En los dos años transcurridos desde la revolución del 25 de enero del 2011, la economía de Egipto se ha deteriorado gravemente. En las últimas semanas, se han publicado cifras que demuestran la profundidad de la crisis. El 31 de diciembre del 2012, el ministro de finanzas egipcio dijo que el país necesitaba $14,5 billones en los próximos 20 meses, y que sus ingresos eran suficientes para cubrir sólo el 60% de sus gastos. [1]

El 27 de diciembre del 2012, el valor de la libra egipcia frente al dólar estadounidense cayó a un mínimo nunca visto desde hace años, [2] sólo días después de que el crédito de Egipto fue degradado. [3] Por otra parte, el Banco Central de Egipto ha advertido que las reservas de divisas del país han tocado fondo, [4] mientras que la prensa del gobierno egipcio ha publicado datos que reflejan una disminución significativa en el número de turistas hacia Egipto en el 2012. [5] En otro indicio de la crisis económica, un joven de 22 años de edad, del departamento Beni Suef se autoinmoló recientemente por no poder encontrar trabajo. [6]

En un esfuerzo por superar la crisis económica y cubrir el déficit en el presupuesto estatal de Egipto para el 2013, el gobierno ha estado negociando un préstamo de $4,8 billones del FMI en los últimos meses. Sin embargo, en diciembre del 2012, el gobierno decidió congelar las negociaciones hasta después del referendo constitucional, por temor a una respuesta del pueblo a un aumento de los impuestos según lo estipulado en el acuerdo de prestaciones. [7] Las negociaciones se reanudaron tras el referéndum, y el 7 de enero del 2013, una delegación del FMI llegó a Egipto para discutir el préstamo con el presidente y el primer ministro. [8]

En respuesta a los informes de la profundización de la crisis económica, los funcionarios, especialmente de la oposición, advirtieron que el país estaba al borde de la quiebra. Por ejemplo, el 25 de noviembre del 2012, se informó que Hisham Tawfiq, miembro del directorio de la Bolsa de Valores de Egipto, anticipó que el país se declarase en quiebra dentro del lapso de tres meses a menos que se tomen medidas serias para evitarlo. Al día siguiente, se informó que el ex candidato presidencial Ahmad Shafiq hizo un estimado similar. Shafiq escribió esto en su cuenta Facebook seguido a las caídas bursátiles. [9] En un artículo en el Financial Times, el prominente opositor egipcio Dr. Mohamed ElBaradei predijo que, a menos que el préstamo del FMI se materialice, el mercado egipcio colapsara en un plazo de seis meses. [10]

En respuesta, el Presidente Mursi, el Primer Ministro Hisham Qandil y otros altos funcionarios emitieron declaraciones tratando de calmar a la opinión pública, negando de plano la afirmación de que Egipto está al borde de la quiebra. En su discurso de apertura en una sesión del Consejo del Shura el 29 de diciembre 2012, Mursi, dijo: «Aquellos que hablan de quiebra están [moralmente] en bancarrota», y subrayó que Egipto nunca iría a la quiebra. Mursi apoyó sus afirmaciones con cifras alentadoras, dando a entender, por ejemplo, que entre julio y octubre del 2012, se había producido un aumento de los ingresos del Canal de Suez, y que el número de turistas que visitan Egipto había crecido en el último tercio de ese año. Y agregó: «A pesar de la carga que pesa sobre el gobierno en esta difícil situación, y a pesar de los enormes desafíos que enfrenta la economía egipcia, los índices económicos de la situación social y económica indican un notable progreso en varias áreas, por ejemplo, en el primer trimestre del año fiscal 2012-2013, la economía de Egipto se las arregló para lograr un crecimiento… y reducir el déficit en la balanza de pagos… Le digo a cada uno de ustedes en Egipto y en el exterior que la situación del sistema bancario no es [tan sombría] como algunos han afirmado…» [11] El 1 de enero del 2013, Mursi, dijo que la depreciación de la libra egipcia fue el resultado natural de varias medidas económicas, y estimó que la moneda egipcia se estabilizara en unos días. [12]

En una conferencia de prensa el 30 de diciembre del 2012, el Primer Ministro Qandil reconoció que la situación económica de Egipto era frágil, y que el déficit presupuestario era grave, pero aclaró que «no hay lugar para hablar de quiebra o colapso». Este anunció una iniciativa nacional para un avance económico con el fin de lograr justicia social, estabilidad financiera, aumento de las inversiones, empleo, innovación empresarial, desarrollo energético y turismo, y combatir la corrupción. [13]

Varios días antes de su destitución del cargo, el ex ministro de finanzas egipcio Mumtaz Al-Sa’id dijo que no había señales en lo absoluto de una inminente quiebra, y que el país, en realidad, estaba muy lejos de esa posibilidad. [14] Del mismo modo, el vocero presidencial, Yasir ‘Ali rechazó tales predicciones, diciendo que fueron los no-expertos en la materia que las originaron, e insistió en que no había necesidad de entrar en pánico. [15]


