Introducción
La primavera árabe ha relanzado a todos los actores políticos en el Medio Oriente hacia territorio desconocido, y los partidarios de las reformas liberales no son la excepción. Por lo tanto, los intelectuales liberales de todo el mundo árabe han estado luchando en los últimos años para delinear una ruta que todavía pudiera conducir a la región hacia el futuro liberal y democrático que se imaginan, en momentos en que la mayor agitación política en la historia árabe moderna pareciera estar remolcando la región hacia la dirección opuesta.
La primavera árabe fue recibida con entusiasmo inicial en los círculos liberales. El estancamiento político de décadas de antigüedad finalmente fue resquebrajando, lo que desató la esperanza de que las democracias liberales al estilo europeo surgieran ante las autocracias en ruinas, derrotadas por las revoluciones. Sin embargo, pronto se hizo evidente que la inestabilidad política, las guerras civiles, estados sharia dirigidos por la Hermandad Musulmana, y la anarquía estilo jihadista de Al-Qaeda salían de las ruinas de los regímenes centralizados. La ruptura de la barrera del miedo – el logro distintivo de la Primavera Árabe – no trajo un avance cultural junto al remolque, y varios intelectuales liberales han comenzado a sospechar que la Primavera Árabe no anuncia ningún cambio en la mentalidad política tampoco. Mientras que los gobiernos de la Hermandad Musulmana subían al poder en Egipto y Túnez, el caos se apoderaba de otros países visitados por la Primavera Árabe. La lucha por la causa liberal nunca había parecido más quijotesca.
Luego, derrocamiento del mandato de la Hermandad Musulmana en Egipto en julio, 2013 trajo un posible cambio en la suerte de los liberales a esta. El surgimiento de la figura carismática del Ministro de Defensa egipcio Abdel Fattah Al-Sisi y la eliminación del régimen islámico resucitaron las esperanzas liberales, una alternativa liberal ya no parecía del todo inconcebible.
El renombrado filósofo egipcio Mourad Wahba, profesor emérito de la Universidad de Ein Shams, ha sugerido aprovechar la oportunidad presentada tras la revolución de julio del 2013, y la introducción de una transformación liberal en la sociedad egipcia de lo más alto. Este sugirió abandonar los axiomas de la democracia formal y de colocar todas las apuestas sobre el Mariscal de Campo Al-Sisi, que, Wahba y otros intelectuales liberales creen, es capaz de sacar a Egipto de las garras de la Hermandad Musulmana. Cualquier medida que alejaría a Egipto del islamismo de la Hermandad parecía, por definición, un paso adelante. Bajo el liderazgo de Al-Sisi, sugieren ellos, Egipto puede ser capaz de dar pasos políticos gigantes que allanarían el camino para una verdadera democracia en el futuro, evitando así siglos egipcios de evolución democrática.
Sentar las bases para una eventual democracia
Según una tesis desarrollada por el profesor Wahba, la democracia tiene cuatro pilares, ninguno de estos existe en la sociedad egipcia de hoy día:
1) Laicismo. El Profesor Wahba ha identificado el laicismo como uno de los elementos básicos de la democracia. «No puede haber democracia sin laicidad», ha apuntado.[1] No todos los intelectuales árabes liberales están de acuerdo con esta evaluación. El filósofo saudita Ibrahim Al-Bleahy, por ejemplo, sostiene que una sociedad puede llegar a ser liberal y avanzar sin necesariamente convertirse en secular, citando a la URSS y el Irak de Saddam Hussein como ejemplos de sociedades supuestamente seculares que no fueron liberales. Según Al-Bleahy, el laicismo, como cualquier ideología, puede ser distorsionado hasta el punto de tiranía. Wahba, por su parte sostiene que el laicismo no es una ideología sino una forma de vida estipulada por la democracia – una forma de vida que en Egipto es tratada «como un crimen».[2]
2) Tolerancia. El segundo estipulado de Wahba para la democracia es la tolerancia manifestada en el contrato social que define las relaciones entre el individuo y el estado. En Egipto, Wahba dice, las autoridades religiosas interfieren en todos los aspectos de la vida en un intento de imponer lo que ellos creen es un orden social divino, delegado por Dios.[3]
3) Iluminación. Iluminación y el pensamiento racional y relativo, la tercera precondición a la democracia, es vista en Egipto como ateísmo hereje, dice Wahba.[4]
4) Liberalismo. Sin el liberalismo, no puede haber democracia, pero de acuerdo a Wahba, los egipcios creen que el liberalismo constituye anarquía;[5], en consecuencia, el pueblo se comporta «como un rebaño de ovejas»,[6] y no queda espacio para el individualismo.
