Este informe cubre el pensamiento político de dos políticos franceses de origen berebere argelino. Rachid Kaci, del partido derechista UMP, y Sophia Chikirou, del Partido Socialista, tienen mucho más en común que simplemente su historial compartido. A pesar del hecho de que están en bandos opuestos del espectro político, ambos son ardientes devotos del principio de la naturaleza secular del estado – un principio conocido en francés como «laicité». También ambos están en contra de la «tribalización» de la vida pública francesa y advierten contra la política francesa que se desintegra en el competir con las comunidades subalternas étnicas y religiosas. Su antídoto es el fortalecimiento de una identidad francesa nacional basada en valores de Esclarecimiento, que ellos mantienen de ser universales, y un rechazo al relativismo cultural.

Fieles a sus principios republicanos, ni Kaci ni Chikirou se auto denominan políticos beréberes; ambos hablan en nombre de los ideales franceses universales. Al mismo tiempo, ambos están orgullosos de su herencia, y han sido influenciados por la tradición política secular liberal de la región de Kabylia en Argelia de donde provienen sus familias. [1]

De los dos, Rachid Kaci, líder de la facción thatcherista «Derecho Libre» en el UMP, es el mejor conocido. Es miembro fundador del Movimiento de Musulmanes Seculares de Francia, y sus fuertemente posturas seculares lo han llevado a menudo a polémicas en contra de Chirac, Sarkozy, y otros en su partido, a quien siente está alcahueteando a islamistas y violando el principio de laïcité. Es el autor de dos libros sobre asuntos públicos, La República de Cobardes: El Fracaso de las Políticas de Integración (2003) y Una Carta Abierta a los Demagogos: Accionistas afirmativos, Arrepentidos, y Comunitarismo (2006). Fue candidato a la nominación del UMP en las elecciones presidenciales del 2007, pero a la final se retiró de la contienda y dio su apoyo a Sarkozy.

Sophia Chikirou es una joven política del Partido Socialista y miembro del comité nacional del partido. Nació en Francia de nuevos inmigrantes; sus padres tenían planeado regresar a Argelia en principio, pero la furiosa guerra civil allá los persuadió a quedarse en Francia. Ella ha adoptado el secularismo como elemento central de su punto de vista global político, como puede verse del título de su reciente libro, Mi Francia Secular (2007). Al igual que Kaci, las posturas seculares de Chikirou a menudo la llevaron a criticar a otros dentro de su propio partido, así como también el discurso de la Izquierda radical de «victimización» y su alianza política con el islamismo.

Secularismo, las escuelas, y el velo

Sophia Chikirou escribe en Mi Francia Secular que ella se convirtió primero en adepta del secularismo cuando, en el curso de la campaña electoral de 1995 en Argelia, escuchó que el político argelino liberal Said Sadi defendió el principio de secularismo «en un país que fue presa del «terrorismo islamista». Chikirou continúa: «Hasta donde yo recuerde, esta fue la primera vez que me volví consciente del significado de la palabra secularismo y me apegue a esta – así como la manera en que un prisionero ama la palabra ‘libertad». [2]

La palabra francesa laicite, traducida aquí como «secularismo», no tiene un equivalente exacto en inglés. Históricamente, es un concepto nacido de la lucha contra el control eclesiástico sobre varios aspectos de la vida pública en Francia, y especialmente en las escuelas – una lucha que fue más o menos ganada en 1905 con la adopción de una ley que asegura la separación de la iglesia y el estado, declarando que «la República ni reconoce, ni otorga salarios, ni subvenciona ninguna religión». El principio francés de laicite es más cabal que el concepto americano de separación de iglesia y estado, y comprende no sólo la neutralidad religiosa del gobierno, sino también el de la esfera pública en general – desde donde se origina el conflicto por el velo en las escuelas públicas.

