La reciente escalada en la rivalidad geopolítica en curso entre la chiita persa Irán y la árabe sunita Arabia Saudita es el resultado de un aumento de los enfrentamientos en Yemen entre el houthis apoyados por Irán y el régimen pro-saudita, así como también la profundización de la crisis del Estado Islámico (EIIS) en Irak y Siria. Irán afirma que Arabia Saudita, junto con los Estados Unidos e Israel, han creado, armado, y guiado al EIIS, con el objetivo de permitirle al grupo operar en contra de los chiitas y en contra de la propia Irán, y crear cismas en el Islam.

Funcionarios y organizaciones asociadas al bando ideológico del Líder Supremo iraní Ali Jamenei han sido muy duros en sus críticas hacia Arabia Saudita, y en particular hacia la familia real Al-Saud. Además de acusarla de estar detrás del EIIS, también claman que la familia Al-Saud es de origen judío y es el enemigo del Islam. Algunos incluso afirman que el fin de la familia está a la mano.

En un artículo del 6 de septiembre, 2014, el editor del diario iraní Kayhan Hossein Shariatmadari, quien está asociado a Jamenei, evaluó que era hora que la familia Al-Saud caiga. Apenas unos días antes de que la capital yemení San’á cayera a los houthis, Shariatmadari escribió que la familia, «el régimen tiránico impuesto por Occidente» en Arabia Saudita que apoya al régimen en Yemen, no sobreviviría la revolución houthi allí, y que también se ve amenazada por los miembros del EIIS, a quienes había cultivado y financiado con el objetivo de expulsar los regímenes de Siria e Irak y que ahora están regresando luego de sufrir derrotas en esos países.

El miembro del Majlis Alireza Zakani también evaluó que la revolución chiita en Yemen desencadenaría una revolución en Arabia Saudita.

El 7 de septiembre del 2014, un portal asociado al grupo estudiantil Basij afirmó que la familia Al-Saud había falsamente reclamando que representaba al Islam a fin de obtener legitimidad para su dominio. Asimismo, también declaró que la familia Al-Saud es el enemigo jurado de los musulmanes, ya que es de origen judío, que llegó al poder gracias a un complot judío, y que llevó a cabo relaciones clandestinas cercanas con el movimiento sionista antes de la creación de Israel y como tal es una amenaza para el Islam.

Unos días más tarde, el 10 de septiembre del 2014, Ali Saidi, representante de Jamenei en el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (CGRI), dijo que Arabia Saudita estaba apoyando el terrorismo del EIIS contra los gobiernos de Siria e Irak, usando sus recursos financieros y su estatus religioso para planear complots, sembrar contiendas, y destruir al mundo islámico.

Con la toma de control de Saná en septiembre, 2014 por los chiitas houthi, los portavoces iraníes subrayaron la relación entre la revolución islámica de los chiitas houthis en Yemen y la Revolución Islámica en Irán. Estos argumentaron que los eventos en Yemen constituyen un importante cambio geoestratégico que provocaría la caída del régimen saudita y de otros regímenes sunitas en la región.

A continuación se presentan extractos de estas declaraciones:

Editor de Kayhan: La revolución islámica en Yemen conducirá al colapso del régimen tiránico saudita

En su artículo del 6 de septiembre, 2014 el editor de Kayhan Hossein Shariatmadari escribió: «La revolución islámica en curso en Yemen es un movimiento exaltado y incontenible que conducirá a la caída del régimen de Al-Saud y eliminará a este régimen medieval – que ha operado desde sus inicios como una base regional para las fuerzas de la arrogancia [es decir Occidente, liderado por los Estados Unidos] – el mandato títere impuesto de la familia dictatorial Al-Saud.

«La familia real Al-Saud siempre se refiere a Yemen como [su] ‘aliado estratégico’ y no escatima esfuerzos para preservar este régimen pro-occidental en ese suelo islámico [es decir, Yemen]… La familia Al-Saud reclama a Yemen como su aliado estratégico, mientras que el propio régimen [saudita] es un régimen títere impuesto a la fuerza y establecido con el apoyo de Gran Bretaña en las tierras sagradas de Hejaz, y desde entonces ha continuado su vida con el apoyo británico-norteamericano conjunto. Por lo tanto, el uso por el gobierno de Arabia Saudita que le da al término ‘aliado estratégico’ para describir sus relaciones con Yemen no tiene sentido, es inaceptable, y no reconocido en la cultura política y en las relaciones internacionales…

