El 10 de junio del 2011, el portal árabe liberal Elaph publicó un artículo del opositor sirio Ghassan Al-Muflih sobre el apoyo de Rusia al régimen sirio, titulado «Una Mafia Ayuda a la Otra – La Postura de Rusia Sobre Siria»
Lo siguiente es una traducción del artículo:
Rusia continúa fomentando los regímenes de estilo mafiosos que fueron sus aliados en la era soviética
«Mientras que Francia, Gran Bretaña y los Estados Unidos trabajan en Nueva York para convencer a los miembros del Consejo de Seguridad de las [Naciones Unidas] a que aprueben una resolución de condene a Damasco, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia ha declarado que Moscú está ‘firmemente opuesto’ a cualquier tal condena. Este [dijo] que el hecho podría hacer que la situación en Siria fuese aún más peligrosa y que, el régimen de Damasco necesita más tiempo para aplicar las reformas que ha prometido.
«Esta declaración resume la postura de Rusia hacia lo que está sucediendo en Siria – la revolución no violenta de la juventud [en demanda de] libertad y dignidad para nuestro pueblo sirio – y hacia el régimen sirio, que ha reflejado una vez más su verdadero rostro sin poderlo deshacer. [El régimen] no es más que una pandilla en familia… Pero la pregunta fundamental es ¿por qué Rusia decide tomar una postura en favor del asesinato.
«En la era de la Guerra Fría, cuando el mundo estaba dividido entre Este y Oeste, cada bando naturalmente apoyo a los países en su propio bloque, independientemente del carácter de sus regímenes. Esto fue cierto tanto en Occidente como en el Este. La Unión Soviética fue el líder del bloque del Este. Tal como todos saben, las cuestiones de libertades y derechos humanos ni siquiera formaban parte de su léxico…
«Los países tienen sin lugar a duda intereses. Pero, ¿es posible considerar la postura rusa, su primer ministro y su presidente [hacia Siria como un reflejo de] los intereses de Rusia?
«Observando el Medio Oriente, uno nota que los rusos han tratado de beneficiarse de las relaciones del remanente de la antigua Unión Soviética. Estos continuaron prestando apoyo a los regímenes de estilo mafioso, tales como los de Siria y Libia… [Hay que] tener en cuenta que los políticos, que gobernaron Rusia en el período de transición después de Gorbachov y Yeltsin eran o remanentes de los [aparatos] de inteligencia soviética o productos de la [rápida] transición de Rusia hacia una economía de mercado, que era en gran parte una economía mafiosa…
«Esto dio lugar a una élite política que toma un enfoque al estilo mafioso como participación en la arena internacional. Es decir, busca ganancias políticas sin tener en cuenta la legitimidad moral, jurídica o diplomática.
«Por eso [Rusia], ha mantenido sus lazos con regímenes tales como Siria y Libia. Estas elites [rusas] se supone que remodelarían sus relaciones internacionales, de acuerdo a los cambios políticos profundos y económicos que Rusia había sufrido. [En su lugar], su comportamiento se ha caracterizado por la [obtención] de ganancias rápidas, tal como es habitual con las pandillas, ya que términos como ‘libertad de los pueblos’ y ‘derechos humanos’ no han entrado todavía en su léxico.
«[Así que], en renovar sus lazos con los pueblos de la región, ¿cómo podrían ellos tomar un rumbo diferente al de los soviéticos?»
«El pueblo sirio nunca olvidará esta postura [rusa], que ignora por completo a los pueblos»
«El único cambio que ha ocurrido es que esta élite rusa mafiosa ha renovado sus vínculos con Israel de una manera diferente al resto del mundo. Tanto las élites y el pueblo [de Rusia] han mejorado sus relaciones con [este país], a expensas de la ayuda para los palestinos. Ese es el único cambio que se ha producido en la política de Rusia desde el colapso de la Unión Soviética…
«Ahora que ha perdido la fortaleza de la Libia de Al-Gaddafi, [Rusia] se aferra a la banda en Damasco, el cual es su último bastión [en el Medio Oriente].
«La actual postura de Rusia está basada en la postura de muchos altos funcionarios israelíes, que desean que el régimen de Damasco [sobreviva]. Cabe señalar que la postura [de Rusia] hacia las revoluciones en Túnez y Egipto fue casi neutral, porque no goza de una influencia mafiosa en esos países.
«[Además], los fabricantes privados de armas rusas están buscando un mercado [para sus productos] en medio de la competencia mundial, pero no pueden encontrar uno. Así que han vuelto al viejo método del [cultivo] de lazos con los países que compran armas rusas. La mafia rusa nunca abandonará esta política, hasta que Occidente les dé una coima más grande de lo que esta [obtiene] por ser leal a este régimen [sirio] que está asesinando a su propio pueblo.
«El pueblo sirio nunca olvidará esta postura [rusa], que ignora por completo a los pueblos. De hoy en adelante, los rusos no tienen ningún punto de apoyo en el Medio Oriente, no al menos entre los pueblos…»