En la actual crisis de Ucrania, no es ningún secreto que Rusia considera a Europa occidental como el escalafón más débil. Rusia ha tratado de jugar con la vanidad europea tal como lo hizo el secretario de prensa de Putin Dmitry Peskov, cuando les imploró que resistieran el enfoque intimidante del «vaquero» estadounidense. Una política exterior europea independiente y un enfoque de seguridad siempre fueron el pilar más débil en la integración europea. El desarrollo de una política tan independiente, compadeció Peskov, ha sido obstaculizado constantemente por los estadounidenses que «declaran abiertamente el qué debe hacerse y por quién y quiénes serán los que no estén de acuerdo. Así fue, y así es como continúa». Esta situación contrasta fuertemente con el deseo de los europeos de volverse más soberanos en sus intereses en el área de política exterior».[1]
Sin embargo, los llamados a los europeos para que afirmen su independencia de Washington van acompañados de una falta de respeto hacia la Unión Europea. En dos columnas, la primera del columnista de Moskovskiy Komsomolets Dmitry Popov y la segunda del director del programa del Club de Discussion Valdai Timofei Bordachev, Europa está siendo despellejada por su falta de visión estratégica, su presunción de sermonear a otros y su expectativa de ser reverenciada por abandonar su inclinación que sumió dos veces al mundo en guerras mundiales totalmente destructivas.
A continuación se presentan las dos columnas en orden cronológico primero Popov y luego Bordachev:
Popov predijo que no habrá una guerra importante ya que Europa cumplirá el plan de Putin apoyándose en Ucrania para de esta manera ceder.[2]
«Desde que la ‘inminente’ última invasión de Rusia a Ucrania fue pospuesta indecentemente desde noviembre hasta el punto en que, por sí misma, dejó de ser ‘inminente’. El Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y de Política de Seguridad Borrell ya cambió de opinión, «yo no diría que estamos al borde de una guerra a gran escala como la de la Segunda Guerra Mundial. Yo no creo que Rusia invada Ucrania». Pero, de hecho, así es como está siendo implementando paso a paso el plan de Putin.
«Esencialmente, una planta de energía nuclear es lo mismo que una caldera de vapor (aunque esta se alimenta con ‘leña’ de uranio). Y para que todo esto funcione y no estalle, se necesita un diseño altamente complejo.
“Putin y Biden son políticos de gran experiencia y el presidente de los Estados Unidos muy ciertamente comprende las preocupaciones de Rusia. Con un alto nivel de confianza, puede afirmarse que los líderes acordaron que no habrá guerra. Sin embargo, esos mismos diseños altamente complejos están comenzando a desarrollarse alrededor de esta línea de fondo.
«Una de las principales estructuras de carga (la que se encuentra en la piedra angular del tema) se manifiesta a sí misma en el hecho de que Rusia, a pesar de todas sus tensiones internas y problemas en política exterior, comenzó a reclamar el papel de actor importante en los eventos. Sin embargo, Rusia (o más bien, la URSS) perdió la Guerra Fría, así que ‘¿dónde encaja el perdedor?’ El gran capital occidental ya tiene que dejarle espacio al capital chino y ahora los rusos quieren hacerse con una parte de ello.
«Pero debemos tener en cuenta lo siguiente. En el año 2010, Putin les dijo a los alemanes: ‘Yo no entiendo absolutamente el cómo van a calentar sus edificios. No quieren el gas ruso, no desarrollan energía nuclear… ¿Tienen ustedes la intención de avivar los hornos de leña? Bueno, también tienen que ir a Siberia por leña. Ni siquiera tienen leña». No le escucharon. Ahora existe una crisis energética en Europa. (Los alemanes, por cierto, fueron lo suficientemente inteligentes como para firmar contratos de gas a largo plazo y el gas ruso es tres o más veces más barato que los precios al contado gracias a ellos.)
«También en la ‘corte’ europea existe una acumulación de intereses. Las dos potencias líderes, Alemania y Francia, no se adelantan a los demás bajo el himno estadounidense. La autoestima en la forma de una economía desarrollada y orgullo nacional manifestados en una población apasionada les impiden realizarlo.
