«Egipto-Túnez: El Anunciado Final del Islam Político» – Rachid Barnat, Kapitalis, Túnez, 2 de julio, 2013
El periodista tunecino Rachid Barnat argumenta en el medio de comunicación tunecino Kapitalis que la Primavera Árabe posee la capacidad de abrir los ojos del pueblo a los inconvenientes del Islam político. Este escribe que si los partidos islamistas en Túnez y Egipto no hubiesen sido elegidos, la gente todavía se preguntaría cómo sería tenerlos en el poder, y luego de estar en el poder, el pueblo viera que actuaron igual que los derrocados dictadores y que trataron de imponer un totalitarismo islamista. Este continua prediciendo que el Islam político declinará, y que su ideología desaparecerá, ya sea de forma pacífica o dolorosa.
Lo siguiente son extractos de su artículo:
«Los islamistas… renovaron las prácticas de los dictadores»
«Algunos se quejan y lamentan que las revoluciones han dado a luz a los poderes islámicos. [Pero] están equivocados. Al menos, las [revoluciones] de la Primavera Árabe son de gran mérito porque le permitieron abrir los ojos a la gente del país en cuestión, así como también a la gente alrededor el mundo, en lo referente al Islam político.
«Es algo bueno que tras la caída de los dictadores de Túnez y Egipto algunos islamistas fueron elegidos y elevados al poder, ya sea por una mayoría absoluta o relativa… Obviamente, para esos países no fue gran cosa, porque en escasos [meses], estos islamistas, algunos de los cuales pretenden ser «moderados», condujeron a sus países hacia un verdadero declive, especialmente económico y social. Sólo tenemos que observar hoy la situación de Túnez y Egipto para determinar, sin necesidad de conocimientos técnicos, la [magnitud] de la debacle causada en tan poco tiempo.
«Estos islamistas, a la vez que fingen ser ‘moderados’, muy rápidamente – diría yo, de forma inmediata – revivieron las prácticas de los [derrocados] dictadores: el nepotismo – es decir, el nombramiento de amigos y familiares sin competencia probada – así como también al crimen organizado y la corrupción, la instrumentalización de la justicia [para imponer su ideología e intereses], y junto a ataques a las libertades [civiles]!
«A pesar de que todo esto fue muy malo para los países, también fue una bendición, ya que la gente pudo ver lo que los islamistas pueden hacen cuando están en el poder. El pueblo también se dio cuenta de que estos ‘piadosos’ eran solo unos hipócritas ambiciosos, y lo que les llamaba la atención no eran los intereses supremos de su país, sino el poder, el dinero, el crimen organizado y los favores a amigos y familiares.
«Lo que estoy diciendo es que fue una lección para todos, y algo excelente. Si los islamistas nunca hubiesen llegado al poder, no sólo hubiesen sido capaces de continuar presentándose como víctimas, sino que el pueblo habría seguido creyendo en los milagros que prometían.
«Cuando un partido tiene como base la religión, este no puede ser moderado»
«El pueblo vio a [los islamistas] desde el tope de sus cabezas! Y eso es bueno. El pueblo también pudo entender que esta lección dejará marcas importantes, queriendo decir que cuando un partido tiene como base la religión, este no puede ser moderado ni permitir libertades, y que en el interior, tiene un carácter totalitario, ya que se supone tiene que implementar la palabra de Dios, basando [todo] en el Sharia que, según los islamistas, es la continuación [de la palabra de Dios], [afirmada por] los ‘estudiosos’ que interpretan el Corán! Como tal, el Sharia es tan inmutable como el Corán! Pero esta manera de confundir la palabra del hombre con la de Alá es una herejía absoluta!
«La gente también pudo entender que no hay nada peor que la utilización de la palabra de Dios con el propósito de gobernar. Estos islamistas, debido a su incompetencia y sus abusos de todo tipo, también le han demostrado a un número cada vez mayor de personas que la religión no debe interferir con la política y que debe permanecer donde se supone debe estar: en los corazones de la gente y en las mezquitas!
«Como última consideración, los islamistas, sin querer, promovieron, como nadie lo había hecho antes, la idea de un estado secular en los países árabes…
«Predigo, hoy, la caída del islamismo político»
«Estoy convencido de que el islamismo será derrotado sin violencia, a través de los procesos electorales, o de lo contrario lo será violentamente en caso de que no acepte la voluntad popular; tendrá la misma muerte que las ideologías inhumanas, se ve obligada a ir al cementerio de las grandes ideologías asesinas de la libertad tales como el fascismo, el comunismo, el panarabismo y el panislamismo.
