En un artículo publicado el 27 de junio, 2021 en el diario Al-Ayyam, el analista político palestino Akram ‘Atallah discutió la violencia que, este dijo, está totalmente arraigada en la sociedad palestina y en las sociedades árabes en general. Este afirmó que, a diferencia de otras sociedades humanas, que frenaron su violencia cuando adoptaron el modelo del estado moderno y respaldaron los valores humanos que limitan la utilización de la fuerza, en especial la ejercida por las autoridades, las sociedades árabes, incluyendo la sociedad palestina, no lo hicieron y permanecen inmersos en la violencia. Los árabes, elabora ‘Attallah, adoptaron el estado moderno y sus valores sólo de forma externa, manteniendo sus normas agresivas y tribales, en donde la violencia se ha convertido en «una cultura sagrada». Este hizo un llamado a los palestinos para que formen un contrato entre los diversos componentes de su sociedad, con el fin de frenar las luchas y conflictos entre ellos y contener el daño que ya fue causado por aceptar la cultura de la violencia.
El artículo de ‘Attallah aparentemente fue publicado en contexto a la reciente muerte del activista político palestino Nizar Banat, quien fue un crítico muy vocal de la Autoridad Palestina. Banat fue supuestamente asesinado a golpes el 24 de junio, 2021 por las fuerzas de seguridad que fueron a arrestarle. El incidente intensificó las críticas existentes contra la Autoridad Palestina, encabezada por el presidente Mahmoud ‘Abbas y contra la violencia empleada por sus fuerzas de seguridad en contra de sus opositores.
Lo siguiente son extractos traducidos del artículo de Akram ‘Atallah:[1]
«Durante la última década, las sociedades árabes se redescubrieron a sí mismas y a su cultura auténtica, la cual no se ve afectada por los valores humanos que la humanidad formó a costa de tremendos derramamientos de sangre. Los árabes expusieron todos sus impulsos, derramamiento de sangre y tiranía… y revelaron que ningún contrato los une excepto el principio de la fuerza, siendo este el único factor que regula sus relaciones y que sus luchas no están restringidas por las fronteras de la moral.
«Los árabes descubrieron que los estados civiles que formaron en la era poscolonial son bastante frágiles y ficticios en términos de valores modernos y de cultura política y que su cultura política se encuentra muy alejada de la de un estado moderno y más cercana a la de un estado tribal. La crisis de la última década es decir, la Primavera Árabe reveló algo aún peor: que la violencia está arraigada en estas sociedades y que toda oposición a los regímenes árabes es ??tan violenta como los regímenes y a veces incluso mucho más cruel…
«La conmoción de la última década debería haber causado un shock entre los investigadores y los grupos pensantes (think tank) – por ser escasos y por pocos que sean, en el mundo árabe y entre los intelectuales. Pero los intelectuales han perdido en gran medida el rumbo, porque la arena árabe es controlada por los medios de comunicación de los estados ricos del Golfo… Estos medios de comunicación lograron atraer a gran parte de esta élite y persuadirla para que reemplace su iluminada postura por posiciones de incitación y de rebelión, las posturas de los instigadores de la violencia, haciendo que la élite renuncie a la razón y a su lectura crítica de la realidad.
«Los palestinos no estamos lejos de la cultura de la violencia. De hecho, somos parte auténtica de su entorno árabe. Esto se refleja en nuestra política y quedó expuesto luego que los palestinos comenzaron a gobernarse a sí mismos y descubrieron que son ellos los verdaderos miembros de esta cultura, porque los conflictos regionales, que llegaron a Palestina y se apoderaron de esta, la inculcaron de estos valores.
«La violencia ha sido parte de la sociedad humana desde comienzos de los tiempos… Las sociedades en tiempos de antaño sobrevivieron asaltando, matando, robando y saqueando, hasta que, en los últimos diez mil años, surgió la cultura y después del descubrimiento de la agricultura, las sociedades estables comenzaron a formarse… Varios milenios después, con el advenimiento del concepto de estado, el cual se originó en las comunidades urbanas… surgieron sociedades que fueron sostenidas por ciudades industrializadas. Pero hubo también sociedades cuya población urbana creció sin desarrollar estas características urbanas y continuó albergando violencia bajo sí misma, esperando ser liberada.
«Algunas sociedades redistribuyeron el poder, frenaron el excesivo poder del estado y lo sometieron a condiciones, limitaciones y mecanismos de supervisión. Con el tiempo, la violencia y la cultura de esta violencia en estos países disminuyeron. Pero las sociedades árabes e islámicas siguieron siendo rehenes ante la violencia y en algunas de ellas la violencia incluso se convirtió en parte de una cultura sagrada. El EIIS, Boko Haram, los talibanes y todos los de su calaña, que dirigieron su violencia hacia adentro, reflejan la cultura de las poblaciones en las que estos operan e incluso hallaron que estas poblaciones eran incubadoras que nutrían su crecimiento.
«La violencia es el método de la era anterior al estado y en los países árabes, el estado es solo una imitación falsa de un modelo cultural que sus sociedades, a diferencia de otras sociedades, nunca han seguido realmente. El concepto de estado nunca ha sido arraigado realmente en la conciencia árabe, ni en términos de la cultura de los pueblos ni en términos de la utilización de su fuerza. De hecho, el último medio siglo muestra que el concepto de estado en los países árabes se reduce a la mera fuerza y que sus relaciones internas se basan en una lucha por monopolizar el poder y emplearlo contra otros. Quien pierda las elecciones, si es que hay elecciones, o quien sea derrocado en un alzamiento, puede esperar ser encarcelado o asesinado en el momento en que el poder pase a su oponente político. Cuando la fuerza se monopoliza de formas que contravienen la ley, este se convierte en una herramienta tribal y desenfrenada a ser utilizada de venganza.
«Es lamentable que los palestinos pertenezcamos a esta cultura de violencia, que no ha logrado internalizar las exigencias de una sociedad basada en las relaciones humanas entre sus componentes, ni la importancia vital de contener las luchas y diferencias a una manera y forma no-violenta. Tampoco nos damos cuenta de que estas épocas primitivas han terminado y la era del estado moderno ha comenzado. Nuestras relaciones aún están muy alejadas de los valores del estado moderno. Los eventos que ahora nos afligen significan que reformular el contrato social entre los sectores palestinos es prioridad máxima a realizar, no solo debido a la presencia de la ocupación, sino porque nuestra sociedad ahora está comprometida en reconstruirse a sí misma y a su régimen… Este contrato es totalmente necesario para contener el daño que hemos sostenido y evitemos hacernos más daño, por lo que no necesitamos un mal shock para entender que albergamos una cultura que es realmente aterradora en magnitud a su violencia».
[1] Al-Ayyam (Autoridad Palestina), 27 de junio, 2021.