Chikirou define el secularismo de la siguiente manera: «El secularismo corresponde a un principio de organización de la vida social, que lo coloca por encima de las corrientes de opinión». Ella ve esto de ser distinto de la simple tolerancia, que deja a las minorías dependientes en la buena voluntad de la mayoría. Diferente a la tolerancia, el secularismo es una meta principio, una ley universal que separa lo espiritual de lo temporal y sirve como un esquema para la vida social compartida. En particular, ella ve a las escuelas como «el santuario de la razón», en ellas se les carga con transmitir los valores republicanos de una generación a la siguiente. Es porque las escuelas son «la llave a la bóveda del secularismo» que se han convertido en el blanco principal para aquéllos que quieren romper con el modelo francés de secularismo. [3]

Chikirou escribe que los campeones tradicionales del secularismo están mal equipados para tratar ahora con el desafío que viene, no del establecimiento eclesiástico, sino de los miembros de la minoría de los países musulmanes: «Sorpresivamente, las tradicionalmente corrientes seculares… [incluyendo] a los partidos de Izquierda… parecen no poder acomodar la misma disciplina y batallones determinados de antaño. Explorados con duda, en particular con respecto al Islam – la papa caliente del bando secularista – y debilitado por una ausencia de raíces y redes en los barrios perjudicados, los [soldados] a media jornada del secularismo presentaron un espectáculo cacofónico perturbador sobre el debate escolar, en contraste con la unidad del bando opositor». [4]

Rachid Kaci también argumenta que Francia tiene un «complejo de Islam» que le hace difícil a este aplicar las mismas normas de secularismo al Islam tal como lo hace a la cristiandad. Él pregunta, por ejemplo, por qué Chirac se opuso a cualquier mención del papel de la cristiandad en la historia europea en la constitución europea, pero públicamente se refiere a las «raíces musulmanas» de Europa. [5] También consagra un capítulo entero, titulado «Ministro del Interior o Comandante de los Creyentes?» a la micro gerencia de Sarkozy del Concejo Francés de la Fe Musulmana (CFCM), una institución que Sarkozy creó con la intención de que representara al Islam en Francia. Kaci cita el propio testimonio de Sarkozy acerca del muy activo papel que jugó en declamar las varias facciones musulmanas a que lleguen a un acuerdo, y él pregunta qué negocio es éste del Ministro del Interior de una república secular. En su estimado, tal interferencia en los asuntos religiosos habría provocado una gran controversia si hubiera sido respecto a los cristianos y no con los musulmanes. [6]

Otra falta que Kaci encuentra con el CFCM es que sus representantes son elegidos a través de las mezquitas. Si el CFCM fuera a limitarse a los asuntos propiamente religiosos, entonces esto no propondría un problema; de hecho, también es un actor en la arena política, y Kaci argumenta que esto en efecto significa que se han excluido a los musulmanes seculares de representar a las comunidades inmigrantes: «para Sarkozy, los musulmanes seculares no tienen porque representar comercialmente a los musulmanes». [7]

Sobre el problema del velo Kaci toma una posición no común. La ley actual prohíbe el llevar puesto cualquier señal «ostentosa» de identidad religiosa en las escuelas, una distinción que deja fuera el velo musulmán, pero permite el llevar puesto una kippa, un collar con una cruz, y la mano de Fatma» (un símbolo del norte de África común a los musulmanes y judíos). Kaci ataca la confianza en esta distinción como una señal de «cobardía». Él escribe que «el velo no es más que una señal ostentosa de identidad religiosa musulmana que [una señal] de sumisión de las mujeres», y cita como prueba una declaración del Jeque Al-Azhar Muhammad Sayyed Tantawi a efectos de si el llevar puesto el velo en las escuelas es contrario a las tradiciones del estado francés, entonces los musulmanes deben ajustarse a la ley. [8]

Ya que, a su manera de ver, el velo no es un símbolo de identidad religiosa sino un símbolo de las aspiraciones políticas del Islamismo, él apoya una ley que singularice el velo para que sea prohibido: «Es una vergüenza que esta ley extendida para abarcar todos los símbolos religiosos, mientras da la impresión de que el problema es de naturaleza religiosa, considerando que es primero y por encima de todo político. No es el catolicismo, protestantismo, Judaísmo, e Islam que están siendo cuestionados, sino los islamistas que leen del Islam, y esta lectura es tan política como lo es religiosa.