«¿No estamos viendo ya los primeros signos de este declive antes de su caída final?… Los acontecimientos actuales en Egipto, con el movimiento Tamarrud en contra de los islamistas, representan una señal más. Predigo, hoy, la caída del islamismo político? – mañana, pasado mañana, dentro de unos años. Probablemente a través de un proceso doloroso? No lo sé. No obstante, tal ideología asesina de la libertad, tan mortal, tan atrasada, que no trae absolutamente nada en términos de progreso, no puede tener futuro!
«Y tengan cuidado de aquellos que, por sus ambiciones personales o porque no están a la altura de lo que la historia espera de ellos, están dispuestos a hacer alianzas no naturales con los islamistas. Ni los pueblos ni la historia los perdonarán».
«Turquía: Representara la caída de Erdogan un golpe mortal al mito del ‘Islam político?'»- Tunisie Numerique, Túnez, 2 de junio, 2013
En un editorial, el diario tunecino Tunisie Numerique argumenta que los Estados unidos y Europa empujaron a los países de la Primavera Árabe a que siguieran a Turquía como modelo para sus gobiernos post-revolucionarios. Turquía, dice, encarna «la posible e incluso suerte» unión entre el Islam político y el estado civil y democrático. Añade que luego de las protestas que comenzaron en Turquía el 28 de mayo, 2013, en principio para protestar contra el plan de desarrollo urbano del parque Taksim Gezi en Estambul y, posteriormente, para protestar contra las políticas del partido PAK, hizo evidente que el modelo turco de los regimenes post-revolución islámica se está cayendo a pedazos.
Lo siguiente son extractos del editorial:
«Turquía, con su partido PAK y su [Primer Ministro Recep Tayyip] Erdogan, son sacudidos. ¿Estamos a punto de presenciar la caída de un mito?
«Incidentalmente, este país [Turquía] se ha indicado, por el principio a lo que se acordó se llamaría la ‘Primavera Árabe’, como un ejemplo a seguir. Este expresaba lo posible, e incluso la suerte de unión entre el Islam político y un estado civil y democrático.
«Por ahora, sabemos que los instigadores de la llamada primavera habían hecho todo lo posible a fin de colocar en los tronos a inadecuados líderes árabes, es decir, islamistas, insistiendo en que todo lo que tenían que hacer era imitar a Turquía y su política…
«Del mismo modo, era evidente que estos islamistas, que se habían colocado en el poder, fueron acusados de una misión que consistía en introducir reformas necesarias para promover el tan muy acariciado sueño de un nuevo orden mundial – algo que los antiguos dirigentes de estos países habían fracasado por completo en producir…
«Fue esta misión, a la que los líderes recién nombrados se les acuso, y también fue su agenda, que indujo a las superpotencias [es decir, los Estados Unidos y Europa] a cerrar los ojos a los demasiado numerosos ‘delitos’ de estos gobiernos islamistas. En la mayoría de los casos, estos [las superpotencias] se limitaron a emitir reprimendas ‘menores’ o simplemente hacerle algo de cosquillas a sus orejas – y, sobre todo, siempre plantearon el ejemplo del ‘milagro turco’, a fin de pedir más paciencia en espera de la finalización de la misión, que evidentemente se encontraba muy retrasada.
«[Sin embargo], parece ser que estos nuevos líderes están tan enamorados de sus nuevas funciones, y le siguen diciendo a todos sobre su supuesta ‘legitimidad’, que han finalizado creyendo que poseen [legitimidad]. La realidad es que estos islamistas no son queridos por la población tal como pensaron ellos, y las superpotencias.
