El intento de atentado terrorista ayer en el corredor más activo del metro de la ciudad de Nueva York por un simpatizante del EIIS resalta la necesidad de una mayor y continua vigilancia por parte del público y de los funcionarios de seguridad que protegen los centros de transporte de la nación, incluyendo los trenes y sistemas ferroviarios. En este caso, fueron los valientes funcionarios policiales de Port Authority que evitaron una catástrofe: estos notaron los cables que salían de los pantalones y de la chaqueta del atacante y le vieron sacando su teléfono celular y actuaron de inmediato para neutralizar la amenaza.
Este fallido ataque fue solo el último del año pasado inspirado o ejecutado por grupos terroristas, liderados por Al-Qaeda y el EIIS, que han tenido como objetivo las estaciones de trenes en Occidente durante más de una década. Por lo tanto, es de sorprender que durante la temporada de vacaciones, uno de los periodos más concurridos en viajes, Amtrak ha estado recortando su servicio en seguridad para ahorrar dinero y potencialmente poner en riesgo la vida de miles de personas.
Como frecuente pasajero de la ruta de trenes Union Station-New York Penn Station Acela de la compañía Amtrak, me sorprendió hace unas semanas, encontrar que el personal de Amtrak ya no revisaba los boletos de los pasajeros en la puerta de entrada, ni solicitaba identificación para comprarlos. Señalando esto al conductor, me informaron que estas son nuevas medidas en la reducción de costos y tales medidas fueron confirmadas por otros empleados de Amtrak.
Mientras Amtrak puede mantener sus servicios seguridad de otras maneras – con perros detectores de bombas, video-vigilancia y su propia fuerza policial trabajando diligentemente en monitorear y supervisar las amenazas – la ausencia de seguridad en la puerta deja una gran brecha que no pasará desapercibida a los grupos terroristas simpatizantes de los lobos solitarios que exploran los lugares que estos luego atacaran.
El enfoque de las organizaciones terroristas este año sobre las estaciones ferroviarias y sistemas en su totalidad y sobre Amtrak en particular, ha sido muy bien documentado. La edición más reciente de la revista en inglés de Al-Qaeda en la Península Arábiga (AQAP) Inspire, publicada en agosto, fue dedicada en su totalidad a la identificación de las redes ferroviarias. El editor de la revista señaló que esta edición de 100 páginas había sido investigada durante más de un año.
Un artículo, completo con mapas, sugirió tener como objetivo las redes ferroviarias a lo largo de los Estados Unidos; una de estas redes fue la Washington-Boston Acela Express. Al llamar a los partidarios de Al-Qaeda en Occidente, particularmente en los Estados Unidos a que lleven a cabo ataques contra las líneas ferroviarias, la revista afirmó: «Oh Muyahidines, es hora de infundir temor y hacer que impongan estrictas medidas de seguridad a los trenes tal como lo hicimos con sus transportes aéreos… podemos hacer que su economía sangre y librar una guerra fisiológica violando vulnerabilidades en su sistema de seguridad…»
Otros artículos en esta edición de Inspire incluyeron una guía operativa para hacer descarrilar trenes y un articulo del principal fabricante de bombas de AQPA Ibrahim Al-Asiri, uno de los hombres más buscados del mundo, quien subrayó la importancia de buscar «vulnerabilidades» que constituyan «un punto débil en el cual debemos enfocarnos» y delinear formas de atacar las vías ferroviarias: trenes, vías y estaciones, terminales y puntos de tránsito. La participación de Al-Asiri en apuntar estos objetivos significa que la amenaza terrorista contra Amtrak debe ser tomada muy en serio.
Este año, los grupos terroristas han llevado a cabo con éxito múltiples ataques en las estaciones de ferrocarril en Occidente. El 1 de octubre, el EIIS se responsabilizó de un apuñalamiento en la estación principal de Marsella, al sur de Francia, en el que murieron dos personas; el atacante gritó «Allahu akbar» mientras apuñalaba a sus víctimas. En septiembre, el EIIS se responsabilizó por el atentado a un tren en la estación del metro Parsons Green en Londres, Reino Unido, en el que 30 personas resultaron heridas. En junio, en Bélgica, hubo un intento de ataque con bomba de esquirlas en la estación central de Bruselas; en abril, en Rusia, 14 personas murieron en una estación en San Petersburgo, cuando estalló una bomba en un maletín; y en marzo en India, 10 personas fueron heridas en un ataque del EIIS a una estación en el estado de Madhya Pradesh.