«El nuevo canciller alemán Scholz, ignorando las acusaciones de ser ‘cómplice del Kremlin’, ha adoptado una postura mucho más dura sobre el suministro de armas a Ucrania, como si dijera, ‘aquí están sus 5.000 cascos, pero no obtendrán nada con que disparar’. ‘ Y él visitará al Kremlin. La canciller alemana, tras su visita a Ucrania, ni siquiera se reunió con Zelensky, porque se negó a afirmar que Berlín renunciará al oleoducto Nord Stream-2 en caso de suceder una escalada.
«Macron (tiene elecciones a la vuelta de la esquina y necesita ser el salvador de Europa) ya ha estado en el Kremlin. Y lo que luego le trajo a Zelensky fue desagradable para el presidente ucraniano. ¿Y qué podrá transmitir Macron, aparte de los acuerdos ‘Minsk’? Aunque Macron ya no parece ser un gran ‘salvador’, este estuvo de acuerdo en que Rusia retiraría sus tropas de Bielorrusia al final de las maniobras militares (que hubiesen sucedido de todos modos, incluso sin él. Así que esta no es una gran concesión.)
«La secretaria de Relaciones Exteriores británica Liz Truss, vendrá a Moscú el miércoles. El propio Johnson no podrá hacer eso, ya que está utilizando la ‘confrontación con Rusia’ para combatir los ataques internos y mitigar el escándalo de festejar ‘Covid’, que este ha sido acusado de conducir.
“Putin está desmembrando magistralmente la unidad europea. El frente único anti-ruso ya no parece tan unido. Para dejar atrás las tonterías de unificar los ‘valores democráticos’, recordemos a Arabia Saudita, de la que nadie tiene quejas, siempre y cuando comercialice el petróleo de manera útil, a pesar de que allí no existe ni una sola pizca de democracia.
«Es difícil adivinar cuál será el resultado de todo este caos. De hecho, existen bastantes escenarios, por ejemplo, Rusia obtendrá Donbass, pero perderá Nord Stream-2. Estados Unidos se beneficiará de ello, ya que no habrá competencia por el gas licuado en el continente europeo, pero todos soportarán costos importantes que, sin embargo, los políticos experimentados aprovecharán para su beneficio (imaginemos que la crisis económica sistémica pudiera atribuirse a factores externos, es decir, ‘sanciones, ‘un enemigo está en la puerta’, ‘reunámonos alrededor del líder’. Sin embargo, lo principal es que parece que la ‘caldera’ ucraniana no estallará.
«Entonces, ¿qué sucede con el lugar de Ucrania en todo esto? – No hay nada de ello. Putin hizo una declaración muy dura, pero cierta, ‘les guste o no, tienen que soportar esto, mi apreciada’.
«Y esta es una lección objetiva para cualquiera que crea que la interferencia externa podrá usarse para el cambio de régimen en un país. En este caso, serán multiplicados por cero (es decir, eliminado) y no les preguntarán nada. Ellos solo les instruirán. Ese, por ejemplo, es el caso actual, ‘esperen la invasión, esperen algo más, esperen un poquito más, está bien, no tienen que esperar’.
Bordachev desolla el egocentrismo europeo y afirma que, si bien el capullo estadounidense permitió que Europa abandonara sus constantes guerras, también dejó a Europa mal preparada para los cambios globales masivos por venir.[3]
«Durante una rueda de prensa conjunta tras una reunión con el presidente ruso, el canciller alemán Olaf Scholz habló sobre los temas de guerra y paz y dijo, entre otras cosas, que formaba parte de una generación para la que una guerra en Europa era impensable. El presidente ruso le recordó de inmediato la agresión de la OTAN contra Yugoslavia en 1999.
«Considerando la validez de esta observación, sería extraño esperar que sea adecuadamente tratada no solo por un político alemán, sino también por todos sus colegas en los estados de Europa occidental. A pesar de su obviedad para nosotros, está en desacuerdo con la tergiversación más fundamental en la forma en que Europa se percibe a sí misma y al mundo en las últimas décadas.