«Por qué habrían de molestar a cualquiera de las jóvenes musulmanas que llevar puesto el velo más que la kippa judía, por ejemplo, si no fuera nada más que una señal de identidad religiosa?… El velo islámico molesta a la gente… porque expresa la negativa de aquéllos que lo llevan puesto en adoptar los valores tradicionales, usos, y costumbres de la sociedad francesa y la negativa de asimilar, o incluso de integrarse. Al contrario, este [velo] conlleva ambiciones de conquista de esta sociedad y un proselitismo que es contrario a las tradiciones de la sociedad anfitriona. En esta concepción, el político compite con lo religioso. Habría sido mejor si el legislador hubiese tenido en cuenta esto al bosquejar la ley, y haber prohibido simplemente el llevar puesto el velo. Él habría respondido entonces a una estrategia política con una decisión política». [9]

«El día llegara cuando… Marianne… tendrá el bello rostro de una joven mujer francesa de raíces inmigrantes; pero Marianne no puede llevar puesto el velo»

Estadísticamente, el velo – al menos hasta hace reciente – no ha estado particularmente extendido en la población musulmana francesa, y menos entre las comunidades de inmigrantes argelinos. [10] Una encuesta de opinión de 1989 en Le Monde mostró que la comunidad inmigrante estaba para ese momento casi dividida sobre el problema al igual que la comunidad francesa «Gálica», por ejemplo, el 49% de las mujeres musulmanas que se oponen al velo en las escuelas. [11] Ambos Sophia Chikirou y Rachid Kaci ven este asunto no como uno que socava los derechos de una minoría contra las demandas de la mayoría, sino como una falla lineal entre los partidarios del modelo republicano secular y sus opositores, una falla lineal que corre, por varias razones, a través de las varias comunidades y agrupaciones políticas.

Chikirou cita con aprobación un discurso del político del Partido Socialista Laurent Fabius, quien usó la imagen de Marianne, la emblemática figura femenina que representa a Francia: «El día vendrá cuando… la Marianne de nuestras municipalidades tendrá el hermoso rostro de una joven mujer francesa de raíces inmigrantes. Pero Marianne no puede llevar puesto el velo…» [12]

El 5 de mayo del 2003, el Movimiento de Musulmanes Seculares en Francia de Kaci publicó una apelación a los musulmanes seculares en el semanario Marianne: «… Llamamos… en la mayoría silenciosa de musulmanes franceses, ambos practicantes y no practicantes, quiénes han sido amordazados durante mucho tiempo por presiones e intimidaciones, a finalmente ponerse de pie, a auto expresarse, y hacer denotar su punto de vista… El actual debate irreal sobre el velo islámico, el verdadero estandarte del islamismo político, y la llamada en cuestión del secularismo francés no debe permitirnos perder la vista el hecho que, para Francia y para los franceses, es una cuestión de resistirse a la implantación en nuestro territorio de una ideología que es peligrosa, perversa, y ante todo, mortal para la República». La apelación fue firmada por varias figuras públicas musulmanas francesas, incluyendo al entonces Mufti de Marsella Soheib Bencheikh [13] y el antropólogo francés argelino Malek Chebel. [14]