Estos ataques son parte de una serie de otros ataques similares en Occidente en el 2016: en Alemania en julio, el EIIS se responsabilizó de un ataque con cuchillo y hacha en un tren en Wurzburg en el que cinco personas resultaron heridas. Luego de esto, el EIIS dio a conocer un video en el que el atacante blandía sus armas y prometía gritando «les asesinare con este cuchillo y les cortaré sus cabezas con hachas, inshallah».
En marzo, un atentado suicida en la estación del metro de Maalbeek en Bruselas puso fin a las vidas de 20 personas. Antes de eso, el ataque a disparos y apuñalamiento por parte de un simpatizante del EIIS en agosto, 2015 a bordo de un tren Thalys en Francia, notablemente frustrado por tres pasajeros estadounidenses, hirió a tres. Otros ataques de mayor escala a trenes, realizados por Al-Qaeda y sus afiliados – por ejemplo, en Moscú en el 2010, en Londres en el 2005 y en Madrid en el 2004 – causaron la muerte de cientos de personas e hirieron a miles más.
Los grupos yihadistas en la red y sus partidarios discuten abiertamente el tener como blanco las estaciones de trenes en Occidente y muy posiblemente estén realizando pruebas de ataques, tal como ha sido documentado por el Proyecto Supervisión a la Amenaza Terrorista y Yihad de MEMRI (PSATY). Por ejemplo, una usuaria francesa de Snapchat publicó un video de sí misma en octubre del año pasado en el baño de un tren TGV que partía de la estación Gare de Lyon en París, en la que se quitó el velo, interpretó la canción francesa del EIIS «Mi Venganza» y mostró su maleta de una manera sospechosa. Según informes fue detenida unos días después.
El grupo de medios de comunicación pro-EIIS Al-Battar publicó el año pasado en su canal en la plataforma Telegram, la aplicación de mensajería encriptado más favorecida por los yihadistas, un llamado a los musulmanes en Occidente «para que lleven a cabo ataques por todos los medios y todos los objetivos posibles», incluyendo las estaciones del metro: «No se contenten con asesinar a uno, dos, tres o incluso a cuatro de ellos. Elijan las estaciones del metro… claven esos cuchillos en sus corazones».
También en Telegram, el canal «LM» – «Lone Mujahid» (Muyahidines Solitario) – publica frecuentemente ideas para ataques en las redes ferroviarias a sus miles de miembros. Un publicado el 28 de septiembre incluyó videos de estaciones en Australia para que estas sean tomadas como blancos, incluyendo la estación Flinders Street en Melbourne y la estación del metro Sydney Town Hall y un llamado a atacar cualquier tren en el país. Otro declaró: «No hay necesidad de subir a los trenes. Solo vayan a las estaciones de trenes. Luego Bismallah se ocupa!» La semana anterior, el canal publicó un video filmado dentro de la estación Lime Street de Liverpool en el Reino Unido.
En su portal, Amtrak destaca su «Compromiso a la Seguridad y Protección», señalando que «no concede» y enumera las diversas formas en que este protege a los pasajeros, trenes y las estaciones. También señala que Amtrak es parte del sistema nacional de transporte terrestre que comparte las instalaciones con las operaciones ferroviarias cercanas y las estaciones de trenes de la ciudad que se ocupan de millones de pasajeros por día. Los lapsos de seguridad en la puerta dejan un gran espacio abierto para los terroristas; otras decisiones que no se conocen públicamente y que están destinadas a reducir los costos pudieran plantear riesgos adicionales. El nuevo director ejecutivo de Amtrak Richard Anderson presentó su idea, en palabras de la compañía, de continuar su «camino hacia la excelencia operativa y financiera», debería explicar su razón a este cambio y puede que haya una necesidad de una mayor supervisión por parte de la DHS o de la TSA.
*Steven Stalinsky es Director Ejecutivo del Instituto de Investigación de Medios de Comunicación del Medio Oriente (MEMRI).