Según Wahba, siempre y cuando estos cuatro pilares no sean aceptados por la sociedad egipcia, Egipto no estará listo para la democracia.
Hablando sobre evolución y revolución
Los filósofos árabes han presentado diferentes puntos de vista sobre la mejor manera de avanzar hacia sociedades democráticas liberales, debatiendo los méritos de una evolución democrática lenta y gradual, en comparación con pasos gigantes impuestos desde arriba, en el contexto de una revolución, que serviría como una especie de evolución indirecta. Al-Bleahy, por ejemplo, cree que las sociedades árabes tienen que evolucionar hacia sociedades liberales por el reconocimiento de su atraso y el modelado de sí mismos en las naciones occidentales, que han pasado por procesos similares cuando salieron del atraso liderada por la Iglesia de la Edad Media. «¿Cuánto tiempo necesitamos para llegar allí?» A Al-Bleahy le preguntaron una vez. «Puede que tome un millón de años y todavía no cambiaremos», respondió con desánimo. «Lo importante es empezar por admitir que estamos del lado equivocado y tenemos que aprovechar la experiencia de las sociedades prosperas».[7]
El profesor Wahba no es tan pesimista. Cree que la información y la revolución tecnológica – «La E-democracia»[8] – han escrito «muerte al tiempo y al lugar», facilitando así el pensamiento humano y facilitando la transformación social. Esto, dice, se manifestó en la revolución anti-Mubarak el 25 de febrero 2011, «en el que Facebook pasó de una utilidad de chismes a un vehículo para el cambio social».[9] La revolución de Internet ha simplificado el intercambio de ideas, obstruyendo el control del régimen a la información. En opinión de Wahba, la E-democracia está obligada a acelerar el proceso de cambio y puede ayudar a «acabar con» los tabúes culturales de 7.000 años de antigüedad, sobre todo en lo que respecta a la «sensibilidad» árabe al laicismo.[10]
El profesor Wahba reconoce que el progreso democrático deja de ser un proceso largo. En una entrevista, contó de una charla amistosa con un embajador que representa a uno de los estados del Golfo. El embajador le había dicho a Wahba que su pueblo quería lograr progreso y le preguntó cuánto tiempo le tomaría. Wahba dijo que les tomara 100 años. El embajador, sorprendido, dijo que era un tiempo demasiado largo. Wahba le recordó que le había tomado a Europa 400 años salir de la Edad Media; un siglo era, después de todo, un buen negocio. El embajador, todavía insatisfecho, presionó a Wahba a «hacer que fuera menos tiempo». En última instancia, Wahba dijo: «Está bien, hagámoslo 50, pero usted tendrá que deshacerse de Ibn Taymiyyah y traer a Averroes en su lugar». El embajador fue obligado a rechazar la oferta. «Eso no lo puedo hacer», dijo.[11]
Averroes e Ibn Taymiyyah
Wahba admira al filósofo musulmán del siglo 12 Ibn Rushd – Averroes por su nombre latino – cuyo comentario sobre Aristóteles tuvo un inmenso impacto en la introducción de un razonamiento en el análisis de las doctrinas cristianas. Este fundó la Asociación Internacional Averroes e Iluminación, organizó conferencias profesionales en El Cairo y Nueva York a mediados de la década de los 90 sobre el pensamiento y el impacto de Averroes, y co-editó las actas de estas conferencias. Los escritos de Averroes – accesibles por los averroístas latinos, un movimiento de filósofos occidentales que hacían hincapié en la superioridad de la razón sobre la fe – jugaron un papel importante en sacar a Europa de la Edad Media, y el profesor Wahba considera que la filosofía iluminada de este gran pensador de la España musulmana podría servir como un puente entre el mundo musulmán y Occidente.[12] La profundidad de su respeto por Averroes sólo es comparable con la intensidad de su odio por el teólogo del siglo 13 Ahmad Ibn Taymiyya y su patrimonio Hanbali. «Ibn Taymiyya vivió en el siglo 13, y estuvo en contra de usar la razón para interpretar los textos religiosos. Prefería el significado literal sobre el significado interno. Por lo tanto, pidió al pueblo escuchar y obedecer», Wahba dijo una vez en un canal de televisión egipcio. El wahabismo en el siglo 18 y la Hermandad Musulmana en el siglo 20 tuvieron como base a Ibn Taymiyya. «Todos ellos nos llevaron de vuelta al contexto del siglo 13, y hemos desarrollado ‘anticuerpos’ contra el siglo 21. Esta es la verdadera crisis de nuestra sociedad hoy día», dijo Wahba.[13]