«Yemen no es el aliado estratégico de las autoridades Hejaz – sino más bien, es el talón de Aquiles del régimen de Al-Saud. Hoy, la revolución islámica [en Yemen] – que, al igual que la Revolución Islámica en Irán, cuenta con el apoyo de millones de [chiitas] musulmanes en Yemen – finalmente tiene como objetive ese talón de Aquiles. Precisamente desde aquí emana la preocupación compartida por el régimen de Al-Saud y Estados Unidos y sus aliados, esto es debido a que todas las señales muestran el hecho de que ahora es turno de que el régimen de Al-Saud caiga. Hoy el régimen que esta familia ha forzado sobre el sagrado suelo de Hiyaz está sólo a pocos pasos de su fin. La revolución islámica [houthi] que está teniendo lugar en Yemen, y la emboscada realizada por terroristas mercenarios – que emergieron gracias principalmente a los dólares de la familia Al-Saud – amenazan con derrocar al régimen saudita…

«El pueblo de Yemen es conocido por su fuerte fe… y auto-sacrificio… el control de su propia tierra por el pueblo yemenita… cambiará fundamentalmente el orden geopolítico en la región, desde el suelo hacia arriba. Como parte de esto, el régimen de Al-Saud será el primer régimen títere en la región que pagará por su hostilidad hacia los pueblos musulmanes, y especialmente por la sangre injustamente derramada de los hombres, mujeres, y niños oprimidos en Siria, Irak y Gaza.

«El régimen de Al-Saud también se enfrenta a otro reto agudo: las emboscadas de los salvajes terroristas mercenarios del EIIS… El régimen de Al-Saud se encargó de financiar las armas y otros gastos de los terroristas mercenarios, e incluso dio a conocer un gran número de prisioneros que habían sido condenados ya sea a muerte o a largas penas de prisión, a condición de que se unan a las filas del EIIS. Este régimen se engañó a sí mismo de que el EIIS tendría éxito en Siria y luego en Irak, por lo que no ocultó su apoyo, en armas y fondos, para los terroristas mercenarios – e incluso destacó su participación en las reuniones que mantuvo con los presuntos Amigos de Siria. Sin embargo, los terroristas mercenarios del EIIS ahora han sido derrotados en Siria e Irak, y están en proceso de ser eliminados.

«Los terroristas del EIIS consisten de tres círculos: los líderes, cuyo vínculo con el triunvirato occidental-hebreo-árabe está claro para todos, los criminales profesionales, que, junto al primer círculo, saben que están entrando en la batalla como mercenarios, y el tercer círculo, que comprende a los que fueron engañados y se les envía al campo de [batalla] después de haberles lavado de cerebro junto a la propaganda por supuestos muftíes wahabí religiosos. La respuesta de este último círculo se ha convertido en una pesadilla que hoy asusta a varios países occidentales [así como también] al régimen de Al-Saud; esto se debe a la dirección y características del enemigo al que se le proporcionó este círculo [de modo que pudiese apuntarles] se adaptan perfectamente a [la descripción de] los jefes del régimen de Al-Saud. Por lo tanto, los saudíes temen que este círculo, ahora que ha fracasado en la misión que le fue encomendada a este, y se ha dado cuenta del engaño que fue creado por este, volverá y encontrará los verdaderos enemigos, y llevará a cabo una operación contraria [de la misión por la cual fue despachada] – y las señales de esto ya son evidentes…

«La hora de [caer] de la familia Al-Saud es ya».[1]


El Rey saudita Abdallah, el presidente de Yemen Mansur Hadi, y el Presidente Obama beben sangre del pueblo yemení (Fuente: Tasnim, Irán, 10 de septiembre, 2014)

El 18 de septiembre del 2014, el miembro del Majlis Alireza Zakani se unió en esta evaluación, afirmando: «Catorce de las 20 provincias de Yemen y el 90% de Sana’a se encuentran ahora en manos de los revolucionarios… Luego de la victoria en Yemen, el turno de Arabia Saudita sin duda llegará. Estos dos países comparten una frontera de 2.000 km, y hoy en Yemen dos millones de hombres armados están operando en un marco único organizacional».[2]

Para ver el despacho en su totalidad en inglés copie por favor el siguiente enlace en su ordenador:http://www.memri.org/report/en/0/0/0/0/0/0/8178.htm


[1] Kayhan (Irán) 6 de septiembre, 2014.

[2] Rasanews (Irán), 18 de septiembre, 2014.