Sharia, una vez más refleja la concepción tribal hacia [las mujeres]. [Incluso] los versos del Corán respecto a la herencia reflejan el enfoque tribal hacia las mujeres, uno que hace al hombre responsable por las mujeres de su hogar. Se trata de un enfoque que se ajusta a sus tiempos, ya que en algunas regiones de la Península Arábiga las mujeres no recibieron una herencia de sus esposos o padres. Hoy día, [este] planteamiento no se considera justo y discrimina en favor del hombre. [De acuerdo con el Sharia] un hijo hereda el doble que su hermana y una mujer hereda una octava parte de lo que su marido hereda. La suposición de que el hermano o el hijo proveerán por [las mujeres de la familia] ya no es convincente, ya que esto finalmente se convierte en un asunto de caridad. ¿Es esto justicia?
“… [El Sharia] siempre supone que la mujer es igual al hombre en términos de honor, pero no en términos a los derechos… a pesar de que ambos – el honor y los derechos – están relacionados entre sí… Los seres humanos, ya sean hombres o mujeres, son iguales en términos de honor y derechos. Debido a que el Sharia no acepta este principio, es injusto. La ley debe ser justa y cuando es injusta esta debe cambiarse. Eso es todo lo que exijo…“ [3]
El Sharia discrimina contra otras religiones
«En un acalorado debate entre el Dr. Su’ad Saleh [4]… y Salah Suleiman, [5]… transmitido en vivo por la red egipcia NTV, el Dr. Saleh dijo, en respuesta a una pregunta… sobre el derecho de un cristiano egipcio en servir como presidente del país, que estaba prohibido, tanto desde un punto de vista político como religioso, para un cristiano servir como presidente. En esto ella se basó en el verso del Corán: ‘Alá por ningún motivo le dará a los infieles el camino contra los creyentes’ [Corán 4:141]… Esto no fue suficiente para ella y [agrego]: ‘No hay escape [al hecho] de que los musulmanes gobernarán sobre el infiel y no al revés. Es por eso que Alá permite el matrimonio entre un hombre musulmán y una mujer no musulmana y no viceversa, no porque en el matrimonio es el hombre quien está a cargo, como custodio/tutela? [sobre los hijos] se le concede a [los padres] con la religión superior y [no con] la inferior’…
«La respuesta del Dr. Saleh es clara y sin rodeos – ella describió a los cristianos como infieles y al Islam como una religión superior al cristianismo, por lo tanto los musulmanes superiores tenían más derecho de gobernar sobre los cristianos inferiores. El resultado del argumento ilustra el abismo entre una visión religiosa que categóricamente clasifica a las personas según su afiliación religiosa… y esa no lo hace, de hecho, reconoce la ciudadanía y una perspectiva secular que afirma [la noción] de que la ciudadanía es el criterio que debe [informar] las relaciones de un país con sus ciudadanos, independientemente de su afiliación religiosa…
«Dos días después, [el Dr. Saleh] se vio obligado a retractarse de lo que había dicho… [De cualquier manera] su opinión demuestra un punto de vista religioso, que refleja claramente la posición de todos los estudiosos religiosos musulmanes y todas las fuerzas del Islam político, con el partido de la Hermandad Musulmana a la cabeza, después de la corriente salafista y chiíta, por supuesto…»
La ley secular preferible al Corán
«El Dr. Su’ad habló como si ella viviese en Arabia Saudita en lugar de Egipto, donde la constitución habla de igualdad entre sus ciudadanos, independientemente de su religión… [Es cierto que] la constitución egipcia habla de igualdad, pero al mismo tiempo determina al Islam como la religión del estado y el Sharia como la fuente principal de legislación. [Tales declaraciones] son [otro] clavo en el ataúd de [Egipto como estado civil]…
«[Esta es] una crisis ideológica religiosa, que se niega a salir del círculo de la Edad Media y que es utilizada por los grupos del Islam político para obtener poder. [Esto es] una crisis del estado, que incluso ahora es incapaz de tratar a sus ciudadanos por igual en términos de la ley, independientemente de su religión…
«Es de señalar [que] hay leyes no escritas en Egipto, confirmadas por la costumbre, que impiden a los egipcios cristianos alcanzar posiciones de seguridad sensibles y militares. [En Arabia Saudita] existen leyes orales, apoyadas por la ley religiosa salafista, que prohíbe a los ciudadanos sauditas vinculados a la escuela chiíta unirse a la guardia nacional… o trabajar en el Ministerio de Relaciones Exteriores, por no mencionar a los militares y la inteligencia… Esta crisis va a continuar siempre mientras insistamos en [permitir] que esta perspectiva religiosa se infiltre en nuestra vida pública y siempre y cuando el gobierno se niegue a representar a [todos] los ciudadanos…
«Pero la patria no le pertenece a un grupo específico de ciudadanos. La patria es de todos. Todos somos ciudadanos – ya sean cristianos, judíos, infieles, budistas, bahai, sunitas, chiítas, o musulmanes ‘Alawi, drusos y masculinos o femeninos. Todos somos ciudadanos. Mientras que pertenezcamos a la patria, somos ciudadanos por igual. La ley secular y la constitución, que respeta los derechos civiles y humanos, son la norma, no el Corán… La religión no es la norma. Repito: La gente es la solución… – no el Islam». [6]
[1] www.metransparent.com, 14 de abril, 2010.
[2] De acuerdo con el Sharia, el matrimonio debe recibir el consentimiento de la mujer y, en el caso de una mujer soltera que no se haya casado anteriormente, el silencio es considerado consentimiento.
[3] www.metransparent.com, 4 de junio, 2010.
[4] El Dr. Su’ad Saleh es profesor de derecho religioso comparativo y miembro de ambas la Unión Internacional de Estudiosos Musulmanes de Egipto y el partido Al-Wafd.
[5] Salah Suleiman es miembro destacado del partido egipcio Al-Wafd.
[6] www.metransparent.com, 1 de julio, 2010.