«Durante algunas generaciones, los residentes de la ‘Antigua Europa’ se criaron en el entendimiento de que después del año de 1945 el Viejo Mundo no conoció guerras. Este es uno de los dogmas centrales que definen su cuidadosamente construida identidad.
«Es imposible estar de acuerdo con la veracidad histórica de tal declaración, ya que obviamente contradice los hechos (Es especialmente extraño considerando que África y Asia, siendo partes del Viejo Mundo, tuvieron su buena cantidad de conflictos. El autor pudiera haber confundido los términos ‘Europa’ y ‘el Viejo Mundo’). Durante 10 años después de la caída de la Cortina de Hierro, los conflictos armados asociados al colapso de la federación yugoslava estallaron en los Balcanes uno tras otro. Miles de personas murieron durante estos conflictos, grandes partes de la región fueron destruidas y masas de refugiados inundaron Occidente, donde fueron, de hecho, cálidamente recibidos. También ocurrieron varios conflictos locales en la parte occidental de la antigua Unión Soviética.
«En 1999, tal como señaló correctamente el presidente ruso, la guerra en Europa ya estaba siendo librada por los estados miembros de la OTAN, que durante varios meses bombardearon objetivos militares y civiles en Serbia y Montenegro. Un número significativo de civiles pacíficos resultaron muertos y heridos. Sin embargo, para los políticos alemanes y de otros países de Europa occidental, estos hechos no significan que haya ocurrido una guerra en Europa, ya que sus países no resultaron afectados por ello».
«Es imposible perdonar tal aberración de la conciencia, sin embargo, es posible comprender sus orígenes y aprender lecciones útiles para nosotros mismos. Después de todo, no podemos descartar la posibilidad de que las futuras generaciones de rusos sean no menos egocéntricas como lo son los europeos. La estabilidad y confianza en uno mismo también tienen su otra cara: después de la desaparición de la «carga imperial» del país en 1991, tal situación puede llevarnos a actitudes condescendientes y desdeñosas hacia los pueblos post-soviéticos.
«Con respecto a Europa occidental, de hecho ha sido durante siglos un importante semillero mundial de desastres militares. No sabemos dónde o por qué razones específicas estallará la próxima guerra mundial, pero hasta ahora, todas las tragedias del mundo han tenido orígenes europeos.
«Desde el surgimiento de las principales potencias regionales, estos han estado combatiendo constantemente entre sí en los campos de batalla. Los campos de Europa occidental no solo están repletos de huesos de los caídos, sino que forman su suelo. Países amortiguadores tales como Bélgica configuran de hecho, un gran cementerio militar, resultado de un enfrentamiento armado entre poderosos y numerosos vecinos. Es exactamente aquí, en Europa occidental y no en Bélgica donde ocurrieron las pesadillas (en términos de bajas) de las guerras mundiales del siglo 20. Los historiadores a veces los consideran a ellos como uno que continúa el conflicto.
«En la Segunda Guerra Mundial, Europa propinó una derrota suicida y se encontró dividida en zonas de influencia entre Rusia y los Estados Unidos. La propia beligerancia de los europeos fue, lo cual les hizo tropezar con la valentía rusa y la invulnerabilidad estadounidense, lo que produjo este resultado.
“Los regímenes políticos que aparecieron bajo la protección de los estadounidenses en su parte occidental tuvieron que forjar, en aras de su propia supervivencia, una nueva relación entre ellos, que excluyó el método de asignación de recursos más familiar para los europeos, es decir, el militarista. Tal estado de cosas ciertamente no era natural para los países de Europa occidental, ya que nunca antes lo habían hecho en la historia y requería la creación de nuevos mitos.