Islamismo

El 1 de marzo del 2007, Kaci y otras figuras públicas francesas de igual mentalidad de origen norteafricano publicaron, en el diario Liberación, una carta abierta a Dalil Boubakeur, Rector de la Mezquita de París y encabezado del Concejo Francés de la Fe Musulmana. La carta protestó el hecho que Boubakeur, generalmente considerado un moderado, había entablado un juicio contra el semanario satírico Charlie Hebdo por haber re publicado las caricaturas danesas de Muhammad. El contenido de la carta perfila claramente los puntos de vista de los firmantes sobre el Islamismo: «El Islamismo es al Islam lo que la extrema derecha es para los partidos democráticos. Los autores le pidieron a Boubakeur que dejara el juicio y renuncie al CFCM, los cuales dijeron «está compuesto en su mayoría, de organizaciones fundamentalistas que son una minoría activista motivados por una estrategia que apunta a inyectar un veneno teológico político en nuestras democracias». [15]

Sophia Chikirou no siempre se dirige al Islamismo como un fenómeno separado, pero sus posturas seculares y feministas y su oposición al comunitarismo hacen su de relación al Islamismo bastante auto evidente. Ella cree que el Islam, al igual que el catolicismo ante este, debería ser una cuestión de creencia personal, y no de organización social o política. Ella siente que la República Francesa le ofrece al Islam una gran oportunidad, pero que el Islam en Francia necesita aceptar la autonomía del individuo, incluyendo el derecho de escoger y poder cambiar la religión de uno, y necesita también reconocer los derechos humanos y la igualdad de los sexos. [16]

El ser francés

Sophia Chikirou: «La fuerza de nuestra cultura [francesa] es que los individuos pueden empaparse de esta a pesar de sus diferencias, ya que la cultura francesa está fundada en los valores universales, tal que uno puede ser árabe, judío, italiano, laosiano, o chileno de cultura francesa». Ella no cree en la total asimilación, sino más bien piensa que Francia debe reconocer el hecho de que es una sociedad de razas mixtas, «como Brasil». [17]

Rachid Kaci difiere de Chikirou en este punto. Mientras está de acuerdo que la cultura francesa moderna está fundada sobre valores universales, él también sostiene que el país tiene una historia específica y que todos los ciudadanos franceses deberían poder identificarse con esa historia. Dirigiéndose a sus lectores, ambos musulmanes y no-musulmanes, él escribe: «Los galos… son nuestros antepasados colectivos, ya que inauguraron… la historia [francesa] hasta nuestros días, vía Clovis, Charles Martel… la Revolución, Napoleón… Uno que desea ser considerado francés adopta esta historia, o más bien, deja que sea adoptado por esta…“ [18]

Las fracasadas políticas de integración de Francia

Rachid Kaci no desmenuza sus palabras cuando se refiere a las políticas de integración de Francia (o la falta de estas), a las que él atribuye una gran parte en la creación de los actuales problemas del país. Su argumento básico es que Francia en principio esperaba que la mayoría de los inmigrantes regresaran a sus países de origen, y así, en lugar de alentarlos a sentirse franceses e identificarse con Francia, fomentaron la unión a sus identidades tradicionales – o por lo menos a lo que el estado creyó haber sido sus identidades tradicionales.

Un ejemplo que Kaci da es un programa estatal para la instrucción de árabe a clases especiales formadas totalmente de estudiantes de la escuela primaria de raíces norteafricanas – clases a las cuales el propio Kaci asistió brevemente. El programa fue inaugurado en 1978, como resultado de acuerdos firmados entre Francia y los países de África del Norte en 1975. Según Kaci, la mayoría de los maestros eran empleados del sistema escolar argelino quienes las autoridades argelinas juzgaron de estar demasiado cerca a los círculos fundamentalistas, y a quien ellos prefirieron enviar para que enseñen en Francia. Además, muchos de los estudiantes en estas clases eran beréberes, cuyas familias en principio nunca hablaron árabe. Kaci relata que su padre lo sacó de clases después que el maestro le dijo: «Ni siquiera hablas árabe, y Kabyle [berebere] ni siquiera es un idioma». [19] Dado que la población berebere francesa se estima hoy en más de un millón, [20] la experiencia de Kaci en este aspecto no puede haber sido particularmente extraordinaria.