Caricatura en portal pro-Hermandad Musulmana: «Tras el fracaso de la charada del ‘No a
la Constitución’, una nueva farsa [de la oposición]: ‘Egipto enfrenta la quiebra'»

Columnista egipcio: Habrá «una revolución sin límites de los que padecen hambre»

Durante varios meses, y ante la crisis económica, varias voces en Egipto, entre ellos algunos partidarios de Mursi y su régimen, han estado advirtiendo sobre la posibilidad de una «revolución del pan». Por ejemplo, el partido Libertad y Justicia de la Hermandad Musulmana ha advertido que las planificadas reformas económicas y sociales de Mursi, requeridas por el acuerdo de préstamo del FMI, y que implican aumentar los precios de la gasolina y la imposición de nuevos impuestos, puede conducir a una revolución de los pobres en Egipto que derrocaría a su gobierno. [16]

Advertencias similares fueron expresadas por el conocido hombre de negocios egipcio y columnista ‘Imad Al-Din Adib, quien escribe para el diario independiente egipcio Al-Watan y para el diario saudita sede en Londres Al-Sharq Al-Awsat. [17] Este también sostuvo en varios artículos que la próxima revolución es probable sea «una revolución sin límites del hambre».

La creciente frustración puede conducir a una explosión

En un artículo en el diario Al-Watan, Adib escribió: «El cuadro de esperanzas y expectativas sociales se ha elevado a un nivel sin precedentes hoy día, ya que la paciencia de ciertos sectores de la nación egipcia ha sido muy limitada, y están cansados de las falsas promesas hechas por una serie de regímenes desde 1952. [Sin embargo,] lo que concierne al [ciudadano] egipcio de hoy… es la forma de castigar a [los criminales] del pasado… cuando la verdadera pregunta es cómo hacerle frente a [los problemas] del presente y prepararse para el futuro cercano… Esta preocupación por el pasado, es acompañada por una negación y desprecio hacia los ciudadanos presentes y las necesidades diarias de una negativa en tratar realmente con ellos…

«El próximo gran peligro que [enfrentaremos] no será político. Será una revolución furiosa de los que padecen hambre [semejante a] un terremoto de 1000 grados en la escala de Richter… Yo [por lo tanto] tengo la esperanza de que la élite política de Egipto se centrará en la crisis [económica] – [manifestada en] la falta de recursos, inversiones decrecientes e insuficiencia en los servicios públicos – tanto como se centra en las cuestiones de la constitución, el fiscal general y el establecimiento de nuevos partidos. Si en el primer trimestre del próximo año, nos encontramos [todavía] preocupados por retaliar políticamente, entonces la difícil situación económica y las crecientes demandas sociales pueden desencadenar una explosión y un peligro más allá de nuestro control». [18]

La próxima revolución no será una «revolución Facebook» sino una revolución violenta de los pobres, que emanará de los barrios

En un artículo publicado en Al-Watan la semana siguiente, Adib escribió: «La próxima Intifada o revolución no vendrá de la juventud en Facebook, sino de los habitantes que viven en los cinturones de los barrios marginales alrededor de las grandes ciudades. Estas protestas no serán pacíficas, [serán librarás] ‘con espadas y lanzas’. Las llamadas no serán ‘el pueblo quiere derrocar al régimen’, sino más bien ‘el pueblo quiere aplastar al régimen’. [Los manifestantes] no limpiaran las plazas después de las manifestaciones, ni volverán tranquilamente a sus casas o respetaran la propiedad pública y privada. El pegamento que los mantendrá juntos no será Facebook, sino la pobreza y la desesperación de su vida cotidiana y la falta de esperanza por un futuro brillante.

«Esta gente ni [siquiera] tiene agua para lavarse la cara por la mañana, y no tiene más remedio que utilizar las aguas residuales desbordadas en sus calles. No cuentan con dinero para pagar un taxista, y no tienen cargos ni trabajo… ellos [formaran] el partido de la ‘Nada’ que ofrecerá nada… y no estarán comprometidos a ninguna figura u organización. Ni tampoco [estarán] preocupados con nociones de patria, estado, régimen, pueblo, seguridad y estabilidad. En la [revolución] del 25 de enero del 2011, los manifestantes no violentos estaban totalmente preocupados con elevadas nociones sobre ‘el estado de la patria’. Pero la próxima revolución o [brote de] anarquía sólo conocerá una consigna: ‘Yo, yo, y al infierno con todos los demás’.