«Se necesitó de un esfuerzo colosal por parte de las élites de Europa occidental para borrar de la memoria de la población lo que había sido un comportamiento normal a lo largo de la historia anterior. Durante varias generaciones, se formó una percepción persistente de que la Segunda Guerra Mundial fue la última guerra en la historia europea y que tal experiencia no podrá repetirse. Y si no puede, incluso cuando estalla una guerra en la periferia europea, no es una guerra real. Simplemente porque la verdadera guerra nunca puede volver a suceder, de lo contrario todo el significado de la nueva forma de vida se pierde.
«Tal como lo ejemplifica el respetado y en todos los demás aspectos extremadamente adecuado canciller alemán, vemos que esta tarea ha sido sorprendentemente exitosa. Especialmente dado que el nuevo mito europeo encaja bastante bien con dos características objetivas de la cultura e historia de sus portadores, es decir con su inherente egocentrismo y experiencia histórica. La guerra se volvió verdaderamente horrible cuando las naciones europeas más grandes (es decir, los alemanes, los británicos y los franceses) tomaron parte en ella.
«La primera característica es una actitud consumista verdaderamente intrínseca de los residentes de Europa occidental hacia quienes los rodean. Es el resultado de su dura historia y la falta de espacio geopolítico. Las condiciones de hacinamiento en las que siempre han vivido los europeos no dejan lugar para una actitud moral hacia sus vecinos, ya que siempre están compitiendo por recursos limitados.
«La experiencia histórica, de hecho, confirma que las verdaderas catástrofes ocurrieron solo cuando las grandes naciones estaban involucradas en un conflicto. Las pequeñas guerras periféricas en Europa ocurrieron con mucha más frecuencia que las paneuropeas, sin embargo, la escala de víctimas y destrucción que trajeron siguió siendo minúscula para la normativa de los países paneuropeos. Por lo tanto, para el político o laico europeo promedio, una guerra seria es solo una, que prevé la participación de grandes naciones.
«Durante varios siglos, las principales potencias de la región han sido fuente de graves problemas para toda la humanidad. Al adquirir una innegable superioridad militar y técnica a comienzos del siglo 16, los residentes del extremo occidental de Eurasia la desplegaron con entusiasmo no solo entre sí, sino aún más activamente con fines agresivos contra otras naciones.
«Entonces, al hacernos creer que Europa ha estado en paz durante casi 80 años, el canciller Scholz y sus colegas de la Unión Europea apelan, a su manera, ante nuestro sentido común. Lo que para nosotros es una aberración malsana, en la percepción de los portadores de esta ideología, es simplemente un llamado a prestarle atención al comportamiento pacífico de quienes siempre han representado una amenaza para quienes los rodean.
«Esto, como solían creer los políticos europeos, es en sí mismo un valor, cuya creación debería ser recompensada por otros pueblos. ¿Deberían otros estarle agradecidos a Europa por ello? ¡Ciertamente que no! Pero para los propios europeos, cambiar su propia conducta ha sido un logro a tal escala, que se convirtió en la piedra angular del mito más importante, que sustenta toda su construcción política.
«Aferrarse a este mito, así como a un intento obsesivo de convencer a todos de su rectitud, son simplemente el resultado de una confusión y un desconocimiento de cual dirección tomar. Es Europa la que se ha visto más afectada por la diversidad del mundo moderno. En primer lugar, porque el surgimiento y desarrollo independiente de otras regiones, sobre todo de Asia, destruye la ilusión del Viejo Mundo como centro de la civilización global, la parte más exitosa, pacífica y floreciente de la comunidad internacional.
«Las razones por la debilidad y vulnerabilidad que Europa enfrenta ahora en literalmente todas las direcciones son bastante simples: durante varias décadas después de la Segunda Guerra Mundial, vivió en un vacío seguro bajo la protección militar y política de los Estados Unidos. Por lo tanto, a pesar de su enorme riqueza, ha sido el menos preparado para los cambios globales que se producen. Primeramente, en lo que se refiere a la capacidad misma de aceptar la realidad”.
[1] Rg.ru, 14 de febrero, 2022.
[2] Mk.ru, 9 de febrero, 2022,
[3] Vz.ru, 16 de febrero, 2022.