El conflicto político en Egipto se reduce a una lucha entre las fuerzas del Islam político y una coalición ad hoc de los actores políticos no islamistas sobre la relación entre la religión y el estado. Pero Wahba describe este conflicto como una batalla mítica entre «dos hombres de los días de antaño – Averroes e Ibn Taymiyyah. Cada uno hace relucir su espada ante el rostro de su oponente, pero una y otra vez, Ibn Taymiyyah se adelanta y derriba a Averroes con un golpe mortal. Luego Ibn Taymiyyah pavonea, con un aire de satisfecho, entre un grupo de sus seguidores. Esta lucha se repite todos los días, y cada vez el resultado es el mismo».[14]
En opinión de Wahba, el único objetivo de la lucha liberal es inclinar la balanza a favor de Averroes, sea su resultado infierno o las aguas altas.
La traición de los filósofos
El Profesor Wahba cuestiona la creencia popular de que las revoluciones son generadas por las masas. Este considera que el motor de una auténtica revolución es la élite intelectual, a la que con frecuencia se refiere como «los filósofos». Este toma prestado los principios de cibernética del científico norteamericano Norbert Wiener para explicar su teoría sobre los diferentes roles de las élites y las masas en una revolución. De acuerdo a esta teoría, dos fuerzas opuestas influyen constantemente cualquier sistema: una fuerza intenta mantener el sistema en orden y la otra para que esté desorganizada. Según Wiener, cuando la organización y la estructura de un sistema se degradan, la entropía – que mide el grado de desorden de un sistema – se eleva, y el sistema puede llegar a ser en última instancia una anarquía. En la sociedad, dice Wahba, «la organización y las estructuras» yacen con las elites, mientras que el papel de las masas, al menos en el contexto de una revolución, es aumentar el desorden dentro del sistema social y político con el propósito de derrocar el viejo régimen.[15] En otras palabras, el papel de las multitudes es el emotivo: se espera que embistan bastiones, derriben estatuas de Saddam Hussein o de Lenin, y participen en marchas de brazos cruzados de un millón de hombres en Plaza Tahrir, sin embargo, son de poca importancia en el proceso «mental» de la remodelación del nueva orden.
De hecho, explica Wahba, los filósofos fueron el principal motor de las revoluciones inglesas, norteamericanas y francesas, y por el contrario, la revolución egipcia fue desfigurada por su ausencia. El fracaso de los intelectuales egipcios para generar un cambio en la mentalidad política no fue más evidente que en la redacción de la Constitución del 2013-2014, que pretendía rectificar los errores e injusticias de la Constitución redactada bajo el gobierno de la Hermandad Musulmana. Un comité de cincuenta activistas, políticos y académicos se le encomendó la misión de redactar la nueva constitución. En los medios de comunicación egipcios, a este se le refiere a veces como «el comité de los laicos»[16], ya que incluye sólo a un puñado de salafistas y no miembros del partido de la Hermandad Musulmana, la mayoría de cuyos dirigentes estaban, por ahora, de vuelta en la cárcel. Según Wahba, esta última constitución no fue tan diferente de la redactada un año antes bajo el mandato de la Hermandad Musulmana.