«Son los últimos datos sobre el estado de los barrios pobres que me motivaron a escribir este artículo pesimista. Según los datos, existen 1.200 barrios marginales en Egipto, 682 de los cuales se consideran altamente ‘peligrosos’. Por otra parte, las soluciones alternativas de vivienda que se le ha ofrecido a los residentes de estos barrios satisfacen sólo el 5% de la demanda… y la mayoría de ellos carecen de los servicios necesarios. Por lo tanto la situación está a punto de estallar, y las soluciones que proponemos son muy limitadas… Este es un completo fracaso y un clima ideal para hacer de estos ciudadanos, que, durante años, han vivido en silencio en los márgenes de la sociedad, [rebeldes] frenéticos rabiosos y opositores del orden [existente]. Estos [pueden] incluso declarar un estado de anarquía y tomar las armas de cualquier tipo en contra de la sociedad, que estos consideran como ‘opresiva'». [19]

Egipto al borde del abismo económico

En un artículo el 23 de diciembre, 2012 en Al-Sharq Al-Awsat, Adib ató los problemas económicos de Egipto a sus problemas políticos y a la mala gestión del país por Mursi: «Mientras que los lentes de las [cámaras] de televisión están centrados en los acontecimientos políticos en Egipto, están descuidando muchos de los [problemas] financieros y económicos que afectan al país, siendo estos principalmente:

«1. La toma del Banco Nacional de Qatar de la [sucursal del] banco egipcio-francés Société Générale Bank.

«2. La toma del Banco Nacional de Dubai de [la filial egipcia del] BNP Paribas.

«3. El acuerdo entre la empresa de los EAU Al-Futtaim y el Grupo Mansour [egipcio] en comprar su [cadena] de supermercados…

«4. El fortalecimiento del dólar frente a la libra egipcia al tipo de cambio más alto desde el 25 de enero, 2011.

«5. Informes de una fuerte disminución de comestibles estratégicos y reservas de petróleo, debido a la falta de divisas para importarlos.

«6. Informes de una ‘suspensión temporal’ del acuerdo entre Egipto y el FMI por un préstamo de $4,8 billones, y del acuerdo entre Egipto y la UE para un [préstamo] de €4 millones.

«Todo esto constituye un proyecto de ley que la economía egipcia está pagando como resultado de la lucha política [entre los dos bandos rivales] en el país desde la declaración constitucional del 21 de noviembre, 2012. [20] Esta decisión política tuvo más que nada un costo superior en la historia moderna de Egipto, y nadie sabe por qué el Presidente egipcio, Dr. Muhammad Mursi [sintió] que era necesario pagar esta deuda…

«Si alguien piensa erróneamente que, ahora que el tema de la constitución se ha resuelto [tras su ratificación por el referéndum], las cosas se calmarán… está totalmente equivocado. Las cosas pueden parecer tranquilas en la superficie, pero las causas de las tensiones y agitaciones están haciendo furor, ya que existe una crisis fundamental en cómo se toman las decisiones políticas en el país.

«[La lucha por] la constitución es un síntoma de una enfermedad central, es decir, ‘la hostilidad histórica entre el régimen y sus rivales’. Si la disputa entre y dentro de estas fuerzas no se resuelve, la crisis sólo se intensificará, [nuestra] economía será cada vez más rechazada [por todos], y el precio de resolver [la crisis] sólo se incrementará. Egipto está al borde del peligro político y de un abismo económico». [21]


[1] Alarabiya.net, 31 de diciembre, 2012.

[2] Alarabiya.net, 31 de diciembre, 2012.

[3] Al Sharq Al-Awsat (Londres), 25 de diciembre, 2012.

[4] Alarabiya.net, 30 de diciembre, 2012.

[5] Al-Ahram (Egipto), 30 de diciembre, 2012.

[6] Al-Quds Al-Arabi (Londres), 30 de diciembre, 2012.

[7] Al-Ahram (Egipto), 17 de diciembre, 2012.

[8] Al-Wafd (Egipto), 7 de enero, 2013.

[9] Al-Masri Al-Yawm (Egipto), 25-26 noviembre, 2012.

[10] Ft.com, 3 de diciembre, 2012.

[11] Ikhwanonline.com, 29 de diciembre, 2012.

[12] Al-Ahram (Egipto), 1 de enero, 2013.

[13] Al-Ahram (Egipto), 31 de diciembre, 2012.

[14] Al-Yawm Al-Sabi ‘(Egipto), 1 de enero, 2013.

[15] Al-Watan (Egipto), 2 de enero, 2013.

[16] Islammemo.cc, 8 de noviembre, 2012.

[17] En el 2011, Adib declinó una propuesta para servir como ministro de propaganda en el gobierno de transición de Ahmad Shafiq creado a raíz de la revolución, afirmando que «los países democráticos no tienen ministerios de propaganda». Al-‘Arab (Qatar), 14 de febrero, 2011.

[18] Al-Watan (Egipto), 23 de octubre, 2012.

[19] Al-Watan (Egipto), 31 de octubre, 2012.

[20] Véase la serie Investigación y Análisis de MEMRI Informe No. 907, Egipto bajo mandato de la Hermandad Musulmana: La declaración constitucional – dictadura en nombre de la revolución, 7 de diciembre, 2012.

[21] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 23 de diciembre, 2012.