Otro ejemplo es el programa de la televisión del estado «Mosaique», también lanzado en los años setenta. Este programa, producido junto con los medios de comunicación estatales en Marruecos, Argelia, y Túnez, apuntados a dar una prensa positiva a estos países y alentar a los inmigrantes a regresar. El programa fue transmitido en árabe literario con subtítulos en francés; Kaci escribe que para que su padre entienda «Mosaique», tuvo que traducir de los subtítulos franceses en Kabyle berebere – algo absurdo para un programa que apuntaba hablarle a los inmigrantes «en su propio idioma». Además, los gobiernos de África del Norte tenían un veto sobre el contenido del programa, tal que, por ejemplo, una actuación del popular cantante folklórico de protesta berebere Ait Menguellet fue sacada del horario de transmisión después que el gobierno argelino protestó.

Sophia Chikirou sugiere más o menos el análisis opuesto y critica el modelo de identidad francesa que apoya Kaci. «El error de la política de integración sobre una extensión de más de un siglo fue pensar en la asimilación republicana como la capacidad de diversos individuos en abrazar la identidad francesa y olvidarse de sus orígenes. Está claro que el modelo francés de asimilación se define alrededor de una concepción de identidad francesa como una entidad fija. De esta manera, uno puede ser de nacionalidad y ciudadanía francesa, pero ser percibido o sentido como, extranjero, porque la identidad específica de uno no está unida a la imagen arquetípica de un francés. ‘Francés musulmán’, ‘francés extranjero’, y ‘[francés] de origen francés’ son expresiones que revelan esta dificultad en concebir la identidad francesa fuera de estereotipos así como el del ‘galo’, un cristiano que viene de las provincias metropolitanas… Una mejor representación… de la diversidad del pueblo francés respondería a la necesidad de reconstruir la identidad francesa sobre la base del universalismo que yace en el origen de los conceptos de ciudadanía y secularismo». [21]

A diferencia de Kaci, Chikirou también ve la desigualdad económica y la falta de oportunidad como un factor mayor en la creciente alienación de las comunidades inmigrantes vis-à-vis con la política francesa. Su solución aunque no es la adopción de un discurso de derechos especiales, sino el estímulo de la movilidad social, que haría de los barrios suburbanos pobres una estación transitoria en el camino a la mejora social y la plena integración, y no en comunidades subalternas permanentes sobre ellas mismas. [22]

La conciencia de culpa de Francia y el relativismo cultural

Ambos Kaci y Chikirou, cualquiera que sean sus diferencias, comparten el mismo diagnóstico básico en la condición de Francia: está es medida por la auto desconfianza y una consciencia de culpa sobre su pasado (sobre el contexto del debate del Islam, principalmente su pasado colonialista), y esto le hace presa fácil de un Islamismo enérgico y seguro de sí mismo y otros que desafían el modelo republicano secular.

En opinión de Chikirou, el legado colonial no tiene ningún efecto en el debate sobre el secularismo y el Islam en Francia, el cual es un debate entre los ciudadanos franceses iguales ante la ley: «Mientras todos estamos de acuerdo de que existen discriminaciones persistentes y desigualdades, yo encuentro ímprobo el paralelo entre el [anterior] estatus de aquéllos colonizados y la situación de sus descendientes. Como heredero de una historia familiar marcada por la guerra argelina, no puedo aceptar a cierta gente que corrige la historia evocando este engañoso paralelo». Ella señala que el primer congreso del FLN declaró que la guerra argelina no fue ni una guerra civil ni una guerra de religión; esta deseó establecer la igualdad republicana en Argelia, y no se opuso al modelo francés de republicanismo, sino sólo al yugo del colonialismo. [23]