La nueva constitución – aprobada por una abrumadora mayoría en un referéndum a mediados de enero, 2014 – refleja un intento de comprometer a las fuerzas del Islam político. A pesar de su limitada representación en el comité, los islamistas estaban muy presentes en espíritu, y su influencia en los miembros del comité secular era tangible. Además, los islamistas disfrutaron de la cooperación ad hoc de los tres obispos que representaban a la Iglesia copta en la Comisión de los 50. Wahba, un cristiano de nacimiento, comentó que los cristianos en Egipto también deben sufrir un cambio mental y liberarse de los grilletes de la Iglesia copta. La Hermandad Musulmana y la Iglesia copta, dijo, son similares y se hacen «eco entre sí».[17]
De acuerdo con el compromiso tácito, las fuerzas seculares acordaron mantener intacto el artículo 2 de las constituciones anteriores, que establece que el Islam es la religión del estado y que los principios del sharia son la principal fuente de legislación. Como alternativa, los laicistas se esforzaron por definir a Egipto como un «estado civil» – una fórmula vaga, que según Wahba, estaba destinado a defenderse de las acusaciones de herejía fuera de los secularistas y las acusaciones de extremismo de los islamistas. Al abstenerse de exigir una fórmula explícita de separación de la religión y el estado, los secularistas han compraron la aprobación de los salafistas ‘dentro de la nueva constitución, tirando así la alfombra debajo de los pies de la Hermandad Musulmana, que ya no podían afirmar había violado los principios básicos del Islam.
Al final resultó que, sin embargo, ganarse el apoyo de los salafistas requiere que los laicistas hagan adaptaciones adicionales. El término «estado civil» fue relegado primero a un lugar menos codiciado en el preámbulo y fue degradado aún más a la frase «gobierno civil» en el proyecto final. Sin embargo, la mayoría de los intelectuales liberales han llamado a votar a favor de la nueva constitución, a pesar de todas sus deficiencias. El novelista Alaa Al-Aswany, por ejemplo, declaró que los egipcios deben aprobar la nueva constitución en el referéndum, a pesar de que algunos de sus artículos son claramente antidemocráticos. Según Al-Aswany, el referéndum a la constitución fue, de hecho, un voto a la legitimidad de la revolución y a la ayuda militar para el derrocamiento del régimen de la Hermandad Musulmana. Afirmar la legitimidad de la revolución es, en su opinión, un primer paso esencial, que tiene prioridad sobre la redacción de una constitución más democrática, que podrá ser pospuesta para el futuro.[18]
Wahba ve las cosas de manera diferente. En su opinión, no existe causa posible que pueda justificar las faltas en los «artículos de identidad» de la constitución. Este afirma que un estado no puede tener una religión, y que el Artículo 2 de la constitución infringe los derechos de los no musulmanes en Egipto. Aunque la nueva constitución reconoce que la libertad de creencia es «absoluta», el derecho a practicar la propia fe y establecer lugares de culto se limita a las tres religiones monoteístas. Por otra parte, dice Wahba, ¿cómo puede la libertad de creencias ser absoluta cuando los principios del sharia son estipulados en ser la fuente principal de legislación?[19] Por otra parte, la constitución establece que «el pueblo egipcio es parte de la nación árabe» – una frase que Wahba cree aísla Egipto de la civilización humana.[20]
En lugar de transformar a Egipto del fundamentalismo al secularismo, al Comité de los 50 produjo aun así otra constitución ordinaria[21] – «una constitución fundamentalista», tal como la llama Wahba[22] – mayormente como intento de apaciguar a las fuerzas del Islam político y evitar transgredir las sensibilidades populares. En opinión de Wahba, esto es una traición a la confianza por parte de la elite intelectual. ‘Este considera tal constitución comprometedora de ser testimonio del fracaso de la revolución para generar el cambio de mentalidad necesario.[23] La voluntad de los liberales egipcios a comprometerse en el contexto de una revolución es un pecado intelectual: una revolución debe destruir el antiguo régimen y emprender un nuevo camino, en lugar de intentar llegar a un acuerdo con el régimen que derrocó. En consecuencia, declaró que considera a la nueva constitución indigna de un voto de o un «sí» o un «no».[24]
En necesidad de una «locura» creativa
Dado que la causa liberal fue «traicionada» por la élite intelectual, debería esta ser relegada, al menos temporalmente, a la cúpula militar? Wahba dice que sí, en creencia de que en las circunstancias actuales, sólo los militares son capaces de salvar a Egipto de la Hermandad Musulmana y de los salafistas.[25] Recientemente, este enfoque se ha vuelto muy atractivo para los liberales egipcios, que han tenido un año entero deprimente bajo el imperio de la Hermandad Musulmana en reconsiderar los pros y los contras de unas «elecciones libres y justas». El mismo Profesor Wahba había advertido, incluso cuando Mubarak aún estaba cómodamente sentado en su palacio presidencial, que la Hermandad Musulmana podría utilizar el mecanismo de las elecciones para llegar al poder en Egipto, al igual que Hamas lo hizo en Gaza.[26] En última instancia, la comprensión de que las prácticas democráticas convencionales no pondrán al país en un curso democrático liberal por sobre la mayoría de los liberales egipcios también.