«Pero, de repente, en esta etapa del proceso, es el propio modelo para estos regímenes [es decir, Turquía] el que está colapsando…»
«Las lecciones del Cairo» – Fahd Iraqi, Tel Quel, Marruecos, 10 de julio, 2013
En su columna en el semanario marroquí Tel Quel, Fahd Iraqi sostiene que el Primer Ministro marroquí Abdelillah Benkirane, quien también es el líder del partido islamista PJD, está siguiendo los pasos de Muhammad Mursi. Según Iraqi, el PM Benkirane está actuando como guía de una hermandad religiosa que opera a fin de permanecer en el mando por el tiempo que sea posible. Este escribe:
«Desafortunadamente, [el PM marroquí] Benkirane parece estar siguiendo los pasos de Mursi»
«Por todas las evidencias, Marruecos no es Egipto. Ciertamente, [el Primer Ministro de Marruecos] Abdelilah Benkirane no se arriesga a ser derrocado por el ejército, tal como en el caso de Muhammad Mursi. Obviamente, no existe ninguna posibilidad en nuestro país de peticionar para obtener 22 millones de firmas. Además, no existe riesgo de que veamos a miles de nuestros compatriotas acampando en una plaza pública, tal como [hicieron los egipcios] en Plaza Tahrir, para exigir la renuncia de nuestro jefe electo del gobierno. Pero este no deja de ser un paralelo trazado entre los dos países, [ni tampoco significa] que Abdelilah Benkirane no debería aprender algunas lecciones de las dificultades experimentadas recientemente por el ‘hermano’ egipcio.
«Muhammad Mursi logró crear un frente unido contra sí mismo. El líder de la Hermandad Musulmana, quien se comprometió a defender los ideales democráticos de la revolución del 25 de enero, y ser presidente de todos los egipcios, muy pronto mostró su verdadero rostro. Las acciones de su régimen autoritario y asesino de libertades le dieron la imagen de un hombre con barba [es decir islámico] que pretende secuestrar los logros de la revolución en beneficio de una hermandad religiosa y sus ramificaciones políticas. Al mismo tiempo, la inexperiencia de sus miembros, o más bien su incompetencia, engañó a una población que buscaba una mayor justicia social.
«Como resultado, la juventud egipcia salió a las calles, la oposición unida en una coalición en contra del presidente, los líderes religiosos de Al-Azhar y de la Iglesia copta lo rechazaron, y el ejército bruscamente lo relevó de su cargo por la fuerza de las armas.
«Desafortunadamente, Abdelilah Benkirane parece estar siguiendo los pasos de su homólogo egipcio [es decir Mursi]. Por otra parte, él no es el jefe de estado – no es más que el jefe del gobierno. Esto es sin duda lo que nos protege contra cualquier intento de su partido para ganar hegemonía. Pero al mismo tiempo, Benkirane ha tomado como rehenes las pequeñas medidas democráticas obtenidas por el levantamiento popular [marroquí] del 20 de febrero, [2011]…
«La calle otorga el poder, pero también lo puede quitar»
«En cuanto a los logros socio-económicos, el desempeño de Benkirane no es muy brillante. Hasta ahora, ha mantenido su gran popularidad sólo gracias a un discurso probado y verdadero de victimización. En este discurso, las fuerzas oscuras le impiden seguir hacia adelante, y obstruyen su introducción de las reformas necesarias. Pero a medida que pasa el tiempo, esta excusa se ve obligada a ser cada vez menos convincente. Su propio electorado es probable se rinda ante el hecho de que Benkirane y sus compañeros son incapaces de resolver sus problemas del día a día. Cuando llegue el turno a las próximas elecciones, no debe suponerse que volverán a expresar su confianza en su partido.
«En términos generales, cada día Abdelilah Benkirane está cortando [más] sus relaciones con sus seguidores – y fundamentalmente es el culpable. Al igual que Muhammad Mursi, está actuando como el guía de una hermandad religiosa [una referencia a la Hermandad Musulmana], que opera con el fin de permanecer al mando [todo el tiempo que sea posible], en lugar del jefe del poder ejecutivo dispuesto a reunir a los marroquíes en torno a un proyecto [es decir, la visión] de la sociedad sensible a las expectativas del [pueblo] y que respete la pluralidad.
«Hoy, la conducta [de Benkirane] es exitosa gracias a un enfoque [más] bien pequeño: Este evita estar en desacuerdo con la única institución que le puede expulsar – la monarquía. Este parece olvidar que fue la movilización en las calles, a través del movimiento 20 de febrero, que permitió la puesta en marcha del proceso que hizo posible que su partido triunfara en las elecciones.
«Este segundo acto de la revolución egipcia debe recordarnos que la calle otorga el poder, pero también lo puede quitar de nuevo…”
*A. Mahjar-Barducci es investigadora en MEMRI.