En un artículo en el diario saudita en Londres Al-Sharq Al-Awsat, el economista Dr. Abdallah Al-Radadi se opuso a los llamados a boicotear productos y compañías estadounidenses en respuesta al anuncio del Presidente estadounidense Donald Trump de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel. Este escribió que muy a menudo los boicots producen resultados opuestos a los previstos: ayudan a publicitar e incrementar la popularidad y las ventas de los productos que están siendo boicoteados. En algunos casos, agregó, incluso terminan perjudicando a los defensores del boicot, tal como en el caso de los boicots árabes contra compañías estadounidenses que perjudicaron el sustento de los trabajadores árabes o a los propietarios de franquicias. Este señaló que la importancia de Jerusalén y Al-Aqsa para los árabes y los musulmanes no puede ser exagerada, pero un boicot no ayudará a Jerusalén, sino que solo perjudicará a los musulmanes.

Lo siguiente son extractos de su artículo:[1]

‘Abdallah Al-Radadi (imagen: Al-Sharq Al-Awsat, Londres)

«Al instante en que el Presidente estadounidense, Donald Trump, anunció [su] reconocimiento de Jerusalén como la capital de Israel, algunos activistas en las redes sociales se lanzaron a comercializar [la idea] de un boicot a los productos estadounidenses. Los llamados comenzaron con simples tuits y se convirtieron en infografías presentando marcas estadounidenses muy conocidas tales como McDonald’s, Coca Cola, Burger King y otros.

«Primero y principal, permítanme decir que la importancia atribuida por los musulmanes a [Al-Aqsa]. la tercera mezquita más santa después de aquellas en Meca y Medina y a [Jerusalén], la primera dirección de las plegarias, no puede exagerarse. Jerusalén ha sido capital árabe desde que fue conquistada por primera vez en el año 637 por Al-Farouq, ‘Umar bin Al-Khattab [el segundo califa, que gobernó en entre los años 634-644]… La sangre musulmana es un pequeño precio a pagar por Jerusalén y es ingenuo pensar que cualquier musulmán le dará más importancia a una hamburguesa que a Jerusalén.

«[Pero] en cuanto a un boicot a los productos estadounidenses, me pregunto si es económicamente efectivo. ¿Quién saldrá realmente perjudicado por un boicot y quién se beneficiará de este? Los boicots económicos pasados han sido impuestos con un propósito particular, solo para lograr el efecto opuesto, tal como se muestra en los siguientes ejemplos:

«1. El boicot en el 2005 de la cadena minorista de modas estadounidense Abercrombie & Fitch por parte de una organización de derechos de la mujer en los Estados Unidos, en protesta por [una línea de] ropa impresa con consignas que fueron consideradas misóginas y para promover la imagen de la mujer como cuerpos sin cerebro. Después de un mes de protestas, la compañía anunció que la línea sería retirada de las tiendas. La organización de derechos de la mujer pensó que el boicot había sido exitoso, pero informes posteriores revelaron que el minorista había anunciado la terminación de la línea solo después de que toda la ropa haya sido vendida y que el boicot en realidad le proporciono publicidad gratuita e impulsó sus ventas de una manera en que ninguna campaña publicitaria [comercial] pudiese lograrlo.

«2. El boicot estadounidense a los Juegos Olímpicos de 1980, celebrado en la URSS. Luego que el ex-presidente estadounidense Jimmy Carter anunciara que su país no participaría en los Juegos Olímpicos a menos que los soviéticos se retiraran de Afganistán. Pero el mayor perdedor fue la cadena de televisión estadounidense NBC. que había comprado los derechos de transmisión de los Juegos Olímpicos por un monto de $85 millones, $61 millones de los cuales correspondían a los rusos, quienes ciertamente nunca se lo pagaron de vuelta a la NBC. Además, en respuesta a este boicot, los rusos boicotearon los Juegos Olímpicos de 1984 en Los Ángeles. El mayor perdedor en ese caso fue la compañía estadounidense McDonald’s, que anunció que repartiría comida gratis cada vez que un atleta estadounidense ganase una medalla de oro. Ya que la URSS y su aliado Alemania Oriental boicotearon los juegos, la mayor parte de las medallas de oro fueron ganadas por atletas estadounidenses, haciendo que McDonald’s sufriera grandes pérdidas.

«3. Un tercer evento, más cercano a casa, involucró a la compañía de alimentos y lácteos de los sauditas Sadafco a mediados de la década pasada. Algunas personas asociaron a esta compañía con las ofensivas caricaturas del Profeta Mahoma que fueron publicadas en la prensa danesa, [porque estos pensaron erróneamente que era una compañía danesa] y lanzaron numerosas campañas de boicot contra esta como parte del boicot general a los productos daneses. Esto causó grandes pérdidas a la compañía. A pesar de haber publicado innumerables anuncios de que sus dueños eran sauditas y oriundos del Golfo, el boicot continuó, lo que obligó a la compañía a reducir sus actividades y despedir a muchos de sus trabajadores sauditas, la mayoría de los cuales eran musulmanes árabes y algunos quienes ni siquiera conocían la capital de Dinamarca… Si la asociación [de la compañía con Dinamarca] estuvo justificada o no, las principales víctimas del boicot fueron los trabajadores [sauditas] de la compañía… y sus propietarios del Golfo… Además, algunos de los mayores minoristas [sauditas] anunciaron orgullosamente en ese entonces que tenían haber dejado de vender los productos de Sadafco, lo que muestra cómo fue aprovechado este boicot comercial… cuando originalmente se pretendía defender al Profeta Mahoma.

«Actores comerciales a menudo se aprovechan de los sentimientos de la gente sobre temas críticos para promover sus empresas. Algunos no dudarán en aprovecharse de cualquier causa, sin importar cuán sensible sea, para aumentar sus ventas y ganancias. Deberíamos distinguir sabiamente entre quienes desean imponer un boicot por fervor hacia Jerusalén y aquellos que lo hacen para impulsar sus negocios. En cuanto al intento de comercializar con [la idea] de que Estados Unidos se verá perjudicado por el boicot de algunos productos estadounidenses, es bastante ingenuo. No porque Estados Unidos sea una superpotencia que no se verá afectada por ese boicot, sino debido a que la mayoría de los que poseen franquicias de compañías estadounidenses en el mundo árabe son los propios inversionistas árabes, además, algunas de estas empresas son propiedad de árabes o musulmanes, por lo que serán los propios musulmanes quienes más sufrirán por un boicot tan mal concebido. Este no ayudará a Jerusalén, sino que privará a los musulmanes de su sustento».


[1] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 18 de diciembre,  2017.

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