Mundir Badr Haloum, un orador de una universidad siria, escribió una columna en el diario libanés Al-Safir afirmando que los musulmanes hoy son responsables del terrorismo de todo el mundo, y haciendo un llamamiento a la reforma religiosa islámica para devolver a los musulmanes al escenario de la historia no a través de ataques suicida, sino mediante otros medios. Lo siguiente son extractos de la columna: [1]
‘El terrorismo ignominioso existe, y no puede evitar reconocerse que es islámico’
«Doce ciudadanos nepaleses son masacrados – Islam. Una estación de metro es atacada – Islam. Explosión de una línea de aviación civil – Islam. Una escuela es tomada y 50 almas de niños [se pierden] por [cada] alma terrorista – Islam. Un autobús reventado aquí, un tren allá, y antes de eso hubo hospitales y teatros, etc… todos ellos actos islámicos. [Detrás] del verde los ríos se tiñen de rojo sangre, fluyendo en las calles y plazas públicas. Y los musulmanes en todas partes.
«El Islam está en los nombres de todas las organizaciones que decapitan utilizando cuchillos, mientras recitan la Fatiha [el primer capítulo del Corán, recitado como una oración] antes de masacrar. Las víctimas son degolladas al uso islámico… cristianos, budistas y judíos… Después de todo, son sólo infieles, carne de cañón, enemigos o enemigos potenciales, o los amigos de enemigos, o sus vecinos y así sucesivamente. El alma no tiene valor y los miembros de cuerpos son expuestos y colocados en la mesa del Islam… Islam… Islam. La prensa islámica busca algo que absuelva al ‘Islam’ de los crímenes de la Shahada [martirio]… Es el Islam lo que adorna las pantallas de televisión con partes del cuerpo… Islam – les guste a los que predican su misericordia o no – es el fétido olor de la putrefacción de la historia islámica y su hediondez, igual que otras cosas honorables, lo que les gusta o no a algunas personas…
«El terrorismo ignominioso existe, y uno no puede sino reconocer que es islámico. Cualquiera que sea incapaz de soportar su ignominia y desee absolverse a sí mismo de la fea marca del terror estampada en nuestra alma… debe escrutar las luces y sombras de su mente y buscar ahí el terror que se oculta detrás de nombres bonitos y engañosos…»
‘Lo que pasa de una generación a la siguiente es la fe en las normas legales que prohíben pensar y permiten matar’
«El propio examen… redundaría en abandonar el Islam… y aun así lo que pasa de una generación a la siguiente es… la última versión del Islam – Argelia, Afganistán, Moscú y Nueva York, la versión de los aviones y los autobuses, las estaciones de metro, los teatros y los complejos residenciales. Lo que pasa de una generación a la siguiente es la fe en la Jihad que toma a la ligera el derramamiento de sangre ajena. Qué fácil es meter a alguien en la categoría de enemigo. Lo que pasa de generación en generación es la fe en las leyes legales que prohíben pensar y permiten matar… Los musulmanes religiosos preparan una ofrenda al cielo – un pedazo de carne humana fresca, que representa la evidencia de la verdad y la prueba de la Jihad por la verdad absoluta.
«De hecho, nosotros como musulmanes producimos terrorismo, lo fomentamos y lo glorificamos. Sólo lo condenamos cuando nos vemos forzados a hacerlo. Motivados por consideraciones de poder, intereses y diplomacia, ponemos una mueca de dolor en nuestras caras pero en nuestros corazones nos regocijamos por el brillante éxito – un gran número de bajas. Desafortunadamente, en esta negra realidad no importa si es una mente norteamericana, israelí o rusa la que es responsable de ciertas operaciones terroristas… o si aquellos que se suicidan son pobres, ignorantes o necesitados…»
‘La reforma es el único camino a nuestra vuelta a la historia como musulmanes y no como terroristas’
«Ésta es una realidad que debe reconocerse como primer paso hacia un Islam no terrorista… un Islam que enseñe los valores de la verdad y la justicia… El Islam como estamento religioso precisa hoy… de una definición exacta de su posición entre el cielo y la tierra, entre este mundo y el próximo. Si elige la tierra, debe aceptar las leyes de la política que regulan los asuntos terrenales y debe dejar lo sagrado a aquellos que se ocupan de los asuntos del cielo. Si elige el cielo, debe dejar la política y los asuntos terrenales a aquellos que se interesen en ello. Aquel que elige ambos reinos indudablemente [escoge] el terrorismo y la muerte segura…
«El Islam necesita hoy una verdadera reforma. La necesidad [de reforma] del Islam – o, para ser exactos, nuestra necesidad de reformar el Islam – no es más que la necesidad de reformar los regímenes políticos árabes… Esta es la necesidad de gente que sea capaz de reconocer sin miedo que el terrorismo anida dentro de nosotros como musulmanes y que debemos exorcizarlo… Desafortunadamente, el retraso se traduce en más muerte… La reforma llevará bastante tiempo y el precio será alto, pero es el único camino a nuestro retorno a la historia como musulmanes y no como terroristas…»
[1] Al-Safir (Líbano), 13 de septiembre del 2004.