Así Sophia Chikirou cree que la República necesita ser cauta de aquéllos que invocan la culpa de la era colonialista para desmantelar su igualitarismo secular y promover el relativismo cultural. Ella advierte que de seguir el ejemplo de Ontario, cuyas cortes han comenzado a reconocer los mandatos del shari’a (después de haber concedido derechos similares a las comunidades judías y cristianas). «En Francia no estamos inmunes a tales desarrollos. Así, uno de los argumentos usados hoy día por los defensores de los derechos comunitarios… es culpar a Francia, que [ellos claman] necesitan arrepentirse de su pasado colonialista…» Mientras Chikirou cree en una reconstrucción de la identidad francesa que se ajustara mejor a la diversidad de la población, ella advierte que esto sólo puede lograrse dentro del modelo universal tradicional republicano de Francia: «La República necesita confrontar la exaltación de diferencias culturales, que han sido erigidas como barreras culturales. Esta necesita confrontar la demanda por los derechos específicos en el pretexto de reparaciones». [24]

Ella agrega que durante los últimos 20 años la Izquierda francesa ha sido arrastrada en el actual pensamiento relativista. Mientras ha hecho esto «fuera de un deseo de reconocer la diferencia cultural, en el nombre del progreso democrático», [25] Chikirou cree que éste es un acercamiento mal encaminado: «El relativismo cultural no es una manera de tener en cuenta la diversidad cultural en nuestro país. Al contrario, este mentaliza a la sociedad autorizando y justificando un tratamiento desigual, que incluso puede llevar a la desigualdad de derechos bajo la apariencia de una justicia justa». [26] Ella también afirma que las creencias culturales y prácticas no necesitan ser tomadas como precondiciones estáticas: «Ser un ciudadano no significa el calentarse en el papel de un reportero etnologico que filma a una tribu india en la Amazona. No podemos ser meros espectadores de nuestras diferencias y prohibirnos a nosotros mismos observar [críticamente] al otro, bajo el pretexto de que es lo que es». Como ejemplo, ella denota que a pesar de ser ella misma de origen Kabyle berebere y enérgica en las actividades culturales de Kabyle, tiene un punto de vista crítico de algunas costumbres, y notable de costumbres de herencia Kabyle, las cuales son aun más discriminatorias hacia las mujeres de lo que es la ley de herencia musulmana. [27]

Utilizando el pensamiento de Jurgen Habermas y Henri Pena-Ruiz, ella argumenta por un tercer camino entre la negativa de la diferencia cultural y la aceptación del relativismo cultural. Para Chikirou, el principio de laicite garantiza el respecto a la diferencia cultural dentro de un esquema común y universal. [28]

Para Rachid Kaci; la conciencia de culpa de Francia no sólo falla en facilitar la integración, es realmente la raíz de los problemas de inmigración del país. «Para que la juventud de raíces inmigrantes pueda amar a Francia y reconocerse a si misma en esta, primero el francés debe liberarse para amarla, y amarse a si mismos». [29] Mientras él mismo el hijo de un combatiente pro independencia FLN, [30] él ataca a aquéllos por cuales la historia francesa es meramente una crónica de culpa colectiva: «Esto ciertamente no le hace bien a nadie en desfigurar nuestro pasado acusando a Francia de errores que no cometió, incitando a los franceses a dudar de si mismos, de su genio colectivo, y su legitimidad como pueblo, al punto dónde pierden el orgullo de lo que son.

«Pero más que nadie, esto no le ha hecho nada bueno al nuevo francés, estos millones de hombres y mujeres jóvenes nacidos en Francia de padres extranjeros… de ser asimilados, o incluso solamente integrados… uno tiene que primero querer hacerlo. Cómo puede uno querer asimilarse o integrarse en un pueblo que duda de si mismo?» [31]

* Daniel Lav es Director del Proyecto de Reforma en MEMRI.


[1] Kabylia fue, por ejemplo, una de las pocas regiones que no voto por el Frente de Salvación Islámico en las elecciones argelinas de 1991-92. También véase MEMRI Despacho Especial No. 1308, «Disidentes Argelinos Beréberes Promueven Programas para el Secularismo y la Democracia en Argelia», 6 de octubre del 2006, http://www2.memri.org/bin/espanol/articulos.cgi?Page=archives&Area=sd&ID=SP130806. Para una apreciación global histórica del secularismo de Kabyle, véase Yidir Plantade, «Laicite et atheisme en Kabylie: Mythes et amibguites» (Secularismo y Ateísmo en Kabylia: Mitos y Ambigüedades), MERIA, Vol. 2 No. 1, enero del 2007.

