El 18 de agosto, 2020 el Tribunal Especial para el Líbano respaldado por la ONU, establecido para impartir justicia por el asesinato cometido al ex-primer ministro libanés Rafiq Al-Hariri, emitió su veredicto. El tribunal condenó al alto agente de Hezbolá Salim ‘Ayyash por su participación en el asesinato, pero absolvió a otros tres miembros de Hezbolá por falta de pruebas.
Respondiendo al veredicto en su columna publicada en el diario libanés Al-Nahar, el periodista ‘Ali Hamada escribió que, aunque el tribunal no condenó a los cuatro acusados, es incorrecto decir que eximió a Hezbolá o al régimen sirio de responsabilidad por el asesinato, porque el acusado quien si fue condenado, Salim ‘Ayyash, es un alto funcionario de Hezbolá hasta el día de hoy. Además, este dijo, una lectura atenta al veredicto nos lleva a la conclusión de que Hezbolá estuvo involucrado en el crimen y lo cometió como agente del régimen de Bashar Al-Assad y del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán.
Hamada agregó que Hezbolá ha ocupado el Líbano y lo controla a través de sus agentes y subordinados y es la encarnación del terrorismo e intimidación, responsable de la grave crisis en el Líbano y de su aislamiento en la comunidad árabe e internacional. Este hizo un llamado al gobierno y al presidente del Líbano para que arresten a Salim ‘Ayyash, quien fue juzgado en rebeldía y todavía se encuentra prófugo y lo lleven a que enfrente la justicia, incluso a costa de un enfrentamiento con Hezbolá. También pidió a los libaneses que apelen a la comunidad internacional y le demuestren que todavía existen voces en el Líbano que se oponen a Hezbolá.
‘Ali Hamada (fuente: Aljadeed.tv)
Lo siguiente son extractos traducidos del artículo de Hamada:[1]
«Aunque los partidarios del ex-primer ministro libanés Rafiq Al-Hariri se les veía enojados porque el tribunal especial que investigaba su asesinato no pudo reunir pruebas suficientes como para condenar a los [cuatro] acusados y aunque el veredicto no mencionó a ciertos otros individuos asociados a este crimen terrorista, es un error afirmar que el tribunal absolvió a Hezbolá y al régimen sirio del crimen. Esto se debe a que el acusado, que fue condenado ante la totalidad de las pruebas decisivas que convencieron al tribunal de su culpabilidad, es decir a Salim ‘Ayyash, está íntimamente asociado a Hezbolá y fue parte de los aparatos de seguridad de esta organización. ‘Ayyash fue colaborador cercano de Mustafá Badr Al-Din, quien antes de ser asesinado fue el segundo en calidad de jefe militar y de seguridad de mayor rango de Hezbolá. Además, quien examina todo el conjunto de partes del veredicto descubre que el tribunal ubicó el asesinato en un contexto político terrorista y lo asoció a motivaciones del régimen sirio y de Hezbolá.
«Por lo tanto, los partidarios de Rafiq Al-Hariri y los círculos independientes más amplios en el Líbano se equivocan al pensar que el veredicto exoneró a Hezbolá o al régimen sirio, ya que Salim ‘Ayyash sigue siendo jefe de seguridad de Hezbolá y es buscado por ser partícipe de un grave crimen y el mundo entiende que un extenso aparato planeó este crimen y le dedicó considerables recursos. Además, Hezbolá en ningún momento ha renegado a Salim ‘Ayyash. Al contrario, lo considera como uno de los ‘santos’ de la organización! De manera similar, los miembros de Hezbolá se equivocan al regocijarse como lo hicieron hace dos días cuando fue publicado el veredicto, porque el tribunal acusó a Hezbolá, de alguna manera, por perpetrar este crimen terrorista y todos entienden que [Hezbolá] cometió este crimen como el agente-estado del régimen de Bashar Al-Assad y del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán. Cuando la población… le pide a Hezbolá que entregue a Salim ‘Ayyash, claramente le atribuye responsabilidad a Hezbolá por el asesinato de Al-Hariri. Todos los que lucharon por la creación de este tribunal respetan el veredicto publicado.
«Hezbolá ha demostrado una vez más hasta qué punto es uno de los elementos que siempre se encuentra fomentando la guerra civil en el Líbano, ya sea a través de asesinatos, o intimidando en el área política el cual lleva años practicando, o incluso manteniendo una especie de ocupación secreta interna que se esconde detrás de quienes ocupan los cargos de primer ministro, presidente del parlamento y presidente y detrás de varios partidos políticos…
«Aquel que lee con calma y profundidad el veredicto sobre el asesinato de Rafiq Al-Hariri percibe la forma en qué este condena con contundencia a los asesinos, a pesar de las muchas lagunas que pueden detectarse en este. Pero el punto más importante, en lo que a nosotros respecta, es que el gobierno y la presidencia del Líbano cumplan con su deber de arrestar al criminal Salim ‘Ayyash y llevarlo ante la justicia, incluso a costa de confrontar a Hezbolá que, en el corazón y mente de la mayoría de los libaneses, ha sido y seguirá siendo la encarnación del terrorismo e intimidación y el arma de la traición dentro y fuera del Líbano… La mayoría de los libaneses también responsabilizan a Hezbolá por el gran colapso experimentado actualmente por el Líbano, que ha secuestrado por la fuerza, por su aislamiento en el mundo árabe y en la comunidad internacional, por la destrucción del estado y sus instituciones y por la transformación sistemática y peligrosa de la identidad del Líbano. Independientemente de su responsabilidad por el asesinato de Al-Hariri, Hezbolá seguirá siendo la propia encarnación de la amenaza al futuro de todos los libaneses, especialmente el futuro de su propio entorno de apoyo, por el que no ha hecho nada en las últimas cuatro décadas excepto traer sobre este un flujo continuo de guerras, conflictos internos y un constante aislamiento…
«Es hora de hacer que nuestras voces se escuchen, eludiendo primero al Presidente [Michel ‘Aoun] y su Corriente Nacional Libre, los cuales están directamente subordinados a Hezbolá, a su política, a los compromisos con sus aliados y a su agenda; en segundo lugar, apelando a la comunidad internacional y al mundo árabe para decirles que existe una voz independiente, soberana y única en el Líbano que se opone a la ocupación de Hezbolá al estado; y tercero, unir al bando independiente y soberano tras un largo período en el que estuvo fragmentado…»
[1] Al-Nahar (Líbano), 19 de agosto, 2020.