El asesinato ocurrido el 25 de mayo, 2020 de George Floyd, un individuo afroamericano, cometido por el ex-oficial de policía Derek Chauvin en Minneapolis y las protestas posteriores en los Estados Unidos, provocaron muchísimas reacciones en la prensa árabe, las cuales se centraron en acusar a los Estados Unidos de racismo y discriminación, tanto hacia sus propios ciudadanos como a otras naciones. En respuesta a este discurso, el periodista palestino ‘Abd Al-Ghani Salameh publicó un artículo en el diario de la Autoridad Palestina Al-Ayyam titulado «¿De qué racismo están hablando?». En este, argumentó que las sociedades árabes también han estado inmersas en el racismo y discriminación que ha durado milenios, contra las minorías, contra la mujer y en particular, contra gente de color. Salameh llamó en los árabes a reconocer este racismo y denunciarlo antes de condenar el racismo de los demás.
Lo siguiente son extractos traducidos de su artículo:[1]
Imagen: Aljazeera.com, 31 de mayo, 2020
«El asesinato del ciudadano estadounidense George Floyd cometido por un oficial de la policía expuso el alcance del racismo que prevalece en la sociedad estadounidense. [Pero] este caso no es el primero de su tipo. La policía [estadounidense] es a menudo demasiado dura con los sospechosos afroamericanos. [Además], las manifestaciones de racismo no se limitan a la brutalidad policial, sino que también caracterizan a [otros] sectores mucho más amplios. Según el diario británico The Guardián, los afroamericanos estadounidenses, incluyendo a aquellos de sectores sociales más fuertes, sufren de discriminación. Reciben menos salario en comparación con sus colegas blancos, reciben una atención médica [de diferente calidad] y son condenados a penas más largas en prisión [si es que son condenados por algún delito]. Los jueces [también] son más rápidos en sentenciar una muerte en un crimen si el perpetrador es de piel oscura.
«Aunque la sociedad estadounidense ha comenzado a recuperarse de las expresiones de racismo desde la abolición [de las leyes discriminatorias] a finales de la década de los años 1960 y aunque [Estados Unidos] eligió incluso a un presidente negro Barak Obama, así como también a algunos congresistas de diversas razas y descendencia, parece ser que el discurso de la derecha populista y racista de Trump ha revivido a los grupos fundamentalistas racistas de derecha y ha avivado el discurso de odio contra las minorías y contra diversos grupos étnicos [en los Estados Unidos], incluyendo a los afroamericanos…
«La tragedia de Floyd también es una oportunidad para nosotros los árabes de examinar las formas de racismo que han existido en nuestras [sociedades] durante milenios: el racismo contra individuos de color, contra la mujer, contra las minorías, contra aquellos de otras religiones o sectas y contra los discapacitados. Del mismo modo que exigimos exponer el racismo estadounidense, israelí o europeo contra las comunidades musulmanas, también debemos examinar nuestro propio racismo, reconocer su existencia y solo entonces reanudar nuestra justificada campaña contra todas las formas de discriminación y racismo. De lo contrario, nuestras críticas al racismo en los Estados Unidos e Israel no tienen ningún sentido…
«Parece ser que el racismo ha estado arraigado en las sociedades árabes durante mucho tiempo. Los traficantes de esclavos árabes recorrieron el océano Índico durante siglos, llevando esclavos africanos a la Península Arábiga y de allí a los países del Antiguo Mundo. Cuando el Islam surgió y pidió justicia y la no-discriminación y alentó el proponer la liberación de los esclavos porque todos los hombres son iguales, la sociedad [árabe] no hizo caso a este llamado divino…
«En la cultura árabe, el color negro tiene connotaciones negativas, reprensibles y pesimistas, mientras que el color blanco está asociado a la limpieza, la belleza y el optimismo. Esta [tendencia] cultural se refleja en varios proverbios y dichos populares, tales como la maldición profesada ‘pueda Alá ennegrecer tu rostro’ o el dicho ‘un centavo blanco por un día negro’, [en el cual] el dinero representa bienestar y blancura significa felicidad, mientras que la pobreza y la privación son [descritas como] algo sombrío de color negro. Un proverbio árabe dice: ‘Cuando el hombre negro tiene hambre, roba y cuando se siente saciado fornica’… A la gente de piel oscura a veces se las llaman ‘cuervos’, comparándolos a estas aves negras, consideradas desafortunadas.
«El dicho ‘oscuro pero hermoso’ posee connotaciones racistas, como si la belleza suavizara el ‘crimen’ de ser de piel oscura. Las chicas de piel clara siempre han sido más deseables desde que nacen y tienden a casarse más jóvenes, mientras que las chicas de piel oscura son menos deseables y a menudo son objeto de burlas en la escuela, e incluso en los medios de comunicación.
«Además del racismo contra los negros, existen cientos de ejemplos de racismo en nuestras [sociedades árabes] contra los sirvientes y trabajadores asiáticos y africanos, especialmente en el Líbano y el Golfo, pero también en el resto de los países árabes. Esto se debe a que son golpeados, arrestados, privados de sueño, humillados y despojados de su salario, un trato que no cumple con los más bajos estándares de humanidad y decencia.
«Además, la discriminación racista contra la mujer es aún peor. Un estudio realizado en el año 2014 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sobre la discriminación contra la mujer en todo el mundo colocó a Yemen en primer lugar, seguido de Sudán y Somalia. Arabia Saudita y el Líbano se encontraban en primer lugar [entre los países] cuyas leyes de familia discriminan a la mujer. La mujer árabe todavía está expuesta a palizas y humillaciones por parte de su esposo y de otros hombres en su familia, quienes [pueden] privarla de su herencia y evitar que vea a sus hijos si se divorcia. Es cierto que tales comportamientos son comunes en todo el mundo, pero son especialmente malos dentro de las sociedades árabes.
«Del mismo modo, también existe discriminación contra los discapacitados, tanto a nivel oficial como popular. Un ejemplo es la ausencia de leyes que protejan a estos sectores, o la no implementación de las leyes que existen. [Esta discriminación también se refleja en] el comportamiento cotidiano de la población, en las [actitudes] degradantes y condescendientes y la piedad, o en la crueldad y la falta de respeto. Esto se refleja en los dichos populares.
«En cuanto a la discriminación contra cualquiera que observe una fe o sea de una secta diferente, es el fenómeno más grave [descrito aquí], especialmente en las últimas décadas, durante el cual ha dado lugar a guerras civiles, conflictos sectarios, actos de terrorismo contra gente inocente, una cultura takfir [acusaciones de herejía] y acusaciones de traición y una actitud que menosprecia y excluye a las minorías étnicas y a [varias] sectas más pequeñas.
«Esta cultura racista engendra claramente muchos incidentes racistas y actitudes racistas, algunas de las cuales también han aparecido en las redes sociales, provocando mucho enojo, pero la mayoría de estos casos han sido totalmente olvidados.
«El racismo en nuestras [sociedades] es un fenómeno social muy inquietante y un desorden mental repugnante, que debemos purgar de nuestros corazones antes de criticar a los demás por su propio racismo…»
[1] Al-Ayyam (Autoridad Palestina), 3 de junio, 2020.