Por lo tanto, los liberales han tratado de hacerle frente al «modelo turco» de Erbakan-Erdogan, defendido por la Hermandad Musulmana, con un «modelo turco» propio – la de Kemal Atatürk. Si el secularismo y la modernidad no pueden evolucionar desde el fondo en un próximo futuro, debe ser impuesta desde arriba. Este modelo no es factible en ninguna partes, sino en Egipto – no desgarrado por conflictos sectarios y tribales, como otros países en el Medio Oriente – El Mariscal de campo Al-Sisi parecía adecuado para la tarea de convertirse en uno de los fundadores de la resucitada nación egipcia. En el pasado, el profesor Wahba fue algo crítico de Atatürk, porque creía que el recurso del líder turco en el ejército era «peligroso». Según Wahba, «hubiera sido mejor si Atatürk se hubiese centrado en los intelectuales».[27] En Egipto también, Wahba hubiera preferido a los «filósofos» de Egipto para que asumieran la causa de la liberalización del país, pero ya que la élite intelectual no había estado a la altura de las circunstancias, el ejército se ha convertido en la alternativa inevitable, a los ojos de Wahba y a la mayoría de los reformistas liberales egipcios.
En la búsqueda de un nuevo, liberal y democrático Egipto, muchos liberales han optado por hacerse la vista gorda a la violación de los axiomas de la democracia convencional. La activista de los derechos de las Nawal Saadawi, por ejemplo, dijo que no hay ningún punto en el «correr tras las elecciones», que debería celebrarse en tiempos de paz, no cuando el país se está desgarrado por una guerra.[28] La poeta y traductora liberal Fátima Naoot transmite acertadamente ese espíritu. Al principio ella se opuso a la elección de Al-Sisi como presidente, porque no creía en gran parte en la idea de involucrar a militares en el gobierno civil, pero luego cambió de idea al darse cuenta de que lo que Egipto necesita ahora es «una pandilla de locos «y otro Muhammad Ali:
«Muhammad Ali estaba loco en el sentido creativo de la palabra. Realizó cosas fuera de la común. Estableció un ejército de la nada. Envió gente a Francia, y trajo gente de Francia a Egipto, a pesar de que viajar no era fácil para aquel entonces. Se involucró en una lluvia de ideas. Abrió escuelas y universidades. Esta fue una locura», dijo Naoot. Si Egipto intenta avanzar al ritmo convencional, ella dijo, le tomaría para siempre, y esto es algo que los egipcios no pueden permitirse. «Hay que saltar por encima de las fases. Necesitamos a alguien que tome decisiones alocadas».[29]
Al igual que Saadawi y Naoot, el Profesor Wahba considera que, en momentos como este, no es correcto atenerse a la democracia formal. Después de todo, sin su receta de laicidad, tolerancia, iluminación, y liberalismo, la «democracia» no es gran cosa. Este, por lo tanto, fue crítico de la insistencia de Estados Unidos en apoyo a la democracia formal a todo costo.[30] «Estados Unidos está haciendo todo mal», dijo. «Nos dicen que quieren la democracia en Egipto para mañana. Eso es ignorancia. Esta gente no entiende nada».[31]
Wahba dice que todo el proceso de elecciones, podría ser descalificado, ya que las elecciones suman muy poco en una sociedad no democrática. En las circunstancias actuales, el objetivo de inclinar la balanza de Ibn Taymiyya a Averroes es la mejor servida mediante la potenciación del General Al-Sisi como presidente a través de una manifestación masiva. ¿Quién necesita de elecciones?! En lo que se refiere a Wahba, el pueblo egipcio puede ir a la Plaza Tahrir y declarar a Al-Sisi como presidente.[32] La democracia no debe limitarse al proceso de elecciones, que se ha convertido en un asunto de mera convencionalidad. «Celebraremos elecciones cuando los cuatro elementos de la democracia estén ahí», dice Wahba.[33]
Conclusión
El terremoto de la Primavera Árabe ha fracturado al Medio Oriente en múltiples líneas de fractura. Mientras algunos países se debatían entre situaciones sectarias o tribales, el conflicto en Egipto – al igual que en Túnez – giraba principalmente en torno a la religión y el estado. El Profesor Mourad Wahba ha optado por ignorar las normas de la democracia convencional, a fin de garantizar la separación constitucional de religión y estado, liderado por una fuerte elite – si no intelectual, entonces militar – que acercaría más a la sociedad egipcia de la iluminación de Averroes y la alejaría del fundamentalismo de Ibn Taymiyya. Para él, nada más importa.