[2] Sophia Chikirou, Ma France laique, París: Ediciones de la Martiniere, 2007; pp. 12-13.

[3] Ibid., pp. 19-21.

[4] Chikirou, pp, 27-8.

[5] Rachid Kaci, Lettre ouverte aux demagogues: Discriminateurs positifs, repentants,

communautaristes, París: Editions des Syrtes, 2006; pág. 77.

[6] Ibid., pág. 41.

[7] Rachid Kaci, La Republique des laches: la faillite des politiques d’integration, París: Editions de Syrtes, 2003, pág. 211.

[8] Ibid., pág. 127.

[9] Lettre ouverte aux demagogues, pp. 71-72.

[10] Francoise Gaspard y Farhad Khosrokhavar, Le Foulard et la Republique, París: La Decouverte, 1995; citado en Paul Silverstein, Argelia en Francia, Bloomington: Prensa de la Universidad de Indiana, pág. 146.

[11] Le Monde (Francia), 30 de noviembre de 1989; citado en Rachel Bloul, «Engendrando Identidades Musulmanas:

[12] Ma France Laique, pág. 13.

[13] Véase MEMRI Despacho Especial No. 1368, «Ex Mufti de Marsella Soheib Bencheikh: El Islam Debe Ser Criticado, Así Como lo fue el Cristianismo…», 28 de noviembre del 2006, http://www2.memri.org/bin/espanol/articulos.cgi?Page=archives&Area=sd&ID=SP136806.

[14] La Republique des laches, pp. 213-215; para más sobre Malek Chebel, véase MEMRI Despacho Especial No. 1325, «Estudioso Francés Argelino Malek Chebel: ‘Islam Es la Única Religión Monoteísta que Defiende el Libre Acceso Espontáneo a la Sexualidad'» 17 de octubre del 2006, http://www2.memri.org/bin/espanol/articulos.cgi?Page=archives&Area=sd&ID=SP132506.

[15] http://www.mohamed-sifaoui.com/article-5837297.html. Los otros firmantes fueron Rachid Achour, Leila Babes, Messaoud Bouras, Abdelwaheb Meddeb, y Mohamed Sifaoui.

[16] Ma France laique, pág. 37.

[17] Ma France laique, pp. 58-61.

[18] Lettre ouverte aux demagogues, pág. 12.

[19] La Republique des laches, pp. 79-81.

[20] Francia no recolecta estadísticas oficiales sobre el tamaño de su población berebere. Salem Chaker, profesor en el Instituto Nacional Francés de Idiomas Orientales y Culturas (INALCO) estima la población de habla berebere de Francia en 1.5 millones, con dos tercios de origen argelino, y un tercio de origen marroquí. Salem Chaker, «Berebere: Un Idioma ‘Olvidado Desde Hace Tiempo’ de Francia», 2006, http://www.utexas.edu/cola/insts/france-ut/archives/chaker_english.pdf. Said Doumane, otro profesor de INALCO, coloca el número en aproximadamente 2 millones; Said Doumane, «Langue maternelle et integración citoyenne: le cas des berberes», 20 de octubre del 2006, http://kabyles.com/article.php3?id_article=2099.

[21] Ma France laique, pp. 60-61.

[22] Ibid., pp. 124-126.

[23] Ibid., pp. 29-30.

[24] Ma France laique, pág. 96.

[25] Ibid., pág. 97.

[26] Ibid., pág. 100.

[27] Ibid., pág. 101.

[28] Ibid., pp. 97-99.

[29] Lettre ouverte aux demagogues, pág. 71.

[30] La republique des laches, pág. 76.

[31] Lettre ouverte aux demagogues, pág. 13.

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