Algunos fatwas emitidos recientemente por jurisprudentes en el mundo musulmán han despertado críticas y burlas por parte de académicos palestinos, redactores y editores de diarios. Un escritor condenó a los jurisprudentes por emitir fatwas arbitrarios que sirven a sus propios intereses personales, o a los intereses políticos de algún cuerpo o facción – a veces incluso por un pago. También criticó su hipocresía, diciendo que aunque intentan monopolizar la fe e imponer su opinión sobre otros, no practican lo que predican. Otros artículos se enfocaron sobre los ridículos y degradantes fatwas emitidos contra mujeres, tales como el decreto de que deben llevar puesto un velo que revele sólo un ojo.

A continuación se presentan extractos de los artículos:

Los jurisprudentes emiten fatwas por hipocresía, codicia e intereses personales o partidistas

Hafez Al-Barghouti, editor del diario de la Autoridad Palestina Al-Hayat Al-Jadida, respondió a un fatwa emitido por el jeque salafi argelino Muhammad ‘Ali Farkous (conocido como Abi ‘Abd Al-Mu’izz), quién prohibió comer el dulce tradicional llamado zulabiyya.

«Cada zulabiyya es una innovación prohibida; cada innovación es un desvío del camino de la rectitud; y cada desvío [lleva directamente a los fuegos del] Infierno – aunque el zulabiyya en principio es frito en aceite sobre fuego y no necesita de un fatwa [para enviarlo allí].

«[Yo digo que] no es el zulabiyya la innovación prohibida aquí, sino los fatwas emitidos por el jeque argelino [Muhammad] Farkous, quien pronunció el zulabiyya como una innovación prohibida sin una buena razón [religiosa]…

«Esta arbitrariedad inexplicable es el sello de muchos fatwas contemporáneos, ya que casi todos [los clérigos ahora claman] autoridad para emitir fatwas sobre cada asunto económico, social, religioso o político [concebible] – sólo en virtud de ser clérigo, aunque el Islam ni siquiera [reconoce] [la autoridad de los clérigos en imponer sus opiniones sobre otros]…

«[Quizás] el Jeque Farkous tiene conexiones en algún restaurante de dulces, y emitió este fatwa [para perjudicar el negocio de] un restaurante que compite sirviendo zulabiyya. Han habido muchos casos de empresas de inversión financiera que reclutan a clérigos antiguos para que emitan fatwas que legitiman sus actividades. Estos fatwas, se transpira, fueron pagados de antemano del dinero de los inversionistas, [y los propios inversionistas] se despertaron [un día] para encontrar que los dueños de las firmas se habían robado sus ahorros y huyeron a Egipto o a algún otro país.

«Un jeque de [Hamas] prohibió la participación en las elecciones palestinas de 1995 – pero [revirtió su decisión] en 1996, cuando [decidió participar] para el Concejo Legislativo. Hay también jeques de Hamas que, hace algunos años, sancionaron a la resistencia y trataron a cualquiera que intentara frustrarlo como colaborador y traidor – pero después de que Hamas aprobara el tahdiah con Israel, emitieron fatwas declarando que cualquiera que dispare [cohetes] desde Gaza sobre los ocupantes del [territorio] es un traidor e infiel.

«Hace algún tiempo, leí sobre un alemán quien se convirtió al Islam durante la Primera Guerra Mundial, y explicó su decisión tal como sigue: ‘Yo encontré que, en el Islam, hay una [relación] no mediada entre el hombre y Dios. La relación entre ellos es directa, y esto es lo que me persuadió a convertirme’.

«[Pero] los [mencionados] fatwas revelan que en el [mundo] musulmán de hoy, un sector de sacerdotes está emergiendo, los cuales están monopolizando la fe, interpretándola y aplicando el ijtihad [es decir el juicio personal] en cierto modo que daña a la religión y degrada los principios [del Islam].