Wahba y otros intelectuales liberales no tienen ningún deseo de esperar lo que pudiera tomar siglos – o incluso un millón de años, como ha sugerido el filósofo saudita Ibrahim Al-Bleahy – hasta que un cambio de mentalidad evolucione y los tabúes culturales se hagan añicos. Esto es demasiado poco y demasiado lento. Aun así, han optado por situar sus fortunas con el Mariscal de campo Al-Sisi, con la esperanza de que este surja como otro Atatürk o Muhammad Ali.
*Yotam Feldner es Vice Presidente de Operaciones en MEMRI y Director de MEMRI TV.
[1] Al-Ahali (Egipto), 28 de agosto, 2012.
[2] Al-Ahali (Egipto), 28 de agosto, 2012.
[3] Al-Ahali (Egipto), 28 de agosto, 2012.
[4] Al-Ahali (Egipto), 28 de agosto, 2012.
[5] Al-Ahali (Egipto), 28 de agosto, 2012.
[6] Sada Al-Balad TV (Egipto), 15 de noviembre, 2013.
[7] Rotana Khalijiya TV (Arabia Saudita), 16 de diciembre, 2013.
[8] Akhbarway.com, 25 de marzo, 2011.
[9] Akhbarway.com, 25 de marzo, 2011.
[10] Akhbarway.com, 25 de marzo, 2011.
[11] Al-Balad Sada TV (Egipto), 15 de noviembre, 2013.
[12] Al-Quds Al-Arabi (Reino Unido), 21 de marzo, 2012.
[13] CBC TV (Egipto), 8 de marzo, 2012.
[14] Al-Mustaqbal.com (Líbano), 15 de diciembre, 2013. http://www.almustaqbal.com/storiesv4.aspx?storyid=598734
[15] Al-Balad Sada TV (Egipto), 15 de noviembre, 2013.
[16] Al-Balad Sada TV (Egipto), 15 de noviembre, 2013.
[17] Al-Balad Sada TV (Egipto), 15 de noviembre, 2013.
[18] Dream 2 TV (Egipto), 13 de enero, 2014.
[19] Civicegypt.org, 18 de diciembre, 2013. http://civicegypt.org/?p=45931
[20] Al-Balad Sada TV (Egipto), 15 de noviembre, 2013.
[21] Alayammeg.com, 20 de diciembre, 2013.
[22] Civicegypt.org, 18 de diciembre de 2013. http://civicegypt.org/?p=45931
[23] Al-Balad Sada TV (Egipto), 15 de noviembre, 2013.
[24] Alayammeg.com, 20 de diciembre, 2013.
[25] Al-Balad Sada TV (Egipto), 15 de noviembre, 2013.
[26] Nilo Life TV (Egipto), 8 noviembre, 2010.
[27] Nilo Life TV (Egipto), 8 noviembre, 2010.
[28] Al-Balad Sada TV (Egipto), 27 de diciembre, 2013.
[29] Canal 1 (Egipto), 2 de diciembre, 2012
[30] Nilo Life TV (Egipto), 8 noviembre, 2010.
[31] Al-Balad Sada TV (Egipto), 15 de noviembre, 2013.
[32] Alayammeg.com, 20 de diciembre, 2013.
[33] Alayammeg.com, 20 de diciembre, 2013.