«Yo se de un jeque que prohibió el uso de antenas parabólicas, y atacó a las personas que [las] compraron – pero luego instaló una en el tejado de su propia casa. Se le preguntó que explicara su conducta, contestó que le gusta mirar programas de [televisión] con el fin de comentar sobre ellos… Después, censuró el [culebrón de la televisión turca] Muhannad y Nour. Preguntado por qué lo veía, contestó que su hija está impedida, y que si él le prohibiese ver la novela se prendería fuego a si misma…»

La mayoría de los fatwas son anti-mujeres

Al-Barghouti señaló que la mayoría de los fatwas dañan a la mayoría de las mujeres. «Entre los fatwas ‘hechos por encargo’, hay algunos que permiten toda clase de matrimonios, con varios nombres, que son como prostitución [más que matrimonio]. Hay también fatwas que generan el disentimiento en lugar de la unidad e incitan a la guerra civil – como si lo que nosotros necesitamos es seguir a primitivos e ignorantes [clérigos] quiénes, en nombre de la religión y la devoción, acusan a otros de herejía y de desviarse del camino correcto…

«Un clérigo egipcio emitió un fatwa que le permite a una trabajadora amamantar a su colaborador [masculino], lo que hace permisible religiosamente para ellos estar solos y juntos en una habitación. [1] Él sin embargo, no nos dice lo que pasaría si ese colaborador se vuelve ávido y pida cada vez más que lo [amamanten] todos los días…» [2]

Necesitan las mujeres del lujo de ver con ambos ojos?»

El Dr. Khaled Al-Haroub, investigador palestino en la Universidad de Cambridge, escribió en una pieza satírica publicada en el diario de la Autoridad Palestina Al-Ayyam: «Las naciones están en una carrera para mejorar el nivel de educación y empleo para las mujeres, que constituyen el 50% de la sociedad y el mundo está trabajando para promover la igualdad en las oportunidades del trabajo entre los hombres y las mujeres. Nuestros jeques, por otro lado, consideran a las mujeres como un tentador pedazo de carne que ocupa un espacio en el lugar de trabajo sin una buena razón.

Para suprimir las nociones freudianas infantiles que corren a través de sus mentes, ellos han propuesto una innovación que coloca en vergüenza las soluciones ofrecidas por las otras naciones. En su opinión, la solución [al problema de las mujeres en el lugar de trabajo] es que la mujer amamante a su colaborador…

«Si no fuera por nuestros mordaces jeques, tendríamos miedo [de permitirle] a nuestras mujeres ir al mercado dónde [el peligro] yace en espera por ellas día y noche. Sólo nuestros jeques – con sus fatwas que penetran los órganos de las mujeres para protegerlas – [fueron lo suficientemente astutos] para comprender que un velo con una abertura para ambos ojos puede causar una guerra civil y corromper a la juventud, y así decretar que [una mujer debe llevar puesto] un velo que exponga sólo un ojo. Después de todo, necesitan ellas más de un ojo para ver su camino alrededor y examinar el producto en el mercado? ¿Necesitan ellas [realmente] el lujo de ver por ambos ojos? Uno es suficiente.

«[Nuestros jeques] también tenían la percepción de comprender que las mujeres que usan sombra para los ojos son, [y siempre han sido], un grave [peligro] para millones de jóvenes a lo largo de las edades, que colapsan como una casa de cartas siempre que espíen el ojo empolvado en azul de una mujer. [Un velo] que revele sólo un ojo los protegerá contra esta terrible amenaza de belleza…

«Debo decir que un velo tuerto tiene cierto [atractivo] moderno. Imagínense el ojo derecho abierto, y el izquierdo escondido por un velo negro [llevado puesto] sobre una túnica negra. ¿No es esta una imagen artística cautivadora que incluso Salvador Dalí, rey de los surrealistas, no hubiese podido proponer? Es más, debemos recordar que nuestros honorables jurisprudentes les han concedido mucha libertad a las mujeres – lo qué refleja el tremendo respeto que ellos tienen por ellas y por su libertad – permitiéndoles escoger, con una independencia completa, cual ojo usar y qué ojo esconder. Por qué, pueden ellas incluso cambiar entre el ojo derecho y el izquierdo! ¿Necesita una mujer musulmana árabe más libertad que eso?

«En opinión de nuestros grandiosos jurisprudentes, las mujeres son una [fuente de] desastre. Ellas son la raíz de toda la maldad en el universo, y cada pensamiento suyo es consagrado a tentar a los hombres inocentes y llevarlos al infierno. Por consiguiente, la mejor [solución] es casarlos a una edad temprana, tal como uno de nuestros genios jurisprudentes decretó recientemente. Esto significa casarlos a la edad de nueve años. El honorable jeque justificó esto diciendo que él ve a muchas muchachas de nueve años de edad desplegando señales [sexuales] de madurez y estar madurar para el matrimonio.

«Oh jeque, usted se merece la medalla de honor más alta por su retrogrado y atrofiado [pensamiento]. Si tuviéramos una pizca de [responsabilidad] civil, los habríamos enviado a usted y a muchos otros de su estirpe directo a la cárcel, y los hubiéramos dejado a todos ustedes a que pasen el resto de sus vidas allí».

«Si no fuera por [los jeques], habríamos continuado… permitiéndole a [nuestros hijos reír a carcajadas en compañía de ese sinvergüenza, Mickey Mouse»

«Imaginen que desastre sería si no tuviéramos jurisprudentes, clérigos o jeques para mantenernos alejados de las conspiraciones engendradas contra nosotros día y noche por el infiel Occidente, el ateo Este, la pecadora Norte y el pagano Sur. Todas las mañanas nos despertamos a una conspiración, y todas las noches nos vamos a la cama pellizcando aun otro complot por brotar.

«Durante la tarde y la noche, estamos [rodeados de] conspiraciones y las respiramos, las leemos, las vemos fluctuar en la pantalla y escuchamos hablar de estas en la radio. Encontramos conspiraciones en los recipientes elegantes de los salones de belleza para mujeres, y conspiraciones en latas de sardina y en latas de atún. Nosotros gente ordinaria no podemos [incluso] asir la multitud de conspiraciones que yacen en espera por hombres inocentes [en la forma de] mujeres promiscuas, o esos que yacen en espera de mujeres inocentes [en la forma de] hombres lobo, sin mencionar las conspiraciones que amenazan a nuestros hijos…

«Qué pasaría si detuviéramos las bocas de estos honorables jeques con cera y los mandáramos a un asilo de locos? Imaginen la terrible catástrofe y el vacío mental [que sucedería]… Si no fuese por ellos, nunca descansáramos fácil, [sabiendo que] ellos protegen nuestras fronteras y nuestras ciudades fronterizas. Si no fuera por ellos, habríamos continuado descuidando horriblemente a nuestros hijos permitiéndoles reírse a carcajadas en compañía de ese sinvergüenza, Mickey Mouse. En nuestra ignorancia, pensábamos que era un ratón ordinario hasta que nuestros jeques lo expusieron, Alá los preserva para que [continúen] apoyándonos y [protegiéndonos] de nuestro profundo atraso. [Gracias a ellos], vemos ahora a [Mickey Mouse] en toda su atrocidad: un favorito del maldito diablo disfrazado de ratón inocente, [esperando] infligir el daño mortal en las mentes de nuestros niños». [3]

En otro artículo de Al-Ayyam, el redactor palestino ‘Abd Al-Nasser Al-Najjar escribió sobre un reciente fatwa que le permite a una mujer golpear a su marido: «El ultra-moderno jeque extremista [quién emitió este fatwa] lo presentó como un escudo que le permite a la mujer defenderse a si misma si [su marido] la golpea. El día después de que [fue emitido], un acalorado debate irrumpió entre los estudiosos de Al-Azhar, quienes argumentaron la validez de tales fatwas.

«Nosotros preguntamos: ¿Por qué involucrar a la religión en estos temas y [así] convertir a [la religión] en un [símbolo de] atraso? ¿Por qué emitir fatwas que permiten la violencia y el propinar golpes? Por qué no se enfoca la religión en la llamada al amor, la paz y la tranquilidad, en lugar de llamar a golpear a la gente y enseñarle karate a las mujeres?» [4]


[1] Este fatwa argumentó que el amamantar crea una atadura de parentesco entre el hombre y las mujeres, haciéndolo permisible para ellos estar juntos en privado. Véase Investigación y Análisis de MEMRI No. 355, «Conferencista de Al-Azhar Suspendido Después de Emitir Fatwa Polémico Recomendando a las Mujeres Amamantar a los Hombres en el Lugar de Trabajo», 25 de mayo del 2008, http://www2.memri.org/bin/espanol/articulos.cgi?Page=archives&Area=ia&ID=IA35507.

[2] Al-Hayat Al-Jadida (AP), 21 de octubre, 2008.

[3] Al-Ayyam (AP), 29 de septiembre, 2008.

[4] Al-Ayyam (AP), 11 de noviembre, 2008.